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LOS CRÍMENES DE LOS HUIPAS

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Marcó a Huatabampo la historia de cuatro sujetos que en 1949 castraban y asesinaban a sus enemigos. Mezcla de crueldad excesiva, realidad insólita y el mundo místico de los indígenas mayos, la historia de los Huipas se ha convertido entre los huatabampenses en toda una leyenda.

Los crímenes de cuatro sujetos que a finales de los años cuarenta se dedicaron aquí a asesinar y castrar a sus víctimas trasciende más allá de la geografía regional. La simple frase “cuidado con los Huipas” marca una época de terror, de zozobra, dado lo inexplicable del origen de los crímenes descubiertos.

Sea por morbo o curiosidad, en Huatabampo la gente sigue hablando con interés agudo del intrigante caso a casi cincuenta años de ocurrido. Al margen de la tragedia que enlutó a muchas familias, esta historia suscitada en el poblado Bacapaco constituye muestra de una de tantas crónicas locales.

Lo que fue meramente un hecho criminal concluido con la detención por parte de la Policía de los autores materiales e intelectuales, trastocó por un tiempo la vida de todo un municipio. A algunos huatabampenses dejó verguenza, desengaño e incredulidad, mientras que a otros el repudio a la cultura de la violencia que segó vidas inocentes. Pese a los años transcurridos, en la comunidad indígena de Bacapaco nadie quiere hablar del tema… la mayoría de quienes lo vivieron rehuyen preguntas.

 

Familiares lejanos de la célebre banda de delincuentes niegan hasta sus nombres, con un simple “no sé” encubren el pasado indeseable, la afrenta. “¿Es usted Pánfila Huipas?”, y el cuestionamiento a la diminuta anciana queda en el aire, sólo da la espalda y con una escoba de varas responde “no la conozco”, pero ella es.

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Bacapaco, ubicado a cinco kilómetros al sureste de Huatabampo, simboliza a los tradicionales pueblos mayos, con pequeñas casas de adobe, cercos de madera y en el patio una hornilla. Los huertos de mango, naranja, limón y toronjas rodean la comunidad, además de canales de riego y sembradíos donde los jornaleros dejan a diario su vida.

La marginación social no ha disminuido mucho desde la época de los cuarenta cuando quedó al descubierto el mundo oculto de cuatro “yoremes” o indios. De la vivienda en la que el cuarteto indígena celebró sus rituales y crímenes nada queda, sólo un baldío enmontado a donde muchos prefieren ni voltear…
Yoremes extraños.

Los protagonistas de la historia que conmocionó el Sur de la entidad fueron Adelaido Huipas Quijano, Eusebio Yocupicio Soto, Leonardo Yocupicio Huipas y Basilio Humo Valenzuela.Todos ellos indígenas puros, definidos por quienes los conocieron como los clásicos yoremes, desconfiados, serios y recelosos hacia los hombres blancos o “yoris”.

Alguien que conoció a por lo menos dos de ellos es Héctor Galaviz Rubio, conocido comerciante del poblado Etchoropo e hijo del agricultor dueño de los sembradíos donde trabajaron estas personas. Galaviz Rubio narró que los asesinatos cometidos por los cuatro indígenas sucedieron en el transcurso de 1949. Ninguno de ellos era casado por lo que corrían rumores de que tenían tendencias homosexuales, indicó cosa que jamás pudo comprobarse.

“Acostumbraban a reunirse en la casa de Eusebio (Chevo), ahí acordaban quién era el próximo al que matarían en venganza por haberlos ofendido o porque les cayera mal”. Se llegó a decir que practicaban la magia negra en una especie de secta, comentó, cuando los atraparon encontraron en la vivienda libros de hechichería. De pronto, de los bailes o poblados cercanos a Bacapaco comenzaron a desaparecer personas, hombres y mujeres, luego encontrados mutilados. “Les cortaban los órganos sexuales, los disecaban y guardaban en una canasta, hacían con ello una especie de bolsas que colgaban en el interior de la vivienda a donde nadie más que ellos entraban”, detalló.

