Categoría: Bulmaro Pacheco

  • EN POLÍTICA EL MALESTAR CRECE… Y YA LO RESIENTEN

    EN POLÍTICA EL MALESTAR CRECE… Y YA LO RESIENTEN

    Por Bulmaro Pacheco Moreno

    Marcelo Ebrard afirma que sí ira en la boleta presidencial en 2024, y en Morena dicen que todo va bien, que se mantiene la unidad y que ningún interés personal estará por encima del interés general.

    Pocos lo creen. El daño por la ruptura de Ebrard con el oficialismo ya está hecho y será difícil hacerlo volver al redil morenista, donde siente que le jugaron chueco. Por lo pronto anunció más acciones legales y políticas.

    Morena y sus aliados apostaron a que su proceso interno saldría muy bien, en unidad y de acuerdo a las instrucciones recibidas; pero le salió mejor a los del Frente por México porque no registraron fractura alguna, a pesar de que al inicio se registraron 33 aspirantes y en Morena solo 6.

    Ante eso, el presidente López Obrador presiona al gobernador de Nuevo León para que acepte la postulación de Movimiento Ciudadano y evitar así que ese partido postule a Ebrard. La presencia de Marcelo ahondaría la crisis en Morena y a la hora de los votos, sin duda, le restaría a Morena y sus aliados, por la fuerte presencia de cuadros ebrardistas en Morena, entre ellos 40 diputados federales que ya anunciaron medidas legislativas paralelas a la coordinación de Morena.

    Ya Dante Delgado, dirigente nacional de MC, ante esas presiones dijo que ellos tendrán candidatura presidencial hasta enero del 2024 y que no excluyen a nadie, ni al propio Marcelo.

    El quebrantamiento de la unidad orilla a Morena ahora, como ayer, antier y desde su fundación, a buscar de nuevo a priistas y panistas para exhibirlos como nuevas adquisiciones, con el pretexto de que todos caben, y así poder decir que en su “movimiento” todo va viento en popa, porque ya tienen candidata.

    Presionan a los cuadros de los ex gobernadores del PRI que recibieron embajadas y consulados para que arrimen, “espontáneamente”, a sus allegados a la candidata oficial y dar imagen de desprendimiento: Los casos del ex presidente estatal del PRI en Sinaloa y las diputadas locales de Sonora han sido realmente patéticos.

    Su candidata “de la esperanza”, no plantea nada nuevo. No ha hecho ni una sola mención a las cosas que andan mal e incomodan a la gente y solo se remite a prometer que las cosas seguirán igual que en el gobierno de AMLO y con eso toma distancia de quienes ansían un cambio, por lo mal que se sienten las cosas con el gobierno de la 4T y sus sonados fracasos en áreas tan sensibles como la seguridad y la salud pública.

    Ya se ve en los eventos que los dirigentes sindicales del área oficial se sienten presionados, y aparecen a fuerza en eventos públicos masivos con la candidata oficial. Como no les ha ido bien en la 4T, viven amenazados con las cuotas sindicales y el voto corporativo. No se atreven a hacer autocrítica y tratan de mantener la imagen de que votarán masivamente por la 4T y sus candidatos aparentando que trabajan en sus estructuras por la presencia regional que ostentan sus organizaciones.

    No parece que vaya a ser así. Se nota mucha inconformidad entre sus huestes por la poca atención que han recibido y por el desmantelamiento administrativo que han vivido a costa de romper con el pasado. Les han cumplido muy poco.

    Los servicios de salud no han mejorado y muchas familias de trabajadores del sector público han incrementado notablemente sus gastos en salud, ante la crisis, en hospitales y farmacias privadas.

    Las corporaciones sindicales, que en un momento estuvieron con el PRI, después con el PAN ya ahora con Morena, por ahora se conforman con ser tolerados, más que ser atendidos en sus principales demandas.

    En Morena presumen de 23 gobiernos estatales y aparentan no estar enterados que más de la mitad de ellos han sido un fracaso rotundo, y por ahora la intención de voto a favor de Morena en esas entidades ha bajado sensiblemente afectando directamente a la candidata presidencial.

    Por ejemplo: El estado de Guerrero luce ingobernable. Ahí ya no se sabe bien a bien quién manda; todo por fomentar relevos familiares sin la mínima capacidad para el servicio público.

    Veracruz es un fracaso total, con un gobernador que riñe a cada rato hasta con los de su propio partido, pero que cumple puntualmente papeles políticos ordenados por el centro.

    Chiapas está en una profunda crisis de seguridad e incendiado políticamente y, al parecer, es coto de caza para el Verde Ecologista después de la participación de Manuel Velasco en el proceso interno.

    Zacatecas, otro estado donde una sola familia manda, está hoy en permanente crisis de violencia con un gobierno muy débil que también -of course- acusa al pasado de sus pifias.

    Morelos, un pésimo experimento con un deportista famoso cooptado por el PES para Morena, al que ya le dijeron que ni se emocione soñando con ser candidato a la ciudad de México porque ya hay línea. Un Estado también en constante inestabilidad política.

    Tamaulipas, una entidad que comprueba que las segundas partes no son buenas con el hijo de ex gobernador Américo Villarreal, sin las prendas ni la formación política del padre, hoy es abrumado por problemas recurrentes y sin solución, en una entidad caracterizada por la violencia.

    En Michoacán las cosas tampoco se ven bien. ¿Qué decir de una entidad donde se han registrado las peores pérdidas económicas de las empresas por la toma de vías de comunicación y el dominio de la delincuencia organizada en las actividades económicas prioritarias?

    Campeche también tiene lo suyo. ¿Qué decir de una gobernadora que ha desempeñado el triste papel de golpeadora contra los adversarios del régimen?

    Y en Sonora y Sinaloa, dos estados donde sus ex gobernadores fueron premiados con cargos diplomáticos desatando una serie de sospechas que contribuyen a la degradación política, al reciclamiento de lealtades temporales y la compra venta de afiliaciones tardías a cambio de expectativas no claras en Morena y sus aliados.

    ¿Con todo eso quieren ganar? No se ve cómo ni por dónde. Podrán tener dinero y acarreados a mítines políticos, pero no tienen claro cómo le van a hacer con la decisión del votante a la hora que esté frente a la casilla.

    El malestar social con el gobierno de la 4T cunde a pesar de los informes optimistas. La narrativa oficial trata de convencer de que ya todo está escrito para la elección del 2024 y que van a repetir en el poder otros seis años, como si hubieran hecho muy buen trabajo para los mexicanos.

    Quién sabe. Por ahora, y a un año exacto del cambio en el gobierno federal, predominan más las dudas que las certezas sobre un proceso que de suyo será complejo, tenso y muy conflictivo. Es mucho, pero mucho lo que está en juego como para tratar de simplificar la realidad a favor del partido en el gobierno a 365 días del cambio.

  • AGAPITO PARRA MARES: LEALTAD Y LUCHA SOCIAL

    AGAPITO PARRA MARES: LEALTAD Y LUCHA SOCIAL

    Por Bulmaro Pacheco

    Cuando Agapito Parra Portillo y Ramona Mares Acosta se conocieron en abril de 1934, no tardaron en comprometerse. Para sobrevivir, ambos tenían tiempo trabajando en labores del campo; él en el desmonte; ella en los empaques de legumbres.

    Agapito provenía de una familia formada por Arcadio Parra y Dionisia Portillo, arraigada en el rancho San Juan, cerca de San Bernardo, en Álamos. Ramona, de Choix, Sinaloa, hija de Alejo Mares y Justina Acosta, que se habían trasladado a Huatabampo a principios de los treinta del siglo pasado y se asentaron en El Citavaro, donde ya tenían familiares. Al morir Don Alejo, la familia decidió emigrar al Valle del Yaqui, al campo 7, motivada por las expectativas del reparto agrario promovido en el gobierno de Lázaro Cárdenas.

    Don Agapito, que trabajó como peón y vaquero en varios ranchos (como el de los Escamilla) se casó con Ramona en 1935 en un Cajeme de apenas 9 mil habitantes y se anotó como solicitante de tierra en un comité agrario. Le dieron 20 hectáreas en el campo 5 (ejido Cuauhtémoc).

    Antonio, el primer hijo de la pareja nació en 1936. Agapito, el segundo, un 15 de octubre de 1937, quince días antes de la visita del presidente Cárdenas a Cajeme para anunciar el reparto agrario.

    Los hijos de Agapito y Ramona siguieron llegando: Roberto (1938), Alberto (1941), Valente (1943), Ramona (1946), Gonzalo (1949) y Balvaneda (1951). Agapito padre, que había nacido en 1900, murió en 1994. La mamá Ramona, de 1913, murió a los 92, en 2005.

    Despuntaban en la dirigencia agraria, entonces de la CTM, Rafael “Buqui” Contreras, Matías Méndez, Bernabé Arana, Ramiro Valdez Chávez y Maximiliano R. López, todos seguidores, al principio, de Vicente Lombardo Toledano y Jacinto López (el primer dirigente estatal de la CTM en Sonora) y organizadores de sindicatos agrícolas en las haciendas del Valle. Al final, se dividieron: Lombardo y Jacinto formaron la UGOCM en 1948; Contreras, Ramiro y Bobadilla se quedarían al lado de la CTM, con Fidel Velásquez. Los primeros se fueron al Partido Popular, de reciente creación, y los segundos siguieron en el PRI.

    Agapito hijo, hizo hasta quinto año de primaria en la escuela 18 de Marzo, del campo 5, y terminó sexto en la Miguel Alemán, de Plano Oriente; allí vivió con una tía (Candelaria Parra) que le dio hospedaje.

