Por Bulmaro Pacheco Moreno
Miguel se asume como un huatabampense miembro de la generación 1948; hijo de Miguel Hernández, afamado clarinetista y Rufina León.
Con orgullo dice que lleva ya 60 en el oficio de trompetista y ha participado con varias agrupaciones musicales.
– ¿Con cuántas agrupaciones, Miguel?
– ¡Uy! Han sido varios conjuntos de Huatabampo con los que hemos alternado e incluso con una banda propia (Los Buffalo Band) y con el tiempo, en la propia familia han surgido también músicos.
Miguel llegó hasta el segundo año en la Secundaria 17, y desde los doce se inclinó por la trompeta, con una -usada- que le regaló su abuela Ramona Barrón para dominar el arte, contó con el apoyo de un gran sabio de la música local, don José Gómez -que dominaba varios instrumentos-, para orientarlo en un oficio difícil que exige muy buena condición física (“y sobre todo no probar cigarros”, dice).
Iniciaría experimentado con la banda de guerra de la Escuela Primaria Fausto Topete, y desde ahí se relacionó con sus vecinos Tomás y Wencho Guzmán, de la Banda Guzmán, y se unió con 12 integrantes donde don Chano Carlón tocaba muy bien el bajo de pecho con una enorme tuba Era todo un espectáculo verlo ensayar por fuera de su casa de la 5 de Mayo, donde vivía con su esposa doña Lupe Moroyoqui; la mejor rezandera de Huatabampo en los años 60 y 70.
Cambiaría después de agrupación y se sumó a Los Mayos, dirigidos por Adán Valenzuela, Chachón su hermano, Gonzalo Ávila y Juan Corral, donde permanecería por casi 6 años. Haría después con el recordado Toño Rosas hijo, una doble trompeta con la agrupación Los Mayos.
Avanzaría en su carrera y fue contratado por Lupe Jocobi para integrarlo a la famosa banda Los Hermanos Jocobi, a partir de 1969.
La suerte le sonreía -gracias a su disciplina y su talento interpretativo-. Se fijó en él Gonzalo Ávila representante de la agrupación H-70, quien de inmediato lo dio de alta en el conjunto como “primer trompeta”, alternando con el no menos talentoso Felipe Barragán de la colonia 14.
Entre los Jocobi y los H-70 Miguel pasó casi 20 años de su vida perfeccionando el arte de la trompeta y adaptándose al gusto musical de la época (entre finales de los tiempos de las llamadas “Sonoras”, como la Santanera y la Matancera dice, y la aparición de nuevos conjuntos como los Socios del Ritmo, los Dinners y los Sonor´s.
Fueron tiempo de familia y de hijos. Se casó con Guadalupe Valenzuela Nieblas, y su unión duró 52 años ( ella murió en 2017). A su suegra Isabel le compró la modesta casa por la calle Aldama y es donde actualmente vive y donde criaron a sus hijos: Julio, Miguel, Alfredo, Pancho y Jorge, que hasta ahora le han dado siete nietos.
“Vivo donde siempre. En una casa austera color crema, en el antiguo barrio de los Kameta, Escalante, los Quiroz, los Cota Leyva, los Blanco, los Alcántar, doña Queta (madre de Rosendo “Cheno” Villalobos López y Enrique), la panadería de Felipe Bautista y los emigrantes libaneses como los Gattaz, entre los cuales destacaron Juan y Salim”.
De sus hijos, Julio tocó con la Banda Machos, y Miguel integró una muy nueva banda en Huatabampo: la Cielo Sonorense.
Miguel recuerda que hubo tiempos en los que compartió experiencias con verdaderos artistas líricos del clarinete, como Roberto Zaragoza “El Copechi”, y del saxofón, como Toño Duarte -antiguo vendedor de seguros-; se llamaban Los Callejeros. También alcanzó a alternar, a petición casi siempre del recordado Pepe Martin, para sustituir a algún músico ausente en las recordadas actuaciones en la zona de tolerancia.
– ¿Y con mariachis nunca, Miguel?
– No, me falta esa experiencia. Además, a la región del mayo no se le dan con facilidad los mariachis, quizá en grandes ciudades sí, pero aquí no. Solo funcionó algunos años -no muchos-, uno que se llamó Los Alteños, donde tocaban los Rosas padre e hijo.
– ¿Y cómo le haces para renovar tus trompetas, Miguel? ¿Dónde las compras, o te las proporcionan los grupos donde tocas?
– No, es mi nieto Miguel René Hernández el que me proporciona cada tanto tiempo una trompeta semi nueva.
– ¿Marca?
