Categoría: Bulmaro Pacheco

  • ENTRE OPCIONES Y ELECCIONES

    ENTRE OPCIONES Y ELECCIONES

    Por Bulmaro Pacheco

    Qué buscan Morena y su gobierno al impulsar a las tres ministras de la Suprema Corte de Justicia más controvertidas de la historia reciente?; ¿qué pretenden al promover un proceso electivo -lleno de irregularidades y vicios- del personal (3,500 candidatos) del sistema de justicia en México, el próximo 1 de junio?

    El respeto al estado de derecho no ha sido lo fuerte del gobierno que se instaló en México en 2018 y, al parecer, los errores y las pifias se están repitiendo en el gobierno que lo sucedió.

    Gobernadores en funciones forzados a ser senadores; candidatos a gobiernos estatales sin cumplir los requisitos constitucionales; exministras de la Corte ocupando cargos de elección popular sin respetar las limitaciones establecidas; exceso de familiares en cargos públicos; falta de respeto -e ignorancia total- a las reglas; y un combate sin tregua para destruir los avances y las estructuras democráticas construidas en los últimos años, que permitieron la inclusión, fortalecieron la pluralidad y facilitaron el procesamiento de las -antes recurrentes- crisis políticas, así como la integración de la representación nacional.

    Obviamente, se pretende cumplir con una consigna elaborada desde el pasado sexenio: acabar con un poder incómodo, que siempre fue un contrapeso real frente a las decisiones del Poder Ejecutivo que sostenía con desdén que a él no le salieran con que “la ley es la ley”.

    También se busca someter a ese poder judicial a las consignas del gobierno y su partido, para apropiarse de sus estructuras y sortear cualquier tipo de inconveniente político y jurídico.

    Además, se hacen nombramientos a modo, con el fin de completar la colonización de los poderes por parte de un partido que se siente -y se dice- estar en el “lado correcto de la historia”. Pero la historia, lo sabemos, no tiene lados correctos ni incorrectos, ni ubica a nadie en posiciones adecuadas. Es y ha sido siempre una caja de sorpresas. Si no, basta con ver lo que ocurre en el mundo con gobernantes que llegaron en nombre del cambio y los principios revolucionarios -Cuba, Nicaragua, Venezuela, Rusia, Hungría, Turquía, entre otros- y que no quieren dejar el poder, apostando por décadas de dominio en sus respectivas regiones. Ellos también -en su momento- aseguraron estar del lado correcto de la historia, y ya hemos visto los resultados.

    Tarde o temprano -poderosos o no- la historia pone a cada quien en su lugar. Una lección que todos deberían aprender.

    Al no tratarse de una reforma que interese genuinamente a los mexicanos, y ante la falta de argumentos que convenzan sobre sus bondades, existe un gran temor oficial de que se registren altos niveles de abstencionismo el próximo 1 de junio. Y no es para menos.

    En procesos anteriores, cuando la llamada 4T ha promovido consultas con votación directa, la ciudadanía no ha participado como esperaban: Convocaron a la consulta para juzgar a los expresidentes de la República y solo salió a votar el 7 % de la lista nominal; y promovieron la figura de la “revocación de mandato” -ya contemplada en el artículo 35 constitucional- y la participación apenas alcanzó el 17 %, principalmente por el disfraz con que presentaron la consulta, preguntando si “querían o no que el presidente López Obrador permaneciera en el poder”. Ni siquiera se acercaron a la cifra del 40 % de participación establecida en la Constitución para que una consulta sea vinculante.

    Hoy no existe motivo ni razón para suponer que la participación vaya a incrementarse. Por eso han puesto a trabajar activamente su maquinaria partidista, intentando afiliar de forma súbita -y a última hora- a miles de mexicanos, con el propósito de estimular la participación y generar conciencia ante las prisas de los tiempos y las urgencias oficiales.

    La realidad es que a la 4T se le están desmoronando sus principales argumentos ideológicos, aunque no lo reconozcan.

    Ya no tendrán a quién culpar del posible fracaso en la participación electoral. El pasado ya son ellos mismos, con casi ocho años en el gobierno. Tampoco pueden culpar a sus adversarios incrustados en los partidos políticos. Mucho menos al “Neoliberalismo”, ese “ajonjolí de todos los moles” del nuevo gobierno, su espantapájaros favorito y al que de todo han culpado sin analizar bien la historia de México.

    Una razón fundamental los delata: si el llamado neoliberalismo no les hubiera heredado el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, México estaría enfrentando sanciones peores que las que hoy afectan a China y Vietnam en materia arancelaria. Pero no lo reconocen porque primero están sus dogmas y su ideología. La realidad que se espere, al fin que ya habrá tiempo de enfrentarla parecen decir.

    Saben que, si admitieran siquiera un mínimo de esos avances como el original TLC, firmado en 1993, sus consabidas consignas del “segundo piso” y de su imaginada “revolución de las conciencias” (que solo ellos entienden) quedarían relegadas, y en riesgo de extinción. Porque, a pesar del tiempo transcurrido, no se han dado a la tarea de elaborar un marco político y jurídico que justifique de fondo la mayoría de sus decisiones y programas. Se limitan a presumir su mayoría aplastante y el poder para transformar la Constitución y las administraciones públicas en instrumentos de decisiones personales o de grupo.

    Ahí radica su gran preocupación por la próxima elección judicial y por la posibilidad real de que mucha gente no vote, llevando al fracaso su verdadera intención.

    Están cosechando lo que sembraron. Sin duda.

  • LOS DOGMAS DE LA 4T: ¿HACIA DÓNDE?

    LOS DOGMAS DE LA 4T: ¿HACIA DÓNDE?

    por Bulmaro Pacheco

    Primero esconden al gobernador Rubén Rocha Moya. Ya no aparece en público por la gravedad de las acusaciones en su contra sobre la violencia imparable en Sinaloa, entidad en descomposición política y social prácticamente agudizada en su sexenio.

    Al gobernador Rocha ya no se le ve en los medios como antes. Quizá lo estén escondiendo para no dañar más la imagen del gobierno federal y evitar que alguna de sus declaraciones entorpezca las negociaciones con el gobierno de Donald Trump, que trae en la mira al estado de Sinaloa y a los “políticos involucrados en la delincuencia organizada”, y donde nadie se descarta.

    Después trataron de minimizar el caso de Teuchitlán, Jalisco. Un verdadero caso de terror armado por la delincuencia organizada y descuidado principalmente por el gobierno pasado de los “abrazos y no balazos” y ante la indolencia también del gobierno estatal.

    Han tratado de culpar a las oposiciones de explotar el caso y temen que lo sucedido se convierta en algo así como el Ayotzinapa de la 4T. Los hechos ahí están. Las madres buscadoras también.

    Después echaron a andar la maquinaria política pesada para defender al exgobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, y evitarle el desafuero ante acusaciones graves por violencia sexual en su contra.

    Ni rebeliones advertidas ni rupturas anunciadas, ni un feminismo práctico morenista que a las primeras de cambio dobló las manos y mucho menos se presentaron aquellos que a cada rato en ese partido enarbolan las banderas de la honestidad y de que “son diferentes a los del pasado”.

    Muy cerca de esos acontecimientos se presentó también el caso de Gerardo Fernández Noroña, del presidente en turno de la Cámara de Senadores, que fue visto viajando en business class en la aerolínea Air France, cuando de su lenguaje político y su partido no se les cae de la boca el mensaje de la austeridad en todos los aspectos de la conducción política y para todos los efectos.

    Antes, las tensiones en el partido Morena afloraron con enfrentamientos directos entre la presidenta de la República y los liderazgos del Congreso de la Unión por varios casos: El nombramiento de la titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que favoreció a Rosario Ibarra de Piedra -que todo indica no era la favorita de la presidencia-, nombrada antes por el expresidente López Obrador.

    Después vino la tensión por el proyecto de reforma constitucional relacionada con el tema del “nepotismo” en los cargos de elección popular. La presidenta propuso la vigencia a partir del 2027 y los liderazgos en el Congreso la dejaron para el 2030. La dirigente nacional de Morena, Luisa Alcalde, partir de allí anunció reformas a los estatutos para evitar que Morena postulara familiares como candidatos en 2027, en pleno respaldo a la idea de la presidenta.

    Posteriormente, vino el tema de las reformas a la ley del ISSSTE. ¿Quién involucró en ese tema conflictivo a la presidenta Sheinbaum a sabiendas de que no estaba planchado con las organizaciones políticas y sociales? ¿A quién se le ocurrió convencerla de que se podía sacar más dinero para el Issste a costa de los propios trabajadores federales y no del sistema fiscal?

    El retiro de la iniciativa de reforma a la ley del ISSSTE por parte de la presidenta Sheinbaum se les acredita a las movilizaciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que durante varios días estuvieron presionando en la Ciudad de México.