    Siguió los estudios en la Academia Comercial Roxy, de la maestra Juanita Flores. Ahí se graduó como ayudante de contador y secretario taquimecanógrafo. Fue pagador en la pizca de algodón en el ejido de su padre y se capacitó en el manejo de las “tacuachadoras” utilizadas para la trilla del arroz, cuando en Cajeme se producía en buenas cantidades.

    Muy temprano se enroló en la lucha social agraria y junto con otros compañeros organizaron un comité agrario de solicitantes de tierra, donde actuó como secretario suplente del titular Eustaquio Rodríguez.

    El comité deseaba crear un nuevo centro de población en el sur de Sonora, allá en la frontera con Sinaloa, y su lucha cristalizó con la resolución presidencial firmada por el presidente Adolfo Ruiz Cortines el 8 de agosto de 1956. La resolución les otorgaba 1,713 Ha en la región Fuerte-Mayo, propiedad entonces del hacendado general Miguel Guerrero Verduzco (ex alcalde de Cajeme 1949-1952). Mediante esa acción se creó el Núcleo Ejidal Anáhuac, pegado a Estación Don.

    La región Fuerte-Mayo, que abarca tres municipios, era entonces una zona de pobreza extrema, semi despoblada, con pocas casas y norias, casi sin agua, sin servicios públicos, y con algunas viviendas acabaladas con paredes (latas) de pitahaya seca enjarradas con lodo, suelos y techos de tierra y paja de linaza para evitar las goteras y tratar de paliar las altas temperaturas, en medio de un monte plagado de coyotes, jabalíes y víboras de cascabel.

    Mientras llegaba el desmonte, la gente sobrevivía desmontando con hachas, cortando leña entre cardos, choyas y vinoramas, y elaborando quesos de cabra, guardados en zarzos de carrizo. También fabricaban manteca de cerdo, ladrillos y establecían pequeños “chumilcos” o tienditas para cubrir la demanda de alimentos por la lejanía del lugar (80 km de Navojoa y 65 km de Huatabampo).

    El comité duró años buscando recursos para el desmonte, la dotación de agua (consumo humano y riego) y la introducción de los servicios elementales como agua potable, luz y educación básica.

    Eran tiempos en que José Hernández Terán, secretario de Recursos Hidráulicos del gabinete del presidente Díaz Ordaz, anunciara agua para el riego de 6,000 hectáreas en la región Fuerte-Mayo proveniente de presas de Sinaloa (Josefa Ortiz de Domínguez y Miguel Hidalgo). Este compromiso no cristalizó hasta que el gobernador Samuel Ocaña (1979-1985) construyera los primeros 21 km de canal.

    La lucha era por el desmonte del Ejido Anáhuac y se hacía necesaria la interlocución directa con el presidente de la República y el gobernador en turno para que las gestiones rindieran fruto.

    Fue así como Agapito, comisariado ejidal del Anáhuac se animó a buscar al presidente Luis Echeverría, de gira por Sonora (tiempos del gobernador Biébrich) para plantearle la solicitud de un crédito refaccionario para comprar maquinaria para desmontar la superficie que les habían otorgado. Parra Mares sorteó todos los obstáculos y, con la ayuda del gobernador, pudo acceder al presidente. Le planteó el problema y Echeverría ordenó al secretario de la Presidencia, Hugo Cervantes de Río, que hablara con el gerente bancario (Ignacio Lazcano) y le dijera que la solicitud de Parra Mares tenía su simpatía, que se viera la posibilidad de acceder a la demanda del Ejido Anáhuac. Echeverría apoyó notablemente a la región Fuerte-Mayo: Impulsó la perforación de un pozo profundo (de 200 m) por cada uno de los 35 ejidos en total, para garantizar el agua.

    Junto con Ramiro Valdez Fontes, Agapito buscó acercamiento con el dirigente nacional Fidel Velásquez, y él lo acercó con el secretario de Industria y Comercio federal, Octaviano Campos Salas, con quien analizó el tipo de maquinaria y la posibilidad de agilizar los trámites. Una gestión donde también sumaron fuerzas Rafael “Buqui” Contreras y Saturnino Saldívar. Así se empezó a desmontar aquella superficie, casi 20 años después del decreto.

    Agapito accedió poco a poco a la política dentro de la lucha campesina y la organización obrera, al lado de Ramiro Valdez, Francisco Villanueva Castelo y David Álvarez Angulo que lo introdujeron a la CTM del sur en 1967 al ser designado secretario de Agricultura de la federación Sur.

    Agapito Parra contrajo matrimonio en 1964 con Ramona Gil Osorio. Fue siempre paciente, disciplinado y leal a sus amigos y a su organización: Por eso fue diputado local en tres ocasiones: En la L Legislatura (1982-1985) por el XV Distrito Cajeme, llevando como suplente a Espiridión Durán; en la LII Legislatura (1988-1991) por el mismo distrito, llevando como suplente a Rodolfo Cruz Cevallos; y de nuevo en la LIV Legislatura (1994-1997) con Manuel Murué como suplente. También fue en dos ocasiones regidor suplente y síndico del Ayuntamiento de Cajeme en 1991. En esa calidad le tocaría organizar la entrega de escrituras realizada por el presidente Salinas y Luis Donaldo Colosio, tres días antes de la postulación de este último como candidato presidencial en 1993.

    Hoy en Fuerte Mayo se siembra sandía, melón, trigo y frijol; una tierra rica para las hortalizas todavía. Le toca algo del microclima de la zona del río Fuerte (Ahome-Huatabampo), donde se produce quizá el mejor frijol del país. También se pesca, se cría ganado y se fomenta el turismo regional. Muy diferente todo a 1956.

    Agapito ha sido toda su vida un hombre congruente y de convicciones. En tiempos donde el oportunismo parece ser la moneda de curso corriente en la política, él a los 85 años, próximo a cumplir 86, se ha mantenido fiel y leal a su organización y al partido (desde 1952) que le ha dado las oportunidades de participar como legislador y servidor público.

    Ha sido leal a su tierra, a su partido y a su organización obrera. Fruto de la formación que le dieron Don Agapito y Doña Ramona, al principio con estrecheces y carencias, dice, pero con espíritu de lucha, y también la admiración por los presidentes de México que les dieron la tierra, así como las enseñanzas de dirigentes como Valdez Fontes, Contreras, Saldívar y Villanueva Castelo entre otros, todos ellos, referente obligado de la lucha social con resultados y logros concretos en Sonora, sin duda.

    En el caso de Agapito Parra Mares, todo eso, seguro lo presumen sus 8 hijos y sus 22 nietos y desde luego, todos los que lo conocemos.

  • TODO EL PODER CONTRA LA CORTE

    TODO EL PODER CONTRA LA CORTE

    Bulmaro Pacheco Moreno

    En Sonora presumimos de los presidentes de la República originarios de la entidad que ha tenido México (Félix Zuloaga, Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Abelardo L. Rodríguez) y también de secretarios de Estado cercanos a presidentes, pero casi nunca hemos reflexionado sobre la cantidad de ministros de la Suprema Corte de Justicia originarios de estas tierras, cuando menos de 1917 a la fecha.

    Solo dos ministros de la Corte han nacido en Sonora: José María Ortiz Tirado nació en Álamos en 1894, fue nombrado por el presidente Lázaro Cárdenas en 1934. Fue presidente de la Corte en 1934 y se retiró en 1947; Gilberto Valenzuela Galindo. Nació en Sahuaripa, en 1891. Fue nombrado por el presidente Adolfo Ruiz Cortines en 1953, y se retiró en 1961. También fue gobernador provisional de Sonora del 16 de diciembre de 1916 al 15 de enero de 1917, redactor y firmante del Plan de Agua Prieta en 1920, secretario de gobernación con Calles e impulsor del Plan de Hermosillo en 1929.

    La historia registra que ambos personajes tenían convicciones firmes y una gran formación jurídica. Los dos participaron en el Poder Judicial en tiempos complicados, pero de respeto, hacia el equilibrio de poderes.

    Hoy también vivimos etapas complicadas por la falta de respeto del Poder Ejecutivo hacia los otros poderes incluyendo a los partidos, el pacto federal, los organismos autónomos, los gobernadores que no son de Morena, el Instituto Nacional Electoral y la Suprema Corte de Justicia.

    Quizá haya pasado inadvertido, pero algunos sí registraron el movimiento realizado en 2018 por el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, de origen priista, después del Verde Ecologista y ahora de Morena.

    Velasco ingresó en calidad de senador siendo todavía gobernador del Estado de Chiapas (diciembre 2012 a diciembre 2018) a pesar de que el artículo 55 de la Constitución mexicana señala: “Los gobernadores de los Estados y el jefe de gobierno de la Ciudad de México no podrán ser electos en las entidades de sus respectivas jurisdicciones durante el período de su encargo, aun cuando se separen definitivamente de sus puestos”. Inédito en México, pero eran diferentes.

    El antecedente más cercano a esos excesos fue cuando el gobernador de Campeche (1973-1976), Carlos Sansores Pérez, solicitó licencia como gobernador en 1973 para postularse candidato a diputado federal por la Ciudad de México. Sansores ya traía la consigna de ser el líder de la XLIX Legislatura en el gobierno de Luis Echeverría Álvarez. Otros tiempos, otras formas, igualmente ofensivas para el desarrollo político.

