Por: José Carlos Campos
SUSTITUCIÓN.
Una buena checada al standing actual de LMB en su temporada 2023 puede servir para desentrañar lo que puede ser el misterio de lo que avecina para el año que viene en 2024, el año de la supuesta expansión a veinte equipos. Se supone, así lo han querido vender sin especificarlo, que la liga aumentará de tamaño, pero… el standing de este año hace levantar sospechas.
Se supone, se dice, que ingresarán dos franquicias, Querétaro, y presuntamente Chihuahua. De la primera ya se tiene el nombre del equipo, “Conspiradores”, que ya están construyendo su estadio y toda la cosa. Pero de la segunda si apenas un vago “se sabe de un grupo de empresarios”, nada en concreto, todo en el aire y atan las esperanzas al “ya sabremos más tarde”.
Mientras, las franquicias de León, Aguascalientes y Campeche pasando las de Caín, sufriendo con los resultados y las asistencias. Ponemos tres ejemplos, aunque cabe considerar que en Campeche las cosas resultan, digamos, cosas de presupuesto, que ahí no hay a quien le duela el bolsillo por las pérdidas luego de que el dueño de la franquicia es el gobierno del estado u total, todo a fondo perdido.
Pero los casos de León y Aguascalientes sí son de llamar la atención, franquicias que arrastran problemas no desde este año sino desde muy atrás y que de alguna forma han dado muestras de que no pueden con el paquete. Esto lleva a preguntar si es que lo de la presunta expansión no es sino una máscara para esconder que lo que viene en 2024 no es sino una simple mudanza de franquicias.
CERCANÍA.
En el caso que se tratara de una expansión, algo que dudamos, la primera pregunta sería ¿de dónde sacarían los clubes que llegan a los peloteros para su roster? ¿En verdad se cuenta en México con material humano para sostener una liga con 20 equipos?
Esto dicho en términos de calidad no de cantidad.
Curiosamente, León y Aguascalientes son plazas muy cercanas a Querétaro, menos de 3 horas por carretera, ubicación que no deja de llamar la atención luego de que la salida de ellas y la llega de Querétaro implicaría “no perder la atractividad en la región”. Esto es mera suposición.
La mudanza presupone cero problemas para adquirir peloteros luego de que se supondría que los peloteros solamente se mudarían a escasa distancia y estaría contemplado como parte del pago hecho a la liga por la franquicia.
La apuesta porque este sea un buen año para la LMB es grande, hay un reavivado anhelo por parte de los dueños de equipos y de su presidente Horacio de la Vega en que se sostenga el discurso de que el circuito está creciendo en el aspecto económico a pasos agigantados, aún y que buena parte de los clubes no lo dejen ver así.
Pero no sabremos de bien a bien qué es lo que viene si es que la propia liga no lo aclara: mudanza o expansión.
SEMANAL.
Lo relevante esta semana en LMB lo ha sido, así luce la pretensión de la misma liga, del debut de la segunda mujer en actuar como umpire. La aparición de Julissa Iriarte en la serie Olmecas-Leones ha sido tema abundante, muy masticado y que ha servido lo mismo para el discurso “de inclusión” que para las auto porras.
El debut de la dama sinaloense, nacida en Estación Naranjo, municipio de Sinaloa, ha servido para enriquecer la narrativa semanal de la LMB a falta, hay que decirlo, de algo más concreto en lo deportivo, de mayor resonancia luego de que las primeras series de esta semana han pecado de “modestas”, por no decir opacas.
Muy cierto es que la llegada de Iriarte es un gran logro al emular lo que hiciera en 2018, en su momento resultó algo más propandístico que un hecho realmente “duro” en favor de la inclusión y equidad de género. Se entiende ahora que en aquel entonces la llegada de la fémina fue idea de Javier Salinas, a quien se le recuerda, si así se hace, por su ineficaz paso por la presidencia de la LMB.
Veremos si con Iriarte la cosa es más duradera.