    Posterior a esa victoria política, la CNTE demanda ahora al gobierno la derogación de la ley del ISSSTE del 2007 que -ante la crisis estructural y financiera de la institución- creó el sistema de pensiones vía la cuenta individual en la afore pensionissste, dándole opción a los trabajadores federales con antigüedad que optaran o por la pensión de reparto (10 salarios mínimos, hoy UMAS) o por la Afore cuenta individual, entre otras cosas.

    Ahora la CNTE exige la derogación de esa ley y una reforma de pensiones para los trabajadores federales que elimine las UMAS y regresen al salario mínimo para hacer los cálculos actuariales definitorios de la pensión de retiro.

    Es una papa caliente muy difícil de enfrentar por el gobierno, porque dicha ley ha estado vigente en los últimos 18 años y ha provocado infinidad de inconformidades que ahora están aflorando.

    ¿Cuánto le costaría al gobierno federal y al ISSSTE derogar la ley? ¿A quién se le aplicaría, considerando la irretroactividad de las leyes garantizada en el artículo 14 de la Constitución?

    La autollamada 4T está encerrada en sus propios dogmas. De origen y desde 2018 jamás admitieron crítica y todas las culpas de sus errores se las achacaban al pasado: A los 36 años de neoliberalismo (sic) que según ellos habían llevado a México al atraso; después se concentraron en atacar al expresidente Felipe Calderón y echarle la culpa de todos los problemas de inseguridad.

    Dijeron que les habían dejado un tiradero en materia de salud, y desaparecieron el Seguro Popular para crear aquel organismo que se llamó el INSABI (Instituto de Salud para el Bienestar), y que fracasó estrepitosamente después de erogar 1 billón de pesos (2019-2023), y dando lugar a los problemas de salud que todavía se padecen y ni siquiera se inmutan.

    Y por otro lado, manejaron muy mal la crisis del COVID 19, donde dijeron que los muertos no iban a pasar de 60 mil y al final rebasaron los 800 mil, y tampoco asumieron su responsabilidad. Toda la culpa seguía siendo del pasado y ni siquiera con el cambio de gobierno sexenal en 2024 reconocen el cúmulo de errores en todos los órdenes que el nuevo gobierno enfrenta ahora.

    Desde su autonombrada honestidad valiente hasta su fantasmagórica “revolución de las conciencias” y la reafirmación de que “son diferentes” se les están cayendo ante la multitud de evidencias de ineptitud, improvisación y corrupción en todos los niveles de gobierno de la 4T que a cada rato se denuncian ante la opinión pública.

    Para auto justificarse, eludir responsabilidades y cerrarse al dialogo con los adversarios, siempre reaccionan con las consabidas tesis de “las oposiciones están muertas” o del “conspiracionismo” en su contra.

    Pero la realidad ya les llegó y se están dando cuenta de eso. Ya no saben qué hacer o inventar para justificarse. Los problemas les saltan por todos lados: La economía no crece, la inseguridad se agrava, la mediocridad de sus cuadros políticos aflora a cada rato con sus recurrentes escándalos y las negociaciones con el nuevo gobierno de los Estados Unidos lucen complicadas.

    Siguen sus dogmas y siguen cerrados a la crítica. Nacieron según ellos para ser perfectos y el “pueblo bueno” todo les perdona. Manejan las encuestas en su propio beneficio para tratar de evadir la realidad y tienen a su favor dos poderosas herramientas de apoyo social que les han servido como colchón ante los señalamientos: Una poderosa red de millones de beneficiados mensualmente con dinero en efectivo y una conferencia mañanera diaria que con todos los medios del Estado la utilizan para golpear adversarios y defender sus proyectos. Esos son los principales acertijos que las oposiciones deberán saber descifrar y enfrentar a mediano plazo, si desean tener éxito en las próximas elecciones.

  • CANDIDATOS… EN SUS MARCAS… ¡LAS CAMPAÑAS!

    CANDIDATOS… EN SUS MARCAS… ¡LAS CAMPAÑAS!

    por Bulmaro Pacheco

    El pasado 1 de marzo empezaron oficialmente las campañas políticas para integrar dos de los Poderes de la Unión: El Ejecutivo y el Legislativo.

    Los candidatos a distintos cargos de elección popular tienen hasta el 29 de mayo para transmitir sus ofertas políticas a los casi 100 millones de votantes (98.9) inscritos en la lista nacional de electores al cierre del pasado 22 de febrero.

    ¿Cuántos de ellos votarán?

    No se sabe a ciencia cierta cuál será el porcentaje de participación que habrá de registrarse el próximo día 2 de junio. Lo deseable es que esa cifra se acerque o supere el índice de participación logrado en la elección de Ernesto Zedillo en 1994, que fue del 77.16%, y con una abstención apenas del 22.84%; en la elección del 2000, con todo y la cacareada victoria de Vicente Fox, la participación fue apenas del 63.97%.

    En la controvertida, cuestionada y todavía reclamada elección del 2006, donde la diferencia entre el primer lugar (Felipe Calderón 35.89%) y el segundo (López Obrador 35.33%) fue menor a un punto porcentual, el nivel de participación fue del 58.23%.

    En la elección de Enrique Peña Nieto en 2012, cuando le ganó (38.21) por casi 7 puntos a Andrés Manuel López Obrador (31.59%), el nivel de participación fue del 63.34%.

    Con todo y lo que se ha presumido y alardeado de la elección del 2018, donde Andrés Manuel López Obrador y la coalición Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES ) logró obtener el 53.19 % de la votación, el índice de participación ciudadana llegó al 63.42%

    Lo deseable ahora y para la próxima elección es que haya un mayor nivel de participación a todos los niveles, por lo que está en juego.

    Se habla de dos proyectos en pugna para la Presidencia de México (2024-2030): El que anuncia un “segundo piso” (sic) de la llamada “Transformación”, que ha sido el discurso dominante del gobierno federal que termina el último día de septiembre del 2024. Y el que anuncia un cambio radical de las políticas puestas en práctica en el sexenio y que concluye con un saldo nada positivo para las principales demandas de la gente como la seguridad, la salud y el desarrollo.

    La propaganda oficial acusa a sus adversarios de pretender el “regreso” de los que se aprovecharon de los gobiernos para empobrecer a México y alegan que los actuales gobernantes y los que pretenden repetir en sus cargos representan algo diferente, ya no como los de antes.

    De la parte oficial sobran calificativos ideológicos contra lo que ellos llaman “los conservadores” o “representantes de la reacción que buscan recuperar privilegios, concretamente a Xóchitl Gálvez y a su equipo de campaña. Los del Frente acusan de incompetencia al gobierno que termina este año y de “continuismo” a quienes aspiran a relevar al Ejecutivo federal con la candidata Claudia Sheinbaum a la cabeza.

    Al electorado lo han tratado de desmotivar presumiéndole encuestas de dudosa procedencia y que marcan una desproporcionada ventaja de la candidata oficial sobre su principal adversaria.

    Sí es cierto que Claudia Sheinbaum lleva ventaja, aunque no tanta. Entre otras razones, por su exposición diaria en el gobierno de la Ciudad de México y porque ha tenido a su favor la enorme campaña que el presidente de la República le hace a cada rato en las llamadas “mañaneras”, y también por los excesos de publicidad que ya llevan años en espectaculares, bardas y mensajes a cargo de los gobernadores estatales de Morena, que en 2021 descubrieron a la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México como la favorita del presidente para sucederlo.

    Pero también es cierto que Xóchitl Gálvez tiene a su favor el enorme descontento social que priva en sectores importantes de la sociedad mexicana y que no han visto cambios favorables desde el gobierno en beneficio de la gente -a excepción del sistema de pensiones, no contributivas para los adultos mayores- y padecen todos los días la gran crisis de seguridad pública reflejada en homicidios, desapariciones y la falta de calidad en la atención a la salud y los servicios elementales.

    También tiene Xóchitl a su favor el activismo de tres partidos políticos que seguramente habrán de activar interlocución con las estructuras políticas para encauzar las principales demandas de la gente, a través de los partidos y sus liderazgos en los principales niveles.

    A su favor tiene también las principales expresiones de descontento social y político ciudadano, como las observadas en las concentraciones -sin acarreos y minimizadas por el gobierno- en el Zócalo y en las capitales de los estados en meses pasados en defensa del INE, de los órganos autónomos y de la democracia.

    La candidata oficial cuenta con el apoyo incondicional del gobierno federal, con todas sus estructuras a nivel local y nacional. También el de los gobernadores estatales, principales responsables de llenar con acarreados de toda la República el Zócalo de la Ciudad de México el día del arranque de la campaña.

    Obviamente la candidata oficial dispondrá de mayores recursos económicos y de las estructuras de gobierno. Y también de quienes jugando al oportunismo político -ex militantes del PAN, PRI y PRD- fueron “convencidos” de apoyar la causa oficial a cambio de lugares en las listas de diputados federales y senadores de Morena y sus aliados.

