Por Bulmaro Pacheco Moreno
No sé de otro abogado de Sonora que haya cursado la licenciatura en la UNAM y haya tenido como sinodal de su examen profesional a un futuro presidente de la República.
Fue un 27 de agosto de 1959 cuando Jesús Enríquez Burgos presentó su examen profesional en la UNAM. Los miembros del jurado fueron: Miguel De la Madrid Hurtado, Ignacio Burgoa Orihuela, Sergio Domínguez Vargas, Leopoldo Aguilar y José López Noriega. La tesis defendida llevó como título: “La relatividad de las sentencias de Amparo”.
Jesús Enríquez Burgos fue aprobado por unanimidad y la constancia de examen profesional fue signada por el secretario del jurado, el colimense Miguel De la Madrid Hurtado (1934-2012), por aquellos años profesor de la facultad de Derecho de la UNAM; frisaba apenas los 25 años de edad. De la Madrid fue presidente de la República de 1982 a 1988.
Jesús Enríquez Burgos, con 87 años cumplidos en febrero, destaca por sus dos pasiones; el derecho y la política.
Después de haber simpatizado con el aspirante del PRI a la gubernatura Fausto Acosta Romo en dos ocasiones -primero a los 25 años (1961) y después a los 31 (1967)-, decidió participar en la estructura de partido como dirigente municipal de la CNOP en Hermosillo durante el gobierno de Faustino Félix Serna.
Había participado activamente con el entonces delegado del CEN Rodolfo González Guevara, quien le informó de su trabajo realizado al nuevo enviado del CEN del PRI Manuel Gurría Ordoñez y Enríquez Burgos fue electo diputado federal a la XLIX Legislatura del Congreso de la Unión en 1973, junto con Alejandro Sobarzo, Ramiro Oquita Meléndrez y Gilberto Gutiérrez Quiroz.
El gobernador Carlos Armando Biébrich lo invitaría a ocupar el cargo de Secretario de Gobierno, a partir del 13 de septiembre de 1973. En ese cargo se desempeñó hasta la caída del gobernador en octubre de 1975, regresando a concluir su período de diputado hasta 1976; el cargo lo había ejercido como titular Fernando Elías Calles, su suplente.
Instruido por su todavía jefe, el ex gobernador Biébrich, para entregarle las oficinas al gobernador Carrillo Marcor, coincide con su compañero de escuela Raúl Encinas Alcántar, que lo relevó en la Secretaría de Gobierno, e influye para que días después Enríquez asuma por muy poco tiempo la Presidencia del Supremo Tribunal de Justicia.
Junto a Raúl Encinas, trata de que sea tersa la transición del cambio de gobierno, pero estalló la crisis política con la persecución al ex gobernador Biébrich y el enfrentamiento del gobernador Carrillo con sus cercanos agrupados en el llamado Movimiento Cívico Sonorense.
Es en esa coyuntura cuando entra al relevo de Rubén Díaz Vega, que días antes había renunciado a la dirigencia estatal del PRI.
Enríquez Burgos admite que en su designación como presidente del CDE del PRI influyeron ante el dirigente nacional Porfirio Muñoz Ledo las voces de Rodolfo Echeverría Ruiz y Rodolfo González Guevara.
Trabajó activamente, junto con el delegado Mario Vargas Saldaña, para que el saldo político por la caída de Biébrich del gobierno y los conflictos agrarios en el sur del estado no golpearan la elección presidencial de José López Portillo y la selección de los candidatos a alcaldes, senadores, diputados federales y locales.
Tanto el delegado general como el dirigente estatal la hicieron bien y ganaron todo en la elección de José López Portillo como presidente de la República. Habría que anotar que el PRI no volvería a tener -en lo electoral- carro completo hasta la elección de 1988.
A la par de la selección de candidatos y la conducción de las campañas, Jesús -como secretario del patronato pro edificio- se da a la tarea de continuar con la construcción de las instalaciones del CDE del PRI -iniciado por Carlos Armando Biébrich- en los antiguos terrenos del estadio de beisbol Fernando M. Ortiz. En esa tarea es apoyado considerablemente por Hugo Penock y en materia financiera por algunos ex gobernadores del Estado como Álvaro Obregón Tapia, Faustino Félix Serna, y empresarios destacados como José Santos Gutiérrez, Ernesto Camou, José Ramón Fernández y Javier Robinson Bours entre otros.