Ni siquiera a los indígenas respetaron por ser de su raza, señaló, pues los dos últimos fueron dos hombres mayos, Lorenzo Bamapa y “Marcos”. Galaviz Rubio dijo que conocía bien a Lorenzo y Marcos, el primero era mayordomo de los campos de su padre y el otro amigo de juegos. La sospecha surgió porque en Bacapaco comenzaron a desaparecer personas en un tramo de 600 metros, entre la casa de Eusebio y campos agrícolas. Curiosamente cualquiera de los cuatro simpre platicaban que un día antes habían visto a los extraviados en el Centro o terminal de Huatabampo, según se iban al “enganche” o pizcas en Caborca o Sinaloa.

Lo cierto es que cuando la Policía “acorraló”, a los indígenas, éstos con sangre fría aceptaron que tenían enterrados a cuando menos siete personas. En la casa de los rituales encontraron siete cadáveres, mutilados y sepultados en las esquinas de la casa, amplió, el último que fue Lorenzo estaba a la salida, otro cerca de un canal. “Con sangre fría Chevo dijo que había sacado el cadáver de Lorenzo porque no lo dejaba dormir su espíritu, nunca se supo porqué los mataban”. “Una de las cosas que más llamó la atención de las autoridades fueron los cortes de piel tan precisos, como cirujanos, que hacían a sus víctimas, a pesar de que eran analfabetas”.

Ejecutaron la aprehensión el comisario de Policía Lico Mátuz y el teniente coronel del Ejército Mexicano, Carlos Martínez Brunet, precisó. A partir de ahí se desató una sicosis entre los huatabampeses, por el temor de que más miembros de este grupo criminal estuvieran sueltos. “Apenas oscurecía y la gente se encerraba en sus casas, empezaron a aparecer otros cadáveres y la vergüenza fue tanta para los familiares de los detenidos que algunos se mudaron a otras ciudades”, abundó.

Ante el miedo al rechazo hubo quien incluso se quitó el apellido Huipas. Eusebio, Leonardo, Basilio y Adelaido fueron trasladados a la cárcel de Hermosillo con sentencia de treinta años, sólo dos regresaron a Huatabampo y el resto murió en el olvido. Galaviz Rubio recordó que la expectación fue tal que hasta reporteros de Guadalajara, la ciudad de México, Francia y Alemania estuvieron en Bacapaco.

“Esta historia ha sido un ‘parteaguas’ en la vida tranquila de Huatabampo”, apuntó “además de la vergüenza para muchos, el caso de los Huipas es un pasado del que Bacapaco tiene que arrepentirse”.

Sin pasado. En Huatabampo es posible encontrar personas con apellido Huipas en comunidades como Bacapaco, el Riíto Muerto Mazaray y Etchoropo, todas zonas indígenas. En Bacapaco, para Ignacia Huipas Valenzuela su apellido no significa nada fuera de lo común, pues asegura que no conoce detalles de la más polémica historia del pueblo. Con frases parcas en español, Ignacia comentó que hasta donde sabe todos los familiares directos de Eusebio Yocupicio Huipas y Eladio Huipas ya murieron.

“Yo no sé bien cómo está eso”, replicó, “todavía no nacía cuando sucedió la matazón, apenas tengo cuarenta años, mi ‘apá’ nomás los conocía”. Cuando era niña escuchaba fraces aisladas en pláticas de los mayores, agregó, pero en realidad nada concreto, tampoco insultos por su apellido. “Ahí a la entrada del pueblo vive doña Pánfila, ésa sí los conoció bien y se dicen que son parientes, yo no le puedo decir nada más”, expresó cortante.

