Por Arturo Soto Munguia
No todos los que se registran podrían participar en la elección; previamente deberán pasar dos etapas en que los órganos electorales universitarios evaluarán cualitativa y cuantitativamente sus precandidaturas.
Podrán participar todos los universitarios, estudiantes, docentes y personal manual y administrativo con sus derechos a salvo; no hay urnas ni papeletas sino que el voto se emitirá vía electrónica, pero solo podrá emitirse dentro del Campus.
El voto es universal, libre y secreto, pero existe un criterio de ponderación según el cual los votos del personal académico tienen un valor de 48%, lo mismo que el de los estudiantes; el voto del personal manual y administrativo es representado con el 4%.
En la Universidad existen seis facultades; cada una tiene un número distinto de departamentos y desde luego, de estudiantes, maestros y empleados, pero independientemente de ello, al final cada facultad ‘vale’ lo mismo: 8% para estudiantes, y 8% para maestros, considerando que el 48% se divide entre seis, que es el número de facultades.
Por poner un ejemplo: la facultad interdisciplinaria de ciencias sociales tiene 9 departamentos: (Historia y antropología, derecho, Psicología y Ciencias de la Comunicación, Sociología y Administración Pública, y Trabajo social, todas estas en Hermosillo; Ciencias sociales en Caborca, Ciencias Administrativas y Agropecuarias en Santa Ana; Ciencias sociales en Nogales y Ciencias sociales en Navojoa).
La facultad ‘vale’ 8% de manera que cada uno de los departamentos ‘valdría’ .88% para estudiantes y el mismo porcentaje para maestros. Hay facultades como la de Ciencias Biológicas y de la Salud que tienen diez departamentos, o la de Humanidades y Artes que tiene cuatro; en el primer caso la ponderación se reduce a .8% y en el segundo crece a 2%.
Con estos criterios, la Comisión Electoral designará la terna de personas que hayan obtenido el mayor porcentaje de voto ponderado y la presentará al Colegiado Permanente del Colegio Universitario; esta última instancia entrevistará a los integrantes de la terna y votará, aquí sí mediante papeletas en urnas por los candidatos(as). Si alguien obtiene dos terceras partes o más de los votos (son 138 integrantes del CU), se declara ganador; si no, pasa a una segunda ronda en la que gana quien obtenga la mayoría simple.
Como se ve, es importante la votación en las facultades y sus departamentos, pero donde se pondrá verdaderamente intenso el proceso es en el Colegio Universitario por una razón sencilla: la correlación de fuerzas en ese órgano no favorece al proyecto más afín al gobierno del estado, que por cierto se encuentra muy bien representado con al menos tres candidat@s: Cuauhtémoc González, académico y sindicalista identificado con el grupo que desde hace 30 años domina en el STAUS; Aarón Grageda, ex secretario de Educación y Cultura en el primer tercio de Alfonso Durazo, de donde por cierto no salió en hombros y entre fanfarrias, y Judith Tánori, ex diputada federal que llegó a la cámara como suplente de Wendy Briseño, a quien el gobernador llamó para incorporarla a su gabinete en 2021.
Y aquí es donde el asunto se pone verdaderamente candente, pues para que uno de ellos llegue a la rectoría, necesariamente tendrían que ser los tres con mayor porcentaje de voto ponderado, un escenario que luce complicado considerando que el voto proclive a la 4T tendrá tres opciones, lo que se traduciría en una fragmentación de sus preferencias.
Hay que considerar también que son otras dos candidatas las que han solicitado su registro: María Elena Robles, ex directora de la División de Ciencias Económicas y Administrativas en el último tramo de la vigencia de la Ley 4, y la actual coordinadora de esa facultad, Dena María Camarena. De ambas se dice que son candidatas afines a la actual administración universitaria; de hecho, María Elena Robles es esposa del secretario Académico, Ramón Robles Zepeda.
Ambas captarían el voto que no simpatiza con la 4T, y que no es nada despreciable; en la elección para integrar los órganos de gobierno ya bajo la Ley 169 ese voto ganó con amplia mayoría el Colegio Universitario.
Resultará interesante observar el comportamiento del sector estudiantil, el más nutrido de todos con más de 30 mil estudiantes, pero el menos participativo. En la elección citada, su participación apenas rebasó el 20%. El sector académico es el más activo en estos procesos y también el más politizado. Resulta harto interesante cómo va a dividir sus preferencias, tanto en el voto ponderado en las facultades, como en el Colegio Universitario que es la última instancia donde se elige rector(a).
¿Qué sorpresas nos depara este proceso?
Vayan por palomitas.