– La Vicent Bach no suena mal. Con esta me adapto y participo en los conjuntos, así las renuevo.
En un tiempo se animó a dirigir su propia banda Los Buffalo Band, que duró como seis años. Ahí consolidó, dice, el conocimiento de la mecánica de los bailes y las preferencias de la gente, lo que los obligaba a ensayar mínimo dos días a la semana durante varias horas; de preferencia dominar mas de100 interpretaciones, para darle gusto a los clientes.
– ¿Cuántas piezas por tanda, Miguel?
– Aproximadamente 13 o 14 por tanda, para cumplir con las 5 horas, que casi siempre señalan los contratos. Ya si el cliente quiere más, eso depende de los arreglos que haga con el director de la orquesta, que al final y por fortuna, reparte el ingreso entre todos en partes iguales.
– ¿Recuerdos de conjuntos de Huatabampo en el transcurso de tu carrera como músico?
– En más de 60 años recuerdo, en primer lugar, a Los Guzmán (los más antiguos) y la orquesta Zaragoza, los Jocobi, Los Colegiales, Los Mayos, Los H-70, Los Chenos y Los Melódicos.
También a Los Cachorros del Norte (de Trini y Ramón) los Dinámicos de Pepe Martin (Pepón) y el trío Los Chitongos, sumando a Los Pícaros del Norte, después Los Jocobitos, y el grupo Recuerdo de Salvador González Govea. De fuera y seguido en Huatabampo, a Los Noreños; Rupy Gastélum; los chacales del orégano, los platinos de Liky Guirado y la sonorámica brass, los Tauros (donde tocaba Heleodoro Soto); Pauta Azul de Obregón y a la larga los Cadetes de Nogales. De Etchojoa, a un grupo muy animado: Los Arrieros. Con grandes recuerdos en Huatabampo por sus orígenes y aportaciones: Los Sioux, de Manuelito Sánchez; Los Gigantes Verdes; Los Red Kings (de Chuy Gabino); Los Ringless o Campaneros, del Mago López; Los Cheno´s Band, del Cheno Villalobos; la Orquesta Barragán, de don Isidro Barragán; Los D´Enrique (Enrique López), que trataron de sustituir a Los Melódicos; La Venganza Norteña; Los Hermanos Soto; la banda de José Gómez; los Tahuat (Tábare Huatabampo), de Javier Pacheco; la Producción Musical (de Tijuana, con Reyes laguna); Playa Blanca, de Ángel Ruiz; la ciencia del Huachas Cota La Polilla (JL Laguna); La Prole (de Jorge Rivera Zamacona); y los Huatson, de Miguel Robles y Renán Barreras.
– ¿Y los solistas de Huatabampo Miguel?
Sí, por ejemplo, recordamos al “compadre Picas” Ramón Agúndez Rodrigo Corral y su hermanos Federico y Chonely, Liky Armenta, Sergio y Hervé Encinas, Andrés Reyes, en su tiempo, Marcos Encinas, René Magallanes, Antonio Cital, el Manguili, Mario Paredes, el Dueto mezquite formado por José Corrales y Miguel Robles,Gildardo Corrales que junto a Ramon (coyote) Hinostroza trovador y compositor han grabado discos, también a José Luis Espinoza, Kikón Rojo, Falo Osuna,José Albino y Lorenzo Ochoa (el toronjo) entre los más conocidos.
De los hijos de Miguel, Julio, el mayor, toca en los Mochis con la Banda Número 20, y Alfredo, el tercero, acaba de formar su propia banda: La Cielo Sonorense. Su nieto Miguel René Hernández Rosas, hijo de Miguel Jr., se desempeña con la Arrolladora Banda Limón, donde además de la trompeta también toca la tuba y el trombón.
– ¿Talento puro heredado a hijos y nietos?
– “Fue la vocación de ellos. Yo nada más les di un empujoncito en sus inicios corrigiéndoles aquí y allá. Eligieron un oficio muy noble para realizarse a través de la música… y salieron muy buenos para trabajar y sin vicios, eso. Y para los tiempos que nos ha tocado vivir ya es ganancia”. Sus hijos y el recuerdo permanente de su esposa Guadalupe, con quien platicaba tarde a tarde en el iluminado porche de su casa, son razones importantes para vivir en paz con el mundo y consigo mismo.
Así vive en Huatabampo con su trompeta, reconocido como uno de los mejores en la historia del pueblo junto a los Toños Rosas, padre e hijo, Chalito Guzmán y Felipe Barragán: cada uno su estilo cada quien su talento, mucho aportaron a Huatabampo.