CARRUSEL | BELTRONES VA POR LO ESCAMOTEADO

Por Víctor Fausto Silva D.

Este jueves estuvo en Álamos Manlio Fabio Beltrones, y bien podría decirse que con sus yerros, el propio gobierno se encargó de abonarle el terreno para poner el dedo en la llaga sobre el abandono y el maltrato del que están siendo víctimas amplios sectores sonorenses, por políticas a todas luces equivocadas e injustas.

En la ciudad de los portales, el candidato al Senado tocó un tema que desde siempre ha traído a todos con el Jesús en la boca, más cuando se acerca el infame verano: el de la crónica escasez de agua para el pueblo mágico.

Es tan grave que desde hace dos años, en Álamos se vieron obligados a implementar un programa de tandeos debido a que están abatidos los 7 pozos de la localidad, sólo disponen de agua potable de un pozo aledaño durante cinco horas en el día, y se complementa con el servicio de pipas, lo que afecta a 10 mil habitantes de la cabecera municipal.

Ante un panorama tan complicado como ése, hace tiempo se proyectó e inició el acueducto Los Pilares como solución definitiva, pero el gobierno federal no sólo hizo mutis a la hora de apoyarlo, sino que arrebató para sus arcas los recursos del Fondo Minero y ¡anda vete!: la obra quedó a la mitad y los alamenses como siempre, quedaron a expensas de que llueva.

Beltrones recordó en reunión con los alamenses, que a él le tocó legislar para que se creara dicho Fondo, que permitía a los alcaldes acceder a recursos aportados por las compañías mineras para el mejoramiento de los servicios y la infraestructura de aquellos municipios donde están asentadas, más de 30, por cierto.

Con la mano en la cintura y pretextando que hubo corrupción en el manejo de dichos recursos, el presidente López Obrador dejó a los presidentes municipales con la mano estirada.

Y no, nunca se comprobó la cacareada corrupción y mucho menos se castigó a presuntos responsables (como la misma faramalla repetida en tantos otros rubros, donde nada más se señaló sin sustento alguno), pero tampoco desapareció la cobranza de miles de millones de pesos del Fondo: se fueron a la buchaca del gobierno federal, y casi seguramente a obras como la refinería de Dos Bocas o el Tren Maya.

¿Y los municipios y sus alcaldes? A chiflar en la loma y a rascarse con sus propias uñas, viendo cómo obras tan indispensables quedaban tiradas, porque además, al tocar las puertas del gobierno del estado, éste les salía con que también anda capoteando la ruina, porque la marca distintiva de este gobierno ha sido el tijerazo.

(Por cierto, el que sabe bastante de esos sinsabores y de portazos en la cara es Víctor Manuel Balderrama Cárdenas, dos veces alcalde alamense y hoy candidato a diputado local, a quien Beltrones le reconoció haber sido el único munícipe que presentó una controversia constitucional defendiendo el Fondo Minero).

Consciente de esa injusticia y de la impotencia de esos alcaldes por sentirse despojados, Beltrones hace suya la bandera por recuperar esos recursos, escamoteados “por la irresponsable decisión del gobierno federal” que hoy tiene sumido a Álamos en una grave crisis de abasto de agua.

“Yo fui el que hizo esa ley minera, éste gobierno se los quitó. Yo quiero regresar al Senado para regresárselos, ese es un compromiso que yo quiero hacer con todos los pueblos beneficiarios del sector minero”, anunció.

Recordó que el acueducto debió quedar listo desde el 2022, pero quedó detenido porque buena parte de la obra estaba siendo costeada con recursos del Fondo Minero.

“Se quedó a la mitad porque se llevaron el dinero, por eso estoy aquí para pedir su voto y su confianza y regresar al Senado a recuperarlo”, dijo Beltrones.

No fue el único tema neurálgico que escuchó el ex gobernador en su visita, pues también los productores del campo manifestaron su inconformidad por la desaparición de otros programas de apoyo, como lo externó Alberto Limón Quijada, representante de los ganaderos de la región.

Hubo, pues, una catarsis, un desahogo de frustraciones, impotencia y coraje, ante un candidato al que poco podrían contarle sobre cómo se decide y se defiende el reparto del pastel presupuestal desde las cámaras legislativas, siempre que haya voluntad de ayudar a sus representados y no sólo de quedar bien con el Ejecutivo, acatando su insolente línea de no cambiarle “ni una coma” a lo que el señor decide.

