Categoría: Bulmaro Pacheco

  • CANDIDATURAS 2024: LO QUE VIENE

    CANDIDATURAS 2024: LO QUE VIENE

    Bulmaro Pacheco

    A unos cuantos días de resolverse las coordinaciones de proyectos tanto de Morena como del Frente Amplio, que representarán aquellos quienes obtengan la mayor parte de los apoyos -en las encuestas unos y otros en la participación directa de la sociedad-, la atención se orientará en lo que sigue para quienes resulten seleccionadas tanto en la coalición Morena, PT y Verde como en el Frente Amplio PAN, PRI y PRD.

    Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal por la alianza Morena, PT y Verde Ecologista. Beatriz Paredes, Xóchitl Gálvez, Enrique de la Madrid y Santiago Creel por el Frente Amplio.

    Entre esos ocho participantes está seguramente quien habrá de encabezar el Poder Ejecutivo federal entre 2024 y 2030.

    Estamos a menos de diez meses de la elección del próximo 2 de junio y a 21 días de que se instale a nivel nacional el proceso electoral el próximo 4 de septiembre, como lo establece la ley respectiva.

    Los plazos fatales son el 3 de septiembre para el Frente Amplio, y tres días después (el día 6) para Morena y sus aliados. para dar a conocer a los triunfadores del proceso interno.

    Se conocerá quiénes quedarán como responsables de la estrategia política y electoral de seis de los siete partidos políticos nacionales que darán la batalla en el 2024. ¿Y Movimiento Ciudadano, el séptimo partido? Nadie sabe hasta ahora ni quién ni cuándo pudieran definir su candidatura presidencial, aunque ya se manejan algunos nombres.

    Las apuestas actuales se enfocan en la hipótesis sobre la posibilidad de rupturas en los procesos internos de los partidos, por la insatisfacción de alguno de los contendientes al no estar de acuerdo con los resultados obtenidos. En el Frente Amplio ya se manifestó la primera inconformidad proveniente de los perredistas Silvano Aureoles y Miguel Mancera, quienes se quejan de no haber sido seleccionados para pasar a la segunda etapa del proceso interno a pesar de haber conseguido las firmas necesarias.

    Se les aclaró que aun cuando había logrado las firmas no lo hicieron en los 17 estados que señala la convocatoria como requisito, y también existen dudas sobre la legitimidad de las firmas.

    En Morena siguen los enfrentamientos ente los punteros: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, ante la negativa de la primera a debatir sobre los temas de la agenda nacional. Ebrard insiste, pero ella le juega pegada a la barda. No se vaya a inquietar el “manager” y los descalifique a ambos, porque calentando el brazo se encuentra Adán Augusto.

    Los allegados a las llamadas “corcholatas” afirman que el jefe máximo no les autorizó el debate y que sigue siendo el método de las encuestas el que al final va a decidir. Por no dejar, agregaron a dos aspirantes más, conscientes de que les espera una buena negociación vía el reacomodo político transexenal y para que no se sientan como partidos chicos.

    Por eso las giras de las llamadas “corcholatas” se han concretado a contactos con casi siempre acarreados y a saludos insustanciales a la gente, sin mayores propuestas que solo prometer que la llamada 4T continuará en el poder para ampliar los programas sociales; la carta más fuerte del gobierno como propuesta hasta ahora. Nada más.

    Lo que sigue será un conjunto de tensiones políticas y señalamientos de parte del Ejecutivo a todo lo que huela a oposición.

    El presidente impuso récord atacando a Xóchitl Gálvez porque le alteró el programa sucesorio, el titular del Ejecutivo apostaba que la oposición sería derrotada el próximo año. Un día sí y otro también ataca en las mañaneras a la senadora por Hidalgo y con toda seguridad va a seguir buscando elementos que puedan afectarle en su imagen, sobre todo en su gestión como responsable de la delegación Miguel Hidalgo de la Ciudad de México, para tratar de desbancarla de la carrera presidencial.

    Ya atacó también a Santiago Creel por su panismo y por su desempeño político. También le va a seguir buscando al pensar que algo habrá de encontrarle -o crearle- en sus responsabilidades públicas.

    Ya señaló a Enrique De la Madrid diciendo que hizo algunas cosas malas y seguramente le buscarán en Turismo o en la desaparecida Financiera Rural, donde De la Madrid se desempeñó el sexenio pasado.

    De Beatriz Paredes no ha dicho nada hasta ahora, pero no se descarta que también la ataque en próximas mañaneras.

    Tampoco deja de mencionar a Claudio X. González, a quien acusa de ser el orquestador de la estrategia opositora. Quizá si González tuviera algo que le exhibieran en cuanto a su desempeño público y privado, ya hubieran tratado de destruirlo no solo en las mañaneras sino también en la amplia red de promotores en medios de la llamada 4T.

    Por eso a partir del próximo 17 de agosto, cuando ya se sepa quiénes serán los tres finalistas del Frente Amplio, deberán contar también con una estrategia de defensa del proyecto que incluya el seguimiento de la postura presidencial, que no parará ni cederá a pesar de que los organismos electorales a cada rato le estén llamado la atención o exhortándolo al orden; al cabo que ya dijo que no le salgan con que “La ley es la ley”, y con eso se justifica.

    La elección presidencial en México es el evento político más importante desde que en 1920 se restableciera el relevo del Ejecutivo vía la elección popular. También desde que en 1928 el período presidencial pasara de cuatro a seis años de duración.

    Es el evento que concentra la verdadera lucha por el Poder y donde se desatan las fuerzas políticas del sistema que buscan ser tomadas en cuenta, por eso hay tensiones y en ocasiones violencia, como la elección de 1940 cuando el sector militar, con Almazán a la cabeza, se enfrentó al candidato de Lázaro Cárdenas. O la de 1952, cuando un sector de revolucionarios enfrentó al candidato de Miguel Alemán -Adolfo Ruiz Cortines- con violencia y todo. O las agitaciones sociales de 1958, que influyeron en el relevo del presidente Adolfo Ruiz Cortines. O los eventos previos a la sucesión de 1970, con las tensiones y violencia política generadas por el movimiento estudiantil de 1968.

    O bien, por los enfrentamientos del sector empresarial con los presidentes Luis Echeverría (por la expropiación agraria) y José López Portillo (por la expropiación de los bancos) que afectaron las sucesiones de 1976 y 1982.

    O por la ruptura en el PRI de 1988. O el asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994 y las tensiones de la elección del 2006, por lo reducido de la ventaja de Felipe Calderón sobre López Obrador en su primer intento.

    ¿Quién puede asegurar y garantizar que en la elección de 2024 no va a pasar nada que altere el proceso político? Nadie. ¿Quién garantiza que todo va a salir bien cuando desde el poder se atiza constantemente la división y la polarización política? ¿Por qué se ataca a diario a los adversarios de la 4T, y a las corcholatas, a pesar de excesos, acarreos y publicidad ilegal no se les toca ni con el pétalo de una rosa? ¿Qué peso tendrán Las autoridades electorales y la Suprema Corte de Justicia que son atacadas un día sí y otro también?

    Nada para nadie por ahora. Ojalá que impere la serenidad, el diálogo y que los procesos internos de las dos fuerzas políticas en juego se resuelvan sin fracturas ni enfrentamientos. Ojalá.

  • ¿MORENA ES EL VIEJO PRI?… ¡BRINCOS DIERAN!

    ¿MORENA ES EL VIEJO PRI?… ¡BRINCOS DIERAN!

    por Bulmaro Pacheco

    Me quedo con la afirmación de Porfirio Muñoz Ledo: “Hasta ahora, el PRI ha sido el único partido político que ha construido tramos importantes de la historia de México”.

    Los que simplifican la historia y niegan el pasado solo reconocen como “avances” los promovidos por ellos desde que llegaron al Poder, como si todo lo demás hubiera sido tiempo perdido y no hubiera servido para la construcción de México.

    ¿Y la modernización política de México que les permitió llegar al Poder? ¿Y los avances en alfabetización? ¿Y el combate y erradicación de enfermedades? ¿Y la moderna infraestructura carretera construida en años? De eso no dicen nada.

    Así les pasó a Fox y Calderón cuando, a partir de la victoria del PAN en el año 2000, se la pasaron hablando de “los 70 años perdidos” y les dio por elaborar una supuesta nueva narrativa de la historia de México a partir de sus gobiernos, que no tardó en ser desbancada por la realidad y los condujo a dejar el Poder por la vía electoral, apenas a los doce años de haber llegado.

    Igual sucedió en los gobiernos estatales que ganaron salvo excepciones como Baja California y Guanajuato, porque a pesar de la larga tradición histórica del partido formado en 1939, poco entendieron de las complejidades de gobernar México atendiendo a sus características y, más todavía, al desconocer a fondo las realidades y fuerzas que históricamente incidieron sobre los procesos sociales y políticos.

    Esa corta visión quizá se debió a que no todos eran militantes originales, como lo fueron sus fundadores, y el partido empezó a poblarse de oportunistas en la medida que fue obteniendo éxito electoral en estados, municipios y en lo federal, aunque después de una derrota muchos de ellos se daban de baja del padrón partidista sin mayores explicaciones.

