EL ZANCUDO | Por: Arturo Soto Munguía
“¿Qué es, qué es, que entre más le quitas más grande es?”. Así rezaba una vieja adivinanza que solíamos escuchar de los mayores, aquellos que hoy andamos correteando el refuerzo tras las dos dosis de la vacuna contra la Covid19.
La respuesta es sencilla: el hoyo.
Muchos años después, la respuesta a esa adivinanza bien pudiera ser: el crimen organizado.
Hace un par de días el delegado de la FGR daba a conocer el aseguramiento de armas, vehículos y droga en la semana anterior: 38 fusiles de asalto y 20 armas cortas, destacando también 400 mil pastillas de fentanilo, un narcótico 50 veces más potente que la heroína, 38 vehículos terrestres y una avioneta.
El informe se dio en la rueda
de prensa semanal del gobernador Alfonso Durazo, quien celebró los decomisos, destacó la participación de las policías estatales en las acciones que llevaron a ellos y subrayó que son parte del combate permanente a la delincuencia organizada.
Sacar de las calles 50 o 60 armas de fuego en poder de los criminales cada semana son acciones dignas de reconocimiento, alentadoras y plausibles.
Pero al mismo tiempo, sobrecogedoras. Porque si semanalmente las autoridades civiles y militares sacan de las calles tantas armas, tanta droga y detienen a tanto presunto delincuente, ¿de qué tamaño será el poder de fuego, el económico del crimen organizado si desde hace varios meses no registramos un punto de inflexión que indique el descenso en los delitos de alto impacto, homicidios dolosos, señaladamente?
Es difícil dimensionar la magnitud del fenómeno de la violencia criminal, mucho menos a partir del solo parámetro del decomiso de armas, pero el sentido común indica que si cientos de ellas son arrancadas de las manos de los sicarios mensualmente y los hechos de sangre no disminuyen, obviamente son muchas más las que permanecen en su poder.
¿Cuántas? Imposible saberlo, pero eso nos lleva inevitablemente a otras preguntas relacionados con el mercado negro de armas en Estados Unidos, la porosidad de la frontera y la corrupción de las autoridades aduaneras y policiacas tanto del lado mexicano como de sus pares al norte.
Eso es precisamente lo sobrecogedor del asunto: asimilar que por impresionantes que aparezcan los decomisos y detenciones, están lejos de representar un debilitamiento significativo de las bandas criminales que, al contrario, parecen robustecerse a cada golpe.
Ayer fue un día negro en Sonora. Huatabampo, una ciudad del sur del estado que usualmente no aporta notas rojas de manera frecuente, vivió momentos de terror. Un sujeto discutió con su esposa, le dio un balazo en la mano, asesinó a un tío de la señora que intentó defenderla y huyó a bordo de su camioneta, disparando a los transeúntes, asesinando a un joven y lesionando a dos más (completamente ajenos al conflicto) para luego intentar suicidarse de un balazo en el cuello, cuando chocó el auto contra un árbol y se vio rodeado por la policía. Y eso que solo traía una pistola calibre .40.
Luego la municipal tuvo que acuartelarse en su comandancia, temiendo que el grupo al que pertenece el agresor intentara alguna acción en su contra.
Huatabampo es una comunidad relativamente tranquila, pero de acuerdo con fuentes locales, el hecho de que no aparezcan en los medios no significa que los delitos no se cometan. Los levantones, me dicen, son asunto cotidiano.
Horas más tarde, en un ejido situado a escasos kilómetros de la cabecera municipal en Cajeme, sujetos acribillaron a un hombre y huyeron a Ciudad Obregón provocando una aparatosa movilización de las diferentes corporaciones policiacas. Hubo intercambio de disparos y finalmente el auto en que viajaban impactó contra un tráiler, volcándose y cayendo a un canal. Allí fueron asegurados dos sujetos a quienes se les encontró en posesión de tres fusiles de los conocidos como ‘cuerno de chivo’.
Eso fue al filo del mediodía. Para las cinco de la tarde, en la colonia Ladrillera de Ciudad Obregón fue asesinado a balazos otro hombre en una vivienda, y una hora después, en San Luis Río Colorado masacraron a otro hombre dentro de su auto. En Hermosillo, esa misma tarde balearon a otro sujeto en las calles Gaspar Luken y Bulevar Quiroga.
Todo esto en un solo día. Mejor cerramos el tema y nos retiramos lentamente llevándonos la duda en el pensamiento: ¿ya habrán capturado al ‘Mataperros de Ures’?
II
Tampoco en Hermosillo comenzó bien el año. Jubilados y pensionados van por su tercer día de plantón y bloqueo en palacio municipal, lo que ha obligado a los funcionarios que usualmente despachan allí, al home office.
Los manifestantes reclaman la restitución de beneficios como vales de despensa, servicio médico, gastos funerarios y pago de luz que el Ayuntamiento retiró de su pago quincenal. Como negociador, el secretario del Ayuntamiento, Florencio Díaz Armenta no ha podido destrabar el conflicto y su oferta de restituir solo los vales de despensa a quienes ganen menos de siete mil pesos fue rechazada por los jubilados y pensionados.
Piden además un encuentro con el alcalde Antonio Astiazarán, que no se ha concretado.
Mientras tanto en el palacio de al lado, ex concesionarios del transporte urbano tienen toda la semana en un ruidoso plantón, reclamando les sean devueltas las concesiones que les retiró el gobierno de Claudia Pavlovich, otorgándolas a una empresa foránea que por cierto, tampoco ha cumplido su oferta de mejorar el servicio.
En ambos casos los conflictos permanecen empantanados en parte por una fallida operación política, pero fundamentalmente porque esas demandas no se resuelven con política sino con dinero, y dinero no hay, así que los plantones pueden prolongarse.
En el caso de los ex concesionarios el gobernador ya adelantó que no cederá ante demandas que lucen exageradas, como el pago de hasta 700 mil pesos mensuales a algunos de ellos, que ni siquiera trabajan las unidades.
Dijo también que está preparado política y emocionalmente para aguantar las presiones mientras continúen las negociaciones. Lo de ‘emocionalmente’ seguro lo dijo por los bocinazos que durante horas y horas hacen sonar los manifestantes en su plantón, bombardeando con decibeles las oficinas de Palacio.
En los próximos días vamos a ver si aparece la ‘mano zurda’ tanto en el ayuntamiento como en el gobierno del estado para darle una salida a estos conflictos.