En el Riíto Mazaray, Francisco Verdugo Ochoa, quien ha vivido ahí por más de cincuenta años, reveló que la historia de los cuatro indígenas homicidas nunca ha sido olvidada. “Sí era un azoramiento de la gente cuando supimos todo eso, no los creíamos capaces dos de ellos eran de los fiesteros tradicionales de la tribú”, manifestó.

Lo que pasó en Bacapaco tuvo mucho que ver con la ignoracia de los indígenas, las ideas “raras” de magia negra, consideró aparte de las tendencias afeminadas de los homicidas. “Los parientes de esos hombres (homicidas) nunca van a dar cuenta de la historia, sienten vergüenza, es como si no lo hubieran existido en el pueblo”, puntualizó.

Recopila la historia. Movido por la inquietud de recopilar en un libro de anécdota de los Huipas, el huatabampense José Luis Laguna Duarte, licenciado en Economía, investiga el tema desde 1993. Laguna Duarte, nativo de Huatabampo, justificó su trabajo en la trascendencia noticiosa que en su época representó lo ocurrido en Bacapaco. El valor o riqueza histórica como una crónica regional es indiscutible, afirmó, lejos del morbo que puede despertar en la actualidad. “En realidad creo que no hay otro caso similar al de los Huipas en Sonora, nunca he sabido o leído algo parecido, fue algo tan real”, aseveró.

Entre los motivos más importantes está rescatar el mundo mitológico y místico de los mayos, dijo, pues evidentemente en lo de los Huipas tuvo fuerte influencia. Subrayó que los mayos constituyen una de las etnias más apegadas a sus creencias, con o sin alteraciones siguen fieles a muchos pensamientos de sus antepasados.

En el caso de los cuatro indígenas asesinos también pudo entrelazarse una degeneración de tipo sexual, consideró, mezclado con la ignorancia, marginación y escasa educación formal. “No es posible determinar con exactitud la influencia que tuvieron los Huipas, dónde obtuvieron los libros de hechicería en un pueblo tan apartado y atrasado como Bacapaco”.

La versión popular de quienes vivieron directa o indirectamente esa tragedia coincide en que los cuatro indígenas aparentaban normalidad, detalló, trabajadores, amables, serviciales, alegres y religiosos. “Corren todavía muchos rumores, hay quienes dicen que los cuatro yoremes hacían sus rituales bebían sangre, pues su idea era convertirse en vampiros”, amplió.

Incluso entre los indígenas más viejos existen una creencia añeja radical de que castrando a los hombres “yoris” o blancos se terminaría el dominio étnico. “Independientemente de todas las verdades o mentiras en torno a este hecho, lo cierto es que fue una realidad que no se puede soslayar, el interés por lo extraño siempre prevalecerá más cuando no se tiene respuesta a tantas preguntas.

En la fotografía del inicio de izquierda a derecha) aparecen: Eusebio Yocupicio Soto,Leonardo Huipas López, Basilio Humo Valenzuela y Adelaido Huipas Quijano.

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EL ZANCUDO | LA RUTA CRÍTICA DEL PRI

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Por Arturo Soto Munguía

70 años tuvieron que pasar para que el PRI perdiera por primera vez la presidencia de la República. En ese lapso, no han sido pocos los certificados de defunción que se le han extendido al tricolor y en todos los casos ha podido salir airoso, aunque cada vez más golpeado.

Este 2024, el Revolucionario Institucional quedó reducido a su mínima expresión. Bajo la dirigencia de Alejandro Moreno perdió lo mucho y lo poco. Como partido nacional no pudo ganar uno solo de los 300 distritos electorales federales, algo que ayuda a dimensionar los saldos de la batalla y el estrépito de la derrota.

La victoria, se sabe, tiene muchos padres y madres, pero la derrota es huérfana. Muy al estilo del dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, Alito Moreno buscó en los priistas que cuestionan su liderazgo y se opusieron a la reforma estatutaria aprobada en una apresurada asamblea nacional para extender su presidencia ocho años más, a los culpables de la debacle.