    Eso contribuyó a la pérdida de identidad y lealtades, que debilitaron al PAN en las regiones; pero que, con todo y sus problemas y sus recurrentes crisis y fracturas, se mantiene como uno de los tres partidos nacionales con mayor estructura.

    Con Morena y su ascenso al Poder a partir del 2018 ha pasado casi lo mismo. Tanto en lo federal como en los estados y municipios que gobiernan les da por repetir el mismo discurso y manejar la misma narrativa: “Todo tiempo pasado para México fue peor”, hasta que ellos llegaron para encabezar la transformación (sic). Y agarran parejo contra los gobiernos del PRI y del PAN, con especial obsesión hacia el expresidente Felipe Calderón, a quien un día sí y otro también, lo acusan de robarles la elección del 2006, aquella que se resolvió apenas con el 0.56% de diferencia y tantas tensiones sociales y políticas ocasionara.

    Prefieren echarle la culpa al pasado -tanto de causas como efectos- ante la incapacidad de resolver cada problema que quieren abordar o enfrentar, en lugar de atenderlo con las soluciones prometidas en las campañas y les dieron votos.

    No les importa que esos problemas se presenten en sus períodos de gobierno después de adquirir la responsabilidad al protestar cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes con todos sus efectos, y velar por el interés general y no partidista, al que juraron “servir y dedicarle todos sus esfuerzos y energías” (sic).

    Para todo siempre hay un pretexto: Si se trata de la educación, es el pasado con sus “mal llamadas reformas”; si se trata de problemas de salud, “nos dejaron un tiradero”. Si el problema atañe a seguridad, “es la crisis de Calderón y García Luna”, y así sucesivamente. Todo problema sin atender se reduce para ellos a una tensión permanente entre los conservadores y el poder público. Y como corolario señalan que los “conservadores” quieren regresar por sus fueros para seguir robando” (sic) o “esos que saquearon al país, […] quieren obstaculizar la “revolución de las conciencias” (?) iniciada, según ellos, cuando Morena llegó al Poder en el 2018.

    Después de comparar el estilo de hacer política, algunos han llegado a catalogar las conductas y acciones de Morena como “el viejo PRI”, enmarcadas por un presidencialismo exacerbado y la centralización del poder sin diálogo con los adversarios. Pero habría que recordar que la normalidad democrática en México tuvo su origen con las reformas realizadas entre 1977 y el 2014, que incluyeron siempre las propuestas de la oposición, entre otras: La representación proporcional y la creación de nuevos partidos y la creación de instituciones electorales.

    En la auto llamada 4T: ¿A qué horas ha habido consultas con las oposiciones para las reformas políticas desde el 2018? Todo ha sido amenazas, advertencias, violación del proceso legislativo, (no cambiarles ni una coma), utilización de la justicia para tratar de ablandar adversarios, la enmtrega de embajadas y consulados para los adversarios que caen en la cooptación. ¿Cuál nueva política?

    El PRI nació en 1929 como PNR para unificar y para atender los pleitos políticos entre las diversas facciones actuantes que afectaban la gobernanza, y no para dividir. El PAN nace en 1939 como un referente opositor a las políticas post revolucionarias, y para luchar por una mayor democracia. Las izquierdas se unificarían en un partido político hasta 1989 con la fundación del PRD que contó una mayoría de ex priistas, y que avanzó notablemente hasta su crisis y agotamiento que dio lugar a la formación de Morena en 2014 con una gran mayoría de ex militantes del PRD. De hecho, el PRD se vació casi en su totalidad para dar lugar a la formación de Morena, con participación electoral a partir del 2015.

    Morena no puede ser el llamado “el viejo PRI”. El PRI nunca sorteó candidaturas ni privilegió los sistemas de parentesco o familiar para postular gobernantes. Morena no cuenta con las estructuras que al PRI le sirvieron para impulsar la estabilidad política y modernizar a México. Tampoco cuenta con los mecanismos de conciliación política que al PRI de entonces lo llevaron a impulsar los principales cambios mediante el diálogo y la consulta que hasta ahora le sirven a México para procesar sus conflictos. ¿Podría Morena ahora presumir a un Jesús Reyes Heroles, un Jaime Torres Bodet, un Antonio Ortiz Mena o un Pedro Ramírez Vázquez? por mencionar solo a algunos de los constructores de la modernidad mexicana. Están a años luz de eso.

    Con el tiempo y mediante la movilidad política fruto de la expansión del sistema educativo y su amplia infraestructura, el PRI fue eliminando los cacicazgos que en algún tiempo limitaron su acción política. Esos tiempos, de hijos, familiares y hermanos en el Poder han vuelto y se han intensificado con Morena, cuando todos pensábamos que se habían erradicado. Por voz de los principales dirigentes de Morena nos enteramos de que aspiran a ser un partido único, como lo fue el PRI de 1929 a 1939, y eso sí que se ve muy difícil. La historia se repite, decía Marx, primero como comedia y después como tragedia… A como van, quizá nos estemos acercando más a lo segundo.

  • ENTRE LA DIVISIÓN Y LA INCERTIDUMBRE

    ENTRE LA DIVISIÓN Y LA INCERTIDUMBRE

    por Bulmaro Pacheco

    Recuerdo muy bien esa mañana de febrero de 1994, en un lugar del sur de la Ciudad de México donde nos reuníamos José Antonio Crespo, Jorge Chabat y el que escribe, cuando en una afirmación repentina el respetado José Antonio dijo: “Así como andan las cosas en la política mexicana se ve muy difícil que Colosio llegue a la Presidencia de la República” y remató: “Puede ser que no llegue”, el ambiente político luce tenso y con muchos ingredientes de conflicto que lo enrarecen cada día más y se vuelve peligroso”. Chabat y un servidor nos quedamos pasmados.

    La sentencia nos preocupó y nos sorprendió. A nuestra generación se le hacía -prácticamente- imposible que se repitieran en México eventos de violencia política como los que provocaron la muerte de tres presidentes apenas en 15 años: Madero (1913), Carranza (1920) y el presidente electo Álvaro Obregón Salido (1928): Los tres asesinatos generaron crisis políticas de altas dimensiones que obligaron al replanteamiento en la formación del Estado mexicano.

    Lo que siguió a la muerte de Obregón fue la rebelión llamada “renovadora” o “escobarista” de 1929, que involucró a una parte importante del Ejército y a distinguidos miembros del obregonismo (como el gobernador de Sonora Fausto Topete) opuestos al presidente sustituto Emilio Portes Gil y al saliente Plutarco Elías Calles.

    La rebelión fue sofocada con un alto costo político; pero las circunstancias obligaron a la creación del Partido Nacional Revolucionario, visto como un instrumento que trataría de unificar a todas las corrientes políticas que se disputaban el Poder en ausencia del caudillo y por la inestabilidad generada por su muerte, que dio lugar también a la designación-elección de tres presidentes entre 1928 y 1934.

    Así lo manifestó el presidente Calles en su último informe de gobierno, donde subrayó que México estaba listo ya para evolucionar de la “etapa de los caudillos, a la de las instituciones.”

    Antes de la reelección de Obregón, y en plena campaña, se presentó un ambiente de crispación política marcado por el asesinato de dos de sus contendientes (Serrano y Gómez) y por resistencias manifiestas contra la reelección de una parte de la clase política y del Ejército, lo que contribuyó notablemente a enrarecer el ambiente político y a crear las condiciones para el crimen político. Hasta la fecha no ha quedado clara la autoría intelectual.

    En el caso de Colosio no hubo rebelión del Ejército ni de las organizaciones, pero sí, mostró el agotamiento del método de selección del candidato presidencial -que ya había hecho crisis con la fractura del PRI en 1988-, lo que contribuyó notablemente a enrarecer el ambiente.

    Una parte importante de la llamada clase política priista -liderada por Manuel Camacho Solís- no quedó satisfecha con la designación del candidato y manifestó resistencias que se reflejaron en el ambiente político, ya de por sí muy turbio, sumándose a las tensiones del conflicto Chiapaneco con el EZLN y el inicio de las operaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá el día 1 de enero de 1994, que también había generado debates importantes, con apoyos y resistencias desde el inicio de las negociaciones.

    Un año muy duro el de 1994 para México, y circunstancias políticas muy complejas que crearon el clima para la violencia de ese año con dos asesinatos: Colosio y Ruiz Massieu.

    No lo creíamos, pensamos que Crespo exageraba. Creíamos que las circunstancias de 1928 (66 años antes) eran muy distintas a las de 1994.

    Y vaya sorpresa que marcó a nuestra generación el asesinato del candidato a la Presidencia, cuando todos pensábamos que eso ya había quedado atrás. Los efectos de ese crimen fueron terribles para México; una crisis económica que duraría una década y cambios radicales en lo social y político, la más importante la derrota del PRI en la elección del 2000.

    Al igual que en el caso de Obregón, del crimen nada se supo de la autoría intelectual… y hasta la fecha.

    La crisis política se resolvió con mucho diálogo entre las fuerzas políticas y con reformas propuestas por las oposiciones y el gobierno.

