Por: Arturo Soto Munguía
Un kilo de cocaína a precio de mayoreo en Estados Unidos oscila en los 28 mil dólares, casi 600 mil pesos mexicanos. Ayer fueron incinerados 419 kilos en Hermosillo, producto de diversos decomisos realizados por autoridades civiles y militares.
Estamos hablando de una cifra superior a los 251 millones de pesos, nada más de ese alcaloide, que ardió en llamas junto a tres toneladas de metanfetaminas (sólida y liquida); 152 kilos de fentanilo, 98 de heroína y otros narcóticos que en conjunto suman cuatro toneladas y media y cuyo valor aproximado en el mercado de drogas más demandante del mundo puede alcanzar decenas de millones de dólares.
De ese tamaño fue el golpe a las finanzas del crimen organizado, que representa esta cantidad de narcóticos incinerados ayer bajo un fuerte dispositivo de seguridad a cargo de las fuerzas armadas y corporaciones estatales, en un evento presidido por el gobernador Alfonso Durazo que fue muy puntual al dimensionar el significado de este evento.
Bajo la espesa columna de humo ardían no solo decenas de millones de dólares que no llegaron a las manos de los criminales, lo cual se traduce en una fuerte baja en su poder de fuego y de corrupción, pero también millones de dosis que se traducen en un grave problema de salud pública y en muertes, ya por el consumo, ya por la disputa por el mercado. Y en algo que resulta imposible cuantificar o dimensionar en sus justos términos: la angustia y el sufrimiento de las familias que son el telón de fondo de un problema social tremendo.
En el presídium del evento en que fue incinerada esa cantidad histórica de narcóticos, el gobernador estuvo acompañado por el delegado de la FGR, Francisco Sergio Méndez; el comandante de la Cuarta Zona Militar, Héctor Francisco Morán González y el comandante de la 45 Zona Militar, Marco Antonio Álvarez Reyes.
El pasado mes de febrero, el Ejército mexicano realizó un decomiso de tres toneladas de cocaína en la región del desierto de Altar. En su momento consignamos que ese golpe, en términos económicos representó aproximadamente mil 200 millones de pesos.
Un mes después, el 24 de marzo las mismas fuerzas armadas decomisaron en Navojoa un arsenal en el que sobresalían casi tres millones de cartuchos útiles de diferentes calibres, además de armas largas y cortas, granadas, autos y cuatro casas que servían como bodegas.
Es decir, en tres meses consecutivos en Sonora se han asestado tres golpes espectaculares al narcotráfico, lo cual indica muy buenas cuentas por parte de las autoridades encargadas de investigar y combatir este flagelo y sin embargo, acertadamente el gobernador no saca cuentas alegres.
En su discurso, Alfonso Durazo puso el dedo en un asunto que ya habíamos consignado en este espacio justo cuando se dieron los dos eventos anteriores, el de Caborca y el de Navojoa: si los decomisos de narcóticos suman toneladas y las armas aseguradas se cuentan por cientos, si no es que miles, ¿de qué tamaño será realmente el fenómeno del crimen organizado?
Solo pensarlo enchina el cuero.
Es claro que los aseguramientos de los últimos tres meses golpean fuertemente la columna financiera de las bandas criminales y en ese sentido no se debe regatear un ápice las acciones en ese sentido. Pero tampoco deja de preocupar el hecho de que, con todos esos golpes, el crimen organizado sigue operando, provocando zozobra y muerte.
II
Y a propósito de fuerzas de seguridad, anoche la Guardia Nacional y la PESP evitaron que un grupo de manifestantes tomara la caseta de cobro en la carretera federal 15, en la salida norte de Hermosillo.
Se desconoce la identidad del grupo de manifestantes, pero se sabe que visión empresarial sí tienen, porque está por comenzar el asueto de semana santa y en estos días el flujo de vehículos aumenta considerablemente en esa rúa, en ambos sentidos, pero con el plus de que quienes vienen del norte regularmente traen ‘dolaritos’.
Esta vez, se la Pérez Prado.
III
Mientras tanto en Hermosillo todo se encuentra listo para ir por el saldo blanco en estas vacaciones. El Ayuntamiento informó que en el operativo participarán 380 servidores públicos privilegiando las áreas rurales oriente y poniente.
El director Operativo de la secretaría del Ayuntamiento, David Galván Cázares que serán 280 agentes de la policía municipal los que cubrirán con tareas de vigilancia y seguridad vial en turnos de 12 horas, con especial atención en la carretera a Bahía Kino y la que conduce a Ures, que es la puerta de entrada a los destinos turísticos de la sierra sonorense.
Explicó que se mantendrá el estado de fuerza necesario para atender las necesidades de seguridad en la ciudad desde el 13 de abril y hasta el 17 de este mismo mes.
La CIDUE por su parte ya comenzó el mantenimiento de los accesos a las comunidades rurales, y en el operativo participarán el resto de las dependencias municipales con los trabajos relativos a sus respectivas áreas.
Como sea, hay que estar muy pendientes de las medidas de seguridad a tomar por cuenta propia si es que la confinada lectora, el pandémico lector se disponen a abandonar de plano la cuarentena de dos años y lanzarse con todo a comer tamales en San Pedro y Gallina Pinta en Ures; para visitar las yodadas playas de la costa, o ausentarse en esos días de su hogar.
No está de más ninguna precaución.