Jesús es relevado de la dirigencia del PRI por Samuel Ocaña, en marzo de 1978. El nuevo edificio es inaugurado en octubre de ese año.
Se retira a su despacho de abogado al dejar la dirigencia, y sigue apoyando al PRI en diversas comisiones y tareas locales. Es el primer abogado de la entidad contratado por la empresa Ford de reciente instalación en Sonora.
En 1991 vuelve a la tarea política como diputado local de la LIII Legislatura, electo por el distrito VII de Moctezuma en el primer trienio de Manlio Fabio Beltrones. Regresa 9 años después la LVI Legislatura (2000-2003) en el gobierno de Armando López Nogales, pero ahora como diputado local de representación proporcional; fue su último cargo de representación.
Haber nacido en Nácori Chico, en lo más lejano de la sierra sonorense, un 28 de febrero de 1936, representaba un tremendo desafío para cualquier familia que quisiera un futuro prometedor para los hijos. Apenas se contaba con los servicios elementales; caminos sin pavimentar, agua de pozo, pequeños comercios, no había electricidad, no había primaria completa, tampoco médico y menos algún hospital en el pueblo o cerca.
Aun así, el comerciante Jesús Enríquez García, del Valle de Tacupeto, y Rosa Burgos Valencia, de Nacozari, procrearon a nueve hijos y —como familia luchona— se esforzaron para que nada le faltara.
En ese entonces la primaria Epifanio Vieyra apenas completaba tres años de estudio. Años atrás, había llegado al pueblo una maestra —Isabel González— enviada a petición del gobernador Adolfo de la Huerta a Sonora por Venustiano Carranza. Ella impulsó la creación del quinto año y el resto se hacía en Nacozari a dos días de camino de Nacori Chico.
Es así como el quinto hijo de la familia completa la educación primaria en 1944. Para entonces su padre ya había escalado como regidor, secretario del Ayuntamiento, recaudador de rentas y presidente municipal.
Manuel Ríos y Ríos, por entonces maestro inquieto y de lucha, se había movido para crear una escuela secundaria en Óputo, distante a 54 km de Nácori Chico. Ahí empieza Jesús y hace un año de secundaria. El siguiente ya lo hace trasladándose a Hermosillo en la secundaria de la Universidad de Sonora donde cursa el resto de la educación media y se inscribe en la preparatoria. Termina en 1954.
Entra a la Escuela de Leyes de la Unison en 1955, donde permanece hasta 1957. Trabaja como el primer bibliotecario de la Escuela y compite por el liderazgo de la FEUS en 1956 contra Enrique Flores López.
Se va a la Ciudad de México a continuar su carrera en la UNAM y la termina en 1959. Hizo sus pininos en el litigio en el despacho de Carlos Cabrera Muñoz. Encabeza la asociación de ex alumnos de la Unison. Se casa en 1962 con Aracely González. Se desempeña por años, como profesor de Derecho Agrario y Derecho Administrativo.
Jesús Enríquez Burgos fue recientemente homenajeado por sus 64 años de militancia en el PRI, un caso digno de valorarse, en tiempos donde tal parece que el oportunismo político se convierte en la corriente política mayoritaria de México y Sonora. De ese tamaño.
Ha sido parte de una generación que vivió uno de los momentos políticos más difíciles y complicados del siglo en Sonora como testigo y actor; La Caída de un gobernador, la tercera en el siglo XX sonorense y las más inesperada de todas. Por su formación, talento y convicciones supo sobrevivir todas las tempestades y salir airoso de las crisis, de “los incidentes de la vida que toda persona tiene que enfrentar”, dice.
Le encontró la cuadratura al círculo para ser eficaz en sus responsabilidades públicas y exitoso y discreto en el ejercicio de su carrera profesional de abogado.
Con él se cumple lo que Balzac afirmara en el sentido de que; “la política deja a cada hombre tal cual es y solo engrandece a los grandes”. Jesús Enríquez Burgos sin duda, ha sido engrandecido por la política.