    El reciente debate generado en las llamadas conferencias mañaneras del presidente López Obrador, donde se queja de que varios comunicadores sociales como Raymundo Riva Palacio, Joaquín López Dóriga, Beatriz Pagés y Guadalupe Loaeza exageran en sus afirmaciones de que “si algo le pasa a un comunicador o a alguien que aspire a la candidatura presidencial, la culpa será del Ejecutivo federal”.

    En lugar de procesar esos análisis y sumarlos a la agenda política del día, aprovechando el conocimiento de la historia de México, el presidente decide atacar y descalificar a los mencionados comunicadores, quienes en uso de su libertad y sin esconderse le advierten al presidente de la real posibilidad de un conflicto político violento a causa de su frecuente intromisión en asuntos partidistas y electorales. Tienen razón los periodistas, y es parte de su trabajo y sus libertades hacerlo.

    Es la primera ocasión en la historia reciente de México en la que un presidente de la República pide abiertamente el voto para su partido, utilizando recursos oficiales y en tiempos laborables. También la primera vez en la que, sin guardar las formas, el presidente, como máxima autoridad, ataca despiadadamente -y con información privilegiada oficial- a quienes se atreven a manifestar su intención de figurar como candidatos de las oposiciones.

    También primera vez en la historia que, con la complacencia de su partido en el Poder Legislativo, el Ejecutivo federal ha tratado de apropiarse del Instituto Nacional Electoral (INE) y de domesticar al Poder Judicial.

    Todo ello para controlar a ambas instituciones y ponerlas al servicio de la política oficial y del partido en el gobierno, atacando sistemáticamente su autonomía y a los miembros de ambas instituciones, cargándoles una cantidad de epítetos, antes desconocidos tanto en el ambiente institucional como en la relación entre los poderes de la República.

    ¿Qué puede suceder de aquí a la elección federal de junio del 2024?
    Que la política se siga degradando, que el ambiente se enrarezca aún más por la desmedida intromisión del Ejecutivo federal contra todo lo que no huela a Morena. O que los poderes fácticos aprovechen la confusión para involucrarse cada vez más en las regiones donde dominan en asuntos políticos, como ha sucedido recientemente en varios estados y que pudiera desatarse la violencia y los enfrentamientos entre los grupos que se han adueñado de una parte importante del territorio nacional.

    Quizá sea un sueño guajiro de las oposiciones al demandar diálogo -para disminuir las tensiones-, cuando no ha sido la constante de Morena en ninguno de los niveles que gobierna desde 2018. Las puertas lucen cerradas en Gobernación, Presidencia, las cámaras y en los Estados.

    No se ve por ningún lado una actitud conciliadora de los gobiernos guindas y cada vez se recrudecen más los ataques contra los adversarios.

    Muchos pensaban que José Antonio Crespo -que también predijo con exactitud el número exacto de puntos con los que Fox le ganó a Labastida en el 2000- exageraba cuando advertía lo que finalmente sucedió meses después… y no, no exageraba.

    En un país tan complejo, difícil de gobernar y dado a la desconfianza sobre la política y los gobiernos, no debemos descartar nada… y menos si la parte oficial en lugar de mostrar voluntad para enfriar y disminuir las tensiones a través del diálogo, continúa echándole más leña al fuego atacando a diestra y siniestra a los adversarios y a las instituciones contaminando una sucesión que ya está a la vuelta de la esquina.

  • LA CRISIS DE LAS CORCHOLATAS: ¿POR QUÉ NO AVANZAN?

    LA CRISIS DE LAS CORCHOLATAS: ¿POR QUÉ NO AVANZAN?

    Bulmaro Pacheco

    Ninguno trae un discurso propio ni una oferta política que emocione y convenza a la sociedad. Sin excepción -incluidos los dos personajes caricaturescos-, solo se reducen a repetir cantaletas ya muy paseadas de que “van a seguir con el proyecto de su jefe inmediato”.

    Se atienen a eventos organizados -también financiados- seguramente por los gobernadores de Morena, que andan del tingo al tango asumiendo compromisos con cada precandidato y aparentando no meterse en la política sucesoria, pero utilizando todo tipo de recursos públicos y forzando a sindicatos y organizaciones paraestatales como contingentes armados para cada uno de ellos.

    Las llamadas “corcholatas” despliegan espectaculares en carreteras y áreas urbanas; la mayoría disfrazados de portadas de revistas para aparentar no estar involucrados con actos anticipados de campaña. Pero en el fondo sí son ellos y sus equipos de trabajo los que financian esa propaganda. Es claro que buscan posicionar solo su nombre e imagen porque no se ve ningún compromiso que pudiera diferir de los programas de la llamada 4T y su líder máximo.

    Ninguna de las “corcholatas” tiene una política propia, y la historia -caja de sorpresas al fin- parece repetirse como comedia.

    A Luis Echeverría, candidato del PRI a la Presidencia de la República en 1969, por poco y le retiran la candidatura cuando en Morelia se atrevió a pedir un minuto de silencio por los muertos del movimiento estudiantil de 1968 en un evento con jóvenes universitarios. Eso incomodó al sector militar del gobierno, que se quejó con el presidente Gustavo Díaz Ordaz quien a su vez transmitió su queja al PRI.

    Alfonso Martínez Domínguez, a la sazón dirigente nacional del PRI, comentaba que se vivieron momentos muy difíciles entre el presidente de la República y el candidato a la Presidencia, que llevaron incluso a pensar en el “cambio de candidato”. Posteriormente Luis Echeverría habló con el presidente Díaz Ordaz y las cosas no pasaron a mayores.

    Muchos sostienen que Luis Donaldo Colosio selló su suerte política con el discurso pronunciado el 6 de marzo de 1994 en el monumento a la Revolución, donde expresaba que el pueblo tenía “hambre y sed de justicia”, y denunciaba una serie de carencias sociales que no habían sido resueltas a satisfacción por el nuevo estilo de gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari.

    Ese discurso generó tensiones con miembros del gobierno salinista, pero a partir de ese mensaje, Colosio creció como candidato, se calmaron los rumores que hablaban del relevo de candidato, amainaron las turbulencias generadas por el nombramiento de su competidor Manuel Camacho Solís como responsable de la paz en Chiapas -con quien llegaría a acuerdos en marzo- y su campaña parecía retomar el rumbo de la victoria. Por esas fechas, Colosio superaba por 20 puntos a su más cercano competidor Diego Fernández de Cevallos (PAN) y por más todavía a Cuauhtémoc Cárdenas (PRD).

    Colosio fue asesinado el 23 de marzo de ese año y todavía algunos señalan a las circunstancias y tensiones derivadas del discurso del 6 de marzo entre los factores que provocaron el crimen.

    Felipe Calderón, como secretario de Estado en el gobierno de Vicente Fox, tuvo opiniones disidentes del gobierno federal y adelantó sus labores de proselitismo en Jalisco, lo que contribuyó a la incomodidad presidencial y a su obligada renuncia del gobierno como secretario de Energía.

    Calderón -con el apoyo del PAN- se impuso finalmente en una interna partidista al candidato de Vicente Fox en el 2005.

    Enrique Peña Nieto nunca tomó en serio el manejo de su propia sucesión. Tampoco tuvo cartas fuertes que emocionaran al priismo y a una parte importante del electorado. Alargó los plazos y los tiempos y al final el proceso se le hizo bolas, por lo que cedió a las presiones de que postulara a alguien con un perfil “ciudadano no priista” y postuló a José Antonio Meade. Un buen hombre, sin duda, pero no para los tiempos de un México irritado por las denuncias de corrupción de un gran número de gobernadores y de la frivolidad, excesos del grupo y la familia presidencial, como se demostraría después. Con ese tremendo desdén y la ligereza al abordar los asuntos políticos, Peña Nieto mandó al tercer lugar de las preferencias al PRI en la elección del 2018.

    Tanto Echeverría como Colosio y Meade (no así Calderón ni Josefina Vásquez) fueron candidatos derivados de la decisión del presidente de la República en turno, en esa histórica actitud política -al parecer universal- de heredar sucesor en el poder.

    Los tiempos y los hechos recientes indican que ahora la decisión sucesoria no será la excepción desde el gobierno y el partido en el poder, como ha sido históricamente a pesar de las transiciones.

    El presidente López Obrador -y solo él- decidió quiénes, cuántos y cuándo deberían participar. ¿Por qué no se abrió en Morena libremente la inscripción como se hizo en el Frente Amplio?

    López Obrador decidió también el método y las formas de llevar el proceso que según consta culminará el próximo 6 de septiembre tras seleccionar vía encuesta (sic) a quien a partir de esa fecha se hará cargo de coordinar la defensa de la “cuarta transformación” (sic).

    Resulta difícil pensar que con los recorridos por el país de los seis aspirantes la gente pueda captar un mensaje diferente o un cambio de dirección de un proyecto que, en los hechos, no ha funcionado para la mayoría de los mexicanos que demandan un cambio.

    ¿Simulación entonces? No queda otra más que calificar así el proceso interno de Morena, porque está muy claro que quien decidió el método y escogió los nombres también será quien decida el quién y el cuándo.

