EL ZANCUDO | Por Arturo Soto Munguía
Para esta hora, la jubilosa lectora, el desilusionado lector seguramente ya conocen a Rosángela Amairany Peña Escalante, Judith Celina Tánori Córdova y Bernardo Ríos Cheno.
Y si no los conoce vale más que se vaya familiarizando con sus nombres y le dé una ‘googleada’ a sus fotos, por si se los encuentra en alguna parte no pierda la oportunidad de tirársele como El Santo (desde la tercera cuerda) y fundirse con ellos en un cálido abrazo recordándoles (aunque sean mentiras) lo bien que se llevaban cuando estuvieron en el kínder.
¿Y quiénes son -se preguntarán- tales personajes? Pues nada más y nada menos que las suplentes de las diputadas federales Lorenia Valles Sampedro, Wendy Briseño Zuluoaga y el suplente del también reelecto Heriberto Aguilar, que a partir del próximo 13 de septiembre se incorporan al gabinete de Alfonso Durazo Montaño dejando sus curules a los hasta hoy más desconocidos que afortunados integrantes de las fórmulas ganadoras en los distritos III, V y IV, respectivamente.
En la euforia por los nombramientos dados a conocer ayer por el gobernador electo, corrió tinta analizando perfiles y trayectorias de los nuevos integrantes del gabinete, pero muy pocos o nadie se preguntó por los perfiles y trayectorias de los nuevos diputados federales que, teóricamente tendrán grandes responsabilidades en San Lázaro y en sus respectivos distritos.
Ciertamente que ‘nadie nace enseñado’, como dirían los más viejos de la tribu, pero se debe reconocer que Lorenia Valles, Wendy Briseño y Heriberto Aguilar ya tuvieron tres años de entrenamiento en la práctica legislativa y mal que bien ya estaban familiarizados con ella. Más aún Lorenia, que suma otros tres años de experiencia, pues antes fue diputada federal por el PRD.
Creo sin temor a equivocarme que si algunos sorprendidos hubo al conocer los nuevos nombramientos fueron estos tres suplentes. Sorprendidos gratamente, digo, porque hubo muchos más que lo fueron, pero en mal plan cuando vieron que sus nombres no aparecieron en la lista del nuevo gabinete, aunque siguen alimentando la llama de la esperanza para que el jefe los considere en las tres carteras vacantes en el gabinete legal, y en las restantes del gabinete ampliado.
No se crea, el quisquilloso lector, la crítica lectora, que ejercer como diputado federal de la 4T es nomás ir a levantar el dedo aprobando como vienen todas las iniciativas presidenciales y defender en los debates las posiciones de su partido, no. La legislatura federal exige trabajos que van más allá de eso y tienen que ver con el estudio y análisis de las leyes y reglamentos, de las tareas en diversas comisiones, de análisis presupuestal entre otras muchas cosas.
Concediendo el beneficio de la duda, digamos que perdimos tres legisladores con experiencia, pero ganamos una directora del DIF estatal (que pronto se convertirá en Secretaría); una secretaria de Desarrollo Social y uno de Infraestructura y Desarrollo Urbano.
Del desempeño de los suplentes, solo el tiempo dará oportunidad para evaluarlo.
Lo cierto es que Valles y Briseño llegan a tutelar dependencias claves en la dispersión de recursos para los sectores más vulnerables, la atención de los más pobres y minorías que reclaman derechos y reconocimientos. Cualquier malpensado dirá que los programas sociales operados por esas dependencias tienen un cierto aire clientelar para fortalecer bases de apoyo con miras a próximas contiendas electorales, pero será solo eso: un mal pensamiento, una maliciosa mirada, un escepticismo mal encausado porque las cosas ya no son así.
Porque ya no son así, ¿verdad?
De Heriberto Aguilar, pues solo queda decir que se anda riendo solo pues quedará a cargo de la secretaría encargada de la obra pública en todos los municipios del estado: carreteras, puentes, infraestructura urbana y todo aquello que involucre al poderoso y hasta hace poco muy generoso sector de la construcción donde los moches solían ser parte de los usos y costumbres en el tráfago de miles de millones de pesos, pero ya no es así.
Porque ya no es así, ¿verdad?
Por otro lado, causó también sorpresa la designación de Álvaro Bracamonte Sierra como nuevo secretario de Gobierno, pero la decisión no es descabellada. Si bien su currículum lo ubica más en el terreno de la academia, la investigación y la consultoría, no hay que olvidar que el señor tiene más de 30 años en la grilla política así sea desde el ámbito estudiantil y sindical de la Universidad de Sonora.
Tiene además a su favor el conocer de cerca a personajes importantes de la que será oposición a partir del 13 de septiembre: priistas y panistas, señaladamente, con quienes ha trabajado de cerca tanto en políticas públicas como en el área legislativa. Como encargado de la política interna eso es fundamental.
Otros nombramientos ya estaban muy cantados, como el de José Luis Alomía en Salud y el de Guillermo Noriega en la Contraloría. Del primero ya hemos documentado su perfil en anteriores despachos; del segundo hay que apuntar su larga trayectoria en las luchas ciudadanas por la justicia, la transparencia y la rendición de cuentas.
El Memo Noriega supo ganarse la confianza de Durazo, tuvo un breve paso por la delegación del IMSS en Sonora donde dejó buena impresión a pesar de ser una dependencia tan noble como horrorosa en sus entrañas. Hoy le tocará estar del otro lado del mostrador.
Desencantados quienes promovían a Rodolfo Castro Valdez como secretario de Hacienda, pues Alfonso Durazo decidió que fuera su jefe de Oficina. No va a tener la chequera, pero sí el derecho de picaporte y la ventaja de hablarle al oído al titular del Ejecutivo. El de la chequera será Omar del Valle Colosio, un perfil más cercano a la tecnocracia que a la grilla.
Olga Armida Grijalva Otero va a la secretaría del Trabajo, Fátima Yolanda Rodríguez Mendoza a la Sagarhpa y Célida López Cárdenas a la coordinación de Turismo, que está proyectada para elevarse a rango de Secretaría.
El nombramiento de Célida fue quizás el que causó más polémica sobre todo en la capital del estado, tras su derrota en las urnas al intentar reelegirse, y por el estado en que se encuentra la ciudad al término de su administración, devastada en su infraestructura y peor aún en sus finanzas.
Dos de las ausencias notables en este primer paquete fueron la de María Dolores del Río y la de Jesús Valencia, pero aún quedan tres carteras disponibles: la de Educación, la de Seguridad Pública y la de Economía, que Durazo Montaño anunciará antes de tomar posesión.
Queda además todo el gabinete ampliado, así que si usted, ansiosa lectora, taquicárdico lector no apareció en estos primeros nombramientos, no agote sus reservas de pasiflorina y manténganse serenos, que quizás en los próximos días le toque algo.