Con dedo flamígero señaló a los priistas que aparecen involucrados en el asesinato de Luis Donaldo Colosio hace 30 años, y en casos de corrupción como el llamado ‘Pemex Gate’. Al único que mencionó por su nombre en el caso Colosio fue a Manlio Fabio Beltrones, que ni siquiera asistió a la asamblea para no validar, dijo, las decisiones que allí se tomarían y que no tienen nada que ver con el relanzamiento del partido y sí con el reagrupamiento y consolidación del grupo de Alito.

Moreno Cárdenas repitió la fórmula que ensayó recientemente Marko Cortés, quien culpó a Vicente Fox, pero especialmente a Felipe Calderón de haber provocado el derrumbe en las votaciones por el PAN y haber sumido a ese partido en el descrédito.

¿Coincidencia? No lo creo. Ni a Marko ni a Alito les fue mal en esta elección. Ellos aseguraron seis años en el Senado y la atomización del poder en los partidos a su cargo, aunque el destino de los mismos sea incierto.

Además de la reforma estatutaria, el PRI aprobó un cambio en otros documentos básicos para tomar distancia del neoliberalismo y correrse ideológicamente a la izquierda, una idea bastante difusa que busca competir en un espacio que ya está ocupado por Morena; ya ni siquiera por el PRD, que pasó a mejor vida.

En el PAN por su parte, hay corrientes que están empujando fuerte para volver a sus orígenes, renunciar a la alianza con el PRI y buscar el voto de un electorado que se identifica con las posiciones más conservadoras. Definirse por la derecha, pues.

Pero a no dudarlo, el principal damnificado de esta contienda fue el PRI. Ni siquiera en 1987 cuando abandonaron sus filas importantes cuadros que un año después, con Cuauhtémoc Cárdenas a la cabeza estuvieron a nada de ganar la presidencia de la República en una elección que estará marcada para siempre por la sospecha del fraude electoral.

La asamblea nacional del domingo pasado solo unificó al compacto grupo de Alito Moreno y Rubén Moreira, pero provocó el distanciamiento de otras corrientes y personajes importantes de la nomenklatura priista. Las renuncias al tricolor ya comenzaron y es muy posible que en lo sucesivo comencemos a ver el éxodo hacia otros partidos, señaladamente a Morena, que hasta hace muy poco no se reservaba el derecho de admisión y tenía prácticamente entrada libre para cuadros del PRI o de cualquier otro partido.

Para muchos tricolores, el PRI no tiene ya nada qué ofrecer y les resultaría más redituable políticamente emprender la graciosa huida.

El destino del PRI quizá dependa mucho de las realidades locales. Hay entidades donde aún conserva cierta fuerza y cuenta con una base electoral numerosa. Insuficiente considerando los niveles de votación que tuvo Morena, pero tampoco despreciable. Sonora, por ejemplo, donde alcanzaron a rasguñar el escaño de primera minoría en el Senado, aunque no les alcanzó para ganar un solo distrito local ni federal, pero conquistaron la capital del estado en alianza con el PAN.

Ya hubo un intento, durante el gobierno de Eduardo Bours, para posicionar al PRI como una marca estatal, “PRI-Sonora”, le llamaban, para diferenciarlo del PRI nacional, con cuya dirigencia el gobernador tenía serias diferencias.

Hoy, la delegación Sonora votó en contra de la reforma estatutaria y, bajo el liderazgo de facto de Manlio Fabio Beltrones ya entró en una ruta de choque con Alito Moreno y su grupo. Quizás estemos frente a una reedición de aquel “PRI-Sonora” del boursismo, al que por cierto no le fue nada bien. De hecho, su candidato a sucederlo, Alfonso Elías Serrano perdió inobjetablemente la elección frente al candidato del PAN, Guillermo Padrés Elías.

