EL ZANCUDO | SALDOS DE LA GIRA PRESIDENCIAL

Algo le habíamos adelantado en el despacho del viernes sobre esa vocación por la insistencia en las gestiones que ante autoridades federales ha mostrado la gobernadora Claudia Pavlovich, que hizo buenos los pronósticos y aprovechó la gira del presidente Andrés Manuel López Obrador para arrancarle el compromiso de equipar el nuevo hospital de especialidades que inaugurarán juntos antes de que termine su sexenio.

El de Claudia, no el de Andrés Manuel.

Fue una gira presidencial de tres días por los municipios fronterizos de Sonora, y además de las obras y acciones de gobierno que AMLO vino a anunciar, los ojos de la clase política estuvieron puestos en las señales, los gestos, las anécdotas y todo lo que se pudiera interpretar como ‘mensajes’ crípticos que pudieran enviar señales sobre cómo viene la transición sonorense a casi un mes de la elección.

Si las cuentas no fallan, esta es la doceava gira del presidente por Sonora en tres años y como quiera que me la pongan -dicho sea sin albur y con todo respeto-, eso es un indicador de la importancia que para el primer mandatario tiene esta entidad, algo que fue reconocido por la gobernadora al hablar del tiempo, la atención y la presencia presidencial en el estado.

En ninguna otra gira, además, se había hecho acompañar por una comitiva tan nutrida de funcionarios federales que no vinieron precisamente de floreros, porque esta vez traían algo en las alforjas para los municipios de San Luis Río Colorado, Pitiquito, Sonoyta, Caborca, Nogales y Cananea.

El momento chusco de la gira fue en San Luis, tras la inauguración del estadio de beisbol, cuando el reelecto alcalde Santos González Yescas le lanzó tres ‘bobitas’ que el presidente abanicó cual si de bolas ensalivadas de cien millas se tratase. La raza amarga dijo que dos Santos ya se anda encomendando a todos los ídems, para que no le caiga en estos días una auditoría del SAT o una comisión del Trife para retirarle la constancia de mayoría, porque eso de ponchar al presidente que presume constantemente un porcentaje de bateo por arriba de los .400 no es cualquier cosa.

El momento más incómodo, en Caborca, donde amanecieron un par de ‘narcomantas’ que, aunque fueron retiradas antes de que llegara el presidente, su contenido llegó con toda seguridad a su destinatario y al nutrido contingente de militares de alto rango que le acompañaron durante toda la gira.

Caborca, como toda la zona del desierto sonorense y los municipios fronterizos que visitó, son escenarios de la disputa entre grupos del crimen organizado, y aunque recientemente detuvieron a uno de los jefes importantes en esa plaza, en general a la ‘maña’ lo más que le han hecho es lastimarle algunas costillas de tanto abrazo.

En el tema grillo, la presencia del gobernador electo, Alfonso Durazo Montaño durante toda la gira mandó un mensaje de cordialidad en la transición, pues entre los tres principales protagonistas de esta gira solo hubo palabras de reconocimiento que prefiguran un relevo de mandos estatales sin mayores complicaciones.

En Cananea, el último destino de esta gira, el presidente anunció un plazo de tres meses para saldar algunas deudas con los habitantes de aquel mineral en materia de salud, programas de Bienestar y desarrollo urbano.

Por cierto que en Cananea se hizo presente el dirigente estatal de la CTM, Javier Villarreal Gámez quien abordó al presidente para plantearle la necesidad de instalar una mesa de negociación en la que esté presente una representación del Grupo México, para abordar el tema del reparto de utilidades, ya que en los últimos tres años este derecho sindical solo ha llegado al 60 por ciento de los trabajadores mineros.

De este asunto tomó nota la secretaria del Trabajo, María Luisa Alcalde, quien buscará reunir a las partes para darle seguimiento al tema.

En general, una buena gira presidencial, acaso la penúltima antes de que se dé el relevo de mando en el gobierno estatal, pues López Obrador estará de nueva cuenta por acá para inaugurar el hospital de especialidades.

II

Y como el trabajo no da tregua, nomás llegando de la gira la gobernadora encabezó la reunión del Comité de Emergencia para evaluar los daños de la torrencial lluvia que azotó a Hermosillo el sábado y que lamentablemente dejó un saldo de dos personas fallecidas; un hombre ahogado al intentar cruzar en su auto el paso a desnivel del bulevar Encinas, y una mujer que sufrió una descarga eléctrica en otro punto de la ciudad.

También realizó un recorrido por la colonia Las Villas, en el sur de la ciudad, donde el agua que entró a algunas casas alcanzó más de un metro.

La capital del estado volvió a mostrar su vulnerabilidad ante las lluvias de temporada, con el agravante de que la registrada el sábado fue de una magnitud que no se veía desde hace 36 años. Y si con precipitaciones ‘normales’ la ciudad sufre, con fenómenos inusuales como este ya sabrán cómo quedó.

23 colonias inundadas en su vialidades, más de la mitad de las calles afectadas y un caos que se puede medir en 113 llamadas al C5 por inundaciones, 30 por vehículos atrapados, 12 por incendios, 8 por semáforos descompuestos, y otras más por caída de árboles, bardas y derrumbes, lo que obligó a poner en marcha el Plan DN-III

Y no es por alarmarlos, pero la temporada de lluvias apenas comienza y por allá a mediados de septiembre, justo cuando le entreguen la estafeta a Alfonso Durazo, suelen presentarse huracanes, ciclones o tormentas que dejan destrozado al sur de Sonora, desde Guaymas hasta Álamos.

No sé si sea casualidad, pero al menos los últimos tres gobernadores, Eduardo Bours, Guillermo Padrés y Claudia Pavlovich prácticamente bajaron la mano después de rendir protesta para acudir a supervisar los daños por esas lluvias.

Veremos cómo le va a Durazo ahora.