Por Arturo Soto Munguía
“Llegaron muy alterados. Se le echaron encima a mi hija, la golpearon y le robaron su teléfono celular; cuando intenté quitárselos de encima, uno de ellos me jaló de las greñas y me ‘pescueceó’ como gallina. A mi hermano lo golpearon, no sé si con un bat o con un machete, pero le abrieron la cabeza”.
Es el testimonio de Joel Barnett, que ayer presidiría la asamblea de los pueblos de Punta Chueca y Desemboque para ratificar su condición de gobernador, presidente de Bienes Comunales de la Isla del Tiburón y titular de la Unidad de Manejo Ambiental de la isla más grande de México.
Y cuando alude a sus atacantes se refiere a Enrique Robles y Moisés Méndez. El primero de ellos fue destituido como presidente del Consejo de Ancianos pero en un desplante organizó una asamblea en la que nombró como gobernador a Moisés Méndez, un tipo que se presume sacerdote y chamán, pero de cuestionada reputación en la etnia.
El trasfondo del conflicto no es solo de gobernabilidad interna en la tribu. También tiene que ver con la disputa por considerables cantidades de dinero que el gobernador tradicional administra y cuyo origen es la comercialización de los permisos de caza de borrego cimarrón (que llegan a costar hasta 45 mil dólares) y de venado bura, dos especies muy cotizadas entre cazadores norteamericanos, que además se gastan pequeñas fortunas en la taxidermia y exportación de los trofeos (cabezas de los animales).
El conflicto se venía incubando desde hace mucho, pero escaló el año pasado cuando comenzó la gestión de los permisos de caza, y se cruzó además con las millonarias sumas de dinero que el gobierno federal destina a la tribu como parte del Plan de Justicia para la misma, aunque Joel Barnett asegura que eso no es cierto, pues tales recursos llegan al banco y desde allí mismo se dispersan entre constructores y proveedores de bienes y servicios relacionados con dicho plan.
Ayer todo estaba preparado para finiquitar el tema de la legitimidad del mandato de Joel Barnett, pero llegaron Enrique Robles y Moisés Méndez acompañados de unas diez personas más y la emprendieron a golpes contra la vicepresidenta del Consejo de Ancianos, Mirna Herrera Astorga y la hija del gobernador, Salma Noelia. La zacapela fue grande porque allí estaban reunidos comuneros de Punta Chueca y El Desemboque, los dos pueblos seris.
Algunos integrantes del Consejo de Ancianos sacaron rifles con los que hicieron disparos al aire para disuadir a los agresores. No hubo heridos de bala, pero sí hombres y mujeres con diversas lesiones. El propio gobernador recibió golpes y arañazos. Un hijo de Enrique Robles fue el que “me ‘pescueceó’ como gallina”, dice.
No hubo consecuencias mayores porque en el lugar había elementos de la Policía Municipal de Hermosillo, de la Guardia Nacional y de la Policía Estatal, aunque evidentemente no intervinieron pues no hay hasta ahora ni un detenido.
Por esos motivos, ayer por la noche Joel Barnett viajó a Hermosillo para presentar una denuncia en la Fiscalía estatal contra Enrique Robles y Moisés Méndez.
Barnett asegura que ha tenido pláticas con el secretario de Gobierno, Álvaro Bracamonte y el subsecretario Martín Vélez, y ellos le han manifestado el reconocimiento como autoridad tradicional de la etnia seri, que está metida en un verdadero conflicto interno en el que aparecen como telón de fondo intereses no del todo claros, como los de Dora Alicia Moreno Méndez, funcionaria del gobierno del estado en Sedesson y “que nunca ha gestionado beneficios para la comunidad, pero apoya y trabaja al lado de Enrique Robles y Moisés Méndez”, de acuerdo con Joel Barnett.
El tema se complica porque dentro de unos meses, en julio próximo habrá de elegirse un nuevo gobernador en la etnia y hay por lo menos tres aspirantes a ese cargo, pero sobre todo, hay un contexto de conflicto en el que ya salieron a relucir armas y apareció sangre.
Cuidado.
II
El pasado viernes en el Hospital Infantil del Estado se develó una escultura en honor al niño Ismael Mondragón, como parte del acuerdo amistoso de reparación que se realizó en la Corte Interamericana de Derechos Humanos entre los progenitores del menor y el Estado Mexicano.
El evento fue organizado por el gobierno federal y presidido por el gobernador Alfonso Durazo Montaño.
Fue un evento emotivo y lleno de desagravios, especialmente para el padre y la madre de Ismael, quien perdió la vida el 15 de diciembre de 2024 tras una intervención quirúrgica realizada por un médico no especialista en el caso y en la que no se utilizaron ni el instrumental ni las técnicas adecuadas.
El evento generó muchas reacciones, unas de solidaridad con la familia a quien la CIDH otorgó medidas de satisfacción acordadas con los padres del menor, erigiendo este memorial en su honor que busca visibilizar el caso para no repetirlo; otras llamando la atención sobre lo lúgubre que resulta para los familiares de pacientes de ese hospital, saber que allí se cometió una fatal negligencia médica.
Debates aparte, la que pasó desapercibida fue la presencia del contralor del estado, Guillermo Noriega Esparza, quien mantuvo un perfil discreto en el evento y ni siquiera apareció a la hora de las menciones.
Pero al final, llamó la atención el fuerte abrazo entre el padre de Ismael, Edgar Mondragón y Guillermo Noriega. Una colega preguntó que si se conocían, y el papá del niño recordó que hace años, el ahora contralor escuchó su testimonio en un café y allí mismo sacó su laptop de la mochila y comenzó a redactar la que sería la primera demanda que “El Memo” presentara ante la CIDH.
Esto fue hace unos quince años.
Al “Memo” ni lo mencionaron en el evento, pero fue el que inició el litigio para el acuerdo entre el estado y la familia agraviada para que la memoria social mantenga presente las cosas que no deben repetirse nunca más.
III
Y ya que andamos con temas de familia, ayer fue el último día de operaciones de la pista de hielo instalada en el parque infantil de Hermosillo por parte del DIF Sonora.
Nos dimos una vuelta por el lugar y después del mediodía pudimos constatar el acierto de esta amenidad a la que acudieron cientos de familias para probar sus aptitudes y destrezas en el patinaje sobre hielo, algo que difícilmente los habitantes de este desierto llamado Sonora podríamos disfrutar a menos que el cambio climático se ponga muy radical y en una de esas termine convirtiendo el estado en Dinamarca.
Mientras esperamos a que eso suceda, la directora del DIF, Lorenia Valles gestionó una edición más de esta pista de hielo en la que miles de hermosillenses sacaron a la Anna Shcherbakova que llevan dentro y le entraron con fe a la patinada, aunque la mayoría parecían becerritos recién paridos y no faltó quién azotara de nalgas contra la helada pista.
Eso sí, el evento fue una fiesta pero de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia me convencieron de calzarme los patines. Es que ya no hay refacciones para andar haciéndole al ensarapado, pues.