    Ahí están quienes apenas un año atrás despotricaban contra el presidente López Obrador y su partido y las principales acciones de su gobierno. Ahora cambiaron camisetas y se ostentan defensores de la candidata oficial y las banderas de Morena. Los acusados antes de corruptos recibieron ya su “certificado de purificación” por el solo hecho de anunciar sus renuncias al partido de origen y de apoyar al gobierno.

    Todo eso lo registra el votante potencial: La corrupción que no ha disminuido, el dinero dudoso dedicado a la política, los errores administrativos, los rezagos sociales, la simulación en las políticas públicas, la falta de diálogo y consensos, los elefantes blancos registrados como obras emblemáticas y que todos tendremos que pagar, así como el nepotismo generalizado en las administraciones públicas y los cacicazgos familiares como los de Guerrero, Zacatecas y la Ciudad de México, entre otros. Por eso quienes piensen o afirmen que todo está decidido ya, o rayan en la ignorancia o viven otra realidad.

    El 1 de marzo empezó lo que será la contienda electoral más tensa que haya vivido México en los últimos años, y que estará determinada por dos factores fundamentales: Un gobierno que se siente dueño de la moral y cree llegó para quedarse y no se quiere retirar del escenario político, y los poderes fácticos (delincuencia organizada) que están también listos para entrarle al juego político con total impunidad, como se ha visto ya en Guerrero, Jalisco, Michoacán y Chiapas, donde exigen representación y candidaturas, no por las vías legales ni políticas, sino por los balazos y dejando los abrazos para después, como el lamentable caso de los candidatos municipales de Maravatío asesinados ésta semana…

  • LEGISLADORES FEDERALES: UNA APROXIMACIÓN

    LEGISLADORES FEDERALES: UNA APROXIMACIÓN

    Por Bulmaro Pacheco

    Leonardo Yáñez Vargas, secretario del ayuntamiento (1979-1982) y presidente municipal (1982 a 1985) de Agua Prieta, fue el primer senador de primera minoría que tuvo Sonora en la LVI Legislatura del Congreso de la Unión (1994-2000). Antes de esa elección, la figura de la “primera minoría” no existía, fue fruto de la reforma publicada el 3 de septiembre de 1993 para ampliar el número de senadores por estado.

    Por diferencias con Manuel Espino, el delegado del PAN de entonces, Yáñez renunció al grupo parlamentario de Acción Nacional en 1997 y terminó como legislador independiente.

    Había participado representando al PAN en la elección de 1994 contra los priistas Guillermo Hopkins Gámez y Armando López Nogales. López Nogales sería candidato a gobernador en 1997 y su lugar lo ocupó Gilberto Gutiérrez Quiroz. Hopkins terminó su período.

    Yáñez Vargas, originario de Esqueda, asesor fiscal, egresado del Tecnológico de Nogales, llevó como suplente a Bonifacio Navarrete Santamaría, y actualmente reside en Arizona.

    Los primeros Senadores de lista por Sonora, fueron: Luis Colosio Fernández (PRI) y Leticia Burgos (PRD) del 2000 al 2006. Colosio llevó como suplente a la chiapaneca Blanca Ruth Esponda Espinosa. Burgos, cajemense, química por la Universidad de Sonora y activista en el Estado de Guerrero, llevó como suplente a Blas Rafael Palacios Cordero.

    La figura de “senador de lista” se negoció entre todas las fuerzas políticas para reformar el artículo 56 de la CPEUM, el cual se publicó el 22 de agosto de 1996 (también se logró la plena autonomía del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación).

    Colosio Fernández asumió el cargo de senador junto a Eduardo Bours como legislador de “primera minoría” por Sonora, cuando éste perdió la elección contra Ramón Corral y Héctor Larios, la fórmula del PAN.

    Sonora tuvo cinco senadores en esa legislatura: Corral, Larios, Colosio, Bours y Burgos. Corral y Bours solicitaron licencia en 2003 para contender por la gubernatura del Estado, quedando en los escaños sus suplentes: Carlos Villalobos Organista y Francisco Bojórquez Mungaray.

    Bours fungió como gobernador de Sonora del 2003 al 2009 y Corral asumió la titularidad de Conapesca en el último tramo del gobierno de Vicente Fox. Para la elección federal del 2006 participaron tres fórmulas: Alfonso Elías Serrano y Óscar López Vucovich (PRI), Guillermo Padres y Javier Castelo Parada (PAN) y Alfonso Durazo y Patricia Patiño (PRD). Ganó la fórmula del PAN y Alfonso Elías Serrano sería el senador de primera minoría. Como senador de lista entró Manlio Fabio Beltrones, para el período del 2006 al 2012.

    En 2009 tanto Padrés como Alfonso Elías solicitaron licencia para contender por la gubernatura y en sus curules quedaron Emma Lucía Larios Gaxiola y Fermín Trujillo Fuentes. Padrés ya no regresó al Senado y Alfonso Elías concluyó su período. En esa legislatura Sonora tuvo 4 senadores: Larios Gaxiola, Javier Castelo, Alfonso Elías y Beltrones.

    En 2012 los candidatos al Senado fueron Claudia Pavlovich y Ernesto Gándara (PRI), Francisco Búrquez y Florencio Díaz (PAN), Ana Gabriela Guevara y Alba Celina Soto Soto (PRD), Rodolfo Montes de Oca y María Parada (Verde Ecologista), y David Parra Medina y Concepción Puebla Romo (Nueva Alianza).

    En esa Legislatura Sonora tuvo cinco senadores: Claudia Pavlovich (Anabel Acosta), Ernesto Gándara, Francisco Búrquez, y como senadores de lista: Ana Gabriela Guevara, por el PT, y Héctor Larios, por el PAN. Pavlovich solicitó licencia al cargo en 2015.

    En 2018 Los candidatos fueron: Alfonso Durazo y Lily Téllez (Morena), Silvana Beltrones y Manuel Acosta (PRI), Antonio Astiazaran y Leticia Cuesta (PAN). Ganaron la elección Durazo y Téllez, Sylvana Beltrones fue la de primera minoría, y como legisladores de lista: Damián Zepeda Vidales, del PAN y Patricia Mercado, de Movimiento Ciudadano. De nueva cuenta Sonora ha tenido en la legislatura cinco senadores.

    Durazo cedió su escaño a Arturo Bours Griffith al asumir la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno federal y, posteriormente, la candidatura al gobierno del Estado. Lily Téllez se pasaría de Morena a Acción Nacional.

    Para el 2024 la lucha por el Senado de la República en Sonora luce competida, incierta e intensa.

    Manlio Fabio Beltrones y Lily Téllez por la alianza PAN PRI PRD. Beltrones iría por su tercera senaduría desde 1988, y Téllez por la reelección, ahora postulada por el PAN. En candidaturas simultáneas Beltrones va en quinto lugar en la lista nacional del PRI y Téllez en cuarto en la lista del PAN.

    Por Morena van la exdirectora del DIF y diputada federal Lorenia Valles, y el exsecretario de Infraestructura y Desarrollo Urbano y diputado federal Heriberto Aguilar.

    El diputado local Ernesto de Lucas y Dolores Rosas Almada irán por Movimiento Ciudadano.

    Célida López Cárdenas, exdiputada local,exalcaldesa de Hermosillo y Froylán Gámez Gamboa, exdirector del Isssteson, van como candidatos del Partido del Trabajo.

    Se ha dicho que los desprendimientos de la alianza de Morena obedecen a una estrategia del partido en el gobierno, que ha anunciado que en 20 entidades irán en alianza los tres partidos (Morena, Verde y PT) y en 12 irán solos -con el propósito de explorar la posibilidad de hacerse de 12 senadurías más- para llegar a la mayoría calificada en la Cámara alta.

    Es decir, apuestan que con sus aliados pueden conseguir en algunos estados las dos bancas de mayoría relativa y que con el Verde o el PT por su lado pudieran obtener la primera minoría para así alcanzar tres senadores por estado y lograr la Mayoría calificada en la Cámara alta que por ahora no la tienen. “Plan C de Sheinbaum le llaman”.

    Tanto Aguilar como López Cárdenas, ambos candidatos se han sincerado y revelado que en Sonora la verdadera intención de esa estrategia es cerrarle al paso a la fórmula Beltrones-Téllez para que no ganen ni la mayoría, ni la primera minoría lo que revela también un gran temor.

    Eso explica tantos cambios y tantas altas y bajas en tan poco tiempo en el tablero de candidaturas de Morena donde algunos se duermen síndicos y se despiertan diputados. Esa fórmula, más Ernesto Gándara por el quinto distrito federal les alteró toda la estrategia, -dicho por ellos mismos-.

    En Sonora es complicado entender la nueva estrategia de la 4T, porque el voto duro de los partidos opositores al oficialismo -con todo y las estrategias del transfuguismo estimulado desde el poder-, ya está definido y el de Morena y sus aliados puede dividirse -de hecho se va a dividir- al multiplicar las opciones del votante fiel a su causa, con el riesgo de derrumbar el propósito original de acumular más escaños.