    Por eso están muy duros los ataques desde el poder presidencial y con toda la fuerza del Estado contra cualquiera que aspire a ser candidato(a) de las oposiciones. Los de la auto llamada 4T creen que fueron electos para la eternidad -así de merecedores se sienten-, y no cambian de discurso acusando a “los que quieren volver”, “los que saquearon a México” o a “los conservadores de siempre, que acechan y quieren detener la transformación” (sic) Pseudología política básica.

    No veamos muy distantes los ejemplos de los modelos autócratas en distintas partes del mundo, que llegaron al Poder como una novedad política enarbolando el beneficio de la gente y derivaron después en concentraciones de Poder -con intenciones de perpetuarse-, y que han limitado la participación y las libertades que tanto costaron.

    En el caso de México, aún estamos a tiempo de defender la libertad, los derechos fundamentales y el derecho de la gente a modificar sus gobiernos a través del mecanismo más cercano y útil para procesar el conflicto y la polarización: Las elecciones.

  • MUÑOZ LEDO Y SUS APORTACIONES

    MUÑOZ LEDO Y SUS APORTACIONES

    por Bulmaro Pacheco Moreno

    Murió uno de los más importantes referentes del pensamiento político progresista en nuestro país. Como subsecretario de la Presidencia a finales de los sesenta del siglo pasado, Muñoz Ledo fue junto con Fernando Solana, de los impulsores de las reformas administrativas que posteriormente adoptarían Alejandro Carrillo Castro y José López Portillo.

    El presidente Luis Echeverría lo nombró secretario del Trabajo a la salida de Rafael Hernández Ochoa, y ahí -formado en la materia por el eminente profesor de la UNAM Mario de la Cueva- impulsó la creación de instituciones perdurables como Infonavit y Fonacot.

    Relevó a don Jesús Reyes Heroles en la presidencia del CEN del PRI cuando López Portillo es postulado como candidato presidencial en 1975, y todos pensaron que sería el candidato al Senado por el entonces Distrito Federal, pero la CTM impulsó a Joaquín Gamboa Pascoe.

    Después de su triunfo, López Portillo designó a Muñoz Ledo como secretario de Educación Pública, donde duró poco más de un año -le entregó la estafeta a Fernando Solana-, y después fue designado embajador de México ante la ONU.

    Al término de su encomienda regresó a México y se dedicó a dar clases en la UNAM y en el Colegio de México, básicamente en la materia Sistema Político Mexicano.

    Acercándose la sucesión del presidente Miguel De la Madrid, junto con varios militantes del PRI (Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez, Rodolfo González Guevara, entre otros) buscaron el diálogo con Adolfo Lugo Verduzco y después con Jorge de la Vega Domínguez, dirigentes nacionales del PRI, para demandar apertura y debate para la selección del candidato a la Presidencia de la República cuando ya sonaban como finalistas; Manuel Bartlett, Alfredo del Mazo y Carlos Salinas de Gortari.

    El PRI abrió el juego a tres aspirantes más (Aguirre, González Avelar y García Ramírez) que comparecieron durante dos semanas ante los priístas, pero ese método no les satisfizo.

    Al no encontrar eco a sus demandas y postulado Carlos Salinas de Gortari como candidato del PRI, el grupo disidente decidió apoyar a Cuauhtémoc Cárdenas para la Presidencia -inicialmente candidato del PARM y después del Frente Democrático Nacional- y esto le provocó una de las más costosas rupturas al PRI.

    Junto con sus compañeros del FDN, Muñoz Ledo operaría para que la mayoría de los partidos de izquierda incluyendo a Heberto Castillo del PMS y PMT y el PPS se sumaran a la candidatura de Cárdenas, con excepción del PRT, que postuló a Rosario Ibarra de Piedra.

    Fue la segunda ruptura en el PRI (la primera fue la del “henriquismo” en 1952) y le costaría 6 millones de votos en la elección de 1988 así como la formación de un nuevo partido político en mayo de 1989: el Partido de la Revolución Democrática (PRD); un polo político importante de las izquierdas y con gran presencia nacional durante 25 años.

    Muñoz Ledo ganaría en 1988 la senaduría por la Ciudad de México en fórmula con Ifigenia Martínez. El FDN ganó cuatro senadores ese año: dos en el DF y dos en Michoacán.

    A partir de esa ruptura las cosas ya no fueron lo mismo para el PRI, y México experimentó por primera vez un régimen tripartidista. El PRI perdió la primera gubernatura en 1989 con el PAN en Baja California, la segunda en Jalisco en 1995, con ex priistas convertidos al PRD perdería la Ciudad de México en 1997; Zacatecas en 1998; Baja California Sur en 1999; nuevamente la capital del país en el 2000 y, en el mismo año, la Presidencia de la República ante el PAN.

    Entre 1988 y 1994 Muñoz Ledo desarrollaría mucho activismo político desde el Senado y su nuevo partido junto a Cristóbal Arias, Roberto Robles Garnica e Ifigenia Martínez, y se convertiría en un estratega impulsor de reformas políticas trascendentes para México.

    Fue candidato gobernador de Guanajuato por el PRD en 1991, aspiró a ser jefe de gobierno de la Ciudad de México y candidato a la Presidencia de la República por el PRD, y no pudo. Fue candidato presidencial postulado por el PARM en el 2000 -al final declinó a favor de Vicente Fox- y siendo Fox presidente lo designó como embajador ante la Unión Europea.

    Muñoz Ledo fue uno de los más fervientes promotores de la reforma del Estado. Logró pactar con diversas fuerzas políticas los apoyos necesarios para llevar a cabo importantes reformas, entre ellas la creación del IFE, las de un nuevo tribunal electoral, la conformación del Senado, la ampliación de la representación política y de la Ciudad de México como tal.

    Fue diputado federal por el PT y en 2018 por Morena, y es el único personaje que ha sido dirigente nacional de dos partidos políticos: del PRI (1975-76) y del PRD (1993 a 1996).

    En 2020 quiso ser dirigente nacional de Morena, pero sus compañeros de partido pusieron el grito en el cielo; la mezquindad y el miedo de la cúpula morenista se lo impidieron, impulsando a un incondicional. López Obrador ya estaba en el poder y seguramente lo vio como un riesgo político. También lo vetaría -a pesar de la importante gestión desarrollada-, en su aspiración de repetir en la Cámara de Diputados.

    Porfirio no volvería a participar en Morena. Se decepcionó tanto de sus dirigentes como del presidente López Obrador, y dedicó los últimos meses de su vida a la reflexión política y a participar en medios de comunicación; siempre escuchado con seriedad y confianza.

    Recuerdo a Porfirio Muñoz Ledo en una cena en Hermosillo, con algunos amigos que aprovecharon para preguntarle de todo.

    De la derrota del PRI en Nayarit en 1975 y la negociación con el PPS para hacer senador a Jorge Cruicshank; de la caída de Bernabé Arana en la senaduría y el ascenso de Adolfo de la Huerta Oriol; de las candidaturas a dirigentes de sindicatos nacionales en Sonora operadas por el delegado del CEN Mario Vargas Saldaña etc.

    De la caída de Biébrich dijo que “Carlos Armando no midió bien su labor proselitista a favor de la candidatura de Mario (Moya Palencia) y tampoco se lo informó al presidente Echeverría. Algún gobernador le grabó conversaciones no muy favorables y eso contó en la tragedia que posteriormente viviría el ex gobernador”. Dijo.

    Al preguntarle su opinión sobre por qué el PRI seguía teniendo abundante votación a pesar de que a cada rato se le pronosticaba la muerte, se le expedía su acta de defunción y muchos preveían su desaparición del escenario político mexicano, afirmó: “No se les olvide que hasta ahora (2016) el PRI ha sido el único partido político que ha construido tramos importantes de la historia de México. Por eso su voto duro y fiel… que va para rato”, sentenció.

    Ese era Porfirio Muñoz Ledo, un personaje único dentro de la política mexicana como lo fueron Jesús Reyes Heroles, Fernando Solana y Antonio Ortiz Mena. Al igual que ellos, Muñoz Ledo vivió intensamente y murió en la medianía, sin dinero mal habido y batallando con sus gastos cotidianos. Un hombre incorruptible cuyo paso por el terreno de lo público será difícil de llenar. Deja un vacío en el sentimiento patriótico de quienes -como ellos- construyeron instituciones en beneficio de los mexicanos, y otro vacío enorme entre las voces del análisis político en México en tiempos donde ese tipo de capacidades y sentimientos no se dan tan fácilmente.

    Por eso se les extraña, por eso se les valora.

  • LOS TEMORES Y LA LUCHA POR EL PODER

    LOS TEMORES Y LA LUCHA POR EL PODER

    por Bulmaro Pacheco

    Al oficialismo le preocupa el proyecto del Frente Amplio conformado por PAN, PRI y PRD para la elección del 2024.

    No hay día en que no lo descalifiquen y le endilguen una rica variedad de epítetos en diversos foros. Comienzan con las mañaneras del presidente, que con infinidad de recursos públicos, los utiliza para hacer política electoral tanto para su causa como contra sus adversarios.

    Después siguen las “corcholatas”, que en sus insípidos recorridos por México -con más relaciones públicas que propuestas- a diario se van contra el Frente Amplio repitiendo los trillados argumentos originados en Palacio Nacional y buscan reforzar un conflicto ideológico de los buenos contra los malos. A la cola, Mario Delgado el dirigente nacional de Morena hace eco de lo que dicen sus jefes y también se lanza con todo.