    El presidente Carlos Salinas de Gortari decidió nombrar a Carlos del Río Rodríguez, presidente de la Suprema Corte de Justicia (1986-1990), como su representante personal al cambio de poderes en un país sudamericano. Esto encendió la polémica con el abogado Ignacio Burgoa Orihuela en torno a las facultades del presidente y la autonomía del Poder Judicial por disponer de un ministro-presidente como si fuera empleado del Poder Ejecutivo. Esa polémica abrió de nuevo y por un tiempo, el debate sobre la división de poderes en México.

    Una desaseada propuesta de reforma fue la de tratar de ampliar el período del gobernador Jaime Bonilla (Baja California; 2019-2021) de dos a cinco años, “para diseñar y ejecutar debidamente el plan de desarrollo para satisfacer las necesidades de la ciudadanía” (sic). Aprobada la iniciativa por el Congreso local, no fue publicada por el gobernador saliente, y la reforma fue desechada por la Suprema Corte. Bonilla tuvo que concluir su período de dos años en 2021.

    Hasta hoy la reforma más importantes en el Poder Judicial ha sido la impulsada por Ernesto Zedillo en 1994 (de 21 a 11 ministros, ternas propuestas por el presidente para la aprobación de las 2/3 partes del Senado, de 3 a 4 años la duración de la Presidencia y 15 años en el cargo, entre otras), 1996 (incorporación del Tribunal Federal Electoral al Poder Judicial) y 1999 (naturaleza jurídica del Consejo de la Judicatura). Dice Joel Carranco Zúñiga: “La incapacidad para desahogar las grandes presiones ocasionadas por los crímenes que conmocionaron al país y al mundo, el proceso de designación de ministros, magistrados de circuito y jueces de distrito, así como los demás vicios que comenzaban a afectar la imagen de la judicatura puso al descubierto una Suprema Corte de Justicia desgastada por los acontecimientos políticos y sociales que aquejaban a la nación, así como el descrédito de algunos de sus funcionarios”. Según al autor se trató de: “La más densa reforma en comparación con las demás. Es la única ocasión en que todos los artículos (14) del capítulo IV de la Constitución Federal fueron objeto de reforma”.

    Siguieron otras reformas de menor calado en los gobiernos de Felipe Calderón (quitó la facultad de investigación en materia electoral), de Enrique Peña Nieto (órganos autónomos, cambio de PGR a Fiscalía general, y la transformación del IFE en INE) y con López Obrador (paridad de género, defensoría pública federal, entre otras).

    En 2021 se promovió la reforma a la Ley Orgánica del Poder Judicial con dedicatoria para ampliar en dos años más, la duración de la Presidencia de la Corte del ministro Arturo Saldívar (2019-2022). Fue aprobada en el Senado y en abril de 2021 por la Cámara de Diputados (262 votos a favor, 182 en contra, y 7 abstenciones); pero la misma Corte la desechó por inconstitucional, ya que contradecía al quinto párrafo del artículo 97 de la CPEUM, que al efecto establece: “Cada cuatro años, el Pleno elegirá de entre sus miembros al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el cual no podrá ser reelecto para el período inmediato posterior”.

    ¿En que estarían pensando los que llegaron al Poder con relación a la promoción de reformas abiertamente inconstitucionales y desechadas en su mayoría por la Corte?
    Ellos siempre han pensado que en México todo lo pueden hacer sin problema y si ganaron el Poder en 2018 fue porque “son diferentes a los anteriores”. Por lo tanto, tienen permitido hacer de todo, aún cuando se violente el orden constitucional y la relación entre los Poderes de la República… para eso ganaron, ¡faltaba más!

    De ahí proviene también el fanatismo al que se llega cuando se debate con algunos morenistas. Se aferran a su credo y prejuicios con un radicalismo único, como si fueran a durar para siempre. De 1917 a la fecha, ni en las peores etapas del bipartidismo, no se había visto en México; un gobierno sin diálogo, sin el menor respeto a las formas y enfrentado a cada rato al poder judicial.

    Solo así se explica el selectivo coro político que acompaña al presidente López Obrador al momento de descalificar a los miembros de la Suprema Corte de Justicia. No pudo prolongar el período de Bonilla en Baja California ni el de Zaldívar en la Corte, no le aceptaron sus reformas electorales, no pudo imponer a Yazmín Esquivel como presidenta y se ha negado a opinar sobre el plagio de su tesis de licenciatura, y desde el Poder se impulsa una implacable y violenta batalla contra fiscales estatales que no son del agrado de los gobernadores morenistas.

    El Ejecutivo ha enfocado con dureza sus baterías contra la ministra presidenta Norma Piña y otros ministros. Los ha calificado de corruptos y conservadores (sin prueba alguna) y ha prometido una reforma (para que los ministros sean electos por el voto popular) para septiembre de 2024, cuando ya haya presidencia electa y le quede apenas un mes en el Poder Ejecutivo, pensando que tendrán mayoría calificada en el Congreso.

    ¿barruntos de tormenta?
    Puede ser, porque al parecer todavía no hemos visto la película completa.

  • MORENA: LOS PASOS DE LA RUPTURA

    MORENA: LOS PASOS DE LA RUPTURA

    Bulmaro Pacheco

    Cuando sosteníamos que las cosas no iban a salir bien en el proceso interno de Morena, sus seguidores se apresuraban a negarlo y a afirmar que sería un rotundo éxito. Según ellos, bastaba con tener al referente político que había diseñado la estrategia y sería a la vez el árbitro ante cualquier diferencia entre los jugadores: el presidente de la República. El mismo que condujo de principio al fin el ungimiento de la “coordinadora de la Cuarta Transformación”, Claudia Sheinbaum. “Ahí no va a haber problema alguno”, decían, y reafirmaban: “Corren más riesgo en el Frente Amplio, porque ahí no hay quién imponga disciplina y orden”.

    Pues no fue así. El proceso interno en Morena terminó en ruptura.

    Veamos: En 2018, a Ricardo Monreal primero le dijeron “sí”, después “quién sabe” y, al final, que no sería para él la candidatura al gobierno de la Ciudad de México porque ya estaba destinada para Claudia Sheinbaum, más cercana al entonces candidato López Obrador.

    Monreal alegó derecho de antigüedad en la relación (se refería a que en 1998 abandonó al PRI para sumarse al PRD, cuando López Obrador era el dirigente nacional, y siendo marginado por el PRI, compitió por las izquierdas al gobierno de Zacatecas; y ganó la elección), pero no le alcanzó.

    Pero López Obrador tenía otros planes y movió todo para que la candidata al gobierno de la Ciudad de México fuera Claudia Sheinbaum, jefa delegacional en Tlalpan, en aquel entonces. Le dijeron a Monreal que ella salía mejor en las encuestas, las mismas que nunca le mostraron. Así que después de una pausa de silencio, él optó por el Senado, donde fungió como coordinador de Morena hasta el 2023.

    En 2021 vino la debacle electoral de la Ciudad de México, cuando Morena perdió nueve de las 16 alcaldías. Alguien le habló al oído al presidente culpando a Monreal de la derrota en la Ciudad de México, y a partir de ahí el zacatecano fue marginado de la cercanía política con el Ejecutivo. Y lo que fuera una buena relación se tornó en distanciamiento, que se comprobó cuando no lo mencionaron para la sucesión presidencial (a pesar de que él a cada rato sostenía que, como fuera, iría en la papeleta electoral en junio de 2024).

    ¿Que habrá ahora para Monreal?
    Recientemente declaró que buscaría de nuevo la candidatura al gobierno de la Ciudad de México.
    La novedad es que otra vez se le adelantaron con Omar García Harfuch, jefe de la policía capitalina quien acaba de renunciar al cargo para buscar la candidatura. Al buen entendedor le quedará claro que Omar García no renunció para ir a una aventura, va directo a la postulación.

    ¿Seguirá Monreal la ruta de Ebrard ante esa decisión que lo deja fuera?
    El veterano Porfirio Muñoz Ledo quiso primero reelegirse como diputado federal y se lo impidieron. Aspiró después a la dirigencia nacional de Morena, y también se lo impidieron para favorecer a Mario Delgado. El plan ya estaba trazado, y se dijo que a Muñoz Ledo le habían ofrecido la embajada de México en Cuba, algo que nunca se concretó. Porfirio se convirtió en un crítico permanente del presidente y de la llamada “cuarta transformación”. Murió en el mes de julio lamentando no haber cruzado palabra con López Obrador desde que le puso la banda presidencial en diciembre del 2018. Porfirio murió distanciado de la 4T.

    Adán Augusto López era gobernador de Tabasco para el período 2019-2024, pero el presidente lo invitó en 2021 a colaborar como secretario de Gobernación en lugar de Olga Sánchez Cordero. Inició conciliador y dialogante con los factores políticos de México (gobernadores, Congreso, partidos), pero de repente cambió, se cerró y se concentró en preparar la plataforma de sus aspiraciones presidenciales. Quizá fue el que más en serio se tomó la competencia. Fue parte de la estrategia sucesoria del presidente, pero en las encuestas quedó en cuarto lugar, apenas con el 10% de las preferencias, ¡por debajo de Gerardo Fernández Noroña!

    El presidente pactó con el Partido del Trabajo y autorizó que se midiera en las encuestas al diputado Gerardo Fernández Noroña para asegurar la alianza con ese partido. No quiso correr el riesgo de que le pasara lo mismo que en la elección de Coahuila, cuando el PT arropó al disidente morenista Ricardo Mejía que le restó votos a Armando Guadiana.