    El PT nunca ha pasado del 10% de la votación en Sonora desde que fue creado hace 34 años. Y se acostumbró a los recursos públicos (El mismo PRI lo salvó de perder el registro nacional en 2015 al traspasarle votos) por lo que en lo local la contienda por el Senado se centrará principalmente entre los candidatos de Morena (cuyo voto duro ronda el 25%) y los del frente PRI-PAN-PRD (cuyo voto duro sumado anda entre el 28 y el 30%).Cualquier otro cálculo resulta complicado porque -por ahora- es imposible predecir una tendencia, ya que también va una cuarta candidatura que es la de Movimiento Ciudadano, -la que al parecer ni al gobierno ni a Morena les interesa ya- un partido que en Sonora tampoco ha rebasado la barrera del 10% en elecciones ni como Convergencia ni como MC. Las campañas federales que inician el próximo viernes 1 de marzo auguran muchas sorpresas. Hay que estar pendientes…

  • LO QUE SE JUEGA EN SONORA

    LO QUE SE JUEGA EN SONORA

    Por: Bulmaro Pacheco

    El próximo dos de junio los sonorenses iremos una vez más a las urnas a expresar por medio del voto nuestra decisión política más importante de cada tres años: Cambiar o ratificar el rumbo político de distritos y municipios (ahora tomando como base lo ocurrido en 2018 y el 2021).

    En 2021, en la elección de diputados locales, Morena obtuvo el 31.61% de los votos, el PRI: 18.01, PAN: 10.8, Movimiento Ciudadano: 8.58, el Partido del Trabajo: 7.6; PANAL: 5.6, el Verde: 5.2, el PRD: 3.9 y el PES: 3.4%.Tanto Fuerza México como Redes sociales progresistas desaparecieron al no obtener el 3% de la votación.

    La diferencia con lo que ocurrió hace tres años es que ahora se juega la posición política más importante del país: la Presidencia de la República, que se suma a la renovación total del Congreso de la Unión: 128 senadores y 500 diputados federales.

    La apuesta del partido en el poder, además de ganar la Presidencia, se concentra en tratar de ganar la mayoría calificada en ambas Cámaras del Congreso; es decir, 333 curules de diputados y 96 bancas de senadores.

    Con esa actitud triunfalista que siempre buscan proyectar, sienten la Presidencia en la bolsa y apuestan por el Congreso, para que no les pase lo del 2021 que, con todo y su presunción de “transformaciones” de casi tres años en el gobierno, perdieron varias ciudades capitales, la mitad de la Ciudad de México y la mayoría calificada en la Cámara de Diputados.

    En 2018 no lograron la mayoría en el Senado y han resentido y pretextado que eso les limitó llegar al fondo de las reformas que no han podido concretar ante el bloque opositor, y en otras ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, principalmente del 2021 a la fecha.

    Para el PRI resulta una situación inédita de la elección del 2024: Por primera vez en la historia política del estado el PRI llegará a los comicios sin tener diputados locales ni federales y con un solo ayuntamiento surgido sin alianzas de sus propias filas (Ímuris).

    El PRI sonorense no ganó distritos federales de mayoría en el 2021, y de los locales ganó dos en la capital y le tocaron otros dos de representación proporcional. Pero dos (los de mayoría) se fueron a Morena y los otros dos a Movimiento Ciudadano, a muy alto costo y sin mayor razón que el cálculo y la ambición política, dejaron vacía la bancada tricolor de la LXIII Legislatura del Congreso y aunque les valga, la historia los juzgará.

    El PRI y la coalición con el PAN y el PRD ganaron 18 municipios en el 2021, 4 el PAN, 1 el PRI, 2 Va por Sonora y 1 el PRD (Bacoachi). Por su parte, Morena ganó 23; el Partido del Trabajo 8; Nueva Alianza 2; Redes Sociales Progresistas 3; Movimiento Ciudadano 7 y se dieron 3 triunfos independientes: Magdalena, Nacozari y Cananea.

    Pasado el tiempo y con las crisis de identidad, así como el agresivo plan del gobierno estatal para debilitar adversarios, Divisaderos se pasó del PRI a Movimiento Ciudadano, San Miguel de Horcasitas y Rosario Tesopaco (también del PRI) a Morena.

    Morena cooptó para sí los tres ayuntamientos (Bácum, Quiriego, Sáric) que ganó el desaparecido partido RSP, sumó los dos que ganó el Panal (Huásabas y San Pedro de la Cueva), y a los ocho que ganó el Partido del Trabajo. Baviácora también se fue de Movimiento Ciudadano a Morena.

    La mayoría de los que se han ido a Morena (excepción de San Miguel y Rosario) se han regresado, al fallar la operación política de los morenos y al no cumplirles lo que les prometieron de origen.

    Algunos regidores que habían destacado en el PRI y que fueron candidatos, como Jorge Márquez en Navojoa y Anabel Acosta en Cajeme, se cambiaron a Morena. No se sabe hasta ahora del destino inmediato de Márquez, pero la regidora Acosta aparece ahora como candidata a la diputación federal por el Distrito 6. Igual Alma Higuera, que entró por el PRD y a medio período se fue a Morena, ahora aparece como candidata de este partido por el Distrito 7 federal.

    Los tres ayuntamientos independientes (Magdalena, Cananea y Nacozari) hasta ahora no han dado color partidista y se presume que seguirán impulsando esa vía en el futuro inmediato, a pesar de que no les han faltado ofertas de parte de Morena para que engrosen sus filas.

    Las cosas han cambiado en Sonora en relación a lo ocurrido en 2018 y 2021, por varias razones que se hace necesario enumerar.

    La cacareada bandera de los 36 años perdidos en Sonora (1985-2021) en materia de gobierno estatal ha terminado por desgastarse y perder eco con la gente, ante la carencia de una oferta en obras y servicios que cuando menos iguale o supere lo hecho desde 1985 a la fecha (carretera de 4 carriles, presas, universidades, modernización de poblaciones, ampliación de los servicios públicos, etcétera). No hay tal hasta ahora.

    Las acusaciones de corrupción contra el gobierno de Claudia Pavlovich se han ido desinflando poco a poco ante las evidencias presentadas por los órganos superiores de control (el ISAF en lo local y la Auditoría Superior de la Federación en lo relativo a los recursos federales), que hasta ahora hablan solo de 70 millones pesos -en proceso de aclaración- de los más de 300 mil millones que se manejaron en el sexenio anterior.

    La inseguridad se ha agravado en la entidad a pesar de tanta reforma hecha en el papel, pero tímidas ante los factores reales de poder.

    La Guardia Nacional no ha funcionado en la entidad como sí lo hizo la antigua policía federal, y la población de Sonora actualmente se mantiene en ascuas constantemente, tanto en las ciudades como en las carreteras. Todos los días hay noticias sobre ajusticiamientos y crímenes.

    Hay regiones de Sonora que de cinco años a la fecha están sometidas por el crimen organizado, y no tardará mucho para que en la entidad -de no corregir el rumbo- se vivan situaciones como las que se observan en Zacatecas, Guerrero y Michoacán, donde el crimen organizado ha desplazado a todos los niveles de autoridad.

    Han faltado programas agresivos de vivienda y apoyos sociales firmes a la gente y para los gobiernos municipales, que en todos los ramos de la gestión pública e infraestructura observan crisis recurrentes.

    No ha bastado con el sistema de despensas ni con el anuncio de las becas para paliar las necesidades y la pobreza. Falta hacer aún más que los llevados y traídos programas de justicia y mejoramiento de las etnias. Hay otros pobres también.

    No ha alcanzado el discurso de la creación de nuevos empleos, cuyo mérito no es del gobierno estatal sino de los empresarios que están reponiendo los empleos perdidos por la pandemia, y las nuevas inversiones extranjeras producto del nearshoring en las fronteras.

    Se han incrementado los casos de nepotismo en las administraciones públicas y han llegando a niveles inconcebibles en otros tiempos, al grado de tener a familiares directos en cargos públicos. Morena ha roto todas las reglas y han hecho trizas la legislación en la materia. Violentar la ley es como un día de campo para ellos, no les importa el estado de derecho.

    Hasta ahora los 4T en México y en Sonora han desestimado el descontento social que se manifiesta a toda hora, en todo momento y por todos los medios; no ha bastado acusar conspiraciones de conservadores, la gente no está conforme con la 4T y lo expresa.

    Hay insatisfacción social creciente con los gobiernos de Morena y eso necesariamente habrá de influir el próximo 2 de junio. Falta por analizar el impacto político de las candidaturas al Senado por Sonora y el movimiento del tablero político estatal que han propiciado. Ya lo veremos.