Vamos a ver cómo evolucionan las cosas.

Ecos de la doble gira presidencial

No sé si usted, rebocera lectora, mitoterísimo lector son de los que pagarían por haber viajado al menos una hora -de las más de 20 que se aventaron por tierra- junto a los presidentes de México y el gobernador del estado durante la gira de tres días que se realizó el pasado fin de semana y que cubrió buena parte del extenso territorio sonorense.

No debe ser cualquier cosa lo que a bordo de la Suburban se platicó entre estos tres personajes de primera línea en la política nacional: uno, el presidente en funciones que prepara su retiro; la otra, virtual presidenta electa que debe estar planchando la sucesión, y el tercero, no solo el gobernador de Sonora, sino también el presidente del Consejo Político Nacional del partido que arrasó por tercera vez consecutiva en los últimos seis años.

¿Se imaginan la agenda?

Sin duda buena parte de los temas estuvieron relacionados con los proyectos que con el apoyo del gobierno federal se desarrollan en Sonora, señaladamente los que integran el Plan Sonora de Energía Sostenible y a los que pública y reiteradamente la presidenta electa se comprometió a seguir apoyando, lo cual es una buena noticia porque garantiza la continuidad de los mismos, ahuyentando la posibilidad casi siempre presente, de que la nueva administración federal reoriente los recursos a otras obras y programas.

Pero, animales políticos que son los tres, sería ingenuo pensar que el tema político-electoral no estuvo presente en todas esas horas que viajaron juntos, pero esas pláticas casi nunca trascienden, hasta que se traducen en acciones concretas.

Y es que en la transición hay temas urgentes como la reforma judicial y la electoral; la integración del gabinete y la sucesión en la dirigencia nacional de Morena, donde ya levantaron la mano dos mujeres: Citlallli Hernández, actual secretaria general, y Luisa María Alcalde, actual secretaria del Trabajo.

En fin, los comunes mortales nos quedaremos con la duda. Lo que sí sabemos es que esta no fue la última gira doble presidencial, pues en septiembre regresarán ambos a Sonora a supervisar otros proyectos. Recordemos que el gobernador adelantó que no terminará el sexenio de López Obrador sin que arribe el primer buque de gran calado cargado con contenedores al puerto de Guaymas. Ya veremos.

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EL ZANCUDO | Y SONÓ, ENTRE TU Y YO EL SILBATO DEL TREN…

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por Arturo Soto Munguía

Entramos, definitivamente en ese tramo de las campañas electorales en el que todas las narrativas adquieren un sesgo plebiscitario, especialmente si se trata de acciones, programas y proyectos de gobierno.

Todos, o al menos los más importantes serán incorporados a las arengas de los candidatos y candidatas, ya para ensalzarlos, ya para descalificarlos, dependiendo de la afinidad o la discrepancia con el gobierno que los lleve a cabo hoy o los llevó a cabo ayer.

Es el caso de la reubicación de las vías del ferrocarril en Nogales (en realidad se extiende a lo largo de varios kilómetros en aquella región) que hoy se encuentra en el centro de la discusión política (que como se sabe, en esta época está indisolublemente mezclada con el tema electoral), no tanto por su viabilidad o su utilidad pública y privada, sino por cuestiones relacionadas con la tramitología, la transparencia y/o el impacto medioambiental.

Conviene, sin embargo ir con cautela.

Con representar una cuantiosa inversión de más de siete mil millones de pesos, este proyecto es apenas uno más entre las obras que se están construyendo para consolidar el Plan Sonora de Energía Sostenible, que está llamado a resignificar la vocación económica del estado, insertándolo en el mercado global de las energías limpias, el nearshoring, las comunicaciones y el transporte de mercancías y pasajeros aprovechando la geolocalización estratégica de Sonora, con casi 600 kilómetros de frontera con Estados Unidos y más de 800 kilómetros de litoral que representa una salida a los puertos de San Diego y Los Ángeles, así como a los países de la Cuenca del Pacífico.