    También pactó en los mismos términos con el Partido Verde al autorizar la participación, sin ninguna posibilidad de triunfo, en las encuestas del ex gobernador de Chiapas, Manuel Velasco (quizá con la intención oculta de quitarle puntos a Ebrard, ante la simpatía de un grupo de diputados del Verde con el ex canciller). También para fortalecer la alianza electoral del próximo año con un partido que solo busca conservar el registro y obtener más posiciones vía representación proporcional en el Poder Legislativo. El desplegado a plana entera para felicitar a Sheinbaum por su triunfo, al tiempo que le cerró las puertas a Ebrard, reafirmó su sumisión.

    López Obrador en varias ocasiones reiteró que él no iba a “cometer el mismo error del ex presidente Lázaro Cárdenas”, de dejar como heredero a un moderado (Ávila Camacho) en lugar de alguien radical y revolucionario (Francisco J. Mújica) que continuara y consolidara las reformas de ese sexenio (1934-1940).

    Más claro ni el agua, ese mensaje fue contra las aspiraciones de Ebrard y a favor de quien piensa, continuará sus programas: Claudia Scheinbaum.

    El desarrollo de la estrategia sucesoria también incluye atacar con dureza al INE y a la Suprema Corte, para debilitarlas como instituciones de arbitraje político electoral. Así generó una reforma electoral (llamada Plan B) que nunca se discutió y que, al enviarla al Congreso de la Unión para su aprobación, ni siquiera se respetó el proceso legislativo. La suprema Corte tiró estas reformas y provocó que el Ejecutivo radicalizara los ataques contra la institución y en especial contra varios de los ministros incómodos para el gobierno, encabezados por la presidente Norma Piña.

    La estrategia incluyó también el blindaje del partido ante cualquier riesgo de sorpresa con el liderazgo formal y por eso nombró como presidente del Consejo Nacional de Morena al gobernador de Sonora, Alfonso Durazo. No quiso correr riesgos ante la cercanía de Mario Delgado con Ebrard y decidió por alguien de mayor confianza ante cualquier eventualidad.

    Al final y a pesar de que a cada rato afirmaban que todo iba muy bien y que en Morena no había vulgares y ambiciosos (sic) que pudieran afectar la unidad del partido, las cosas no les salieron como presumían y Marcelo Ebrard se les rebeló alegando inconsistencias exigiendo la reposición del proceso. Digan lo que digan, eso provocó la ruptura en Morena y les echó a perder las cuentas alegres que hacían de cara a los resultados del 2024. Además de la cargada oficial del Ejecutivo y los gobernadores de Morena a favor de la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México, la ruptura de Ebrard tiene otros ingredientes de mayor profundidad y sentimiento en su relación cercana y personal con el Presidente que les hizo creer, que habría piso parejo en la competencia.

    Las consecuencias ahí están y, de darse la participación de Ebrard por otro partido, el más afectado será Morena y no Xóchitl Gálvez como lo han desparramado los voceros oficiales, para tratar de atenuar el control de daños por la ruptura al interior de Morena.

    Si la ruptura fue en su cancha, con el Presidente, con Morena y con su candidata: ¿Por qué habría de afectar a otros? Al contrario.

  • XÓCHITL, EL FRENTE AMPLIO Y LO QUE SIGUE

    XÓCHITL, EL FRENTE AMPLIO Y LO QUE SIGUE

    por Bulmaro Pacheco

    Con el inicio del mes de septiembre, son nueve meses los que faltan para la elección de junio del 2024, y trece meses para que el presidente López Obrador entregue el Poder, el día 1 de octubre del 2024, a quien triunfe en esa elección.

    ¿Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez?

    Son varias razones por las que Claudia Sheinbaum saca ventaja en las encuestas y la convierten en la puntera para la próxima elección presidencial por ahora, pero rescatemos tres:

    1.- Empezó labores de proselitismo después de la elección del 2021, cuando las oposiciones ganaron la mayoría de las alcaldías de la Ciudad de México, que ella gobernaba, y por eso le echaron la culpa al senador Ricardo Monreal, congelándolo políticamente.
    2.- Desde siempre ha sido la favorita por radical del presidente López Obrador para heredar el poder, y hasta ahora ha sido la más sumisa y su proselitismo lo basa en ofrecer más de lo mismo, sin una pizca de autocrítica, para con ello agradar al que tomará la decisión final en materia de candidaturas en Morena, más que los consultados en las encuestas, y;
    3.-Xóchitl Gálvez tiene apenas poco más de dos meses de que fue mencionada como potencial candidata presidencial del Frente Amplio.

    Ya dijo el presidente que él “no va a cometer el mismo error de Lázaro Cárdenas” en 1940 al postular a un moderado (Ávila Camacho-Ebrard), en lugar de alguien que continuara con su programa (Mújica-Sheinbaum). Más claro ni el agua, de por dónde se siente que va la preferencia oficial.

    ¿Pueden cambiar las tendencias a nueve meses de la elección? Sí.
    Las preferencias se pueden mover y es casi seguro que la elección al final se cierre entre las dos candidatas. Esto que hace pensar en un “nada para nadie” por ahora, y que eso dependerá de la calidad de las propuestas de las oposiciones y de la estrategia oficial para apoyar a su candidata.

    ¿Estrategia oficial? Sí.
    Sin duda la elección del 2024 va a ser una elección de Estado, donde pondrán en juego todos los recursos a favor de la candidata del gobierno. 23 gobernadores y el aparato del gobierno federal seguramente se pondrán al servicio de Morena y su candidata. Ya se vio en la interna morenista: Abundancia de espectaculares, acarreos, propaganda móvil, y en especial bardas a favor de las “corcholatas”, lo que por cierto representa una gran cantidad de dinero (mas de 500 millones de pesos) aportados seguramente por los gobernadores.

    ¿Y los organismos electorales?
    Desde el inicio del gobierno de Morena se desplegó una gran campaña de desprestigio contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el INE y el Tribunal Federal Electoral, con el propósito de debilitarlos y tratar de anularlos. Hoy tienen el control del INE, y a cada rato atacan a la Corte.

    La estrategia fue muy obvia desde el momento que, desde el gobierno, trataron de ampliar por dos años el período del ministro Arturo Zaldívar y después impulsar a la ministra Esquivel (la involucrada en el plagio de su tesis) como presidenta de la Suprema Corte, y además proponiendo ministros cómodos o aliados del gobierno (aunque últimamente el presidente López Obrador reconoció que dos de sus propuestas “lo traicionaron” (sic), al ver como algunos de sus proyectos en litigio eran echados para atrás por votación mayoritaria en la Corte).

    Cada día que transcurre se duda más de que el INE cumpla cabalmente con la imparcialidad a la que por ley está obligado. Se vio tibia su actuación ante la interna de Morena y no prosperó casi ninguna de las impugnaciones que buscaban poner orden en el proceso. Y se ve igual o peor ante las constantes alusiones en las mañaneras del presidente cuando ataca sin recato a aspirantes de la oposición y descalifica los procesos internos opositores, en una evidente intromisión en materia partidista y asuntos electorales. Para eso querían el control del INE.

    ¿Y por qué desde el gobierno descalifican el proceso interno del Frente Amplio por México?
    Porque no esperaban que les saliera tan bien el proceso de selección de Xóchitl Gávez, ya que al mismo tiempo que se conservó la coalición de partidos, se seleccionó a una aspirante aprobada por todos, y una futura candidata muy competitiva.

    Recordemos que no hace mucho el propio presidente sentenció -citando a Juárez- que “la oposición estaba moralmente derrotada” y que no veía que surgiera alguien capaz de hacerle sombra a sus a sus aventajadas corcholatas oficiales. Le falló el pronóstico y las cosas han cambiado, y por eso la constante descalificación tanto a los partidos que integran el Frente como a su aspirante más competitiva.

    ¿Se puede cerrar la elección en las encuestas? Sí.
    Hay que tener presente lo ocurrido en el 2021 cuando las oposiciones juntas (incluyendo a MC) tuvieron casi dos millones de votos más que la alianza Morena-Verde-PT y perdieron la mayoría calificada en la Cámara de Diputados. También recordemos que tres de los partidos nuevos impulsados por Morena (RSP-PES y FM) perdieron el registro nacional en la elección del 2021 y Morena sufrió una humillante derrota en la Ciudad de México a pesar de que apenas llevaban tres años en el gobierno.

    ¿Y qué pasó, entonces?
    Una: Que las clases medias que habían votado por Morena en 2018 ya no lo hicieron más, y otra: Que ya pesaban en el ánimo del votante los errores del gobierno, como el de haber suspendido la obra del aeropuerto de la Ciudad de México, el mal manejo de la pandemia del Covid-19, la caída de la economía nacional en -8% y la clausura del Seguro Popular sin brindar alternativas a una mayoría de la población sin acceso a los servicios de salud; entre otras pifias oficiales con impacto directo en los votantes

    ¿Seguirá contando todo eso para la elección del 2024? Seguramente.
    El gobierno y su candidata tendrán a su favor las enormes erogaciones en las pensiones para adultos mayores, los subsidios a las gasolinas, las becas y otros programas sociales (cuyos montos se incrementarán, con dedicatoria en el año electoral), buscando seguramente que toda la población que disfruta de los subsidios lo traduzca en votos a favor de Morena y sus candidatos.

    En contra tendrán que Claudia Sheinbaum carece del carisma del presidente, no tiene el “jalón” de una candidatura popular y será muy discutible ante el electorado que ofrezca a nombre de la llamada Cuarta transformación solo “más de lo mismo” con los magros resultados obtenidos hasta hoy, en casi seis años de gobierno.

