CAMBIO CLIMÁTICO EN MÉXICO: URGENCIA DE UNA ACCIÓN

Por Jesús Álvarez Iceido

En este año 2023, México enfrenta una serie de desafíos relacionados con el cambio climático que requieren una atención urgente. La canícula, los fenómenos del niño, la niña, la temporada de ciclones y por si fuera poco, los incendios forestales… son fenómenos que se han intensificado y representan una amenaza creciente para el país. Aquí abordaremos la importancia de tomar medidas concretas para mitigar y adaptarse al cambio climático, así como los impactos que estos eventos tienen en México.

La canícula, ese periodo de altas temperaturas y escasas precipitaciones, se ha vuelto más prolongada e intensa en los últimos años. Esto afecta a diferentes sectores, como la agricultura, la ganadería y el suministro de agua. Los agricultores enfrentan la pérdida de cultivos, que sumado a los bajos precios en el mercado, tienen a la agricultura al borde del colapso, los ganaderos sufren por la falta de pastizales y las reservas de agua se agotan, lo que pone en riesgo la seguridad alimentaria y el bienestar de las comunidades. Es imperativo implementar medidas de adaptación, como el manejo eficiente del agua y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, para hacer frente a esta prueba de resistencia.

Durante el niño, se produce un calentamiento anómalo de la temperatura superficial del mar en el Océano Pacífico central y ecuatorial, mientras que durante La Niña se produce un enfriamiento anómalo. Una particularidad del fenómeno del niño es que propicia una mayor ocurrencia de frentes fríos que afectan a gran parte del territorio, especialmente a los estados del norte y de la vertiente del Golfo de México, afectando también al centro del país con temperaturas bajas y, en ocasiones, con precipitaciones, las regiones del norte de México pueden experimentar temperaturas más altas de lo normal, lo que puede tener un impacto en la producción agrícola y en la salud de las personas.

La temporada de ciclones tropicales también se ha vuelto más impredecible y destructiva. Las intensas lluvias y los vientos fuertes asociados a los huracanes y tormentas tropicales representan un riesgo para las zonas costeras de México. Las comunidades costeras se encuentran cada vez más vulnerables a inundaciones, deslizamientos de tierra y daños a la infraestructura. Es fundamental fortalecer la infraestructura de protección, mejorar los sistemas de alerta temprana y promover la resiliencia comunitaria para reducir los impactos negativos de estos eventos climáticos extremos.

La temporada de incendios forestales es otro desafío importante en México. Las altas temperaturas, la sequía y los vientos fuertes aumentan el riesgo de incendios que amenazan los valiosos ecosistemas del país. Los incendios no solo destruyen la biodiversidad y los hábitats naturales, sino que también tienen un impacto en la calidad del aire, la salud humana y la economía local. Se requiere una gestión forestal adecuada, la promoción de prácticas de prevención y la capacitación de brigadas contra incendios para salvaguardar nuestros ecosistemas y proteger a las comunidades afectadas.

El cambio climático es un desafío global que requiere una acción colectiva. México no puede enfrentarlo solo, sino que necesita el compromiso de todas las naciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover la transición hacia energías limpias y sostenibles. A nivel nacional, es necesario fortalecer las políticas de mitigación y adaptación al cambio climático, así como fomentar la conciencia ambiental y la participación ciudadana en la conservación de los recursos naturales.

El cambio climático es una realidad innegable que afecta a México y a todo el planeta. La canícula, el niño, la niña, la temporada de ciclones y los incendios forestales son manifestaciones de esta crisis ambiental que demandan una respuesta inmediata y efectiva. Es momento de actuar con determinación, implementar medidas de adaptación y mitigación, y trabajar juntos como sociedad y gobierno para proteger nuestro entorno natural y garantizar un futuro sostenible para las generaciones venideras. El tiempo apremia y no podemos permitirnos ignorar los desafíos que enfrentamos.