Por Arturo Soto Munguia
Yo no estaría muy seguro de que las baladronadas de Donald Trump sean solo eso, pero me da mucha confianza y seguridad saber que nuestra presidenta Claudia Sheinbaum sí lo sabe y con la prestancia y aplomo que la caracterizan, mandó un mensaje de tranquilidad al pueblo de México ante la bélica narrativa del presidente electo de los EEUU, que reiteró su voluntad de tomar por su cuenta el combate al crimen organizado en México, si el gobierno que encabeza nuestra ‘comandanta en jefa’ de las fuerzas armadas.
Trump y el grupo de halcones del que se ha rodeado y que comenzarán a actuar el próximo 20 de enero, insisten en declarar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas y, apelando a esa autoadjudicada facultad de extraterritorialidad, advierten que si el gobierno mexicano no se pone las pilas y ponen freno al tráfico de fentanilo y la migración indocumentada hacia el norte, ellos mismos se encargarán de enviar los comandos que sean necesarios para partirle su mandarina en gajos a los malosos mexicanos, empeñados en pervertir a la sacrosanta sociedad norteamericana, tan pura y casta, tan inocente y prístina que si no fuera por los malosos frijoleros no estuvieran cayendo como moscas, muertos en sus calles de tanto jalarle al perico, a los gallos y a la chiva, y por si algo faltara en la granja, ahora al fentanilo.
Cualquiera que haya visto la saga de Los Indestructibles sabe que un solo comando encabezado por Barney Ross (que es Sylvester Stallone) puede venir a borrar a México del mapa a punta de chingadazos y un madral de balas, bombas, cuchillos y patadas, con tal de librarlo del mal y ya de paso aprovechar para inscribirse junto a su equipo en el programa de pensión para adultos mayores
Obviamente nuestra presidenta sabe algo que nosotros no sabemos, porque ante la amenaza del ‘Tío Zanahorio’, como lo llaman cariñosamente algunos acá en México, respondió que no está viendo un escenario de esa naturaleza, pero en caso de que se dejen venir esos masiosares, tenemos con qué quererlos.
Y no hablaba del ejército nacional ni de la marina armada de México, que en realidad son un ejército de paz que en caso de una guerra no tienen pertrechos para soportar más de una semana en combate, pero en cambio tenemos el himno nacional.
Así como lo lee, bélica lectora, correlón lector: ¡El himno nacional!, esa oda al nacionalismo más acendrado que puntualmente describe al masiosare como el extraño enemigo al que ni de chiste se le debe ocurrir profanar con su planta nuestro suelo porque entonces sí, piensa oh patria querida que el cielo un soldado en cada hijo te dio… uuuuu-uuuu-uun soldado en cada hijo te diooooo…
Muy en el fondo me temo, sin embargo, que los masiosares ya tiene décadas profanando nuestro suelo y el gobierno mexicano entre que reparte abrazos y dosifica los balazos, todavía anda averiguando cómo fue que se llevaron al Mayo Zambada y ni siquiera tuvieron la cortesía de avisarles.
Yo no sé ustedes, pero si se arman los putazos, yo agarro mis cosas, me voy para Terrenate y que arda el mundo alv.