  • NUEVO LEÓN: LECCIÓN Y TURBULENCIAS

    NUEVO LEÓN: LECCIÓN Y TURBULENCIAS

    Por Bulmaro Pacheco Moreno

    Desde la época del México independiente solo un presidente de la República ha sido del estado de Nuevo León… y lo fue por muy corto tiempo. Valentín Canalizo Bocadillo, nativo de Monterrey, gobernó México de 1843 a 1844. El estado ha tenido dos candidatos a la presidencia: El militar Pablo González Garza, del municipio Lampazos de Naranjo. Planificó el asesinato de Emiliano Zapata y se auto postuló en 1919 para sustituir a Carranza, pero Don Venustiano ya había pensado en el sonorense Ignacio Bonillas, y González dio marcha atrás para dejarle el camino libre a Álvaro Obregón Salido. Aarón Sáenz estuvo muy cerca de la candidatura en 1929, pero Plutarco Elías Calles optó por Pascual Ortiz Rubio.

    El otro candidato fue el gobernador Jaime Rodríguez Calderón, que se postuló candidato independiente para la elección del 2018, en la cual obtuvo 2.9 millones de votos (5.23%). No ganó ni en su Estado.

    Desde la salida abrupta del gobernador Eduardo A. Elizondo en 1971, por conflictos con los universitarios en el sexenio de Luis Echeverría, y la renuncia de Sócrates Rizzo en 1996 durante el gobierno de Ernesto Zedillo, el estado no había tenido noticias en esa materia, aunque sí algunas turbulencias con las alternancias; pero, al final, políticamente las cosas marchaban bien en uno de los estados más ricos y el que generó al primer gobernador independiente de la historia reciente de México.

    Ahora Nuevo León vuelve a ser noticia. Su joven gobernador Samuel García fue reclutado para postularse candidato a la presidencia para la elección de junio del próximo año por el partido Movimiento Ciudadano.

    Un gobernador sin mayoría en el Congreso decidió solicitarle licencia y al mismo tiempo aclararle a los diputados que él quería en el interinato a su “secretario de Gobierno Javier Navarro -para que se quedara a cubrir su ausencia por 6 meses”- (sic).

    Desde un principio vio su solicitud de licencia como un mero trámite, sin medir las consecuencias políticas y jurídicas del caso, y creyendo que para él y MC sería un día de campo. Pero ya vimos que no fue así.

    En un México con altos niveles de polarización política y donde -ahora con la llamada 4T- no se respetan las formas, sobre todo en la relación entre los poderes, y con las organizaciones de la sociedad civil, cualquiera se tendría que ajustar a la legalidad como principal recurso y agotar los niveles del diálogo para llegar a acuerdos, sin embargo, García se contagió de esa política y así le fue con el Congreso del Estado.

    Ni en lo federal ni lo local se ha dado cauce a ese método del diálogo. Los nuevos en el poder, que gustan de denostar al pasado, llegaron para quedarse -dicen-, y en la medida de esa sensación de triunfalismo y soberbia que muestran a cada rato creen que pueden hacer lo que quieren con las leyes, el nepotismo, la normatividad vigente y las reglas de la política.

    Es el caso del gobernador de Nuevo León, que se presume representante de “la nueva política” (sic), la misma de la llamada 4T: El “sin respeto” a las formas, a la normatividad y a los poderes constituidos. Se trata de un lamentable caso de “juniorismo” político, de esos acostumbrados a hacer y deshacer políticamente sin frenos y a su antojo.

    ¿Se acabaron las formas en México?
    ¿Qué tanto puede -en estos tiempos- el derecho enfrentar los nuevos desafíos de la política?
    ¿Qué tanto ha avanzado la democratización de México como para enfrentar con eficacia los nuevos desafíos de la pluralidad política?
    ¿Qué tanto han influido las alternancias políticas en las nuevas formas de hacer política en México?

    Por lo que se ha visto, y sobre la última pregunta, podemos decir que poco. El manejo político y jurídico del caso Nuevo León ha ganado los titulares de los medios por las implicaciones que generó para los partidos políticos involucrados y el proceso electoral del 2024.

    Algún despistado por la crisis de Nuevo León habló de desaparición de poderes, un absurdo total para los nuevos tiempos.

    De hecho, desde que se dieron los dos últimos -hasta ahora- casos de desaparición de poderes en Guerrero e Hidalgo en 1975, el tema había sido casi olvidado por políticos y juristas, y se daba por hecho que esos casos no se repetirían en México porque en mucho habían ayudado las alternancias en estados y las reformas constitucionales (artículo 76) promovidas para evitar tales excesos.

    Desaparecer poderes significaba una ofensa a los ciudadanos de los estados, que el gobierno central interviniera directamente para interrumpir periodos de gobierno y el funcionamiento de los poderes por decisión de los presidentes de la República, terrible para el sistema federal.

    El peor error de Samuel García Sepúlveda, gobernador de Nuevo León, fue prácticamente ordenarle al Congreso local que dejara como gobernador interino a quien él recomendaba, Javier Navarro, su secretario de Gobierno, por los seis meses que duraría su licencia.

    Cualquier estudiante de derecho sabe que las licencias, en el caso de los gobernadores, dependen del Congreso local, y que las ausencias menores a un mes siempre son cubiertas por el funcionario que en su caso señala la Constitución local sin mayor problema como “encargado del despacho”. En las licencias de más de 30 días, les corresponde a los miembros del Congreso local decidir y nombrar al interino que cubrirá la ausencia, como fue el caso de Nuevo León. Pero García retando a todos se empecinó en dejar al secretario de Gobierno y ahí se desató la controversia que desembocó en una crisis de gobernabilidad -aún sigue- y ameritó la intervención de la Suprema Corte.

    García no tuvo el tino de llevarse bien con el Congreso local considerando que no le favorecen los números en las bancadas legislativas: el PRI y el PAN cuentan con 28 diputados y Movimiento Ciudadano solo 11.

    El caso Nuevo León lleva implícitas varias lecciones: La soberbia política de García fue frenada por el Congreso local y la Suprema Corte. El gobernador seguramente -entre dimes y diretes- midió su propia circunstancia y llegó a la conclusión de que no podría ganar la Presidencia, a lo mucho alcanzaría un tercer lugar y una votación regular para su partido. También que sería mucho lo que perdería si alguien que no es de su equipo gobernara el Estado durante seis meses, enterándose de cosas que a lo mejor no quiere que se sepan… vaya usted a saber.

    El artículo 82 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala en el inciso VI los requisitos para ser presidente de la República: “No ser secretario o subsecretario de Estado, fiscal general de la República, ni titular del poder ejecutivo de alguna entidad federativa, a menos de que se separe de su puesto seis meses antes del día de la elección”.

    El gobernador Samuel García anunció en la madrugada del sábado 2 de diciembre que regresaba al gobierno -exactamente a seis meses de la elección del 2 de junio del 2024-, lo que lo hace inelegible para ser candidato de acuerdo con la Constitución. Pero, en primer lugar, deja a su partido sin candidato y en segundo deja al Estado en crisis de gobernabilidad porque no atendió esas formas del derecho tan necesarias para la civilidad porque así hacen política -y pagan sus costos- ahora, quienes hablan de la “nueva política”. Esa que, al parecer, solo ellos entienden.

  • LAS ELECCIONES QUE VIENEN Y EL DEBATE ACTUAL

    LAS ELECCIONES QUE VIENEN Y EL DEBATE ACTUAL

    Por Bulmaro Pacheco Moreno

    El debate político se ve estancado en Sonora ante el discurso oficial de que todo está bien. El debate se diluye también porque los medios estatales oficiales han permanecido cerrados a las voces disidentes y a los partidos de oposición; inexplicable, para los nuevos tiempos.

    Por la proximidad del proceso electoral y la selección de candidaturas de todos los partidos políticos, resulta de suma importancia agregar y diseñar nuevas ideas y planteamientos para fortalecer el debate sobre los principales problemas de Sonora, el rumbo a seguir y lo que falta.

    Agotado el discurso de que todo tiempo pasado fue peor, no se han visto ni sentido las novedades enarboladas por la llamada 4T desde el 2018 a la fecha, sobre todo en las materias más sensibles para la población: Seguridad, Salud, Educación, y otras; donde los problemas abundan y ninguna solución ha mejorado lo hecho por los ‘gobiernos anteriores’… al contrario.

    Se hace necesario replantear nuevos ingredientes de política que obligadamente tendrán que ver con el sistema electoral y los problemas que todavía enfrenta. Por ejemplo: Las presiones oficiales para hacer votar a las clientelas políticas, que por ahora reciben considerables sumas de dinero mensualmente y les quieren hacer sentir que estarán obligados a votar por el continuismo oficial. Ganarán más a partir del año electoral y deberá cuidarse a un nicho de población cercano a los 13 millones de potenciales votantes, que a partir de enero recibirá 3 mil pesos al mes.

    Por el otro, la perniciosa práctica de “compra de votos” en aquellos sectores vulnerables de la sociedad que, a cambio de una suma de dinero, comprometen su voto -llegando incluso al extremo de tomarle fotografía a la papeleta cruzada el día de la elección-.

    ¿Y el voto corporativo?

