Por Víctor Fausto Silva D.
Se fue López Obrador y no, no se acabó el mundo. Llegó Claudia Sheinbaum y tampoco pasamos automáticamente al paraíso o a cachar maná del cielo, aunque como sucede cada sexenio en este país, se renueva la esperanza de que el entrante le entienda mejor que su antecesor y las cosas mejoren.
Claudia Sheinbaum: Presidenta habemus
La llegada de la Presidenta (con a, por favor) será de cierta manera una especie de bálsamo espiritual para quienes prácticamente elevaron al tabasqueño a los altares de la patria –el padre Alejandro Solalinde rayó casi en la herejía comparándolo con Jesucristo-, porque la señora no ha perdido oportunidades ni espacios para colmarlo de elogios, y su discurso de toma de posesión no podía ser la excepción.
Son gestos por demás entendibles y propios de gente agradecida, porque más allá de compartir una causa, la hoy Presidenta es su hechura, su hija putativa, aunque muchos se preguntan cuándo empezará ella a gobernar y a definir un estilo propio, porque lo visto hasta hoy revela no sólo la natural y esperada continuidad de la 4T, sino casi una copia al carbón de su mentor.
Muestra de ello fue su primer discurso oficial ya con la banda puesta, con un refrito de lugares comunes y transcripción textual de frases acuñadas por quien –se supone- pronto se irá a La Chingada, pero a las que tanta raja política les sacó.
En fin, ella sabrá cuándo decidirá el destete, porque por lo pronto, más allá de las cuentas favorables que resumió, tiene encima un cúmulo de pendientes a cual más de graves o delicados en los temas que más le llegan y le pegan a los mexicanos, como seguridad pública y salud.
Y eso sí: de aquí pa’l real, el paquete, con aciertos y desatinos, será sólo suyo, porque contrario al recurso que López Obrador siempre tuvo a la mano de culpar a sus antecesores, ella no podrá rasparlo ni con una escueta frase de discurso.
No convencerá mucho si después de un sexenio de una 4T considerada exitosísima, se aferra a seguir viendo por el retrovisor para embarrar a Calderón como el villano favorito.
Como era de esperarse, Claudia Sheinbaum no abundó ni precisó mucho sobre lo que trae en la bola, pero a grosso modo sí dio pinceladas de lo que viene.
En seguridad pública vaya usted descartando que llegue una sacudida radical, pues no se ve que vaya a moverse ni un milímetro de la política de abrazos, no balazos, porque (porrrr supuesto, trapeó con la fallida estrategia de Calderón en su lucha antinarco) ya dijo que privilegiará la prevención atacando las causas y en lo operativo, más labor de inteligencia y cero impunidad.
Ni por encimita mencionó palabras que López Obrador se encargó de volver impronunciables, como narco, delincuencia organizada, extorsiones, cobro de piso, desapariciones y un largo etcétera, mucho menos las matazones que un día sí y otro también tiñen de rojo vastas zonas del país, a las que además terminan por estrangular en lo económico.
Sin embargo, por la tenacidad y el descarado poderío de quienes retan al Estado al grado de presumir hasta por redes sociales cómo se apropian de regiones enteras, será ineludible que algún día las aborde, y entonces habrá qué ver cómo lo hace y cómo se mueve su flamante titular de Seguridad, Omar Gacía Harfuch, a quien por cierto ya intentaron matar los descarriados que nunca le hicieron caso a AMLO, ni a sus mamás.
En el renglón de salud, la Presidenta insistió en lo bonito de contar con el mejor sistema del mundo, aunque –no es ninguna ingenua- seguramente sabe que ha sido puro jarabe de pico, porque para empezar, anuncia la apertura de Farmacias del Bienestar (Don Simi de gobierno), un servicio de médicos a domicilio y la reactivación de la farmaciototota que ni Obama tuvo, para que, ahora sí, pase de las míseras nueve recetas diarias a una cobertura total y gratuita.
Y es que, con todo y el maquillaje sexenal a un tema tan polémico como espinoso, la señora seguramente tiene “otros datos” que pintan descarnadamente el gran talón de Aquiles: el sistema no caminará ni saturándolo de médicos y especialistas, como ya lo anunció, si no se garantiza que haya medicamentos suficientes.
A vuelo de pájaro, esos son dos de los temas torales que mortifican a la gente en lo inmediato, y si quiere usted, súmele su ofrecimiento de lograr por fin la semana laboral de 40 horas, aunque seguramente ya cuenta con la oposición de tiburones y hambreadores como Carlos Slim, que insiste en exprimir a los trabajadores hasta los 75 años de edad para que aspiren a jubilarse, aunque a partir de los 50 ó 60 anden de empacadores o “viene-viene” en las tiendas, porque ya nadie los emplea formalmente.
Por cierto, Claudia tampoco dijo nada sobre el aumento en las pensiones, que AMLO cacareó profusamente meses antes de las elecciones. ¿Se le olvidó o quedó como mero gancho electorero?, vaya usted a saber.
Durazo: Con apoyo garantizado
En cuanto a lo que puede esperar Sonora de la Presidenta, el que debe andar brincando en un pie es el gobernador Alfonso Durazo, pues ya se habló de su irrestricto apoyo al plan de energías limpias que ha venido impulsando, así como a los planes de justicia para pueblos indígenas, léase yaquis, mayos, seris y guarijíos.
Otro anuncio de impacto para estas tierras fue el anuncio de Sheinbaum sobre la construcción del tren de pasajeros México-Nogales, que seguramente despertará la añoranza de quienes utilizaron en el pasado esa modalidad de transporte, quizás no muy cómoda pero sí más barata.
¿Que no quedó ningún sonorense en el gabinete federal o de perdida en mandos medios? Será irrelevante si Durazo Montaño es capaz de cultivar cercanía y respaldo de la nueva mandataria, porque además, no es poca cosa que se haya mantenido como presidente del Consejo Político Nacional de Morena.
La Mañanera, light
Si usted se volvió fan de las mañaneras de AMLO –y sobre todo si tenía tempo de chutárselas durante horas-, la Presidenta decidió continuarlas y así lo hizo este miércoles, sólo que con un nuevo formato, que a primera vista luce bastante rígido, limitado y hasta descafeinado.
Porque vea usted: los lunes, la señora hablará sobre “Vida saludable”, los martes sobre “Humanismo mexicano y memoria histórica”, los miércoles habrá “Detector de mentiras”, los jueves bordará sobre “Mujeres en la historia” y los viernes sobre “Suave patria” (¿?).
Por el formato de temas, huele a que serán más pedagógicas que informativas, y en un descuido, por la programación de los viernes, hasta musicales o poéticas.
Habrá qué ver cómo le hacen los reporteros que las cubren a la hora de abordar temas de suyo recurrentes como los de desastres, o de seguridad –especialmente los viernes de “Suave patria”, porque el formatito luce bastante light.
Como que la señora quiere dar clases…