por Arturo Soto Munguía
Una muy buena ‘mano zurda’ tuvo que haber operado ayer para que los productores agrícolas del sur de Sonora desistieran del bloqueo carretero en la caseta de Fundición, con el compromiso de continuar negociando sus demandas en mesas donde francamente se vislumbran pocas posibilidades de que sea cumplidas en los términos que motivaron la movilización.
Impresionante, por cierto, con larguísimas filas de tractores en la carretera internacional 15, donde cerraron intermitentemente la circulación, visibilizando su movimiento, pero cuidándose de no afectar demasiado a terceros, cual fue la sugerencia del gobernador Alfonso Durazo.
Básicamente la inconformidad de los productores de trigo y maíz se origina en la negativa del gobierno federal para compensar la caída en los precios internacionales de sus cosechas, y la imposibilidad de que el gobierno del estado entre al quite con algo más que las gestiones en dependencias federales (donde poco es lo que han logrado) y ante industriales que tienen el maíz y el trigo como sus principales insumos y que ni de locos van a pagar lo que piden los productores, cuando pueden adquirirlos en el mercado internacional casi a la mitad de ese precio.
Ayer hubo movilizaciones en varios estados del país y en términos generales se puede concluir que estuvieron por debajo de las expectativas de quienes apostaban por la paralización de la actividad económica que significaría el estrangulamiento carretero.
En San Luis Río Colorado, productores de Baja California bloquearon el puente que conecta San Luis con Mexicali y en Culiacán, donde han sido más contundentes en sus manifestaciones, bloquearon el aeropuerto ocasionando la suspensión de varios vuelos y protagonizando choques verbales con usuarios molestos.
En Fundición el bloqueo intermitente duró varias horas y por la tarde decidieron levantarlo e irse a casa con la esperanza de que en posteriores negociaciones se alcance algún acuerdo. Los que querían ver sangre se quedaron con las ganas y al final, los que agradecieron el gesto de negociación fueron las decenas de miles de usuarios de esa carretera por donde además se mueven millones de toneladas de diversos productos diariamente, muchas de ellas provenientes precisamente del campo mexicano. Quizá por eso los productores están llevando la negociación hasta el límite.
II
Hace unos días hacíamos notar en este espacio la ausencia o escasez de noticias generadas en otros ayuntamientos fuera del de Hermosillo, sobre obras públicas, acciones para mejorar sus servicios o para eficientar el uso de recursos públicos de manera transparente.
Ayer, diputados y regidores de Movimiento Ciudadano no solo confirmaron esas afirmaciones, sino que documentaron al menos dos casos que están causando polémica: Caborca y Cajeme, donde se está proyectando -y al parecer es ya una realidad-, la concesión del tratamiento de residuos sólidos en el primer caso, y en el segundo, el alumbrado público.
En el caso de Caborca, el no menos polémico alcalde Abraham “El Cubano” Mier presentó un punto para la sesión de Cabildo de este miércoles en el que se votará sobre una alianza público-privada con la empresa EMCO para el derecho de limpia, recolección, traslado y disposición final de residuos sólidos. El título de concesión sería por 21 años a un costo de 570 millones de pesos. Esa empresa ya tiene un contrato por 10 años, de 55 millones de pesos para el servicio de alumbrado público, que fue contratada en la anterior administración.
En el caso de Cajeme, el próximo mes de agosto se firmaría un contrato con esa misma empresa (EMCO) que se haría cargo del servicio de alumbrado público por un plazo de 11 años con uno monto de 200 millones de pesos.
La diputada Natalia Rivera advirtió que el tema tendrá que pasar necesariamente por el Congreso del Estado, donde no contarán con el voto de los legisladores de su bancada, donde se albergan sospechas sobre esa empresa que en los gobiernos municipales de la 4T ha logrado contratos por cerca de mil millones de pesos.
En los mismos términos, Rosa Elena Trujillo recordó el caso de Hermosillo, cuando siendo regidora en la capital se opuso a la concesión del alumbrado público que impulsó el alcalde priista Manuel Ignacio Acosta; una concesión que por cierto fue echada abajo por su sucesora, la morenista Célida López con argumentos muy similares a los que hoy esgrimen los emecistas: son contratos leoninos que saquean las arcas municipales por periodos muy prolongados de 10, 20 y hasta 30 años.
Los alcaldes de Caborca y Cajeme al parecer marchan a contrapelo de lo que parecía una directriz de su partido, cuyos diputados votaron en contra de la concesión malorista en la legislatura 2015-2018, pero perdieron ante la mayoría del PRI y sus aliados que todavía dominaban la Cámara. En el cabildo de Hermosillo esa iniciativa pasó gracias al voto de la regidora panista Karina Barreras, hoy flamante diputada del PT, partido aliado de Morena.
Fue Ernesto de Lucas quien les recordó que ha sido el presidente López Obrador quien reiteradamente ha insistido en que las asociaciones público-privadas son un gran daño al interés nacional, y que el propio gobernador Durazo ha sugerido a los alcaldes de su partido que solo soliciten créditos que puedan pagar en el lapso de sus propias administraciones.
Será muy interesante observar cómo actúa el cabildo de Caborca, y cómo lo hacen los diputados y diputadas una vez que el tema llegue al Congreso, pero de que se pondrá intenso, se pondrá intenso.
III
No hagan planes para este 15 de junio porque ese día a las siete de la tarde presentaremos la tercera edición del libro “De La Habana a Camagüey”, una breve compilación de crónicas elaboradas durante un par de viajes por la isla de Cuba. El libro sería presentado en La Habana hace ya varios años, pero las autoridades aduanales lo catalogaron como ‘literatura contrarrevolucionaria’ y sin más, decomisaron todos los ejemplares que llevábamos, aun cuando algunos de esos trabajos ya habían sido enviados y avalados a una institución cultural que por cierto ya tenía listo el foro, el cartel y las invitaciones, pero no contaban con la astucia de los aduanales.
Así fue que al regresar a México incorporé nuevas crónicas relacionadas con el decomiso y son las que vienen incluidas en esta reedición.
La cita es en el Callejón Velasco (entre los palacios de Gobierno estatal y municipal) en Hermosillo. Me dará mucho gusto que nos acompañen y más gusto que adquieran sus ejemplares.