CARRUSEL | SHEINBAUM: DE LO RAZONABLE A LO SUMISO

Por Víctor Fausto Silva D.

Si usted pertenece al club de los esperanzados en que de pronto veríamos un cambio en el modo de gobernar entre López Obrador y Claudia Sheinbaum (porque es más preparada, porque nunca se ha dejado mangonear, porque tiene su propio estilo, etc.), vaya despidiéndose de tal esperanza.

Ya empezamos con las vaciladas y las mismas ocurrencias de gobernar a punta de mano levantada, específicamente ahora con la reforma al poder judicial.

Hace apenas unos días, la señora se mostró dispuesta a llevar el tema al parlamento abierto, de tal manera que opinaran sobre ella los expertos en derecho, las universidades, los académicos y un largo etcétera de participantes que por el sólo hecho de ser convocados por lo menos barnizarían de democrático un proceso que al final de cuentas quedará en manos de la mayoría legislativa de Morena.

Pero quedó en mera intención, porque bastó con que López Obrador se amachara en que la reforma debe salir en septiembre a como dé lugar con la nueva mayoría en las cámaras, para que la señora cambiara abruptamente de opinión: tiró al bote de la basura su propia sugerencia sobre el parlamento abierto y en cuestión de horas decidió que el aval a dicha reforma salga ¡de una encuesta popular!

Y no, no la hará el INE como parle visos de confiabilidad y certeza, sino tres casas encuestadoras, con un método tan serio que se realizará este fin de semana ¡y el lunes se tendrán los resultados! “En caliente”, pues, como le gustan al señor los tamales de chipilín. Por supuesto, y sólo para vigilar que se respete el sentir del pueblo bueno y sabio, Morena hará una encuesta propia, no vaya a ser que las encuestadoras quieran jugarle cubano.

Lo único que se sabe es que dicha consulta la harán tres empresas –cuyos nombres se ignoran- y se hará “cara a cara”, es decir, de calle y casa por casa. Nadie sabe el tamaño de la muestra representativa a recoger y mucho menos en qué estados o regiones se hará…pero será tan eficiente y veloz el muestreo, que conoceremos los resultados el lunes.

¡Qué incertidumbre! ¿Qué irán a responder los mexicanos cuando les pregunten si consideran que los jueces son corruptos, si cualquiera conoce casos de gente que lleva años en chirona sin siquiera recibir sentencia? ¿O cuando les digan que podrán elegirlos en las urnas para que ahora sí sean “jueces del pueblo” y no marionetas de la mafia del poder?

¡Qué nervios! Ojalá llegue pronto el lunes.

La enésima ocurrencia de AMLO –suscrita ipso facto por su casi sucesora- sería como para soltar la carcajada, de no entrañar riesgos tan peligrosos, primero porque “alguien” deberá escoger a los candidatos a jueces, magistrados o ministros y desde ahí se verá la manota de palacio nacional o de Morena y sus aliados, y luego porque las puertas se abren también para el “patrocinio” de otro poder de facto: el del crimen organizado.

Sonaba prudente y razonable la idea de Claudia Sheinbaum de someter la reforma a consulta, pero entre quienes conocen de leyes y sobre el aparato y el sistema de administración e impartición de justicia, para limpiarlo a fondo, para volverlo más eficiente y expedito.

Sin sonar clasista (y con perdón de ellos por la nobleza de sus oficios): ¿qué dominio del tema tendrían un panadero o un albañil? Ya entrados en gastos, es como hacerla a la inversa y encuestar a la gente para que a mano alzada decida cómo se debe hacer el pan y cómo debe ejercerse la albañilería, porque al fin y al cabo, ambos oficios impactan también en el pueblo bueno y sabio.

Fuera de socarronerías, dos cosas quedan claras hasta el momento: la primera es que López Obrador le dio a Claudia Sheinbaum un triste y simbólico palo de mando pero no le cederá ni un milímetro de poder (y quién sabe cuando ya esté en retiro), y segunda, que mientras no lo tenga, ella seguirá doblegándose ante cualquier capricho y ocurrencia del Tlatoani, aunque la haga ver como sumisa y voluble, al grado de recular en sus propios dichos.

Y si de todas maneras impondrán la reforma por sus pistolas y su aplanadora, ¿para qué tanta faramalla?

Por otra parte, ella aseguró que la próxima semana anunciará su gabinete…y más le vale que se lo hayan “palomeado”, porque con todo y título de presidenta electa, corre el riesgo de que le pase lo mismo que cuando impulsó a García Harfuch para la ciudad de México: el señor se lo tumbó de un plumazo, porque aquí nomás sus chicharrones truenan.

(Por cierto, este viernes Claudia Sheinbaum arribó a Monterrey para “acompañar” a AMLO en una gira de trabajo. La trae de la manita, pues. A ver si no se encela, porque a ella la recibió una multitud al grito de ¡Presidenta, presidenta! Ha de ser ca..nijo eso de compartir el incienso, cuando antes se lo quemaban nomás a él).

GABINETE: AJUSTES Y BAJAS EN EL ESCALAFÓN
Para nada le entendemos a eso de ser adivinos, pero como adelantamos aquí, este viernes subió de volumen radio pasillo informando sobre cambios en el gabinete del gobernador Alfonso Durazo.

A la espera de que se formalicen, por lo menos de uno tenemos constancia casi directa, porque el jueves se le vio juntando sus tiliches: Aarón Grageda deja la Secretaría de Educación.

Se dice que va como rector de la Universidad Estatal de Sonora, en sustitución de Armando Moreno Soto, que a su vez pasaría a dirigir el Conacyt.

En ambos casos, diríamos que si bien no quedan fuera, sí bajan en el escalafón.

¿Y en la SEC? Se habla de dejar por un rato a un encargado de despacho, para que luego entre ¡María Dolores del Río!, la apaleada aspirante a presidenta municipal de Hermosillo.

Si se da a ese nivel su reaparición en el gabinete confirmaría lo aquí comentado respecto a que Durazo recogería a los caídos en el campo de la batalla electoral, pero no precisamente respecto a la elección de los mejores perfiles, porque fuera de haber dirigido el Instituto Nacional de Educación para los Adultos (INEA), no se le ven mayores credenciales en el campo educativo, pero así es la polaca.

Así que Aarón Grageda y Moreno Soto se quedarían con cara de ¿what? y deseando haber jugado aunque fuera por una regiduría, porque si cuaja lo de Lola, será para que los premios de consolación provoquen envidia al más ecuánime, porque aun perdiendo terminan ganándose la lotería.

Otro runrún de este viernes fue que el ex secretario de gobierno (ni fu ni fa en su momento) Álvaro Bracamonte Sierra, volvió al gabinete, ahora en calidad de coordinador de asesores del gobernador.

¿Y Célida López, a dónde y para cuándo?

Seguramente no tardará mucho en saberse.