Por Víctor Fausto Silva D.
Pues vino Manlio Fabio Beltrones al sur y ni se acabó el mundo ni dejó el rancho apestando a azufre, con todo y la fama que sus malquerientes le han creado.
Tampoco llegó llenando plazas o estadios, pues -al fin y al cabo viejo lobo de mar- sabe que eventos multitudinarios tampoco son automática garantía de carretadas de votos, sino más bien encabezando encuentros focalizados, ya con mujeres, ya con productores.
Con la senaduría prácticamente en la bolsa, así sea plurinominal, diríase que más bien realiza una campaña a medio gas, sin el natural empuje de antaño –los años no pasan en balde: pasan en tambos, decía don Abelardo Casanova-, pero eso sí: con los reflejos intactos para revirar cualquier embestida en su contra y puntualizar lo que a su criterio anda de cabeza y debe cambiarse…para lo cual se apunta él, naturalmente.
No es novedad que se le da fácil la esgrima verbal, y en la gira por estos rincones sureños volvió a dar muestra de ello, como lo ha hecho desde que reapareció con campaña a ras de tierra, porque además, habiendo tantos en la pelea (más los que faltan por destapar), él les gustó a algunos para agarrarlo de pera loca, pero como tampoco está manco, así les ha ido.
Y ni modo: el que se lleva se aguanta.
En Guaymas, por ejemplo, y sin necesidad de citarlo por su nombre, le soltó el escopetazo a su contrincante de Morena, Heriberto Aguilar, recordando a los guaymenses que como diputado federal les prometió gestionar un nuevo hospital del IMSS para Guaymas y caita, como dijo el indio.
Beltrones fue más allá y lo remachó señalando que ni como titular de la SIDUR fue capaz de llevar al puerto alguna obra digna de mencionarse…”pero ahora quiere ser senador”, subrayó socarrón.
De ahí agarró corte para fustigar a quienes se lanzan a vender espejitos en zafras electorales:
“No deben prometer lo que no pueden cumplir… (Es necesario) que sepan gestionar en beneficio de los sonorenses y sobre todo, cumplir con la palabra empeñada. Si algo honra al ser humano es cumplir con la palabra dada”, dijo.
En cambio, recordó, él prometió gestionar hospitales del IMSS para Nogales y Hermosillo, “y ahí están”.
Seguramente el chaleco que lanzó al aire les quedó a algunos, empezando por la inefable diputada del séptimo distrito, Shirley Vázquez Romero, que se la pasó haciendo foros dizque para escuchar la problemática de los diversos sectores, sólo para jugarles el dedo en la boca mandándolos por un soberano tubo, porque no pudo o no le dio la gana tocar ninguna puerta allá donde se decide el rumbo del país.
La repasada fue extensiva para todos los legisladores federales por el estado, que se la han pasado haciéndose chombitos, centrados en su misión “de no cambiarle ni una coma al presupuesto, ni a la ingrata actitud del gobierno de no proporcionarle a los mexicanos salud y medicinas a tiempo”.
La barrida y la trapeada beltronista se extendió luego al reunirse con productores agrícolas, que le resumieron sus pesares en la desaparición de 19 programas de apoyo, entre los cuales se fue también el fondo para gastos catastróficos, “lo cual los dejó desamparados ante la sequía”.
Por eso, dice Beltrones, “hay que votar para cambiar las cosas que no funcionan, y castigar las acciones que no le están redituando beneficios al país. Hay que cambiar, si no, estaremos a expensas de la tómbola de Morena, y adicionalmente, a expensas de la soberbia de algunos de ese partido, que dicen que pueden ganar con cualquier candidato”.
Ante las mujeres y a propósito de su día, el de Villa Juárez tocó de rozón el grave problema de la inseguridad que azota al país, al señalar que “lo único que se necesita para lograr la paz es poner orden, y no es mano dura: sólo orden, pues con el orden se puede prosperar y se puede convivir”.
“Porque queremos un México sin miedo, hay que rescatar lo que se ha hecho bien en materia de seguridad, y para ello es indispensable poner orden”.
El raspón para Durazo
Desde que Manlio Fabio Beltrones reapareció anunciando su intención de volver al senado, han corrido ríos de tinta pronosticando un choque de trenes entre él y el gobernador Alfonso Durazo, quien lo ha señalado como cabeza de un grupo depredador, que según él hundió a Sonora en el atraso.
Sin embargo, no había pasado de mero vaticinio…hasta que apareció la inefable Célida López, ex padrecista y ex morenista investida ahora como petista, y abrió fuego contra Beltrones, que pa’pronto le plantó cara y le soltó un derechazo, maquillado de caballeroso y todo, pero moquete al fin, que de pasadita raspó a Durazo:
“Yo respeto mucho a las mujeres y entre ellas a ella. Pero me parece que le falta al respeto quien le pida que haga trabajo sucio. Creo que también dijo que le habían dado esa misión la candidata Sheinbaum y el gobernador Durazo. ¡Pues qué misión desagradable la de encabezar una guerra sucia! Debería de pensarlo bien y empezar a hacer planteamientos que realmente le ayuden a los sonorenses, porque lo que está pasando en Sonora no está bien, las cosas no van bien. Tampoco en la república mexicana”.
Pues ¡tómala! Si ya saben cómo se pone el señor, ¿pa’ qué lo invitan?
El caso es que, aparentemente sin deberla ni temerla (porque sería de novatos y de torpes girar una instrucción así), la dama subió al ring al Gobernador, que por lo pronto ya le tocó metralla.
Le digo, pues estimado lector: el que se lleva, se aguanta, y en un descuido estamos a punto de presenciar lo que sería una abierta batalla campal, a dos de tres caídas. Pero ¿qué necesidad, pues, cuando la gente merece y quiere escuchar propuestas, no presenciar zafarranchos de callejón?
Hasta el momento, Durazo no ha emitido acuse de recibido, pero seguramente tampoco le gustará que lo agarren de pera, menos si doña Célida le puso demasiada crema a sus tacos arrogándose por su cuenta facultades como personera del mandatario, que por cierto, días atrás se echó el chistorete del año: “ya saben que no me meto en temas electorales”, dicho cuando anunció el enésimo relevo en el Isssteson. Pues ¡Ja!
El asunto es que esto empezará a levantar presión y seguramente no serán los únicos escopetazos, primero porque está visto que los morenos y sus aliados ubican a Beltrones como el chamuco, y porque éste no está como para que cualquiera lo tironee de las barbas.
Hay que jalar sillas y palomitas, porque ésto se pondrá bueno.
Como preludio de que no dejará pasar ni una, venga de donde venga, Beltrones ya le había soltado un mandarriazo desde Nogales al candidato del MC, Jorge Álvarez Maynez, quien lo acusó de ser parte “de una fauna que quiere adueñarse de Sonora”.
No fue muy lejos por la respuesta, punzante y certera si se considera que el propio presidenciable evidenció públicamente que le tupe duro al “chupirul”:
“¿A qué hora lo dijo?, ¿en la mañana o en la tarde?, para saber si estaba borracho o estaba crudo. Si fue en la tarde debe de haber estado borracho; si fue en la mañana debe de haber estado crudo, es la manera en que él se comporta”.
Pues ¡tómala! otra vez.
Le digo: si ya saben cómo se pone el señor, ¿pa’qué lo invitan?