    ¿Qué es lo que más le preocupa al presidente López Obrador del Frente Amplio?
    Está sorprendido, porque tanto la organización del Frente Amplio como la diversidad y animosidad de los personajes de los tres partidos que se han inscrito para participar en la contienda le demuestran a él y sus seguidores que nada está escrito para el 2024 y que su realidad y sus datos, no necesariamente coinciden con los de las mayorías.

    Los organizadores del Frente Amplio y los aspirantes le echaron a perder al presidente la comodidad y seguridad de su estrategia de hacernos creer que ya no había nada qué hacer ante -su inminente- triunfo de Morena mediante una elección de Estado en junio del 2024.

    ¿Ya no se sienten tan seguros? No. Temen que se repitan las cifras electorales del 2021 y que las oposiciones logren captar las inconformidades de la clase media que se manifestó contra la 4T tanto en la defensa del INE como en el apoyo a la democracia a finales del año pasado y a principios del que corre.

    ¿Se les descompuso el escenario? Al parecer sí. Ellos se sentían muy seguros y ya se veían ganadores cuando adelantaron la competencia en Morena. Llegaron a pensar que para ganar en el 2024 todo sería cuestión de tiempo y se dedicaron a atacar a las oposiciones tratando de descabezar a sus liderazgos acusándolas de desorganizadas e inexistentes.

    ¿Y no? No. Todo lo contrario. El resurgimiento de figuras opositoras y los consensos entre los tres partidos les ha demostrado lo contrario. La oposición existe, se mueve y se organiza, y eso ya preocupa.

    ¿Y por qué el presidente adelantó la sucesión en Morena?

    Hay varias causas: Los resultados desfavorables de la elección del 2021 para Morena; las marchas de inconformidad por los ataques al INE y por el incumplimiento de programas y resultados del gobierno; el accidente de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, que afectó a las dos principales cartas de Morena (Scheinbaum y Ebrard); Las tensiones con Ricardo Monreal, el líder del Senado; los aceleres en el gabinete por la multitud de aspirantes a cargos de elección popular; los resultados en las elecciones de Coahuila y el Estado de México; y la recuperación del control del INE con una presidenta allegada a la 4T.

    ¿Aún a costa de violentar las leyes electorales? Nunca en lo que va del sexenio les ha importado el cumplimiento de la Ley. Al contrario. Alegan que son diferentes, pero cada paso que dan en materia electoral lo hacen al margen de la legislación, creyendo que con cambiar la denominación de sus candidatos (coordinadores de los programas, jefes de la defensa del proyecto, etc.) ya bordean la legislación, sobre todo ahora que realizan sus precampañas rehuyendo el cumplimiento de la legalidad en materia de propaganda política y en los gastos para eventos de campaña (como las concentraciones masivas, que son muy caras).

    ¿Cuándo se instala en México el proceso electoral?

    La ley electoral federal señala que la primera semana de septiembre (Art. 225) se inicia el proceso electoral ordinario y empiezan a sesionar periódicamente los organismos electorales (federales y locales) con el propósito de preparar todo lo concerniente a la elección del próximo junio.

    ¿Fechas? La tercera semana de noviembre para las precampañas (Art.226), febrero para el registro de candidatos (del 15 al 22) (Art. 237); y marzo para el inicio de las campañas electorales, que culminarán 3 días antes del 2 de junio, fecha de las elecciones.

    ¿Y por qué le preocupa al oficialismo la organización de las oposiciones si tiene el control político en 23 estados?

    No se ve que tenga el control político Morena en los estados que gobierna. Existe mucha improvisación, infiltración del crimen organizado y una evidente novatez en la mayoría de sus gobiernos. A los gobernadores de Morena los usan más -y con frecuencia- para el apoyo en desplegados al presidente que para el servicio a sus entidades federativas, algunas de ellas inmersas en la violencia y en la ingobernabilidad como Tamaulipas, Guerrero, Zacatecas, Veracruz, Chiapas y Michoacán. Realmente son muy pocos los gobernadores de Morena que han dado el ancho en sus estados.

    Eso le preocupa al Presidente y los dirigentes de su partido, no ven como hacerse del apoyo de los gobernados en esos estados que viven en medio de la incertidumbre, la desesperación y la irritación social ante la falta de respuestas eficaces a la problemática que enfrentan.

    ¿Entonces, por qué tanta agresividad oficial contra el Frente Amplio y sus aspirantes, principalmente contra Xochitl Gálvez? Insisto, ellos (de la 4T) ya se creían ganadores de todo nada más por la figura del presidente López Obrador y sus niveles de aceptación en los sondeos. Se les olvida que el presidente ya no va a ser candidato y que entre las llamadas “corcholatas” no existe una persona con su carisma, y tampoco quién pueda convencer a las clases medias para garantizar un período más de la 4T en el gobierno.

    En el caso de Xóchitl Gálvez, López Obrador no la hacía en la lista de aspirantes a la candidatura presidencial sino a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, y fue él mismo con su rechazo a que Xóchitl participara en la mañanera para ejercer su derecho de réplica quien la catapultó a la posibilidad de ser candidata a la Presidencia de México, y ahí está el dilema que lo ha obligado a mencionarla varias veces en los últimos días como si fuera su jefe de campaña.

    Hasta ahora solo ha criticado a Santiago Creel y Xóchitl Gálvez. Seguramente a partir del lunes 10 cuando se conozcan los nombres de quienes obtuvieron el registro, arreciarán más ataques.

    ¿Irá a criticar a Silvano Aureoles y a Miguel Mancera del PRD?
    No tanto, porque ellos lo conocen muy bien desde que militaban juntos en el PRD y seguramente se va a medir, por el problema del Metro y otros.

    ¿Y a los priistas De la Madrid y Beatriz Paredes?
    Seguramente, pero sin mayores argumentos, porque son aspirantes con luz propia al igual que Gálvez y no tienen cola que les pisen.

    ¿No va a parar ahí la injerencia Presidencial en el proceso electoral?
    No. Por eso las instituciones electorales deberán actuar, para evitar que se siga violando la legalidad del proceso y se sigan utilizando recursos públicos tanto para apoyar a los aspirantes oficiales, como para atacar y denostar a los adversarios… y como Morena ya tienen a la presidencia del INE a su favor, la esperanza es el Tribunal Federal.

    ¿Tanto así?
    Esto no terminará hasta el 2 de junio del 2024…Y quizá más allá.

  • ¿POR QUÉ MORENA LE TEME AL FRENTE OPOSITOR?

    ¿POR QUÉ MORENA LE TEME AL FRENTE OPOSITOR?

    por Bulmaro Pacheco

    En primer lugar, porque a estas alturas sienten en Morena que las llamadas “corcholatas”, en campaña tras la supuesta “coordinación de la cuarta transformación” a partir del próximo 6 de septiembre, no prenden ante la opinión pública y tienen que “apoyarse” en los recursos públicos —espectaculares y bardas incluidas— de los gobiernos estatales y municipales para hacer campaña interna.

    Fallaron sus cálculos y hay preocupación, por eso la estrategia de tratar de desacreditar al Frente todos los días en la mañanera y ayudarles con el evento de masas disfrazado de aniversario del 1 de julio.

    También porque por el lado del Frente Amplio las cosas sí van en serio y va a ganar la candidatura quien pase todos los filtros y cumpla con todos los pasos establecidos en la convocatoria sobre todo el de la competitividad electoral, para dar una buena pelea con reales posibilidades de triunfo el año entrante

    ¿No prenden los seis aspirantes a la candidatura de Morena?

    No. No han hecho propuestas atractivas para la población, que espera de ellos definiciones más claras acerca de los temas de mayor preocupación como son: seguridad, salud y combate a la pobreza. Se han limitado a descalificar gobiernos y personajes y a prometer que seguirán el ejemplo del presidente de la República y darles continuidad a sus programas sociales (aunque ya sean constitucionales). Nada más.

    Ahora se están presentando como militantes de Morena, sin el cargo público que ostentaban para el piso parejo (sic) y reconocen que no es lo mismo —sin la aureola del Poder— en la percepción de la gente que les organiza eventos y algo espera de ellos.

    ¿Y por qué no existen propuestas? Porque no se atreven a criticar al gobierno de su jefe y menos hablar de los asuntos pendientes en cinco años de gobierno. Además, temen quedar mal con quien finalmente va a decidir las candidaturas, y no hacen la mínima autocrítica de cómo va el sexenio. Por ejemplo: Prometieron, entre otras cosas, que los precios de las gasolinas no subirían en el sexenio y siguen al alza, a pesar de los enormes subsidios al IEPS, en función de las variaciones en el precio internacional del petróleo y las grandes importaciones de gasolina.

    ¿Y en materia de seguridad, qué dicen? Tampoco hay propuestas. Acusar a los delincuentes con sus mamás —y ahora con sus padres— no ha funcionado, y la violencia y el número de muertos siguen manteniendo cifras alarmantes, y no se ve para cuándo.

    Las “corcholatas” no se atreven a señalar fallas del programa de seguridad porque no quieren alterar la relación personal con el presidente, muy sensible a estas alturas del sexenio a cualquier crítica externa o a cualquier riesgo de fractura en el proceso interno de su partido.