No es casual que en estos momentos se esté construyendo un gasoducto desde la zona de Pierman, en Texas, hasta Puerto Libertad en Sonora, donde ya se levanta una planta de licuefacción que procesará 2 mil 800 millones de pies cúbicos de gas natural para exportar a países de Asia, donde por cierto no se produce gas natural.

En este proyecto se están invirtiendo 13 mil millones de dólares, más de 220 mil millones de pesos, cifra que hace palidecer el costo del proyecto de reubicación de las vías y que triplica la inversión de Tesla en Nuevo León, que por cierto puede posponerse.

Ese gasoducto pasa por seis municipios en Chihuahua y diez en Sonora, con los que ya se concertó para acordar la remediación de eventuales impactos al medio ambiente, que seguramente los tendrá.

Esta inversión ciertamente es privada, aunque el Estado mexicano participa a través de la CFE, que proyecta tener una participación del 15% en un plazo de 15 años.

Pero el ejemplo sirve para dimensionar la integralidad del Plan Sonora de Energía Sostenible, que incluye otras obras en proceso, como la modernización del puerto de Guaymas, donde se invierten más de 3 mil millones de pesos, y la carretera Guaymas-Chihuahua, donde la inversión se acerca a los 10 mil millones de pesos.

Nadie medianamente enterado podría pensar que cualquiera de estas obras de gran calado podrían llevarse a cabo sin impactar el medio ambiente y eso justifica las protestas que se han dado, aunque extrañamente solo se registran en el caso de la reubicación de las vías del tren en Nogales, cuando por ejemplo en la carretera Guaymas-Chihuahua se están usando cientos de toneladas de dinamita para ‘volar’ cerros y montes que permitan ampliar la rúa y suavizar las pronunciadas curvas, pero o la oposición no se ha dado cuenta o la flora y la fauna de la región no es políticamente redituable.

Son, sin duda, los costos del progreso, y definitivamente el gobierno tiene que garantizar la remediación de esos impactos, algo a lo que por cierto se comprometió enfáticamente el gobernador Alfonso Durazo ayer cuando, a riesgo de que le saliera bocio, como ilustró coloquialmente la necesidad de no quedarse callado para explicar la relación costo-beneficio de todas estas obras, corrió el riesgo de bordar sobre el azaroso camino de la veda electoral.

Incluso citó, de manera aparentemente inopinada, lo que sucedió cuando se construyó el Vado del Río Sonora en Hermosillo, que permitió a la ciudad ganar cientos, si no es que miles de hectáreas para el desarrollo urbano a lo largo de varios kilómetros que van desde el vertedor de la presa Abelardo L. Rodríguez hasta la salida a la costa de Hermosillo, justo donde se edificaron los edificios de gobierno y hoy está convertida en una zona de alta plusvalía donde abundan los establecimientos comerciales, oficinas y una gran cantidad de zonas habitacionales, algunas de alta gama.

Digo que lo citó de manera aparentemente inopinada, porque ese proyecto lo llevó a cabo el entonces gobernador Manlio Fabio Beltrones, uno de los iniciales críticos acerbos de la relocalización de las vías del tren en Nogales, aunque hay que hacer notar que ya matizó su posición inicial, pues antier en su cuenta de Twitter sostuvo no estar en contra de ese proyecto pero sí a favor de que se transparente el uso de los recursos públicos, se presenten los documentos donde diga que no se afectará la zona arqueológica de Cocóspera y entre otras cosas, que no habrá contaminación auditiva.

Por su parte, el gobernador Durazo argumentó que habría sido un error no aprovechar los siete mil millones de pesos que el presidente López Obrador destinó para la relocalización de las vías en Nogales, sobre todo porque este proyecto permitirá dar salida a los miles de contenedores que llegarán a Guaymas una vez que el puerto se encuentre en condiciones de recibir esos volúmenes de carga con destino a Estados Unidos.

