Por: Arturo Soto Munguia
Se ha vuelto un lugar común en el cierre de estas campañas electorales despotricar y hablar pestes de quien, por alguna u otra razón decide abandonar las filas de su militancia o trasladar su apoyo a otra candidatura o asumir una posición crítica respecto a sus correligionarios.
En el plano nacional el ejemplo más a la mano es Porfirio Muñoz Ledo, el mismo que le cruzó la banda presidencial al pecho a López Obrador, el ‘enfant terrible’ como se le conoció en sus años mozos por su agudeza intelectual; la ‘enciclopedia con patas’ como alguna vez lo llamara Carlos Monsiváis por su impresionante bagaje cultural; el depositario de todas las reverencias y elogios por parte de sus compañeros de viaje en la 4T.
Hoy, el señor es el más vituperado por parte de los lopezobradoristas porque se atrevió a señalar desde una posición crítica, los errores en los que el presidente ha incurrido y en los riesgos de seguir caminando hacia la construcción de un Estado totalitario y consecuentemente, antidemocrático.
Fue más allá y señaló que de seguir por esa ruta, Morena podría convertirse en el partido político más corrupto de América Latina.
Y para completar el cuadro, de la mano de otro ícono de la izquierda mexicana, Ifigenia Martínez, fundadores ambos del Frente Democrático Nacional que derivó luego en el PRD y posteriormente en Morena, presentó un decálogo que resume con meridiana claridad los yerros y las omisiones del gobierno encabezado por López Obrador y que básicamente llama a evitar una mayor centralización del poder y a democratizar la vida pública en el país.
El respetadísimo decano de la política nacional, obviamente es ahora el depositario de los epítetos más zahirientes por parte de sus ex amigos en Morena.
En ese documento, Porfirio e Ifigenia aclaran que no buscan constituir un partido político ni suplantar a los existentes, sino que “aspira a reflejar el estado de la conciencia ciudadana que exige un cambio democrático profundo por la vía pacífica e institucional”.
El documento llega en el peor momento para la así llamada cuarta transformación; a menos de dos semanas de una jornada electoral sobre la que había tejido grandes expectativas que hoy se están diluyendo; llega en el momento en que, para estar ‘moralmente derrotada’, la oposición les está disputando parcelas de poder importantes en gubernaturas, pero sobre todo en distritos federales que podrían poner en riesgo la mayoría morenista en la Cámara de Diputados.
¿Cuántos votos representan Ifigenia y Porfirio? No sé si muchos o pocos, pero ese no es el tema. En sentido estricto, la importancia radica en el momento en que salen al escenario para lanzar sus proclamas y esas verdades difícilmente rebatibles y fácil de ser suscritas por amplios sectores de la opinión pública, incluyendo a algunos dentro del propio proyecto lopezobradorista, donde ya comienzan a emerger voces críticas.
El efecto es además, demoledor en lo anímico porque llega en el contexto de campañas no del todo exitosas y algunas francamente fracasadas. Lo que menos requiere un gobierno en vías de refrendar su proyecto es que desde su propia casa lo exhiban como fallido.
Esto no es algo que caiga bien en los círculos oficiales de Morena.
II
Guardadas las proporciones y consideraciones propias del caso, es un poco lo que sucede en Sonora con Alfonso Durazo. La mitad de su campaña ha tenido que hacerla compartiendo espacios en medios con un grupo de morenistas inconformes que tienen tomada la sede del partido, reclamando incluso por la vía judicial la falta de democracia en la elección de candidaturas.
Pero además, en las últimas dos semanas, han menudeado los anuncios de algunos de sus aliados pasándose a las filas de la campaña de Ernesto Gándara. También hubo militantes de Morena que lo hicieron.
¿Cuántos votos representan? Quizás pocos, quizás muchos, quizás los suficientes si se considera que es mejor contarlos a su favor que en su contra.
Obviamente, quienes abandonan el barco morenista son inmediatamente lapidados, desestimando la importancia de su peso político-electoral, pero es claro que eso no sucedía mientras permanecían fieles.
El problema se agudizó cuando Alfonso Durazo comunicó a sus aliados del PT que no los incluiría en los cierres de campaña, aunque ayer ya dio una leve reculada al mencionar a algunos de ellos en sus eventos. Pero en el PT no les parece suficiente y en los próximos días se esperan pronunciamientos importantes que podrían afectar la campaña del morenista.
El asunto, insisto, no radica en la representatividad en términos de votos de los que se van, sino en el efecto anímico que subyace en su migración. Nadie abandona un barco que va a buen puerto y con buena mar. Nadie se baja de una campaña triunfadora.
En contraparte, las sumas las está haciendo ‘El Borrego’. Desde la adhesión de Ricardo Bours y buena parte de la estructura de Movimiento Ciudadano, hasta los anuncios de militantes de partidos aliados de Morena y otros sectores como el magisterial, el ‘timing’ favorece al aliancista.
El ánimo es muy importante en una campaña, y la percepción es que en ese rubro, también la de ‘El Borrego’ va a la alza. Los eventos de cierre están resultando impresionantes (como el de la Unión Ganadera en Hermosillo), mientras que Durazo prefirió la ruta de la sierra, en municipios escasamente poblados y donde Morena tuvo sus peores resultados en 2018.
Entiendo que al final estará en las ciudades más importantes, pero en vía de mientras se le están yendo los últimos días en eventos poco relevantes.
Por cierto, ayer ‘El Borrego’ anotó otro punto al ‘futurear’ con el triunfo y anunciar la incorporación de Norberto Barraza a su eventual gabinete. Si Gándara mantiene ventaja de 9 puntos sobre Durazo en Hermosillo, este anuncio sí le sumará, pues Norberto tiene buen jalón en la capital del estado.
Para remachar el clavo, en el evento donde hizo este anuncio apareció nada más y nada menos que Lilly Téllez, la mismísima senadora que encabezó la fórmula morenista junto con Alfonso Durazo en 2018 y que al poco tiempo abandonara la bancada de Morena para sumarse a la del PAN.
Ayer le dio su apoyo a Ernesto Gándara.
¿Cuántos votos representa la ex conductora de televisión? Tampoco sé si muchos o pocos, lo que se sabe es que, así como hay un sector duro en Morena que la odia con odio jarocho, también hay sectores de otros partidos y de la sociedad civil que no la ven con malos ojos.
Para efectos electorales (no de principios, doctrina o programa), estoy seguro que Alfonso Durazo hubiese preferido que Lilly Téllez hiciera campaña a su favor, y no a favor de ‘El Borrego’. Pero pues no se pudo.
Así están las cosas en estos últimos días de campaña.
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