    ¿Y en materia de salud? Lo del “sistema de salud como en Dinamarca para todos los mexicanos” ya pasó a ser un insulto y, por lo que se ve, siguen sin entender la crisis y sin encontrarle la cuadratura al círculo del problema. Nadie ha explicado de dónde van a salir los recursos para el programa IMSS-Bienestar, y a la mayoría de los hospitales públicos todavía no les llega la nueva reglamentación. ¿De dónde se obtendrán los recursos para atender a la población abierta, esa que no disfruta (ni está afiliada) a algún servicio de seguridad social y depende del hospital público para las urgencias y las crisis? Nada dicen de esto.

    ¿Otras razones del temor de Morena al Frente Amplio?

    Un gran temor es que las manifestaciones de la sociedad civil —no de los partidos— en defensa del INE y la democracia, pudieran reflejarse en el número de votos en contra del gobierno y sus candidatos, sobre todo ahora que las cifras del padrón electoral (al 23 de junio), registra 97.5 millones de mexicanos como votantes potenciales. Y no es gratuito: Las cifras electorales representan para ellos gran preocupación.

    En cifras recopiladas por el historiador Héctor Aguilar Camín se demuestra que en 2021 las oposiciones (PRI, PAN, PRD y MC) lograron 22.9 millones de votos, el 46.6% contra el 42.8% de la alianza Morena-Verde-PT que solo logró 21 millones de votos.

    También que en 23 elecciones de gobernador celebradas entre 2021 y 2023 las oposiciones lograron 12.91 millones de votos contra 12.61 de Morena y sus aliados, lo que nos da una diferencia de 300 mil votos a favor de las oposiciones.

    Además, en 2021 la Alianza le ganó a Morena la mitad de la Ciudad de México e importantes capitales estatales.

    Y eso que apenas iban a la mitad del sexenio, cuando todavía no experimentaban el desgaste que se observa ahora.

    ¿Qué más le preocupa a Morena del Frente Amplio? Que lleguen unidos y sin conflictos a la elección y con candidaturas competitivas. Por eso les han atizado duro en contra y usando recursos públicos como en las mañaneras del presidente, donde les han endilgado todo tipo de calificativos como “representan a la reacción”, “el que va a decidir es Claudio X. González”, “en el proceso interno del frente están inmiscuidos los ex presidentes Fox y Salinas de Gortari”, etcétera.

    ¿Y el temor es a pesar de las encuestas? La mayoría de las casas encuestadoras entraron en crisis de credibilidad a partir de la elección en el Estado de México, cuando le daban a la candidata de Morena ventajas de más de dos dígitos y la realidad demostró que solo fue una diferencia de 8 puntos porcentuales. Sí es cierto, que hasta antes de aparecer la propuesta de proceso interno del Frente Opositor, la narrativa sucesoria estuvo dominada por Morena, y las llamadas “corcholatas” y otros pensaron que para la elección del 2024 el arroz “ya estaba cocido” (HAC).

    Pero no, no es así. Ahora la agenda diaria se reparte entre los viajes de los morenistas sin propuestas y los trabajos para conformar el Frente Amplio y los trabajos previos a la selección de los aspirantes.

    Y a todo esto; ¿qué va a hacer el partido Movimiento Ciudadano? Eso nadie lo sabe, y muchos no se atreven a pronosticar al respecto.

    En MC anuncian candidatura presidencial a partir de la primera semana de diciembre y sin saber por dónde se irán. Por lo pronto se sabe que ni los gobernadores de Jalisco y Nuevo León, ni el alcalde de Monterrey figurarán como candidatos… ¿De dónde saldrá entonces? ¿estarán esperando el desenlace de la candidatura oficial?

    ¿Qué podemos esperar entonces del temor de Morena al Frente Amplio Opositor? Muchos más ataques y descalificaciones, la fabricación de expedientes en contra de los aspirantes y culparlos de todos los problemas que hasta ahora permanecen sin solución para tratar de bajarles el ánimo competitivo. Se trata de una lucha descarnada por el poder y en esa lucha, hay mucho en juego. La historia de siempre, pero ahora reeditada a nombre del cambio, y de (of course) la transformación. De que hay temor, lo hay, ya lo veremos en lo que sigue.

  • ¿QUE TANTA OPOSICIÓN HAY EN MÉXICO?

    ¿QUE TANTA OPOSICIÓN HAY EN MÉXICO?

    Bulmaro Pacheco

    La respuesta de Ana Gabriela Guevara, titular de la Conade, a las demandas de las campeonas mundiales de natación que le dieron medallas a México en Egipto, no deja lugar a dudas: Si quieren recursos para sus actividades, “pueden vender calzones, tupper wear o productos Avon”. “Que hicieran lo que quisieran, y que la ausencia de recursos para el fomento al deporte no es responsabilidad de ella ni de la Conade sino de las federaciones.”. A ese grado andan las cosas entre quienes prometieron el cambio y serían diferentes.

    Son dignos de reconocimiento quienes, excepcionalmente y con sus propios recursos -sin apoyos oficiales-, hacen brillar el nombre de México en algunas disciplinas. Y lo correcto hubiera sido invitarlas a dialogar, escuchar sus puntos de vista y plantear la solicitud de recursos para encontrarle solución a sus problemas. Oír puntos de vista diferentes para fortalecer la capacidad de respuesta de la autoridad deportiva a las demandas de sus agremiados, y luchar así por resolver problemas del deporte en México.

    Pero no. A la gacela sonorense le ganó la soberbia en el tratamiento de la crisis y respondió tal y como se estila para tratar los problemas en el gobierno de la llamada 4T. Con su actitud soberbia se confirma una vez más un estilo de gobierno e incompetencia para administrar los asuntos públicos.

    Igual les ha sucedido a los productores de grano que llevan semanas realizando plantones y marchas para exigir mayores apoyos y alcanzar precios más competitivos para el maíz y el trigo. Y nada.

    Les ha pasado a las dirigencias de los partidos políticos que se les ha ocurrido solicitar diálogo con el Ejecutivo federal para analizar temas de la agenda nacional, y se les responde que no, que entablar diálogo con las fuerzas políticas es caer en las demandas de moches y otras lindezas.

    Les ha sucedido a las fuerzas opositoras en el Congreso de la Unión cuando les han impuesto iniciativas de reformas constitucionales y legales, las cuales ni siquiera se turnan a comisiones ni se discuten en lo elemental con los propios legisladores aliados a la llamada 4T. Violación tras violación a los procesos legislativos: es la marca de la casa.

    Les pasa a los ministros de las Suprema Corte de Justicia de la Nación, que a cada rato y desde el púlpito de la mañanera se les acusa y descalifica y reciben ataques por el simple hecho de ejercer su responsabilidad de contrapeso jurídico o por señalarle a cada rato al Ejecutivo las violaciones a la Constitución en sus diversos proyectos arrebatados de reformas que son sometidas a controversias por el incumplimiento de la normatividad vigente en el proceso legislativo.

    Ese estilo político también se ha repetido y recreado en los estados y los municipios gobernados por Morena.

    Llegaron al poder con otros conceptos, otras visiones, muy resentidos con el pasado, y sin recato para promover y alentar regresiones de muy alto costo para el avance de México.

    Se hicieron del poder como si se tratara de algo de su propiedad. No hay respeto a las reglas y los equilibrios y hemos regresado a la concentración del poder para beneficio de grupos y familias. El nepotismo en cargos públicos se ha convertido en moneda de uso común en la auto-llamada 4T.

    La utilización a cada rato de recursos públicos mediante promociones y acarreos para llevar agua al molino político de Morena se ha vuelto una constante en al actuar de sus militantes alterando tiempos y violentando procedimientos.
    Al mismo tiempo, fomentan las versiones de que la oposición luce derrotada y desorganizada de cara a la elección del 2024.

    A cada rato envían señales descalificando liderazgos, acusándolos de integrar a las fuerzas conservadoras(sic) resistentes a la “transformación” que México -según ellos- observa en este sexenio. Repiten sin cesar que las oposiciones no cuentan con los recursos ni las estrategias adecuadas para dar la batalla en la próxima elección, y ni se le ocurra a algún político de las oposiciones anunciar sus aspiraciones presidenciales públicamente porque de inmediato son atacados en las conferencias mañaneras del presidente.

    ¿No se supone que no les preocupan las oposiciones (de las cuales lo menos que dicen es que están “moralmente derrotadas”, como ese lema juarista del S. XIX)?

    De inmediato echan mano del discurso de la “vuelta al pasado” (que no regresen los corruptos), en lugar de darse cuenta de que en los casi cinco años que llevan en el poder no han elaborado alternativas de solución a los problemas nacionales. México luce estancado, a pesar de que llegaron al poder a nombre de otras ofertas, opciones y novedades que permitirían, según ellos, borrar el pasado -no son lo mismo, argumentan; son diferentes- y acabar con los corruptos. Pero a cada rato aparecen escándalos de corrupción entre los miembros del nuevo gobierno.