Como se sabe, actualmente las vías del tren ‘parten’ la ciudad de Nogales interrumpiendo el tránsito de un lado a otro de la ciudad durante varias horas al día, y eso que son solo 13 cruces de trenes diarios. Con los volúmenes de carga que llegarán a Guaymas y que tienen como destino al vecino país del norte, se necesitarían “30 horas al día” para cruzar los trenes, lo cual parece un despropósito aritmético, pero sirve para ilustrar el caos que se generaría en Nogales dentro de poco tiempo.

El gobernador explicó las ventajas que no solo en el nivel macro tendrá este proyecto en términos de desarrollo económico; también informó que ya se ha acordado con vecinos de las colonias afectadas en Nogales la compra de sus propiedades y su reubicación en mejores zonas urbanas, así como la transformación de la única parte ‘plana’ que tiene la ciudad, para construir ahí la infraestructura urbana que le cambiará el rostro a todo ese sector en alrededor de 18 hectáreas en el corazón de Nogales.

Vaya, el proyecto contempla la construcción de terminales ferroviarias en Nogales y en Ímuris, y la construcción de ciclovías y andadores para los devotos de San Francisco que cada 4 de octubre caminan hasta Magdalena por la orilla de la carretera, donde no han sido pocos los accidentes fatales.

Y pues allí están, los pros y los contras de este proyecto que, como dijimos inicialmente, ya entró en el toma y daca de las campañas electorales, donde casi siempre se contamina la conversación pública.

Lo cierto es que, si la memoria no me falla, buena parte de la narrativa de la oposición al gobierno de la 4Tdurnate los primero años del obradorismo gobernante era la ausencia de obras en el estado y la falta de presupuesto para construir infraestructura urbana y de desarrollo económico.

Hoy que se están invirtiendo cantidades nunca vistas en esos rubros y con proyección a corto, mediano y largo plazo, también se cuestionan.

Pero bueno, estamos en tiempos de campañas electorales y es normal que aparezcan estas discusiones.

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BUSCAN HACER REALIDAD LA CONSTRUCCIÓN DE UNIVERSIDAD BENITO JUÁREZ EN ÁLAMOS

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Álamos, Sonora.- Con la finalidad de consolidar la Universidad “Benito Juárez”, en la ciudad y beneficiar con ello a jóvenes del Municipio y provenientes de otras ciudades del Sur, se realizó reunión informativa donde se promueve la construcción de obra que impactará de manera positiva a la Educación Superior.
 
Dicha acción, continúa su proceso, gracias a las gestiones realizadas por el alcalde Lic. Víctor Manuel Balderrama Cárdenas, en coordinación con el delegado de los programas para el Bienestar en el Sur del Estado, Lic. Martín Preciado Bracamontes.
Desde enero de este año, ya está en funciones el desarrollo de las clases, y se cuenta actualmente con una matrícula de; 108 alumnos que cursan el 2do semestre de la carrera de Medicina Comunitaria Integral, esto en las instalaciones de la Casa Escuela.
 
El presidente, gestionó la donación de dos hectáreas para la edificación de importante inmueble, en el que también colaboran, la dependencia de la Secretaría de Bienestar y Campestre Camino Real.
 
Presidieron la sesión; el Dr. Marcelino Alfonso Valenzuela Salido, secretario del Ayuntamiento; Lic. Arlene Lara Yépiz, síndico Municipal; Lic. Dora Celia Parra Vázquez, directora de Educación Municipal; Dr. Humberto Arana Murillo, secretario Técnico; Mtra. Guadalupe Patrón Meza, coordinadora de la Universidad del bienestar Benito Juárez García en Álamos; Efrén Granillo González, representante de la sociedad campestres Camino Real y Lic. Víctor Lugo, responsable de los programas para el Bienestar en el Municipio.
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