EL ZANCUDO | COMO AVES DE RAPIÑA, EL ISC VA SOBRE LA CASA HOEFFER

Por Arturo Soto Munguía

Como aves de rapiña, personal del Instituto Sonorense de Cultura encabezados por su directora, Beatriz Aldaco han caído sobre la vieja casona Hoeffer que alberga las oficinas del Museo de Culturas Populares apropiándose del inmueble y materialmente despojando de sus oficinas al personal que allí labora.

El Director General de Culturas Populares Indígenas y Urbanas, Tonatiuh Castro Silva emitió una voz de alerta ante lo que parece ser el cerrojazo a un largo proceso de despojo que tiene sus antecedentes en el año 2004 cuando se aplicó el convenio de descentralización de la Unidad Regional Sonora de ‘Culturas Populares’ como se le conoce familiarmente a esa institución.

Con ese convenio, firmado desde 1999 pero implementado cinco años después, Culturas Populares pasa a depender presupuestal y operativamente del ISC, dirigido entonces por Fernando Tapia, quien impuso como jefa de la Unidad Regional a Diana Reyes González.

Desde entonces y hasta 2021, la jefatura de la Unidad Regional fue ocupada por funcionarios del ISC: Diana Reyes, José Rómulo Félix Gallegos, Alba Gloria Galindo Sánchez y Mónica Villegas Murrieta.

La vieja casona Hoeffer, un edificio histórico ubicado a una cuadra de Palacio de Gobierno y cuya historia es parte del patrimonio cultural de Sonora y los sonorenses siempre estuvo en la mira de estos funcionarios, pero es hasta la llegada de Beatriz Aldaco a la dirección del ISC cuando comenzaron a darse los pasos más concretos para hacerse de ese edificio.

Los días 13 y 14 de diciembre del año pasado, personal de la Coordinación de Información Cultural del ISC ocupó la parte alta del edificio, desplazando al personal de Culturas Populares hacia la planta baja, en las salas del museo donde despachan prácticamente en el patio central no habilitado como oficinas.

De acuerdo con Castro Silva, el 16 de diciembre de 2021 la directora del ISC, Beatriz Aldaco sostuvo una reunión con el personal de Culturas Populares para informarles que no se reabriría el museo. El argumento fue la falta de recursos y de acuerdo con Tonatiuh Castro, la directora del ISC ponderó que eran más importantes los niños (escuelas) que unos cuantos burócratas.

Pero más allá del destino de la burocracia cultural de la DGCPIU, lo que está en peligro de extinción es uno de los pocos espacios para la preservación, la difusión y el enriquecimiento de las culturas populares indígenas y urbanas de Sonora.

Por eso Tonatiuh Castro Silva hace un llamado a la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto y al propio gobernador de Sonora, Alfonso Durazo para que vuelvan sus ojos a lo que está ocurriendo en esta parte de la política cultural del estado, donde está a punto de concretarse no solo del despojo físico de un edificio histórico, sino la desaparición de los trabajos de preservación del patrimonio cultural material e inmaterial de Sonora, de México y de otras partes del mundo.

El edificio, por cierto se encuentra en muy malas condiciones. Su construcción data del porfiriato y encierra una larga historia en la que aparecen personajes de aquella época; ricos empresarios cerveceros norteamericanos, alemanes y sonorenses que erigieron en lo que hoy es el centro histórico de Hermosillo una fábrica de cerveza que cerró sus puertas en 1969, tras una huelga del sindicato de trabajadores de esa empresa.

La casa la construyó el empresario George Gruning en 1904 y seis años después fue adquirida por Alberto Hoeffer. Después fue comprada por el gobierno del estado que en 1997 la habilitó como Museo de Culturas Populares e Indígenas de Sonora, dependiente del Conaculta. Hoy, depende de la Secretaría de Cultura federal pero por el convenio de descentralización sus directivos no tienen acceso al presupuesto. Todo lo maneja el ISC.

Así, en diciembre de 2021 la directora del ISC determinó que el museo ya no abriría más sus puertas como tal y comenzaron a ocupar el edificio con personal del área de comunicación del Instituto, desalojando al personal de Culturas Populares. En esas mismas fechas se realizó una inspección por parte de la SEC, determinando que el edificio tenía riesgo de derrumbe.

Esta inspección corrió a cargo de la Coordinación General de Convivencia, Protección Civil, Salud y Seguridad Escolar Territorial de la SEC, a cargo de Francisco Javier Ruiz Valenzuela.

El asunto comenzó a subir de tono y en junio de este año llegaron para una visita de inspección varios funcionarios federales, entre ellos la doctora Marina Núñez Bespalova, Subsecretaria de Desarrollo Cultural; el doctor Jesús Armando Rodríguez, Director General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas; Ximena Monterde Corona, Directora de Vinculación con Estados y Municipios, que por cierto fueron desairados por los funcionarios estatales, ya que no asistieron a esa diligencia ni el secretario de Educación Aarón Grajeda ni la directora del ISC, Beatriz Aldaco.

A la fecha, no se sabe cuál será el destino de la Casa Hoeffer, pues aunque hay un acuerdo para su rehabilitación, tomado por autoridades estatales y federales (CECOP, INAH, ISC, SEC) no hay una definición sobre su uso posterior.

Y aquí es donde Tonatiuh Castro Silva manifiesta sus preocupaciones, porque lo que está en juego no es, asegura, solo el destino de un edificio histórico, sino toda la política pública del gobierno de la cuarta transformación en el tema del fomento, la preservación y el enriquecimiento de la cultura.

Y como telón de fondo, está la comunidad cultural sonorense que ha sido muy participativa en el tema del cierre temporal de MUSAS, un museo más bien fifí, pero han guardado sospechoso silencio ante el eventual cierre del Museo de Culturas Populares. La hipotenusa, pues.

Asumo que en materia de ponderaciones, la grillísima lectora, el politizado lector estarán esperando con más ansias el desenlace de ese tiro entre dos ratas de albañal como un tal Canaan y el Bobo Zatarain, o las revelaciones de otra carmelita descalza como Daniel Hidalgo y las reverberaciones de la ‘estafa maestra’, pero desde este breve espacio quisimos poner el acento hoy en el tema de la cultura, porque cuando pasen todos esos fuegos de artificio que significan los pleitos arreglados y las dentelladas entre coyotes de la misma loma, lo único que quedará es lo otro: la cultura.

Donde también, hay que decirlo, no faltan los pleitos de callejón, las puñaladas traperas y los agandalles.