Les tupieron…

La otra cara de la moneda respecto al evento de Beltrones y la buena recepción que tuvo, se dio con la visita de sus adversarios de la fórmula PT, la inefable Célida López y Froylán Gámez, quienes no sintieron lo duro sino lo tupido por los reclamos de los productores agrícolas ante el abandono del gobierno federal.

Tragaron gordo cuando se reunieron con los miembros del Distrito de Riego del Río Mayo, que aprovecharon la ocasión para pasar facturas por la actitud sumisa de los legisladores federales de Sonora (todos de Morena), que no dijeron esta boca es mía cuando el gobierno de López Obrador les rasuró a la brava cuanto apoyo institucional tenían.

Tácitamente, les dijeron a Célida y a Froylán que no tienen vergüenza al acudir ahora a pedirles su voto, cuando nadie fue capaz de meter las manos por ellos, y le pusieron nombre a la calle y número a la casa, mencionando específicamente a la diputada por el séptimo distrito, Shirley Vázquez Romero.

Se la tenían guardada, porque si algo ha distinguido a la ex padrecista, ex morenista y hasta ahora petista –quién sabe a dónde brinque mañana-, es que se la llevó repartiéndoles atole con el dedo y hasta hacía foros dizque para escuchar su problemática, mientras en la cámara sólo aplaudía y aprobaba en automático cuanto le llegaba desde la Presidencia, así fueran los recortes infames que metieron a sus representados en un predicamento.

Mal día para Célida y Froylán, que fueron por lana pero salieron trasquilados y con la bandera del PT hecha garras.

Y ni modo, a hacer de tripas corazón y a endurecer el cuero: nadie les garantiza que será la última revolcada que reciban, porque son grandes los agravios y muchos los agraviados.

Es cierto que es temporada de tunas…pero no por eso se queda el nopal sin espinas.

Tan dada al folclor (madrazos en paquete) e incluso a mover el bote en el bailoteo festivo, doña Célida no pudo lucir aquí sus mejores pasos. Ni tiempo le dieron.

Y ni modo. Como dijo en sabia frase el pasado 17 de marzo el consejero del INE, Uuc-kib Espadas: “el que no quiera pisotones, que no baile”.

Y sigue la mata dando…

Le digo, estimado lector, que el propio gobierno parece aferrado empeñado en abonarle el terreno a candidatos opositores como Beltrones, y para muestra está el anuncio de que este año se cancela el programa para inducir lluvias en Sonora ¡por falta de recursos del gobierno federal!

Pues ¡tómala!

La encargada de dar la nota fue la Secretaria de Agricultura, Fátima Rodríguez Mendoza, aunque intentó matizarla al señalar que “el estado no se verá afectado por la falta de inducción de lluvias, porque se enfocaba solamente en un polígono que abarcaba entre 10 y 12 municipios”.

Pues será el sereno y sobrarán formas de maquillar, pero un anuncio así no hace sino confirmar el desdén del gobierno federal hacia la problemática de los estados y los municipios, especialmente en asuntos tan graves como la sequía y la escasez de agua para consumo humano.

Ahora sale doña funcionaria casi-casi con que cancelar el programa “no pinta”, porque “apenas” abarcaba 10-12 municipios, cuando de ser ¡uno solo! bien merecería continuar, en un estado tradicionalmente sediento como éste. Si de por sí no llueve, por lo menos se le hacía la lucha, y ahora ni eso.

Fuera de la máscara de maquillaje que doña Fátima intenta utilizar para justificar lo injustificable, lo que queda claro es que al “centro” le siguen valiendo cuete las necesidades de sus gobernados.

Allá siguen endiosados y felices con una refinería que no ha refinado un triste litro de gasolina, un Tren Maya que pinta para vil fracaso, y los mañaneros rollos de autoelogio y su contraparte de vituperios para quienes no viven en la burbuja rosita, donde los mandamases se instalaron hace ya casi 6 años.

A como van las cosas, López Obrador va a terminar como el enloquecido emperador Nerón, que plácidamente tocaba la lira y cantaba en su palacio, mientras Roma ardía, en un incendio ordenado por él mismo.