EL ZANCUDO | Por: Arturo Soto Munguía
Algo raro está pasando en el círculo cercano del presidente de la República. El sorpresivo relevo de Olga Sánchez Cordero por Adán Augusto López, y la extraña renuncia de Julio Scherer así lo indican.
Sí, es cierto que los cambios en el gabinete son normales, pero particularmente estos dos están rodeados de un aura de misterio que solo pueden ver los iniciados.
Si bien Adán Augusto López ya había sido invitado para ocupar la secretaría de Gobernación, algo sucedió -según sus propias palabras en una entrevista concedida al portal de Carmen Aristegui-, que un día, estando en la ciudad de México para sostener reuniones con sus pares de otros estados, el aún gobernador de Tabasco fue llamado por el presidente que allí mismo le informó de su nueva responsabilidad. Tan precipitado fue el asunto que el propio López Obrador tuvo que prestarle una corbata para tomarse la foto con la que se anunció el relevo.
Sobre el perfil del nuevo funcionario federal, sus funciones y los motivos para el relevo de doña Olga han corrido ríos de tinta y las más diversas interpretaciones. Pero nadie ha desvelado el misterio de lo que realmente sucedió para que el presidente tomara la decisión en lo que parece ser un intempestivo arranque, quizás de mal humor, ira o vaya usted a saber.
El brusco movimiento tuvo ondas expansivas en el círculo más cercano al presidente. La noche del miércoles trascendió la renuncia de su consejero jurídico, amigo y compañero de mil batallas, Julio Scherer Ibarra.
Las renuncias también pueden tomarse como normales, pero de nuevo, las formas llamaron la atención sobremanera.
La filtración, de entrada indica que las patadas por debajo de la mesa en el grupo compacto del presidente están a la orden del día.
El hecho de que el vocero presidencial haya negado la renuncia y adjudicado la especie a la siempre perversa y maledicente prensa (no olvidar que Sherer es accionista de Proceso, la revista que filtró la renuncia y que Ramírez le tiene animadversión), y que horas después el propio presidente aparezca junto a Scherer anunciando la renuncia en una despedida melodramática que ya quisiera Epigmenio Ibarra para un guion, si éste produjera La Rosa de Guadalupe, habla de que pese al optimismo que suele mostrar públicamente López Obrador, hay culebras en el agua, como se dice para aludir a los peligros de cruzar un río revuelto.
Se puede conceder que también las contradicciones entre integrantes del equipo presidencial son normales. Finalmente, son parte del ejercicio de gobierno y la política electoral que subyace en él.
Pero el diablo está en los detalles. Estos movimientos parecen una reacción a lo que el propio presidente provocó al convocar anticipadamente los demonios de su propia sucesión, en aquella mañanera donde en una más de sus incontinencias verbales (en serio, a veces desperdicia la oportunidad de quedarse callado) enlistó a sus posibles sucesores.
Al modo, lo hizo para presumir que frente al gran abanico de posibilidades de Morena, la oposición no tenía a nadie que les hiciera sombra.
Y quizás tenga razón, pero la lista que incluyó a unos y excluyó a otros desbocó las ambiciones sucesorias, algo que en la política mexicana solía ocurrir quizás a mediados del penúltimo año.
La famosa lista fue el conjuro para invocar a esos demonios y ya no hay exorcismo para regresarlos. De aquí para adelante, cualquier movimiento, declaración, reunión, evento, gesto o malas miradas de los presuntos aspirantes será combustible para alimentar el fuego en la hoguera de las ambiciones presidenciales.
Vienen tres años intensos.
II
Desde este espacio no sumamos a los deseos de pronta recuperación para el gobernador electo Alfonso Durazo Montaño, que ayer anunció en su cuenta de Twitter el resultado positivo a una prueba Covid19. Su sintomatología, dijo, es leve y continuará atendiendo en forma virtual los trabajos de la transición.
El de Bavispe ha tenido una agenda muy cargada en las últimas semanas y ha sostenido toda clase de reuniones en Hermosillo, en otros municipios del estado y en la capital del país, lo que incrementa el riesgo de contagio, pero Durazo no es del tipo que permanece en la inactividad, mucho menos teniendo enfrente las serias responsabilidades que implica la gobernanza del estado. Aunque eso conlleva riesgos.
El gobernador electo cuenta con 67 años cumplidos y se observa fuerte y sano; el virus, sin embargo no respeta nada ni a nadie, esté o no vacunado, y hoy lo hizo pasar a la estadística de contagios. Con seguridad la ciencia médica y la atención de primera ayudarán a superar pronto este trance y el 13 de septiembre estará listo para iniciar su gobierno.
No está de más, por supuesto, recomendar a quienes hayan estado en contacto con el gobernador electo durante sus múltiples eventos, acudir a realizarse las pruebas respectivas. Y a todos, no confiarse de este traicionero virus.
III
El viernes pasado tuvimos en los micrófonos de la Red 93.3 FM a Humberto Robles Pompa, mejor conocido como ‘El Buitre’ y al modo, desparpajado pero directo nos aseguró que la crisis por la que está atravesando el PRI, partido al que busca dirigir en Sonora ya la han vivido en otras coyunturas y que sabrán salir de ésta.
Recordó la etapa en que perdieron la gubernatura a manos del PAN, y el panista Felipe Calderón todavía era presidente de la República.
Fueron sin duda tiempos difíciles, pero no tanto como los de hoy, para ese partido, acostumbrado a financiarse, más que de las prerrogativas oficiales y las cuotas de la militancia hoy francamente diezmadas (las cuotas y la militancia), de los recursos suministrados desde oficinas gubernamentales a su cargo.
La manifestación que empleados del tricolor hicieron frente a Palacio de Gobierno ayer, exigiendo el pago de tres meses de salario dimensiona la gravedad del problema. Los trabajadores (as) del ex partidazo documentan que desde junio pasado (mes de las elecciones) se les dejó de pagar y sus economías familiares han tocado fondo.
Por lo menos en Hermosillo esos empleados tienen una sede de trabajo. En otros municipios ni siquiera eso y en sus oficinas municipales nomás falta que pase un chamizo rodando, empujado por el viento.
La manifestación fue frente a Palacio de Gobierno porque los quejosos sostienen que los recursos no llegan desde allí al IEE y éste a su vez no tiene para cubrir las prerrogativas. De hecho, trascendió ayer mismo que la presidenta de ese organismo, Guadalupe Taddei Zavala presentó un recurso legal ante el TEE reclamando la omisión del gobierno estatal para entregar diversas partidas correspondientes a los meses de junio y julio, y el TEE ordenó a la secretaría de Hacienda estatal cumplir con esos compromisos.
El pequeño problemilla es que en Palacio están a diez días de entregar los bártulos y como suele suceder en el último tramo del año fiscal, especialmente cuando coincide con jornadas electorales, las finanzas no son lo que mejor luce.
Se avecina un litigio que evidentemente pasará a la agenda del nuevo gobierno que, en voz de quien será su titular adelantó recientemente que no tendría ni para pagar la nómina de la burocracia estatal, así que tampoco se puede esperar que el dinero de las prerrogativas llegue pronto a las arcas del IEE y de allí a los partidos.
Veremos qué ocurre.