    ¿Y el Frente Amplio y Xóchitl Gálvez?
    Dependerá de una buena plataforma y una propuesta que emocione a la población, mucho trabajo de territorio, cuidar de la unidad en los partidos y las organizaciones de la sociedad civil que integran al Frente, seleccionar candidaturas competitivas en lo local y al Congreso de la Unión y las gubernaturas que estarán en juego, para de esa manera arropar la candidatura principal. Y, lo más importante, convencer a la mayoría de los casi 99 millones de votantes que para esa fecha estarán inscritos en la lista nacional de electores.

    Nada más, pero nada menos.

  • LA POLÍTICA Y LAS RUPTURAS QUE VIENEN

    LA POLÍTICA Y LAS RUPTURAS QUE VIENEN

    Bulmaro Pacheco

    Muy pocos se esperaban que el gobernador jalisciense Enrique Alfaro rompiera con la dirigencia nacional del partido Movimiento Ciudadano. Y por lo visto se trata de una verdadera crisis en ese partido, al observar el número de firmantes del desplegado en apoyo al gobernador: Los dos senadores, doce diputados federales, dieciséis diputados locales y cincuenta y siete presidentes municipales del estado de Jalisco.

    Por su parte, la dirigencia nacional de MC diría después que algunos habían sido presionados para firmar, pero hasta ahora ninguno de ellos se ha echado para atrás. Jalisco no es poca cosa en materia política: Tiene casi 7 millones de votantes, 20 distritos electorales federales y ocupa el cuarto lugar en aportaciones al PIB nacional con el 7.1%.

    El desplegado muestra desesperación por la tardanza, la indefinición y por el papel que juega la dirigencia de Movimiento Ciudadano ante lo que está sucediendo en otros frentes, que ya se han adelantado notablemente a los acontecimientos políticos del proceso electoral del 2024. ¿Y MC cuando y por dónde? Esa pregunta llega a sus propios militantes.

    Quizá la crisis se empezó a gestar a partir de que MC no presentó candidatos en las elecciones de Coahuila y el Estado de México. ¿Por qué? Nunca dieron una versión completa. Se lanzó Dante contra el PRI y el PAN arguyendo que “nuca se subirían al Titanic” (sic), y dejaron descubiertos a sus cuadros y sus estructuras en esas entidades, lo que provocó también que MC siguiera bajando en los números de las encuestas sobre preferencias ciudadanas, a pesar de la intensa propaganda para convencer con encuestas poco convincentes de que representan la segunda fuerza política nacional y no es así.

    Se dice que están esperando una escisión en Morena para dar de alta al disidente (Ebrard) como candidato presidencial; pero, por otro lado, las resistencias de Luis Donaldo Colosio Riojas y Samuel García a lanzarse como candidatos presidenciales al ver la ventaja de las otras fuerzas y el papel que jugarían, con el riesgo latente de no superar los dos dígitos de porcentaje de votos en la próxima elección. Además, ya quedó claro que el Presidente López Obrador ya dio color por García para la candidatura.

    Alfaro ya se entrevistó con Xóchitl Gálvez y Marcelo Ebrard y, se dice, dejó abierta la puerta para el apoyo de Jalisco a cualquiera de los dos.

    ¿Qué sigue? No creemos que la crisis se detenga ahí y Dante Delgado, el dirigente nacional, deberá desplegar sus mejores artes políticas para evitar que la crisis en el partido se profundice y se extienda.

    A MC le quedan como probables aspirantes presidenciales: la ex gobernadora de Yucatán Ivonne Ortega, una reciente adquisición, disidente del PRI, y Patricia Mercado Castro, que ya fue candidata presidencial en el 2006 por el PASC (Partido Alianza Socialdemócrata y Campesina), cuando obtuvo el 2.70% de los votos (1,128,850).

    Persisten entonces las dudas de si Movimiento Ciudadano terminará aliado a alguna fuerza política o si el movimiento disidente iniciado por Alfaro se extiende a otras regiones de México.

    El deseo de muchos es que se alíen y generen la posibilidad de sumar sus puntos a los que obtenga la alianza PAN-PRI-PRD para derrotar con una mayor holgura a Morena en la presidencial del próximo año.

    Ya lo hicieron en 2021 sin alianza y el presidente López Obrador lo resintió, y por eso aceleró la sucesión presidencial destapando “corcholatas” y adelantando los tiempos políticos de su partido por encima de la ley.

    No creemos que les dé por expulsar a los disidentes entrando a la etapa de las purgas, tan comunes, sobre todo en los partidos de izquierda. Sería difícil de aplicarse en estos tiempos dada la intensidad del transfuguismo registrado en los últimos años y que las purgas ya no afectan tanto como antes por la abundancia de alternativas políticas y partidos, que solo están a la espera de disidentes de otras organizaciones para instrumentar su purificación política, vía la cooptación.

    ¿Por qué tarda tanto Movimiento Ciudadano en definir sus cartas para la sucesión presidencial? Nadie lo sabe, salvo su dirigencia nacional.

    ¿Por qué no postularon candidatos a gobernador en Coahuila y el Estado de México? Tampoco han convencido las razones expuestas en su momento para no hacerlo, lo que dio lugar a un sinfín de interpretaciones, y “sospechosismos” que achacan a MC cierta cercanía y complicidad con el presidente López Obrador de cara a la elección de junio del 2024, algo que en MC deberán clarificar, “si aspiran a mantener su autonomía”.

    El presidente de la República nunca ha contestado, a pesar de la dureza de contenido, las cartas que Dante Delgado le ha enviado.

    Tampoco lo ha mencionado en las mañaneras. Y sí, opinó recientemente sobre la posibilidad de las candidaturas de Colosio y García por MC, de los que dijo: “podrían competir con Morena” y que él no los ve mal (sic).

    Siempre serán preocupantes las rupturas en los partidos políticos por lo que significan para la normalidad democrática en México. En el PRI la primera ruptura significativa se dio en 1988, a los 59 años de su fundación; en el PAN en 1992, a los 53 años de haberse creado; y en el PRD en 2014, a los 25 años de haber nacido unificando a las izquierdas, que después se dispersaron, pero supieron aguantar, sumar y recomponerse, y ahí siguen en los procesos electorales.

    Otros partidos como el PPS, el PARM, PDM, PAS y el PFCRN no aguantaron las rupturas y terminaron por desaparecer del escenario político nacional por (gracias a sus conflictos internos) no haber alcanzado el porcentaje nacional de votos para conservar sus registros.

    ¿Qué pasará en Movimiento Ciudadano con esta ruptura que se da apenas a los 24 años de su creación, primero como Convergencia y después como Movimiento Ciudadano?

    Lo trascedente, es que se da en el Estado más fuerte que ha gobernado y el más representativo políticamente hablando.

    ¿Habrá ruptura también en Morena al darse a conocer los resultados de su proceso interno el próximo 6 de septiembre? ¿Conservarán la alianza con el Verde Ecologista y el PT después de la elección interna?

    ¿Afectará al PRI la salida reciente de algunos senadores de su fracción parlamentaria y de algunos ex gobernadores que han aceptado chambas diplomáticas ofrecidas por el presidente López Obrador?

    Todo, las dudas anteriores incluidas aquellas sobre el resultado de la elección de junio del 2024 están todavía en el aire, nada para nadie y el caso de los partidos políticos y su búsqueda de unidad interna también. Habrá mucho que ver todavía en las próximas 40 semanas.

  • JESÚS CAMBUSTÓN Y EL GUAYMAS QUE RESISTE

    JESÚS CAMBUSTÓN Y EL GUAYMAS QUE RESISTE

    Bulmaro Pacheco Moreno

    GUAYMAS, Sonora.- El Guaymas de finales del siglo pasado registra muy buenos lugares para comer gracias a la iniciativa de los vecinos del puerto, y que con mucha sensibilidad registraban los gustos y las tendencias de la población, en una comunidad con cultura propia y en constante crecimiento y expansión desde el siglo XIX.

    Con frecuencia se recuerdan los restaurantes Del Mar, ubicado por la Av. Sedán y Calle 17; el Paradise, por la Abelardo Rodríguez; y el recordado Café Colón, ubicado en la parte baja del Mercado Municipal (primero se servía comida típica mexicana, principalmente para locatarios y clientes del mercado, y después derivó en la elaboración de café colado). El Colón era un lugar sumamente visitado por la diversidad política y empresarial del puerto, con célebres y acaloradas discusiones diarias que en ocasiones requería intervenciones de la autoridad municipal para atemperar los ánimos.

    También son recordados lugares como Pakos (por Paco Dahued), ubicado en el famoso Pasaje Romano, o El Sarape (del mismo dueño), frente a la plaza 13 de Julio y el Templo de San Fernando.

    Merenderos típicos como el Dorys (pozole, carne frita y tostadas, decía su menú), sobre el callejón Porfirio Díaz, a un costado del mercado, y el Tonys (menudo y asado), de la Calle 20 y Adolfo de la Huerta, del que solo queda el viejo y despintado anuncio que lo identificaba, eran lugares que abrían toda la noche y recibían a lugareños o a choferes que esperaban descargar sus camiones en el mercado (cuando el mercado municipal empezaba a recibir la carne del rastro a partir de las tres de la mañana).

    También había lugares familiares como la Copa de leche, El Tecate (carne) y El Pollito (pollo), más cercanos al malecón, por la Serdán al fondo, rumbo a los silos del puerto, cerca de la Plaza Centenario. Inolvidable también fue el restaurante de la terminal de camiones de Efraín Soto.