    El voto de las corporaciones políticas en colectivo se prohibió en México desde principios de los noventa con la reforma política de entonces, después de que se hiciera famosa aquella afirmación del ex dirigente nacional del PRI, Jorge de la Vega Domínguez, cuando anunció 20 millones de votos para Carlos Salinas de Gortari, candidato del PRI para la elección de 1988. De la Vega hizo la sumatoria en reunión con las dirigencias nacionales de los principales sindicatos que le pasaron esa información. La realidad quedó al desnudo cuando al final Salinas solo logró 9 millones de votos y Cuauhtémoc Cárdenas casi 6.

    ¿En qué quedaron entonces las promesas de los dirigentes sindicales?

    En eso, solo en promesas; convencidos de que a nivel cupular se hacen compromisos, pero que después nadie puede presionar individualmente a las bases trabajadoras para que voten por tal o cual fórmula el día de la elección. Y menos en los tiempos que corren, donde la pluralidad política en las organizaciones representativas se ha establecido como un logro político de libertad individual de elección y decisión, empezando por la diversidad de ideas y opiniones que ahí se generan, tanto sobre sus dirigencias como sobre su inclinación -a favor o en contra- hacia determinados candidatos y partidos políticos.

    ¿Hay ejemplos?

    Sí. A pesar de presumir que todos los trabajadores de la educación participaban con el Partido Nueva Alianza, éste perdió el registro nacional y lo conserva apenas en algunas entidades como local. Con el gran número de trabajadores agrupados en su organización sindical pudieran haber logrado fácilmente el 3% de la votación nacional para conservar el registro, pero algo pasó que no pudieron.

    Los trabajadores de la educación de México siempre han votado en pluralidad, nunca por una sola formación política. La historia ha dado cuenta de ese hecho en cada proceso electoral. ¿En qué ha beneficiado la llamada 4T a los trabajadores de la educación? ¿En seguridad social? ¿en salarios y prestaciones? Son preguntas para el debate.

    ¿Y con la llamada CATEM (Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México), de Pedro Haces, qué pasó?

    El proyecto partidario de Pedro Haces, promotor de una nueva organización de trabajadores alineados con la transformación que, se decía, haría contrapeso y hasta desaparecer (sic) a la CTM, ni siquiera en 2021 logró el 3% de la votación nacional -sacó el 2.47%-. Esto lo llevó a la desaparición del escenario político nacional y dejando en un palmo de narices a su dirigencia y sus sueños por convertirse en la organización mayoritaria de los trabajadores de México. No se les hizo.

    ¿Y la CTM?

    No se conoce una postura nacional de la dirigencia nacional de la CTM sobre su participación política partidista que no sea en el PRI.

    Carlos Aceves del Olmo, su dirigente nacional, es senador de lista por el PRI y seguramente insistirán en esa vía. Resulta muy dudoso suponer y especular que la CTM, como la organización de trabajadores más poderosa de México, pudiera dar un viraje político a favor de Morena y sus candidatos. No se ve cómo.

    También ha sido una organización política que se ha fogueado en la pluralidad de ideas y proyectos, y no se ve cómo pudiera cambiar de rumbo de la noche a la mañana a favor del partido en el gobierno. El dirigente nacional de la CTM no asistió a reciente reunión de Claudia Sheinbaum con dirigencias sindicales. En cambio si se vio por ahí a los de siempre, que tradicionalmente reciclan lealtades y buscan protección a cambio de seguridad en puestos del poder legislativo.

    No existe una gran oferta política que la 4T -a excepción de los incrementos al salario mínimo- tenga en concreto para emocionar a los obreros y hacerlos militar en Morena para apoyar a sus candidatos. Aunque en la CTM, como en la mayoría de las organizaciones, se conserva política y legalmente la libre afiliación y el voto, no se ve un viraje radical ante tanto problema sin resolver y las muestras de desprecio del gobierno por las organizaciones sindicales, que para los dirigentes del morenismo representan el pasado.

    Ya se ha visto el desdén y la frialdad oficial con los sindicatos nacionales de industria -sobre todo con los petroleros-, con el SNTE y con los relativos a las burocracias federales y estatales que ni siquiera aparecen en la agenda oficial, a excepción de los acarreos políticos.

    El debate apenas inicia y se irá intensificando en la medida que se postulen los candidatos al Congreso de la Unión. Unos por la reelección y otros en el esquema de negociaciones políticas intra partidistas donde por ahora, no aparecen del lado oficial, nombres de destacados dirigentes de las organizaciones de trabajadores. Ya se verá.

  • LO QUE EBRARD QUISO DECIR II

    LO QUE EBRARD QUISO DECIR II

    Por Bulmaro Pacheco
    No, Marcelo Ebrard no fue el Juan Andrew Almazán que se le rebeló al presidente Lázaro Cárdenas en la sucesión presidencial de 1940.

    Almazán se la jugó contra Manuel Ávila Camacho, candidato del PRM, desafiando la autoridad presidencial y dividiendo al partido y a la clase política de entonces. Cárdenas calificaría muy mal al candidato del llamado Partido Revolucionario de Unificación Nacional (PRUN), que solo logró 151,101 votos contra 2.476.641 de Avila Camacho; pero dividió.

    Tampoco actuó como Ezequiel Padilla el ex secretario de relaciones exteriores hasta 1945, desafiando la facultad meta constitucional del presidente Ávila Camacho, y se postuló candidato presidencial por el PDM contra Miguel Alemán -impulsado por el PRM-. Padilla logró obtener 443,357 votos contra 1,786,901 de Alemán.

    Ebrard tampoco se animó como Miguel Henríquez Guzmán (en 1952) al desafiar la autoridad del presidente Miguel Alemán y postularse por la Federación de Partidos del Pueblo de México (FPPPM) en contra del candidato del PRI Adolfo Ruiz Cortines. Henríquez sacó el 15.87% de la votación na-cional y causó una ruptura importante en el PRI y en la clase política que se reflejaría en comicios posteriores.

    Ruiz Cortines fue electo Presidente con el 74.31% de la votación.

    Tampoco actuó Marcelo Ebrard como Cuauhtémoc Cárdenas (en 1987) cuando, después de luchar dentro del PRI por impulsar un método abierto para seleccionar candidato presidencial de la elección de 1988, rompió con el PRI y aceptó primero la candidatura presidencial por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) a la que se sumarían después el PPS, el PST (Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional) y el resto de las formaciones de izquierda, incluido el PMT de Heberto Castillo, que dieron forma al llamado Frente Democrático Nacional (FDN) que después de la elección en 1989 daría pie a la formación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), al aprovechar el registro obtenido por el Partido Comunista Mexicano con la reforma política de 1977.

    Cárdenas a través del FDN le abrió al sistema político un boquete de 5,92 millones de votos (31.06%) y metió al sistema electoral en un brete por la falta de credibilidad en ese proceso electoral por la llamada “caída del sistema”, que dio lugar a sucesivas reformas electorales empezando por la creación del IFE en 1990, la ampliación de la representación política en el Congreso de la Unión y una prolongada sucesión de alternancias políticas en los estados, que iniciaría con la de Baja California en 1989.

    Hizo crisis el proceso de decisión de candidaturas presidenciales, que vivieron experimentos fallidos como el de 1987, con la pasarela de seis aspirantes dentro del PRI y que ganó Carlos Salinas de Gortari, o la elección interna en 1999 de cuatro aspirantes que ganó Francisco Labastida Ochoa derrotado por Vicente Fox en el 2000.

    La crisis del sistema “decisorio” se agravó por la ruptura de Cárdenas y la formación del PRD, con el asesinato del candidato Luis Donaldo Colosio, por la pérdida de la mayoría en el Congreso de la Unión de 1997 y las sucesivas derrotas del PRI en los Estados. En el PAN Fox terminó por imponerse candidato sobre la cúpula panista en el 2000. Felipe Calderón le ganó la partida a Fox en 2005 que quiso imponer a Santiago Creel, y en 2011, Calderón falló al tratar de imponer a Ernesto Cordero.

    ¿Qué dijo Marcelo Ebrard en la conferencia del lunes 13?

    Que él representa la segunda fuerza política en Morena después de Claudia Sheinbaum, y que están en pláticas para ver cómo insertarse en la campaña presidencial y en la defensa de la llamada Cuarta Transformación. Días después la propia candidata de Morena le respondió que en ese partido no hay segunda, ni tercera fuerza y que solo hay una.

    Sus críticos acusan a Ebrard de no ajustar su reloj político a la nueva realidad y seguir sin entender la verdadera naturaleza de Morena. Ebrard diría también en entrevistas que él quería ser el candidato presidencial en ¡2030!, recordando quizá que tanto Cuauhtémoc Cárdenas como López Obrador fueron candidato en 3 ocasiones; (Cárdenas 1988, 1994 y 2000, López Obrador en 2006, 2012 y 2018).

    Ebrard cuenta ahora con 64 años y no sabe siquiera si Morena ganará la elección presidencial del 2024 y al anunciar prematuramente su intención de ser postulado candidato dentro de seis años, dará lugar a que se le echen encima una diversidad de intereses y grupos de poder que se disputan no solo el rumbo del partido Morena, sino el de México. Parece ignorar también el discurso de su jefe político, el Presidente cuando a cada rato señala el “relevo generacional” en Morena. Ebrard no entendió ese mensaje y menos aún al anunciar que se queda en Morena.

