Por: José Carlos Campos
ESTELARES- Atendimos en pleno día del Padre la cita para presenciar vía televisión el desarrollo del juego de Estrellas de la Liga Mexicana de Béisbol. Damos por cierto que gracias al clima prevaleciente en Villahermosa y su efecto en el estadio “27 de Febrero”, se pudo apreciar un choque dominado por el pitcheo que vino a bien para atestiguar un show más que decente.
Pero inmersos en ver este juego, nos vino a la mente la reflexión acerca de si estábamos ante un juego protagonizado por el presuntamente mejor elenco de peloteros de la liga, una cosa nos llevó a la otra para preguntarnos: ¿quiénes de esas “figuras” pueden caracterizarse como material “seguro” para el Salón de la Fama? ¿A quién de estos peloteros se le puede considerar desde ahora un “cincho” para que llegue a Monterrey?
No crea usted que la idea llegó a raíz del mucho calor que está afectando a nuestras regiones y ciudades, sino que derivó luego de escuchar las no pocas menciones a que supuestamente estábamos presenciando a los “estelares” del circuito y así debíamos entender que estos personajes son los que cincelan el buen nombre y prestigio de la liga. No es tan complicado inferirlo.
Vamos a ver: pensando en el corto futuro, digamos 6 o 7 años, no tenemos duda que gran parte de los jugadores que actualmente están en las Grandes Ligas (nativos y doble-nacionalidad) habrán de ingresar a la de “a fuerzas” luego de todo el ruido mediático que provocan y han provocado a raíz del reciente Clásico Mundial.
Eso se puede oler a kilómetros de distancia. ¿Ejemplos? Julio Urías y Randy Arozarena.
Pero en el ámbito de lo “local”, de solamente participaciones en las ligas nacionales (LMB y LMP) el escenario se advierte muy solitario, muy despejado.
OPCIONES- Pongamos la pelota al ras del suelo: ¿acaso es dable suponer que Juan Pablo Oramas, Japhet Amador y Wilmer Ríos son las opciones “seguras” para ser miembros del Salón de la Fama? Agregaríamos la pregunta ¿y bajo qué méritos se basaría el criterio de los votantes?
Disculpe el pesimismo, pero si ya en la actualidad en el Salón aparecen algunos integrantes que nunca debieron ingresar, nos late que en el futuro las exigencias de votación tendrán que ser más laxas aún y que ello permitirá que los “requisitos” se “ablanden”, nada qué ver con los niveles de calidad y lista de logros que aparecían en el pasado.
Otro tema será el no reconocer (o minimizar) asuntos como el uso de pelotas muy chafas que ayudaron a inflar números en los años recientes ayudando a que X pelotero se ganara el mote de “gran bateador”. Ya hemos hablado de cómo se ha ido perdiendo en México el otro paradigma de que los .300 era la “cifra mágica del bateo” siendo que hoy en día más de 60 peloteros lo logran cada temporada.
Tal vez será que en el futuro lo que nos espere a ver como candidatos a varios que enseñen como máximo mérito el haber portado el uniforme del equipo del dueño del Salón, que el premio a la propaganda sea su “inmortalidad beisbolera” ganada en base a su lealtad hacia la causa. Un ejemplo al aire sería que, por ejemplo, en las boletas aparezca el ‘Haper’ Gamboa y en su cuadro meritocrático se diga que pasó tantos años en Diablos y que… bueno, lo que el aparato publicitario del club diga.
FINISH- Bueno, esta rara asociación de ideas solo llegó hasta la octava entrada del juego de Estrellas de Villahermosa, viendo el desfile de jugadores y la buena labor de los pitchers que se refocilaron con lo que el estadio les ofreció. Salen sobrando las minucias que algunos agrandan sobre errores en la producción, ciertas conductas vistas en peloteros un día antes y el olvidar que este evento es, ante todo, una especie de “relax” para el jugador.
Y ya cayendo el out 27, la reflexión última: si se mantiene la baja producción de talento nativo. ¿será que en Estados Unidos estén naciendo los futuros integrantes del Salón de la Fama del béisbol mexicano?
El televisor quedó en “off”.