    Todavía les pesa, y mucho, la sorpresa electoral del 2021. Las oposiciones les quitaron la mayoría calificada en la Cámara de Diputados (de 323 a 281); les ganaron nueve, de las 16 delegaciones de la Ciudad de México y algunas capitales estatales, y Morena y sus aliados se vieron rebasados por casi tres millones de votos de diferencia de la alianza opositora. Partidos de nuevo cuño como RSP, FM y el PES, aliados a la llamada 4T, perdieron el registro al no alcanzar el 3% de la votación nacional.

    También les pesan, y mucho, las dos concentraciones multitudinarias de la sociedad civil a favor del INE (en noviembre de 2022 y febrero de 2023). Esas reuniones los alarmaron, y reaccionaron a su estilo: anunciando otras concentraciones y practicando el acarreo.

    Algo les pasó. Se confiaron en los millones de pensionados y becados, entre los cuales llevan registro puntual de domicilios y credenciales de elector. Creyeron que votarían en automático por Morena y sus aliados, pero no fue así.

    Por otra parte, a pesar de la sumisión de los grandes sindicatos a Morena, quizá ignoraban que el voto corporativo en México se borró desde finales de los noventa del siglo pasado, porque las organizaciones sindicales evolucionaron con rapidez, tanto de los controles tradicionales como hacia la pluralidad de la mayoría de sus agremiados, que votan por quien quieren, con independencia de las líneas que les trazan algunos dirigentes. El voto corporativo ya es historia en México, por más compromisos que se anuncien, de ahí su sorpresa.

    No se cumplieron sus expectativas apenas a tres años de haber llegado al gobierno, eso los alteró de sobremanera, y por ello el presidente decidió adelantar los tiempos políticos, de julio del 2021 en adelante, concentrando la atención en los personajes que él mismo seleccionó como aspirantes a sucederlo, al estilo de los presidentes mexicanos de 1923 a la fecha.

    Se acabaron los programas y las ofertas de campaña y les ganó el tiempo de la polarización política, las “corcholatas”, “las encuestas” y las exclusiones entre ellos mismos. El Presidente hizo a un lado al coordinador de los senadores de Morena Ricardo Monreal y agregó a un nuevo aspirante; el secretario de Gobernación que también hace su promoción visitando estados y haciendo compromisos.

    ¿Le saldrá bien a López Obrador el proceso sucesorio? Nadie lo sabe. En México hay cada día más oposición al gobierno y Morena, sin estructuras, pero con gobernadores no tiene más que al Presidente para tratar de mediar en una probable ruptura cuando se conozca el nombre del candidato(a). Una Presidencia con muchos frentes abiertos, desgastada y con poco que ofrecer en materia de logros de gobierno. Ahí está el debate de los próximos meses que los partidos opositores deberán abordar. Oposición hay y mucha. Faltaría darle cauce partidista y organizarla con miras al llamado plan “C”. Las urnas.

  • 100 AÑOS CON EL MISMO MÉTODO SUCESORIO

    100 AÑOS CON EL MISMO MÉTODO SUCESORIO

    Por Bulmaro Pacheco Moreno

    ¿Cuándo pensó Carlos Salinas de Gortari que Luis Donaldo Colosio podrías se su sucesor en la Presidencia de la República?

    Algo le vio el entonces secretario de Programación y Presupuesto a su colaborador, director general en esa secretaría, que no dudó en impulsarlo para la diputación federal por Sonora, en 1985, y promoverlo para la Comisión de Presupuesto en la LIII Legislatura.

    En su postulación como candidato, en octubre de 1987, Salinas dejó en el camino a Manuel Bartlett y Alfredo del Mazo, y no tardó en promover a Colosio como oficial mayor del CEN del PRI, coordinador de su campaña e inmediatamente después, candidato a senador por Sonora.

    Ya en el gobierno de Salinas, Colosio combina el Senado con la dirigencia nacional del PRI que asume en diciembre de 1988.

    Avanzado el sexenio, en abril de 1992 el presidente Salinas promueve a Colosio a la Secretaría de Desarrollo Social, y en noviembre de 1993 el PRI lo postula candidato a la Presidencia de la República para la elección de julio de 1994.

    ¿Cuándo se decidió Salinas por Colosio? Creo que desde que tomó posesión de la presidencia al haberlo enviado a dirigir el PRI. Salinas empezó a preguntarse por su sucesor y puso a Colosio en primer lugar de una lista donde figuraban solo tres: Colosio, Camacho y Pedro Aspe.

    ¿Por qué se decidió el presidente Álvaro Obregón por Plutarco Elías Calles, su secretario de Gobernación, en lugar de su secretario de Hacienda Adolfo de la Huerta Marcor, en 1923?

    México atravesaba por una crisis económica, y otra diplomática con los Estados Unidos por no reconocer el gobierno de Obregón al negarse él a dar concesiones en cuanto a la aplicación de la Constitución de 1917 en materia de propiedad, como lo exigían los norteamericanos.

    Afectaban a ese gobierno las fracturas provocadas por las muertes violentas de Zapata (1919), Carranza (1920) la de Francisco Villa, en Durango (1923) y al final la llamada rebelión delahuertista.

    Quizá Obregón pensó en Calles por el control político que tenía el de Guaymas al frente de Gobernación y que De la Huerta ya había ocupado la presidencia 6 meses sustituyendo al asesinado Carranza. Esa decisión dio pie a una de las mayores revueltas del ejército en apoyo a De la Huerta, pero al final Obregón se sostuvo y don Adolfo partió al exilio, en Los Ángeles, California.

    En la sucesión de Calles el método sucesorio hizo crisis ante la reelección de Obregón. Para la historia y como lección; Tres candidatos presidenciales (Serrano, Gómez y Obregón) terminaron muertos, lo que dio pie al llamado maximato entre 1928 y 1934.

    ¿Qué hizo que el presidente Gustavo Díaz Ordaz pensara en su secretario de Gobernación Luis Echeverría para sucederlo? Acababa de pasar la crisis política de 1968 y en la lista de presidenciables figuraban el general Alfonso Corona del Rosal, Emilio Martínez Manautou y Antonio Ortiz Mena, junto con Echeverría.

    Pesó mucho en la decisión el manejo político del secretario de Gobernación y la irritación política que se vivió en esos momentos. Díaz Ordaz asumió la total responsabilidad de los acontecimientos de 1968 incluida las represión del 2 de octubre y con ello le abrió la puerta a su secretario de gobernación, postulado en septiembre de 1969.

    El expresidente José López Portillo escribe en sus memorias que a la final de la sucesión de su sexenio (1981) llegaron Javier García Paniagua y Miguel De la Madrid. El primero por si se complicaban las cuestiones políticas y el segundo por si la crisis económica de su gobierno se agudizaba. El candidato fue De la Madrid.

    ¿Por qué el presidente Miguel Alemán Valdez asimiló las presiones de algunos intereses y miembros de su gabinete; primero pretender ampliar su sexenio dos años, ante la crisis mundial, y después para impulsar como candidato a la presidencia a su pariente Fernando Casas Alemán, jefe de gobierno de la Ciudad de México? La presencia como contrapeso político del expresidente Lázaro Cárdenas pesó mucho en ambas decisiones. Cárdenas se negó rotundamente a apoyar la intentona reeleccionista de Alemán y no vio mal la candidatura de Miguel Henríquez Guzmán de la Federación de Partidos del Pueblo de México, que al final resultó candidato opositor apoyado por numerosos Cardenistas.El candidato del PRI fue Adolfo Ruiz Cortines secretario de Gobernación.

    ¿Por qué el presidente Enrique Peña Nieto tardó tanto en definir la candidatura de José Antonio Meade en el 2018? Primero promovió una reforma a los estatutos del PRI, en agosto de 2017, para impulsar una candidatura “ciudadana” de un personaje que ya había sido secretario de Estado en el gobierno de PAN.

    Quizá Peña Nieto pensó en impulsar a su amigo Luis Videgaray (de Hacienda y Relaciones Exteriores) y colaborador suyo desde el Estado de México, así como diputado federal entre 2009 y 2012; pero se le enredó lo político por las objeciones de todo tipo que recibió la posible candidatura del amigo más cercano en el gabinete.

    Ganó Meade y el PRI quedó en tercer lugar en la elección de 2018, la segunda vez en la historia desde 2006 cuando Roberto Madrazo se promovió como candidato ante la ausencia del referente político tradicional (en el PRI) que era la figura presidencial.

    La pregunta obligada surge: ¿Por qué, a pesar de tantos cambios políticos e institucionales en 100 años, no ha cambiado el método sucesorio?

    ¿Por qué sigue siendo el presidente de la República el único que toma la decisión final a pesar de tantas reformas políticas y que cambien los partidos en el gobierno?

    Con excepciones, variantes y sorpresas en tres ocasiones: El asesinato del candidato Colosio en 1994, cuando Fox quiso imponer a Creel en 2005 y Felipe Calderón a Ernesto Cordero en 2011 y no pudieron, porque el PAN se los impidió. Peña Nieto recuperó la capacidad de imponer candidato en el PRI y fracasó en la elección.
    De cara al proceso electoral del 2024 se observa el mismo panorama. Será el Presidente López Obrador el que decidirá sobre la candidatura de Morena para la elección de junio del próximo año. Tiene tres opciones: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.

