CARRUSEL | PARTIDO SONORENSE: SUEÑO DE OPIO DE UN VULGAR AMBICIOSO

Por Víctor Fausto Silva D.

Desde que Alí Camacho Villegas urdió la formación de un nuevo partido político, el asunto apestaba a azufre, especialmente por sus antecedentes de gandalla.

De cualquier forma, supo enredar a muchos incautos y ciertamente, a uno que otro iluso bien intencionado, que vieron en el flamante Partido Sonorense una alternativa válida para participar en política.

Supo vender espejitos, porque vendió la versión (o así se la vendieron a él) de que el nuevo engendro traía todo el visto bueno del gobernador Alfonso Durazo, como para hacer chuza y hasta recibir bajo cuerda el cobijo de Morena, con tal de tapar cualquier resquicio de poder para la alianza PRI-PAN-PRD.

Los resultados no pudieron ser más halagüeños para un partido de nuevo cuño y supuestamente limitados alcances, precisamente por su calidad de debutante: siete presidencias municipales: Sonoyta, Oquitoa, Átil, Tubutama, Huachinera, San Pedro de la Cueva y El Quiriego, más una diputación plurinominal y varias regidurías.

Con todo y su fama de ser un costal de mañas y agandalles (de lo cual dio muestras fehacientes cuando se trepó a la Congregación Mariana Trinitaria e hizo pingües negocios y de promoción política a costillas de una asociación sin fines de lucro), lo que nunca esperó Alí Camacho es que tan pronto se le atravesara otra cachora mucho más apedreada que él: Raúl González de la Vega.

Ex beltronista, ex lópeznogalista, ex padrecista y etcétera, González de la Vega pronto se le trepó a las barbas y lo demás es historia harto conocida: el Partido Sonorense pasó de ser una refrescante opción política (porque así la vendieron) a un ring de batalla campal, donde Ali Camacho perdió no nada más la máscara, sino también la cabellera.

Salieron a relucir innumerables machincuepas para desnudar lo que siempre fue el trasfondo en la formación del Partido Sonorense: una franquicia para succionar dinero del presupuesto…y fuera de él, porque ya salió a flote también la forma en la que Camacho Villegas otorgó candidaturas, asignándolas al mejor postor.

Acá por el sur, es de sobra conocido el caso de David Martínez, “El Yiyo”, a quien Alí Camacho hizo candidato a la presidencia municipal de Villa Juárez mediante el “módico” pago de 50 mil pesos.

“El Yiyo” no ganó, pero el PS alcanzó el derecho a una regiduría, sólo que el dueño del partido fijó una nueva cuota –perro que come huevo, etc.- para concederla.

El caso es que como Martínez no tuvo para cubrir la nueva mochada, lo dejaron chiflando en la loma. En su lugar entró un profesor…y vaya usted a saber si éste sí tuvo para cubrir la cuota.

No fueron los únicos manoteos por supuesto, porque conforme se destapa la cloaca se van conociendo más en distintas plazas, donde Alí Camacho aplicó a rajatabla su muy particular regla de que “no me vengan con la democracia y esas hilachas; aquí el negocio es el negocio”.

Con todo y la exhibición de la podredumbre por su dirigencia, el grueso de los problemas apenas empieza para Alí Camacho, porque las cuentas mochas ya le empezaron a tronar ante el Instituto Estatal Electoral, de donde por ley le asignaron 900 mil pesos para campaña.

Están saliendo a relucir facturas apócrifas y gastos no comprobados, un lodazal financiero que contrasta groseramente con el estilo de vida que el señor exhibe, para empezar con la compra de carros, lo que al parecer agarró como hobbie…costeado con dinero ajeno.

En lo político, el desastre no puede ser peor: Alí Camacho terminó agarrado del chongo con su diputado González de la Vega, los siete alcaldes del PS renunciaron al partido y varios regidores de distintas plazas andan en lo mismo, sin contar con que dirigentes municipales –como Gerardo Pozos en Navojoa- también están listos para tirar los fierros.

Total: el flamante Partido Sonorense terminará como sueño de opio de un vulgar ambicioso, al que todavía le faltará enfrentar las consecuencias legales de su desatada corrupción.

Lástima por quienes de buena fé le compraron sus espejitos, como Guillermo “El cuate” Ruiz Campoy, que volvió a equivocarse a la hora de arrimarse buscando plataforma para llegar a la alcaldía de Navojoa, o el carismático José María Mendoza, “Sewa Juyyapo”, un joven de bien y desinteresado promotor de causas sociales, que hizo un dignísimo papel levantando significativa cosecha de votos, como candidato a diputado local por el PS.

Merecían mejor suerte. Lástima que cayeron en manos de un tracamandanga sin escrúpulos.

Habrá que ver si legalmente le aprietan las tuercas a Alí Camacho, porque es lo mínimo que merece.