    Una fama que todavía distingue al restaurante Lucerito de Guaymas, (especializado en tortas) en la Avenida XII poniente, es que ha resistido no solo el paso del tiempo sino que se ha adaptado al cambio en los gustos de la gente. Lo mismo sucedió con el Asadero Doney, en la Serdán, muy cerca del Palacio Municipal.

    Todos esos lugares -a excepción del Lucerito y el Doney- ya desaparecieron, y solo queda la nostalgia. Quizá sucumbieron a los cambios en el negocio con la aparición de grandes cadenas de comida rápida como las de hamburguesas (McDonald y Burger King), pizzas, taco fish, sushis, caguamantas, pollos y la creación de otros con especialidad en mariscos como Los Arbolitos, El Mazateño, El Rey, Don Julio y La Cobacha, o especializados en carne de borrego, donde ha sobresalido la Taquería El Ñar, de Luis García.

    Todos esos cambios los ha registrado el empresario gastronómico Jesús Cambustón Espinoza, quien cumplió 80 años el pasado 9 de julio. De esos 80, 58 años los ha dedicado al negocio de la comida (desde 1965), pasando de un proyecto a otro, ahora con su restaurante llamado El Rincón de Cambustón, ubicado en el camino a la zona de Miramar.

    Se dice fácil, pero sobrevivir tantos años en el negocio de la comida, con los cambios en el gusto y el ingreso de la gente, así como los efectos de la pandemia en una comunidad exigente y dinámica, significa tener principios y capacidad administrativa en quien dirige el negocio.

    En eso se requiere presencia y responsabilidad personal del jefe para supervisar y registrar las principales actividades, no exagerar en los precios, cuidar la sazón de los alimentos, administrar bien al personal y adaptarse a las exigencias de los clientes en su demanda de un buen servicio. Toda esa disciplina la ha desarrollado bien Jesús Cambustón desde los trece años de edad, cuando empezó a trabajar con su padre Francisco Cambustón Parodi, en un barco camaronero de la cooperativa Comunidades Yaquis, y desde que residían en la Avenida 8 y Calle 16, en el centro de Guaymas.

    A Jesús lo habían mandado a estudiar a la escuela Loreto Encinas de Avilés y a la Luis G. Dávila donde completó cinco años de primaria.

    Su formación práctica la perfeccionó cuando trabajó siete años en al recordado Proyecto Mercurio, del gobierno americano a través de la NASA, que se instaló en el Valle de Guaymas para realizar estudios y observaciones espaciales entre otros y que sirvieron de base para la llegada del hombre a la Luna en 1969 a bordo el Apolo XI.

    Jesús ya venía fogueado del trabajo para colaborar con el gasto familiar: había vendido periódicos (El Diario, de Aniceto Ramírez; y La Gaceta, de los Escobar), chicles y paletas en el Cine Reforma, y ejerció el oficio de bolero por las calles del centro de la ciudad. Después, ya más grande, cambió de giro y se inició en un negocio de burritos y hamburguesas en el Pasaje Romano.

    A los años ampliaría su ramo de negocios con la creación del restaurante Chumay, por la Serdán, y después vendrían Mariscos El Chucani y el Bar Safari. Con esos negocios se dio a conocer, y por su gran facilidad de comunicar logró ampliar su clientela, entre los que se veía a Luis Donaldo Colosio invitado por Fernando Astiazarán, Heriberto Lizárraga, Oscar Ulloa, Florencio y Gaspar Zaragoza, Miguel Gaspar, Julián Luzanilla, Guillermo Hopkins y en un tiempo Ernesto Zedillo, y donde seguido acudía el patriarca de la familia Luebbert (Seldner) con su esposa Socorro, para llevar una buena dotación de hamburguesas.

    Toda una labor que fue generándole experiencia en el trato con la gente, en la negociación con los proveedores y experiencia fiscal en su relación con los sucesivos gobiernos municipales y estatales.

    Experimentaría después por un buen tiempo (6 años) con otro restaurante en el paradero El Valiente, en los terrenos de la gasolinera de José Ramón Uribe ubicada en la carretera internacional.

    Para 1990, ya con 47 años de edad, inició otro negocio: La famosa Fonda del Recuerdo, ubicada en el bulevar Juárez de la colonia San Vicente. Ahí puso de moda principalmente el cocido, el asado, las tortas y una gran variedad de tostadas y tacos dorados, que muy pronto lo convirtieron en un referente de la buena comida en Guaymas. “Los clientes hacían observaciones sobre el menú y yo registraba puntualmente lo que demandaban, y al otro día ya tenía preparado el platillo”, dice, para no quedarse rezagado ante la competencia, que siempre fue agresiva.

    En 2010 dejó la colonia San Vicente y se instaló ya con el nombre El Rincón de Cambustón en una propiedad que le compró a la familia Luebbert en Lomas de Miramar.

    “Sabía que llegaba a un barrio de clase media, pero con una gran circulación de gente hacia la playa y los hoteles del rumbo”, dice, lo que provocó una nueva revisión del menú para carnes, mariscos, ensaladas, especialidades diarias, desde el ‘caldo yaqui’ de los jueves hasta la paella de los domingos, incluir desayunos, antojitos mexicanos, especialidades de la casa, caldos y comidas al día, y de la tradición: las tortas y hamburguesas; así como ampliar el horario de trabajo, que siempre fue de las siete de la mañana a las once de la noche, y ahora, después de la pandemia, de las ocho a las cinco de la tarde y cerrando un día a la semana para revisar todo y descansar un poco del trajín”.

    Siempre presente en el negocio para ‘estar al pendiente’ junto a su esposa Mayrela Rivera (“Lo mejor que me ha pasado en la vida”, dice) de los clientes, de los tiempos de espera y de la solución de cualquier duda, por eso, uno se explica el origen de su éxito.

    Y es que sí, le ha ido bien. Recientemente amplió el negocio a 25 mesas (de 10), y creando 16 empleos al mismo tiempo, y mejora los servicios con una modernización total del negocio.

    ¿Que esperar de la vida después de los ochenta años, Jesús Francisco? Y responde: “Pues vivir más, hasta donde me pueda valer por mí mismo”. ¿Morir trabajando? “Creo que sí, mientras Dios me dé vida y salud, por eso me cuido, ratifica; ¿Miedo a la muerte? A lo desconocido sí, a la muerte no, dice porque la muerte es inevitable”.

    Como buen hijo de padre católico y madre evangelista, sus conceptos abordan brevemente la religión, sin asumirse practicante. “Creo en los amigos, en la salud, en las vitaminas, en no excederse en nada, en una buena siesta diaria y en vivir una vida correcta sin remordimientos ni cuentas pendientes con nadie”, dice.

    Su último gran reto fue superar el Covid en lo personal y en su empresa. “No cerramos un sólo día y perfeccionamos el servicio de comida para llevar a casa” y presume que superó la enfermedad, con una semana conectado a un tanque de oxígeno… “pero la libré”, dice, y así llegó a los 80 años el mes pasado. Es Jesús Cambustón, un Guaymense de la cultura del esfuerzo que ha trabajado duro, que ha triunfado y resistido los cambios sin rendirse ni acomplejarse. Todo un referente moral para entender al Guaymas de hoy y sus complejidades.

  • CANDIDATURAS 2024: LO QUE VIENE

    CANDIDATURAS 2024: LO QUE VIENE

    Bulmaro Pacheco

    A unos cuantos días de resolverse las coordinaciones de proyectos tanto de Morena como del Frente Amplio, que representarán aquellos quienes obtengan la mayor parte de los apoyos -en las encuestas unos y otros en la participación directa de la sociedad-, la atención se orientará en lo que sigue para quienes resulten seleccionadas tanto en la coalición Morena, PT y Verde como en el Frente Amplio PAN, PRI y PRD.

    Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal por la alianza Morena, PT y Verde Ecologista. Beatriz Paredes, Xóchitl Gálvez, Enrique de la Madrid y Santiago Creel por el Frente Amplio.

    Entre esos ocho participantes está seguramente quien habrá de encabezar el Poder Ejecutivo federal entre 2024 y 2030.

    Estamos a menos de diez meses de la elección del próximo 2 de junio y a 21 días de que se instale a nivel nacional el proceso electoral el próximo 4 de septiembre, como lo establece la ley respectiva.

    Los plazos fatales son el 3 de septiembre para el Frente Amplio, y tres días después (el día 6) para Morena y sus aliados. para dar a conocer a los triunfadores del proceso interno.

    Se conocerá quiénes quedarán como responsables de la estrategia política y electoral de seis de los siete partidos políticos nacionales que darán la batalla en el 2024. ¿Y Movimiento Ciudadano, el séptimo partido? Nadie sabe hasta ahora ni quién ni cuándo pudieran definir su candidatura presidencial, aunque ya se manejan algunos nombres.

    Las apuestas actuales se enfocan en la hipótesis sobre la posibilidad de rupturas en los procesos internos de los partidos, por la insatisfacción de alguno de los contendientes al no estar de acuerdo con los resultados obtenidos. En el Frente Amplio ya se manifestó la primera inconformidad proveniente de los perredistas Silvano Aureoles y Miguel Mancera, quienes se quejan de no haber sido seleccionados para pasar a la segunda etapa del proceso interno a pesar de haber conseguido las firmas necesarias.

    Se les aclaró que aun cuando había logrado las firmas no lo hicieron en los 17 estados que señala la convocatoria como requisito, y también existen dudas sobre la legitimidad de las firmas.