    Se nota que su aspiración es trascender en la historia al promover que lo releve una mujer en la presidencia y evitar -según lo dijo recientemente- emular a Lázaro Cárdenas, que decidió no impulsar a alguien de su formación ideológica (Múgica) al optar por un moderado (Ávila Camacho) que no siguió con su misma política ni sus mismos programas, y eso, ante las creencias que sostienen sobre su “transformación”(sic) y el rumbo ideológico de la llamada 4T, contará mucho en la decisión.

    Cuando menos hasta ahora y salvo que las cosas cambien en los próximos meses, así se presentan las cosas. ¿Habrá fractura política en la cúpula morenista? No se descarta.

  • JESÚS ENRIQUEZ BURGOS; ENTRE LA POLÍTICA Y EL DERECHO

    JESÚS ENRIQUEZ BURGOS; ENTRE LA POLÍTICA Y EL DERECHO

    Por Bulmaro Pacheco Moreno

    No sé de otro abogado de Sonora que haya cursado la licenciatura en la UNAM y haya tenido como sinodal de su examen profesional a un futuro presidente de la República.

    Fue un 27 de agosto de 1959 cuando Jesús Enríquez Burgos presentó su examen profesional en la UNAM. Los miembros del jurado fueron: Miguel De la Madrid Hurtado, Ignacio Burgoa Orihuela, Sergio Domínguez Vargas, Leopoldo Aguilar y José López Noriega. La tesis defendida llevó como título: “La relatividad de las sentencias de Amparo”.

    Jesús Enríquez Burgos fue aprobado por unanimidad y la constancia de examen profesional fue signada por el secretario del jurado, el colimense Miguel De la Madrid Hurtado (1934-2012), por aquellos años profesor de la facultad de Derecho de la UNAM; frisaba apenas los 25 años de edad. De la Madrid fue presidente de la República de 1982 a 1988.

    Jesús Enríquez Burgos, con 87 años cumplidos en febrero, destaca por sus dos pasiones; el derecho y la política.

    Después de haber simpatizado con el aspirante del PRI a la gubernatura Fausto Acosta Romo en dos ocasiones -primero a los 25 años (1961) y después a los 31 (1967)-, decidió participar en la estructura de partido como dirigente municipal de la CNOP en Hermosillo durante el gobierno de Faustino Félix Serna.

    Había participado activamente con el entonces delegado del CEN Rodolfo González Guevara, quien le informó de su trabajo realizado al nuevo enviado del CEN del PRI Manuel Gurría Ordoñez y Enríquez Burgos fue electo diputado federal a la XLIX Legislatura del Congreso de la Unión en 1973, junto con Alejandro Sobarzo, Ramiro Oquita Meléndrez y Gilberto Gutiérrez Quiroz.

    El gobernador Carlos Armando Biébrich lo invitaría a ocupar el cargo de Secretario de Gobierno, a partir del 13 de septiembre de 1973. En ese cargo se desempeñó hasta la caída del gobernador en octubre de 1975, regresando a concluir su período de diputado hasta 1976; el cargo lo había ejercido como titular Fernando Elías Calles, su suplente.

    Instruido por su todavía jefe, el ex gobernador Biébrich, para entregarle las oficinas al gobernador Carrillo Marcor, coincide con su compañero de escuela Raúl Encinas Alcántar, que lo relevó en la Secretaría de Gobierno, e influye para que días después Enríquez asuma por muy poco tiempo la Presidencia del Supremo Tribunal de Justicia.

    Junto a Raúl Encinas, trata de que sea tersa la transición del cambio de gobierno, pero estalló la crisis política con la persecución al ex gobernador Biébrich y el enfrentamiento del gobernador Carrillo con sus cercanos agrupados en el llamado Movimiento Cívico Sonorense.

    Es en esa coyuntura cuando entra al relevo de Rubén Díaz Vega, que días antes había renunciado a la dirigencia estatal del PRI.

    Enríquez Burgos admite que en su designación como presidente del CDE del PRI influyeron ante el dirigente nacional Porfirio Muñoz Ledo las voces de Rodolfo Echeverría Ruiz y Rodolfo González Guevara.

    Trabajó activamente, junto con el delegado Mario Vargas Saldaña, para que el saldo político por la caída de Biébrich del gobierno y los conflictos agrarios en el sur del estado no golpearan la elección presidencial de José López Portillo y la selección de los candidatos a alcaldes, senadores, diputados federales y locales.

    Tanto el delegado general como el dirigente estatal la hicieron bien y ganaron todo en la elección de José López Portillo como presidente de la República. Habría que anotar que el PRI no volvería a tener -en lo electoral- carro completo hasta la elección de 1988.

    A la par de la selección de candidatos y la conducción de las campañas, Jesús -como secretario del patronato pro edificio- se da a la tarea de continuar con la construcción de las instalaciones del CDE del PRI -iniciado por Carlos Armando Biébrich- en los antiguos terrenos del estadio de beisbol Fernando M. Ortiz. En esa tarea es apoyado considerablemente por Hugo Penock y en materia financiera por algunos ex gobernadores del Estado como Álvaro Obregón Tapia, Faustino Félix Serna, y empresarios destacados como José Santos Gutiérrez, Ernesto Camou, José Ramón Fernández y Javier Robinson Bours entre otros.
    Jesús es relevado de la dirigencia del PRI por Samuel Ocaña, en marzo de 1978. El nuevo edificio es inaugurado en octubre de ese año.

    Se retira a su despacho de abogado al dejar la dirigencia, y sigue apoyando al PRI en diversas comisiones y tareas locales. Es el primer abogado de la entidad contratado por la empresa Ford de reciente instalación en Sonora.

    En 1991 vuelve a la tarea política como diputado local de la LIII Legislatura, electo por el distrito VII de Moctezuma en el primer trienio de Manlio Fabio Beltrones. Regresa 9 años después la LVI Legislatura (2000-2003) en el gobierno de Armando López Nogales, pero ahora como diputado local de representación proporcional; fue su último cargo de representación.

    Haber nacido en Nácori Chico, en lo más lejano de la sierra sonorense, un 28 de febrero de 1936, representaba un tremendo desafío para cualquier familia que quisiera un futuro prometedor para los hijos. Apenas se contaba con los servicios elementales; caminos sin pavimentar, agua de pozo, pequeños comercios, no había electricidad, no había primaria completa, tampoco médico y menos algún hospital en el pueblo o cerca.

    Aun así, el comerciante Jesús Enríquez García, del Valle de Tacupeto, y Rosa Burgos Valencia, de Nacozari, procrearon a nueve hijos y —como familia luchona— se esforzaron para que nada le faltara.

    En ese entonces la primaria Epifanio Vieyra apenas completaba tres años de estudio. Años atrás, había llegado al pueblo una maestra —Isabel González— enviada a petición del gobernador Adolfo de la Huerta a Sonora por Venustiano Carranza. Ella impulsó la creación del quinto año y el resto se hacía en Nacozari a dos días de camino de Nacori Chico.

    Es así como el quinto hijo de la familia completa la educación primaria en 1944. Para entonces su padre ya había escalado como regidor, secretario del Ayuntamiento, recaudador de rentas y presidente municipal.

    Manuel Ríos y Ríos, por entonces maestro inquieto y de lucha, se había movido para crear una escuela secundaria en Óputo, distante a 54 km de Nácori Chico. Ahí empieza Jesús y hace un año de secundaria. El siguiente ya lo hace trasladándose a Hermosillo en la secundaria de la Universidad de Sonora donde cursa el resto de la educación media y se inscribe en la preparatoria. Termina en 1954.

    Entra a la Escuela de Leyes de la Unison en 1955, donde permanece hasta 1957. Trabaja como el primer bibliotecario de la Escuela y compite por el liderazgo de la FEUS en 1956 contra Enrique Flores López.

    Se va a la Ciudad de México a continuar su carrera en la UNAM y la termina en 1959. Hizo sus pininos en el litigio en el despacho de Carlos Cabrera Muñoz. Encabeza la asociación de ex alumnos de la Unison. Se casa en 1962 con Aracely González. Se desempeña por años, como profesor de Derecho Agrario y Derecho Administrativo.

    Jesús Enríquez Burgos fue recientemente homenajeado por sus 64 años de militancia en el PRI, un caso digno de valorarse, en tiempos donde tal parece que el oportunismo político se convierte en la corriente política mayoritaria de México y Sonora. De ese tamaño.

    Ha sido parte de una generación que vivió uno de los momentos políticos más difíciles y complicados del siglo en Sonora como testigo y actor; La Caída de un gobernador, la tercera en el siglo XX sonorense y las más inesperada de todas. Por su formación, talento y convicciones supo sobrevivir todas las tempestades y salir airoso de las crisis, de “los incidentes de la vida que toda persona tiene que enfrentar”, dice.

    Le encontró la cuadratura al círculo para ser eficaz en sus responsabilidades públicas y exitoso y discreto en el ejercicio de su carrera profesional de abogado.

    Con él se cumple lo que Balzac afirmara en el sentido de que; “la política deja a cada hombre tal cual es y solo engrandece a los grandes”. Jesús Enríquez Burgos sin duda, ha sido engrandecido por la política.