Por Víctor Fausto Silva
Señoras y señores, ¡fuera máscaras!: el deleznable servilismo y la sumisión del poder legislativo al ejecutivo han vuelto por sus fueros, renovados y recargados, sólo que ahora con el agravante de que los nuevos lacayos habían prometido que serían diferentes.
No hay pues, nada nuevo bajo el sol. Aquellos honestos izquierdistas que murieron luchando por desterrar los perniciosos vicios del autoritarismo que por décadas impuso el PRI –luego el PRIAN-, han de estar boca abajo en sus tumbas. La “nueva” izquierda terminó vistiendo los mismos y andrajosos ropajes de una corte dictatorial.
Si meses atrás el autollamado “plebeyo” Gerardo Fernández Noroña llamaba a los legisladores a aprobar todo al vapor y al troche y moche para complacer “al compañero presidente (AMLO)”, éstos no le van a la zaga en sus desaforadas ansias por quedar bien con Claudia Sheinbaum, en cuanto les pida y según se ve, les ordene.
En su feroz embestida por desmantelar al Poder Judicial y robustecer a un presidencialismo sin frenos ni contrapesos, acaban de demostrarlo una vez más, primero a nivel federal aprobando la llamada supremacía constitucional, que luego y en cuestión de horas -¿alcanzarían siquiera a leerla?- empezó a ser palomeada en los estados.
En cuanto desde México se dio la señal de arranque, se activó la aplanadora guinda en las entidades, y Sonora no podía ser la excepción. De noche, como para demostrar que a cualquier hora están a disposición y a las órdenes de “La Jefa” y que para rendirle culto todo se vale, incluso legislar en lo oscurito, los diputado locales fueron “vaquereados” para que hicieran acto de presencia en el Congreso del Estado.
La legisladora Gabriela Félix, de Movimiento Ciudadano lo había advertido con un mensaje en sus redes:
“Con 11 minutos de anticipación y previo a llamadas telefónicas el @CongresoSon cita a sesión de Pleno para avalar reformas constitucionales, aprobadas hace unas horas en la Cámara de diputados. Violentan proceso legislativo de nueva cuenta”.
Ante la urgencia de quedar bien, ningún proceso vale. Mucho menos el respeto que debió merecerle al gobernador Alfonso Durazo la supuesta independencia del poder legislativo, de perdida dándole un margen decente como para presumir que los diputados siquiera tuvieron tiempo para leer (ya no digamos entender) la iniciativa.
Ya venía palomeada desde el centro y eso bastaba para que fuera ley. Como en el sexenio anterior, no se necesita cambiarles ni una coma.
El periódico La Jornada, convertido en una especie de Diario oficial desde el gobierno de López Obrador, reseñó que “en menos de 12 horas, 10 congresos locales aprobaron el dictamen de la supremacía legislativa, la cual establece la inimpugnabilidad de las adiciones o reformas constitucionales”.
Dio cuenta de que “Oaxaca, Campeche, la Ciudad de México, Zacatecas, Quintana Roo, Hidalgo, Nayarit, Sonora, Tabasco y Tamaulipas, han sido los estados que han avalado el dictamen”. Diez estados, de los 17 que se necesitan para validarla y para que Claudia Sheinbaum pueda promulgar la citada reforma, a más tardar este viernes.
“A sus órdenes, señora Presidenta”, fue el mensaje de la diputación oficialista. ¿Encuentra usted alguna diferencia con los tiempos del PRI?
Bien se los dijo en la nocturna sesión el diputado del MC, Manuel Scott: “Los que en algún momento fueron críticos contra el autoritarismo, hoy no sólo le aplauden, sino que se arrastran hacia él”. Pues ¡tómala!
¡Qué orgullosos deben sentirse diputados como los del Mayo, Próspero Valenzuela Muñer (con sus arcaicas arengas comunistoides de “hasta la victoria siempre, con el pueblo todo sin el pueblo nada”…sin importar los medios), “El Juditas” Mendívil o Claudia Zulema Bours, sin siquiera haber leído la simple introducción de la iniciativa!
¿Les pasará siquiera por la cabeza que acaban de darse un balazo en el pie, a la hora de que el estado o algún municipio –especialmente de los que representan- quieran defenderse de cualquier abuso de la federación en su contra? ¿Cómo impugnarlo, si ellos reactivaron ese pernicioso y asfixiante centralismo que en todo manda y en todo decide?
No se necesita rascarle mucho para dar con ejemplos a la mano.
Ahí está el caso del Fondo Minero, que durante años benefició a municipios con millones de pesos para obras de infraestructura, y que con la mano en la cintura les arrebató López Obrador, sin que nadie de los entonces legisladores federales dijera ni pío en defensa de sus representados.
El único que presentó una controversia constitucional fue el ex alcalde de Álamos, Víctor Manuel Balderrama, para que de perdida no le aplicaran una ilegal retroactividad que le hubiera afectado inversiones de obras en proceso.
Fuera de ahí, todo mundo se hizo chombito, empezando por la maestra Shirley Vázquez, la impresentable diputada federal por el séptimo distrito, más dedicada a tronarle la matraca a López Obrador que a velar por los intereses de su gente.
¿Cómo pensar que Claudia Zulema Bours accionaría en algo, pensando en su distrito, cuando sólo piensa en ella y en sus intereses, al grado de pelearse hasta con quienes le patrocinaron o la asesoraron para su reelección como diputada?
¿Alguien cree que “El Juditas” Mendívil se preocupó por saber siquiera de qué trata la iniciativa aprobada sobre las rodillas, cuando andaba tan ocupado en las carreras de caballos en Masiaca, violando por cierto la Ley de Protección Animal que apenas días antes había aprobado?
Por Dios. Es como pedirle peras al olmo…
Y no se ve cómo…
Al margen de que, pastoreados como viles borregos hayan reactivado el dedazo que nada razona, lo peor es que según sus propios ejemplos, no se ve cómo puedan mejorar los señores diputados locales.
Porque mire usted: ellos mismos se encargaron de admitir tácitamente que con la ley animalera regaron todo el tepache, al grado de recular congelándola ¡tres años!, lo que traducido al buen cristiano significa enviarla al bote de la basura, porque en ese plazo ya no estará en el escenario ni siquiera el gobernador Durazo.
Fue, lisa y llanamente, un soberano ridículo el que hicieron. Como lo es el haber otorgado ese plazo dizque para que los galleros, los organizadores de carreras de caballos, cabalgatas, jaripeos y demás, reorienten sus actividades y se dediquen a otras cosas. ¡Mjú, ándale pues!
Seguramente “El Juditas” Mendívil ya está pensando en el retiro, o en abrir una especie de zoológico con acceso familiar mediante pago de módica cuota, para recuperar algo de los miles de dólares que ha invertido en sus cuacos pura sangre, o en sus gallos de pelea.
En un descuido ya está buscando también (no vaya a ser que se le acabe el plazo) algún tratamiento contra la ludopatía. ¡Mjú!
Le digo: no se ve cómo mejoren…