LA HISTORIA DEL ORO NEGRO EN MÉXICO

 

Hoy se cumplen 81 años de la nacionalización de nuestro petróleo por Lázaro Cárdenas del Rio

Por: Berenice Granillo González

Álamos, Son (AEL 18/3/2019 BGG).- El 18 de marzo de 1938, el entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río expidió un decreto con el que se expropiaba a 17 compañías extranjeras que operaban en México, por lo que los hidrocarburos que se extraían pasaron a ser propiedad del Estado mexicano. Tres meses después, el 7 de junio, se creó Petróleos Mexicanos, la empresa del Estado que controlaría el oro negro de México.

El presidente Cárdenas del Rio En su discurso con motivo de la expropiación, convocó a los mexicanos para organizarse y hacer frente a las indemnizaciones que debían otorgarse a las empresas expropiadas, pues superaban la capacidad de pago del erario. Fue tal el respaldo popular a la medida, que en los meses posteriores a la expedición del decreto, la población civil acudió a donar joyas y hasta gallinas para cooperar con el pago de las indemnizaciones.

Fue hasta 1962 que se liquidaron las últimas indemnizaciones por la medida que tomó Lázaro Cárdenas. Hasta 1938, la producción de hidrocarburos en México estaba controlada totalmente por empresas extranjeras. En abril de 1935 se conformó el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), el cual –con el apoyo del gobierno de México– inició una campaña para exigir a sus empleadores el cumplimiento y mejoramiento de sus contratos de trabajo. El choque entre las empresas y el sindicato se convirtió en la principal razón del conflicto que derivó en la expropiación petrolera.

Los trabajadores petroleros pedían a las compañías extranjeras:

*Jurisdicción del sindicato sobre todos los empleados, excepto algunos técnicos y ejecutivos.
*Control por parte del sindicato de la contratación y el despido.
Semana laboral de 40 horas.
*Mejoramiento del servicio médico y la aprobación de un plan de pensiones.
*Mejores condiciones de alojamiento en los campos petrolíferos.
*Dieciocho días de descanso obligatorio en el año.
*Vacaciones de 25 a 60 días dependiendo de la antigüedad del trabajador.
*Transporte gratuito al lugar elegido de vacaciones por el trabajador.
*Incremento salarial de 26 millones de pesos y otras prestaciones.

Todas estas exigencias fueron rechazadas por las petroleras.

En 1937, al no ver cumplidas sus exigencias, el sindicato petrolero presentó un recurso ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA). Ese ente determinó que las empresas petroleras sí contaban con recursos suficientes y les ordenó cumplir con las peticiones del sindicato, a partir de la primera semana de 1938.
Sin embargo, las compañías no cumplieron, por lo que el 16 de marzo de 1938, la JFCA dio por terminado el contrato de trabajo entre ellas y el sindicato petrolero.
El 18 de marzo de 1938, el presidente Lázaro Cárdenas expidió el Decreto de expropiación de las empresas petroleras, donde se señalaba que el Estado mexicano tomaba propiedad de todos los edificios, instalaciones, oleoductos, refinerías, tanques de almacenamiento, vías de comunicación, estaciones de distribución y demás bienes muebles e inmuebles de las empresas extranjeras.
Ante la inminente expropiación, las petroleras extranjeras comenzaron una campaña donde acusaban que el gobierno mexicano no podría operar por sí solo a la industria. Además, ocurrió una escasez de especialistas petroleros, pues la mayoría eran extranjeros y abandonaron sus trabajos con el decreto.

Además, las compañías expropiadas establecieron un boicot para no permitir que México adquiriera refacciones, barcos, productos y otros bienes necesarios para el funcionamiento de la industria.

El relato oficial señala que, ante el boicot por parte de las empresas que fueron expropiadas, México comenzó a vender su producción petrolera con los países como Alemania. Pero esa relación comercial duró muy poco, pues Estados Unidos realizó un bloqueo marítimo contra los países del Eje (Alemania, Italia y Japón). Conforme se recrudeció la Segunda Guerra Mundial, el petróleo mexicano fue un insumo estratégico para Estados Unidos. Además, México declaró la guerra a la potencias del Eje en 1942.

Gran parte de las empresas que fueron expropiadas por el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río eran estadounidenses. Sin embargo, nuestro vecino del norte decidió no tomar represalias mayores contra México debido al contexto internacional. La Alemania nazi de Adolfo Hitler, así como Italia y Japón, representaban una amenaza para la estabilidad mundial, por lo que Estados Unidos prefirió buscar unidad y cooperación con América Latina ante la inminente Segunda Guerra Mundial.

Con el decreto de Cárdenas del Río, el Estado mexicano tomó el control total sobre la posesión, extracción y comercialización del petróleo en territorio nacional. A raíz de ello, las diferentes administraciones del gobierno federal han podido contar con recursos económicos adicionales a los impuestos, derechos o aprovechamientos.

Terminamos ta breve semblanza recordando las palabras de Trotsky donde señala “El México semicolonial está luchando por su independencia nacional, política y económica… Los magnates del petróleo no son capitalistas de masas, no son burgueses corrientes. Habiéndose apoderado de las mayores riquezas naturales de un país extranjero, sostenidos por sus billones y apoyados por las fuerzas militares y diplomáticas de sus metrópolis, hacen lo posible por establecer en el país subyugado un régimen de «feudalismo» imperialista, sometiendo la legislación, la jurisprudencia y la administración. Bajo estas condiciones, la expropiación es el único medio efectivo para salvaguardar la independencia nacional y las condiciones elementales de la democracia”.