    En Morena siguen los enfrentamientos ente los punteros: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, ante la negativa de la primera a debatir sobre los temas de la agenda nacional. Ebrard insiste, pero ella le juega pegada a la barda. No se vaya a inquietar el “manager” y los descalifique a ambos, porque calentando el brazo se encuentra Adán Augusto.

    Los allegados a las llamadas “corcholatas” afirman que el jefe máximo no les autorizó el debate y que sigue siendo el método de las encuestas el que al final va a decidir. Por no dejar, agregaron a dos aspirantes más, conscientes de que les espera una buena negociación vía el reacomodo político transexenal y para que no se sientan como partidos chicos.

    Por eso las giras de las llamadas “corcholatas” se han concretado a contactos con casi siempre acarreados y a saludos insustanciales a la gente, sin mayores propuestas que solo prometer que la llamada 4T continuará en el poder para ampliar los programas sociales; la carta más fuerte del gobierno como propuesta hasta ahora. Nada más.

    Lo que sigue será un conjunto de tensiones políticas y señalamientos de parte del Ejecutivo a todo lo que huela a oposición.

    El presidente impuso récord atacando a Xóchitl Gálvez porque le alteró el programa sucesorio, el titular del Ejecutivo apostaba que la oposición sería derrotada el próximo año. Un día sí y otro también ataca en las mañaneras a la senadora por Hidalgo y con toda seguridad va a seguir buscando elementos que puedan afectarle en su imagen, sobre todo en su gestión como responsable de la delegación Miguel Hidalgo de la Ciudad de México, para tratar de desbancarla de la carrera presidencial.

    Ya atacó también a Santiago Creel por su panismo y por su desempeño político. También le va a seguir buscando al pensar que algo habrá de encontrarle -o crearle- en sus responsabilidades públicas.

    Ya señaló a Enrique De la Madrid diciendo que hizo algunas cosas malas y seguramente le buscarán en Turismo o en la desaparecida Financiera Rural, donde De la Madrid se desempeñó el sexenio pasado.

    De Beatriz Paredes no ha dicho nada hasta ahora, pero no se descarta que también la ataque en próximas mañaneras.

    Tampoco deja de mencionar a Claudio X. González, a quien acusa de ser el orquestador de la estrategia opositora. Quizá si González tuviera algo que le exhibieran en cuanto a su desempeño público y privado, ya hubieran tratado de destruirlo no solo en las mañaneras sino también en la amplia red de promotores en medios de la llamada 4T.

    Por eso a partir del próximo 17 de agosto, cuando ya se sepa quiénes serán los tres finalistas del Frente Amplio, deberán contar también con una estrategia de defensa del proyecto que incluya el seguimiento de la postura presidencial, que no parará ni cederá a pesar de que los organismos electorales a cada rato le estén llamado la atención o exhortándolo al orden; al cabo que ya dijo que no le salgan con que “La ley es la ley”, y con eso se justifica.

    La elección presidencial en México es el evento político más importante desde que en 1920 se restableciera el relevo del Ejecutivo vía la elección popular. También desde que en 1928 el período presidencial pasara de cuatro a seis años de duración.

    Es el evento que concentra la verdadera lucha por el Poder y donde se desatan las fuerzas políticas del sistema que buscan ser tomadas en cuenta, por eso hay tensiones y en ocasiones violencia, como la elección de 1940 cuando el sector militar, con Almazán a la cabeza, se enfrentó al candidato de Lázaro Cárdenas. O la de 1952, cuando un sector de revolucionarios enfrentó al candidato de Miguel Alemán -Adolfo Ruiz Cortines- con violencia y todo. O las agitaciones sociales de 1958, que influyeron en el relevo del presidente Adolfo Ruiz Cortines. O los eventos previos a la sucesión de 1970, con las tensiones y violencia política generadas por el movimiento estudiantil de 1968.

    O bien, por los enfrentamientos del sector empresarial con los presidentes Luis Echeverría (por la expropiación agraria) y José López Portillo (por la expropiación de los bancos) que afectaron las sucesiones de 1976 y 1982.

    O por la ruptura en el PRI de 1988. O el asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994 y las tensiones de la elección del 2006, por lo reducido de la ventaja de Felipe Calderón sobre López Obrador en su primer intento.

    ¿Quién puede asegurar y garantizar que en la elección de 2024 no va a pasar nada que altere el proceso político? Nadie. ¿Quién garantiza que todo va a salir bien cuando desde el poder se atiza constantemente la división y la polarización política? ¿Por qué se ataca a diario a los adversarios de la 4T, y a las corcholatas, a pesar de excesos, acarreos y publicidad ilegal no se les toca ni con el pétalo de una rosa? ¿Qué peso tendrán Las autoridades electorales y la Suprema Corte de Justicia que son atacadas un día sí y otro también?

    Nada para nadie por ahora. Ojalá que impere la serenidad, el diálogo y que los procesos internos de las dos fuerzas políticas en juego se resuelvan sin fracturas ni enfrentamientos. Ojalá.

  • ¿MORENA ES EL VIEJO PRI?… ¡BRINCOS DIERAN!

    ¿MORENA ES EL VIEJO PRI?… ¡BRINCOS DIERAN!

    por Bulmaro Pacheco

    Me quedo con la afirmación de Porfirio Muñoz Ledo: “Hasta ahora, el PRI ha sido el único partido político que ha construido tramos importantes de la historia de México”.

    Los que simplifican la historia y niegan el pasado solo reconocen como “avances” los promovidos por ellos desde que llegaron al Poder, como si todo lo demás hubiera sido tiempo perdido y no hubiera servido para la construcción de México.

    ¿Y la modernización política de México que les permitió llegar al Poder? ¿Y los avances en alfabetización? ¿Y el combate y erradicación de enfermedades? ¿Y la moderna infraestructura carretera construida en años? De eso no dicen nada.

    Así les pasó a Fox y Calderón cuando, a partir de la victoria del PAN en el año 2000, se la pasaron hablando de “los 70 años perdidos” y les dio por elaborar una supuesta nueva narrativa de la historia de México a partir de sus gobiernos, que no tardó en ser desbancada por la realidad y los condujo a dejar el Poder por la vía electoral, apenas a los doce años de haber llegado.

    Igual sucedió en los gobiernos estatales que ganaron salvo excepciones como Baja California y Guanajuato, porque a pesar de la larga tradición histórica del partido formado en 1939, poco entendieron de las complejidades de gobernar México atendiendo a sus características y, más todavía, al desconocer a fondo las realidades y fuerzas que históricamente incidieron sobre los procesos sociales y políticos.

    Esa corta visión quizá se debió a que no todos eran militantes originales, como lo fueron sus fundadores, y el partido empezó a poblarse de oportunistas en la medida que fue obteniendo éxito electoral en estados, municipios y en lo federal, aunque después de una derrota muchos de ellos se daban de baja del padrón partidista sin mayores explicaciones.

    Eso contribuyó a la pérdida de identidad y lealtades, que debilitaron al PAN en las regiones; pero que, con todo y sus problemas y sus recurrentes crisis y fracturas, se mantiene como uno de los tres partidos nacionales con mayor estructura.

    Con Morena y su ascenso al Poder a partir del 2018 ha pasado casi lo mismo. Tanto en lo federal como en los estados y municipios que gobiernan les da por repetir el mismo discurso y manejar la misma narrativa: “Todo tiempo pasado para México fue peor”, hasta que ellos llegaron para encabezar la transformación (sic). Y agarran parejo contra los gobiernos del PRI y del PAN, con especial obsesión hacia el expresidente Felipe Calderón, a quien un día sí y otro también, lo acusan de robarles la elección del 2006, aquella que se resolvió apenas con el 0.56% de diferencia y tantas tensiones sociales y políticas ocasionara.

    Prefieren echarle la culpa al pasado -tanto de causas como efectos- ante la incapacidad de resolver cada problema que quieren abordar o enfrentar, en lugar de atenderlo con las soluciones prometidas en las campañas y les dieron votos.

    No les importa que esos problemas se presenten en sus períodos de gobierno después de adquirir la responsabilidad al protestar cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes con todos sus efectos, y velar por el interés general y no partidista, al que juraron “servir y dedicarle todos sus esfuerzos y energías” (sic).

    Para todo siempre hay un pretexto: Si se trata de la educación, es el pasado con sus “mal llamadas reformas”; si se trata de problemas de salud, “nos dejaron un tiradero”. Si el problema atañe a seguridad, “es la crisis de Calderón y García Luna”, y así sucesivamente. Todo problema sin atender se reduce para ellos a una tensión permanente entre los conservadores y el poder público. Y como corolario señalan que los “conservadores” quieren regresar por sus fueros para seguir robando” (sic) o “esos que saquearon al país, […] quieren obstaculizar la “revolución de las conciencias” (?) iniciada, según ellos, cuando Morena llegó al Poder en el 2018.

    Después de comparar el estilo de hacer política, algunos han llegado a catalogar las conductas y acciones de Morena como “el viejo PRI”, enmarcadas por un presidencialismo exacerbado y la centralización del poder sin diálogo con los adversarios. Pero habría que recordar que la normalidad democrática en México tuvo su origen con las reformas realizadas entre 1977 y el 2014, que incluyeron siempre las propuestas de la oposición, entre otras: La representación proporcional y la creación de nuevos partidos y la creación de instituciones electorales.

    En la auto llamada 4T: ¿A qué horas ha habido consultas con las oposiciones para las reformas políticas desde el 2018? Todo ha sido amenazas, advertencias, violación del proceso legislativo, (no cambiarles ni una coma), utilización de la justicia para tratar de ablandar adversarios, la enmtrega de embajadas y consulados para los adversarios que caen en la cooptación. ¿Cuál nueva política?