    ¿Desde dónde y con qué plataforma política pretende Ebrard obtener la candidatura presidencial en 2030, cuando tenga 70 años?

    ¿Será senador en la próxima legislatura, o formará su propia organización política dentro de Morena? ¿Irá al gabinete presidencial en caso de que Sheinbaum gane la elección del próximo año y desde ahí inicie trabajos de proselitismo para la candidatura seis años después?. ¿Que le asegura que todo seguirá sin alteraciones el libreto que nos anunció el lunes pasado?. Nadie lo sabe y creemos que él tampoco.

    Nada está escrito y en su caso menos, ya que durante un tiempo tuvo en ascuas tanto al Presidente López Obrador como a la futura candidata presidencial jugando con la idea de salirse del Morena y formar su propia organización política si es que no le daban satisfacción a sus reclamos como él quería. Cuando anuncia su intención de no abandonar Morena, no causó el impacto que él esperaba en las filas de -su todavía partido- y casi nadie en Morena -ni el reducido número de partidarios que le quedan en el legis-lativo- lo celebró, más bien le pagaron con indiferencia.

    Con Marcelo Ebrard no se escribirá un nuevo capítulo de la historia de los partidos en México como si se hizo en el pasado con los grandes disidentes de la política que obligaron al sistema político a reformarse, abrirse y dar cabida a nuevas expresiones políticas que conformaron el México moderno. Otros tiempos, otras circunstancias.

    Actualmente hay mucha soberbia en el grupo gobernante y sus alrededores (Nada más hay que ver le terna propuesta por el ejecutivo para sustituir al ministro Arturo Zaldívar en la Corte) y Marcelo Ebrard aparece -no como un disidente- sino como una víctima más de quienes se sienten dueños de la historia de México y sueñan con quedarse un buen rato y (quizá en el futuro inmediato) nos salgan con que habrá de ocurrir …Una quinta trans-formación. Tiempos de ocurrencias, arrebatos, resentimientos e improvisaciones, sin duda.

  • ¿QUÉ SERÁ DE MARCELO EBRARD?

    ¿QUÉ SERÁ DE MARCELO EBRARD?

    Bulmaro Pacheco

    Dice al artículo 237 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, que en el año de la elección en que se renueven el titular del Poder Ejecutivo federal y ambas cámaras del Congreso de la Unión, los candidatos serán registrados entre el 15 al 22 de febrero.

    Previo a esa fecha, los partidos políticos deberán celebrar precampañas y procesos internos para definir candidaturas no solo a presidente de la República sino a la renovación total de las dos Cámaras del Congreso de la Unión (senadores y diputados) y en la mayoría de las entidades federativas -será el caso del 2024- con procesos para la renovación de ayuntamientos y congresos locales.

    Los siete partidos nacionales ya trabajan en sus mecanismos internos para la postulación de sus candidatos. Seis de ellos (Morena, PT, Verde, PRI, PAN y PRD) ya decidieron sus candidatas presidenciales, por ahora llamadas “coordinadoras” para no violentar los tiempos electorales, quedando pendiente solo el partido Movimiento Ciudadano, que después de enfrentar tensiones internas entre sus miembros más conspicuos con sus dirigentes nacionales, ha resuelto sus amenazas de ruptura y seguramente en los próximos días quedará resuelta la totalidad de sus candidaturas para registrarlas entrando el 2024.

    La duda que se presentó en los últimos días fue si el abanderado de Movimiento Ciudadano para la candidatura presidencial sería el disidente del proceso interno de Morena, el ex canciller Marcelo Ebrard, porque así lo dejó ver el dirigente Dante Delgado cuando lo señaló como un probable aspirante externo, junto al gobernador de Nuevo León, Samuel García.

    Los días transcurrieron entre rumores y las declaraciones de Ebrard demandando la nulidad del proceso interno de Morena y señalando numerosas fallas en la encuesta que determinó que Claudia Sheinbaum fuera la abanderada del partido oficial.

    A nuestro juicio Marcelo pecó de ingenuo cuando creyó que le iban a contestar, dándole algo de razón a sus cuestionamientos. También pensó que podría causar un cisma político con la amenaza de ruptura en su partido al no estar de acuerdo con la postura de su dirigencia nacional, que solo aplicó en forma pragmática las indicaciones del verdadero dirigente que despacha en Palacio Nacional, y que desde 2021 ha venido impulsando la candidatura de la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México en forma abierta, sin rubor y con todos los recursos públicos necesarios para hacerla crecer en los sondeos.

    De todo lo anterior ha sido consciente Marcelo Ebrard. En ésta, la tercera ocasión, vive una situación similar en el proceso de sucesión presidencial. La primera en el PRI, con diferentes actores, en 1994; la segunda con el PRD en el 2012; y la tercera ahora con Morena y sus aliados, y con el mismo personaje de 11 años atrás.

    En 1994 Ebrard vivió en carne propia las reacciones de su principal impulsor político, Manuel Camacho Solís, cuando la decisión de Carlos Salinas de Gortari favoreció entonces a Luis Donaldo Colosio. Camacho reaccionó con disgusto y su comportamiento enrareció el clima político de México -por las dudas sobre su rumbo inmediato- entre noviembre de 1994 y tres días antes del crimen de Lomas Taurinas, aun cuando aceptó primero la Secretaría de Relaciones Exteriores y después la Coordinación del Proceso de Paz en Chiapas.

    Ebrard, que renunció al PRI en 1995, sería diputado federal por el Partido Verde Ecologista en 1997 -sin afiliarse-. Al final se declaró diputado independiente.

    Camacho y Ebrard terminarían formando el Partido de Centro Democrático (PCD) en 1999, que en la elección presidencial del 2000, con Manuel Camacho como candidato, solo lograra 206,589 votos; es decir, el 0.55% de los votos y perdiendo en forma automática el registro. En esa elección, Ebrard fue candidato a la CdMX pero declinó a favor de AMLO.

    Una elección atípica esa, donde las izquierdas se dividieron entre las candidaturas de Cuauhtémoc Cárdenas (PRD, PT, PAS, PSN), Porfirio Muñoz Ledo (PARM), Gilberto Rincón Gallardo (PDS) y Camacho (PCD).

    Terminó ganando Vicente Fox con el 42.52% contra el 36.11 de Francisco Labastida, que compitió solo por el PRI.

    Camacho sería diputado federal de representación proporcional por el PRD en 2003 y senador de lista por el mismo partido para el período 2012-2018. Murió en junio del 2015.

    Ebrard sería secretario de Seguridad Púbica en el gabinete de López Obrador en la Ciudad de México (2000-2005), y al final de Desarrollo Social. Después sería jefe de Gobierno de 2006 a 2012 y candidato a diputado federal por Movimiento Ciudadano en 2015 -candidatura revocada por el TEPJF en mayo de ese año-. En 2011 llegó a la final junto a López Obrador a la candidatura presidencial, que se decidió mediante encuesta a favor del tabasqueño. De 2012 a 2018 permaneció fuera del país.

    Desde que ocupó la Secretaría de Relaciones Exteriores en el gabinete de López Obrador se le consideró puntero en la carrera presidencial, junto a Ricardo Monreal, líder del Senado. En la elección del 2021 las cosas cambiaron y el presidente eliminó de la carrera a Monreal acusándolo de la derrota de Morena en la Ciudad de México, y catapultando a Claudia Sheinbaum, que había vencido a Monreal (2018) en la preferencia presidencial por la candidatura a la jefatura de gobierno.

    Desde septiembre que perdió la interna ante Claudia Sheinbaum, Ebrard ha mantenido en ascuas a sus seguidores, un día sí y otro también. Primero dijo que si no había respuestas convincentes a su petición de que se anulara el proceso interno, se iría de Morena. Después reculó.

    Fue aplazando poco a poco su anuncio hasta que Dante Delgado lo mencionó como un posible candidato externo de Movimiento Ciudadano, con el que se filtró estaba negociando posiciones para él y sus seguidores. Desde el Poder han guardado las formas para no atacarlo y descalificarlo, como acostumbran -muy a su estilo- con los disidentes.

    Marcelo siente que el tiempo ya se le está acabando y quizá por eso sus indecisiones: ¿Anunciará la formación de un nuevo partido político en 2024 como en 1999? ¿Esperará el vencimiento de la fecha de los registros para decirle que sí a Movimiento Ciudadano? ¿Optará por una asociación política dentro de Morena? ¿Llegaría a un acuerdo con el Presidente para trabajar por el próximo Congreso de la Unión?

    Por esas indecisiones y por confiar en algo que no se dará -le cedan espacios en Morena o que López obrador le pagaría viejas deudas políticas-, la fuerza política de Ebrard ya no es la misma y el tiempo ha sido su peor aliado.

    No será el Andrew Almazán de 1940; tampoco el Ezequiel Padilla de 1946; y mucho menos el Miguel Henríquez Guzmán de 1952 o el Cuauhtémoc Cárdenas de 1988. A lo mucho, su actitud, y lo que siga pudiera compararse con lo que hizo su ex jefe Camacho de 1994 en adelante: Diluir su disidencia en una cadena de indecisiones y arrebatos.

    Otro México, otros políticos, otras circunstancias; pero como diría Marx: La historia se repite primero como comedia, después como tragedia.

  • ÁLAMOS, EL CHINAL Y LOS HOT-DOGS

    ÁLAMOS, EL CHINAL Y LOS HOT-DOGS

    Por Bulmaro Pacheco Moreno

    El Chinal, una pequeña población al sur de Álamos a ocho kilómetros de Sinaloa —donde predomina el árbol el chino— y en una región de pobreza ancestral, ha dado lugar a uno de los fenómenos sociales y económicos más sorprendentes de la región.

    Con mucho trabajo, y generacionalmente, descubrieron la fórmula para combatir la pobreza extrema de la población… pero fuera de ahí.

    Lo hicieron a través de la elaboración y venta de hot-dogs en diversos puntos de todo Sonora y en parte de Sinaloa, Baja California y Chihuahua.

    Con eso mejoraron la economía familiar, superaron la pobreza y la falta de oportunidades, y cada uno de ellos que triunfa en el negocio, anima y apoya a otro, y así sucesivamente.

    Apoyan con la adquisición de un carro para los hot-dogs, dinero para que arranque el negocio y proporcionan los contactos con los proveedores de tiendas especializadas, para abaratar costos de los principales materiales como salchichas, pan, mayonesa, mostaza, tocino y otros accesorios.

    Ahora los habitantes de El Chinal están por todo Sonora, y se les nota el progreso tanto en sus personas como en las propiedades, en un pueblo donde hoy solo se ve -una sola- residencia en ruinas.

    Se nota la unidad de su gente. Al morir un oriundo del pueblo que vivió fuera, lo sepultan en el panteón local; y todos regresan al terruño en Año Nuevo; en Semana Santa; y en las celebraciones de bodas, XV años, velorios y otras festividades.

    No hay cantina en el pueblo, tampoco expendio de cerveza; la cervecera se fue con todo y permiso, dicen algunos vecinos.

    La mitad de las casas de El Chinal, que dan cobijo a 400 habitantes, lucen deshabitadas; sus dueños trabajan fuera de ahí. Hay “dogueros” tan buenos, dice Daniel Gámez, que en las ciudades grandes como Nogales y Hermosillo hay quienes venden entre 400 y 600 piezas diarias.

    Son recordadas las posadas decembrinas de la empresa Ford en Hermosillo, que los contrataba para la elaboración de ¡10 mil hot-dogs! para celebrar a sus trabajadores en un día.

    Los pioneros formaron parte de una generación que se cansó de depender de las muy escasas lluvias para las siembras de temporal de pasto y sorgo para alimentar al ganado, producir leche y elaborar quesos y panelas. También de depender de las raquíticas cosechas de cacahuate para venderlo en crudo o elaborar con piloncillo hervido, el dulce de pepitoria que tanta fama les ha dado.

    La sequía se asentó en la región. Con el tiempo llegó la inversión de una empresa minera (Corner Bay) -de oro y plata- que dio empleo a 400 personas de varias comunidades de la región -principalmente de El Maquipo-, con la derrama económica correspondiente.

    La mina cerró sus puertas hace poco tiempo, agravando la problemática regional con la ruina correspondiente. La gente empezó a emigrar hacia otras partes de Sonora y a la cabecera municipal, en forma tal que en El Chinal ya no se ven jóvenes en el pueblo.

    El kínder de la comunidad solo registra 2 alumnos; la primaria, 12; y la telesecundaria, 8. La mayoría va al Cecytes de El Maquipo, que ahora cuenta con 38 alumnos.

    El pueblo cuenta con el servicio de agua potable tres veces por semana y tiene solo dos días de corridas de camión a la cabecera municipal.

    Uno de los trabajadores del hot-dog que se quedó en el pueblo relata el drama de la población y sus esfuerzos por lograr sobrevivir en un medio difícil y ante circunstancias muy adversas.

    Daniel “El Zurdo” Gámez Rosas acaba de cumplir los 60 años y nació en El Chinal, donde sus padres Daniel Gámez Mendívil y Raquel Rosas Mendívil lo enseñaron a ganarse la vida, dice, desde muy chico.

    Lleva 43 años en el oficio de preparar hot-dogs y ha viajado por algunas partes de Sonora enseñando el arte -10 años en Ciudad Obregón- y algunos más en la capital Hermosillo. Su cifra récord es haber vendido 600 panes en un día; algo difícil de igualar.

    Dice que se encuentra más a gusto en El Chinal, donde por las mañanas atiende su tienda y desde las cuatro de la tarde instala su carro de acero inoxidable con todo lo necesario para darle gusto a los clientes, tanto de la comunidad como de poblados vecinos de Sinaloa y Sonora que acuden a comerlos o a que les enseñe el arte de prepararlos con el pan caliente y anexos. Suspende sus actividades a las nueve de la noche: “A esa hora ya toda la gente duerme en el pueblo”.

    Con su esposa Alba Leticia Flores Mendívil ha instalado en parte de su casa una pequeña tienda a donde acuden los vecinos de la comunidad a comprar los artículos del diario. Casi todo lo compran en las tiendas Gerisa una de cuyas sucursales se encuentra a un lado de La Capilla, en Álamos. A buen precio se adquiere, dice Gámez, “galones de mostaza y mayonesa, salchichas (Rosarito, la mejor, dice), así como el tocino, los tomates, la cebolla, los chiles jalapeños de La Costeña, la salsa huichol y lo necesario con un pan más barato -casi a la mitad- que en el resto del mercado, lo que incrementa sus utilidades” dice.

    ¿Con cuántos panes diarios se puede sostener una familia?, le inquiero a Gámez. “Con 100 que vendas diario, se puede vivir relativamente bien.

    Se ha buscado siempre, que la utilidad por cada hot-dog que se vende te deje cuando menos la mitad de lo que inviertes en prepararlo”, aunque con la evolución de la comida rápida ahora el cliente es más exigente y ya tiene rato que el hot-dog tradicional, que solo llevaba salchicha, tomate, cebolla, mayonesa y mostaza, ha cambiado para transformarse en una comida rápida más completa -ante el cambio social experimentado por la abundancia de jóvenes y mujeres que trabajan y quieren un servicio rápido-. “Hace rato que se dio la transformación del hot-dog”, afirma.

    Así como los clientes han pedido que se le agreguen papas, aguacate, frijoles, lechuga, tocino, chorizo, cebollas asadas, chiles rellenos de queso y capeados con huevo, así se han planteado las estrategias de abasto y de precios del hot-dog, dependiendo de la zona, el municipio y la región donde se vende, y también del poder adquisitivo de los grupos sociales.

    Ahora, la elaboración de hot-dog genera más empleos que antes porque se requieren ayudantes que estén al tanto del trabajo; se perdió la imagen del trabajador solitario -que hacía de todo, incluso empujar el carro de ruedas-. El hot-dog surgió (En Sonora desde 1947) antes que las pizzas, la cahuamanta, los tacos de carne asada, de cabeza y los sushis, y ha sobrevivido como comida rápida y sin disminuir la preferencia de la gente pese a tanta competencia.

    De eso pueden dar testimonio, emigrados de El Chinal a Baja California, Chihuahua, Navojoa, Obregón, Hermosillo, Nogales, Los Mochis, Culiacán, Mazatlán y Guasave, entre otros lugares.

    ¿Por qué se ha mantenido en el gusto de la gente el hot-dog? Por la facilidad de encontrarlo en las esquinas de las calles o en las plazas públicas, en los jardines y cerca de lugares concurridos, como escuelas, hospitales y centros de trabajo.

    También porque se trata de una comida equilibrada en contenido alimenticio, con olor y sabor, que satisface y llena. Dice Daniel Gámez que ya está en proceso el hot dog de carne…Y el de camarón (8 camarones chicos enrollados en jamón y amarrados con tocino).

    Los pueden consumir toda la familia, son baratos, y no hacen daño, por la limpieza del proceso para prepararlos. No en balde, la revista francesa “Saveur” en 2011 calificó al hot dog sonorense como una de las 100 mejores comidas callejeras del mundo! Igual lo hizo la americana “Tripadvisor” en 2013 que los calificó como los mejores de México.

    Los habitantes de El Chinal no inventaron los hot dogs pero han ayudado a su permanencia en el gusto de la gente, al mejoramiento continuo en su elaboración siguiendo las exigencias de los clientes… y con eso han fortalecido las enseñanzas entre las generaciones de pobladores de la región que va para largo, así como la lucha efectiva contra la pobreza extrema que sin grandes asesorías ellos descubrieron como combatirla, aunque haya sido por fuera de su pueblo. Enhorabuena.