    El PRI nació en 1929 como PNR para unificar y para atender los pleitos políticos entre las diversas facciones actuantes que afectaban la gobernanza, y no para dividir. El PAN nace en 1939 como un referente opositor a las políticas post revolucionarias, y para luchar por una mayor democracia. Las izquierdas se unificarían en un partido político hasta 1989 con la fundación del PRD que contó una mayoría de ex priistas, y que avanzó notablemente hasta su crisis y agotamiento que dio lugar a la formación de Morena en 2014 con una gran mayoría de ex militantes del PRD. De hecho, el PRD se vació casi en su totalidad para dar lugar a la formación de Morena, con participación electoral a partir del 2015.

    Morena no puede ser el llamado “el viejo PRI”. El PRI nunca sorteó candidaturas ni privilegió los sistemas de parentesco o familiar para postular gobernantes. Morena no cuenta con las estructuras que al PRI le sirvieron para impulsar la estabilidad política y modernizar a México. Tampoco cuenta con los mecanismos de conciliación política que al PRI de entonces lo llevaron a impulsar los principales cambios mediante el diálogo y la consulta que hasta ahora le sirven a México para procesar sus conflictos. ¿Podría Morena ahora presumir a un Jesús Reyes Heroles, un Jaime Torres Bodet, un Antonio Ortiz Mena o un Pedro Ramírez Vázquez? por mencionar solo a algunos de los constructores de la modernidad mexicana. Están a años luz de eso.

    Con el tiempo y mediante la movilidad política fruto de la expansión del sistema educativo y su amplia infraestructura, el PRI fue eliminando los cacicazgos que en algún tiempo limitaron su acción política. Esos tiempos, de hijos, familiares y hermanos en el Poder han vuelto y se han intensificado con Morena, cuando todos pensábamos que se habían erradicado. Por voz de los principales dirigentes de Morena nos enteramos de que aspiran a ser un partido único, como lo fue el PRI de 1929 a 1939, y eso sí que se ve muy difícil. La historia se repite, decía Marx, primero como comedia y después como tragedia… A como van, quizá nos estemos acercando más a lo segundo.

  • ENTRE LA DIVISIÓN Y LA INCERTIDUMBRE

    ENTRE LA DIVISIÓN Y LA INCERTIDUMBRE

    por Bulmaro Pacheco

    Recuerdo muy bien esa mañana de febrero de 1994, en un lugar del sur de la Ciudad de México donde nos reuníamos José Antonio Crespo, Jorge Chabat y el que escribe, cuando en una afirmación repentina el respetado José Antonio dijo: “Así como andan las cosas en la política mexicana se ve muy difícil que Colosio llegue a la Presidencia de la República” y remató: “Puede ser que no llegue”, el ambiente político luce tenso y con muchos ingredientes de conflicto que lo enrarecen cada día más y se vuelve peligroso”. Chabat y un servidor nos quedamos pasmados.

    La sentencia nos preocupó y nos sorprendió. A nuestra generación se le hacía -prácticamente- imposible que se repitieran en México eventos de violencia política como los que provocaron la muerte de tres presidentes apenas en 15 años: Madero (1913), Carranza (1920) y el presidente electo Álvaro Obregón Salido (1928): Los tres asesinatos generaron crisis políticas de altas dimensiones que obligaron al replanteamiento en la formación del Estado mexicano.

    Lo que siguió a la muerte de Obregón fue la rebelión llamada “renovadora” o “escobarista” de 1929, que involucró a una parte importante del Ejército y a distinguidos miembros del obregonismo (como el gobernador de Sonora Fausto Topete) opuestos al presidente sustituto Emilio Portes Gil y al saliente Plutarco Elías Calles.

    La rebelión fue sofocada con un alto costo político; pero las circunstancias obligaron a la creación del Partido Nacional Revolucionario, visto como un instrumento que trataría de unificar a todas las corrientes políticas que se disputaban el Poder en ausencia del caudillo y por la inestabilidad generada por su muerte, que dio lugar también a la designación-elección de tres presidentes entre 1928 y 1934.

    Así lo manifestó el presidente Calles en su último informe de gobierno, donde subrayó que México estaba listo ya para evolucionar de la “etapa de los caudillos, a la de las instituciones.”

    Antes de la reelección de Obregón, y en plena campaña, se presentó un ambiente de crispación política marcado por el asesinato de dos de sus contendientes (Serrano y Gómez) y por resistencias manifiestas contra la reelección de una parte de la clase política y del Ejército, lo que contribuyó notablemente a enrarecer el ambiente político y a crear las condiciones para el crimen político. Hasta la fecha no ha quedado clara la autoría intelectual.

    En el caso de Colosio no hubo rebelión del Ejército ni de las organizaciones, pero sí, mostró el agotamiento del método de selección del candidato presidencial -que ya había hecho crisis con la fractura del PRI en 1988-, lo que contribuyó notablemente a enrarecer el ambiente.

    Una parte importante de la llamada clase política priista -liderada por Manuel Camacho Solís- no quedó satisfecha con la designación del candidato y manifestó resistencias que se reflejaron en el ambiente político, ya de por sí muy turbio, sumándose a las tensiones del conflicto Chiapaneco con el EZLN y el inicio de las operaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá el día 1 de enero de 1994, que también había generado debates importantes, con apoyos y resistencias desde el inicio de las negociaciones.

    Un año muy duro el de 1994 para México, y circunstancias políticas muy complejas que crearon el clima para la violencia de ese año con dos asesinatos: Colosio y Ruiz Massieu.

    No lo creíamos, pensamos que Crespo exageraba. Creíamos que las circunstancias de 1928 (66 años antes) eran muy distintas a las de 1994.

    Y vaya sorpresa que marcó a nuestra generación el asesinato del candidato a la Presidencia, cuando todos pensábamos que eso ya había quedado atrás. Los efectos de ese crimen fueron terribles para México; una crisis económica que duraría una década y cambios radicales en lo social y político, la más importante la derrota del PRI en la elección del 2000.

    Al igual que en el caso de Obregón, del crimen nada se supo de la autoría intelectual… y hasta la fecha.

    La crisis política se resolvió con mucho diálogo entre las fuerzas políticas y con reformas propuestas por las oposiciones y el gobierno.

    El reciente debate generado en las llamadas conferencias mañaneras del presidente López Obrador, donde se queja de que varios comunicadores sociales como Raymundo Riva Palacio, Joaquín López Dóriga, Beatriz Pagés y Guadalupe Loaeza exageran en sus afirmaciones de que “si algo le pasa a un comunicador o a alguien que aspire a la candidatura presidencial, la culpa será del Ejecutivo federal”.

    En lugar de procesar esos análisis y sumarlos a la agenda política del día, aprovechando el conocimiento de la historia de México, el presidente decide atacar y descalificar a los mencionados comunicadores, quienes en uso de su libertad y sin esconderse le advierten al presidente de la real posibilidad de un conflicto político violento a causa de su frecuente intromisión en asuntos partidistas y electorales. Tienen razón los periodistas, y es parte de su trabajo y sus libertades hacerlo.

    Es la primera ocasión en la historia reciente de México en la que un presidente de la República pide abiertamente el voto para su partido, utilizando recursos oficiales y en tiempos laborables. También la primera vez en la que, sin guardar las formas, el presidente, como máxima autoridad, ataca despiadadamente -y con información privilegiada oficial- a quienes se atreven a manifestar su intención de figurar como candidatos de las oposiciones.

    También primera vez en la historia que, con la complacencia de su partido en el Poder Legislativo, el Ejecutivo federal ha tratado de apropiarse del Instituto Nacional Electoral (INE) y de domesticar al Poder Judicial.

    Todo ello para controlar a ambas instituciones y ponerlas al servicio de la política oficial y del partido en el gobierno, atacando sistemáticamente su autonomía y a los miembros de ambas instituciones, cargándoles una cantidad de epítetos, antes desconocidos tanto en el ambiente institucional como en la relación entre los poderes de la República.

    ¿Qué puede suceder de aquí a la elección federal de junio del 2024?
    Que la política se siga degradando, que el ambiente se enrarezca aún más por la desmedida intromisión del Ejecutivo federal contra todo lo que no huela a Morena. O que los poderes fácticos aprovechen la confusión para involucrarse cada vez más en las regiones donde dominan en asuntos políticos, como ha sucedido recientemente en varios estados y que pudiera desatarse la violencia y los enfrentamientos entre los grupos que se han adueñado de una parte importante del territorio nacional.

    Quizá sea un sueño guajiro de las oposiciones al demandar diálogo -para disminuir las tensiones-, cuando no ha sido la constante de Morena en ninguno de los niveles que gobierna desde 2018. Las puertas lucen cerradas en Gobernación, Presidencia, las cámaras y en los Estados.

    No se ve por ningún lado una actitud conciliadora de los gobiernos guindas y cada vez se recrudecen más los ataques contra los adversarios.

    Muchos pensaban que José Antonio Crespo -que también predijo con exactitud el número exacto de puntos con los que Fox le ganó a Labastida en el 2000- exageraba cuando advertía lo que finalmente sucedió meses después… y no, no exageraba.

    En un país tan complejo, difícil de gobernar y dado a la desconfianza sobre la política y los gobiernos, no debemos descartar nada… y menos si la parte oficial en lugar de mostrar voluntad para enfriar y disminuir las tensiones a través del diálogo, continúa echándole más leña al fuego atacando a diestra y siniestra a los adversarios y a las instituciones contaminando una sucesión que ya está a la vuelta de la esquina.