Por Víctor Fausto Silva D.
Dos cambios más en su equipo anunció este martes el gobernador Alfonso Durazo: uno donde la hoy ex titular dejará zapatos bastante grandes, y otro donde en justicia habrá que aplaudirle al mandatario.
Claudia Indira: Zapatos grandes…
Se trata de la maestra Claudia Indira Contreras Córdova, que deja la Fiscalía General de Justicia, y de Cuauhtémoc Galindo Delgado, que prácticamente saldrá por piernas –y según se avizora, correteado- del Instituto de Infraestructura Educativa del Estado.
En el caso de la Fiscal, decimos que dará zapatos bastante grandes para llenar, porque si bien la seguridad pública sigue siendo una asignatura pendiente en este gobierno, cumplió su encomienda con eficacia y decoro, amén de que nunca se le conoció escándalo alguno o posibles ligas con mañosos, como tanto se estila en ese ambiente.
Sin duda alguna, la señora llenaba como pocos el perfil para ese cargo por una sólida formación académica, con Especialidad en Derecho Penal y Criminología, Maestrías en Políticas de Seguridad Pública y en Derecho Procesal Penal Oral y un largo etcétera, que además la llevó a conocer y recorrer una amplia variedad de cargos en el aparato judicial.
Durazo tuvo palabras de reconocimiento para ella y dejó abierta la rendija para que incluso, de aceptarlo ella, se le reincorpore al gobierno estatal en algún otro cargo.
No se ha dicho más, pero por su formación, sus resultados y su dominio del aparato justiciero, se vale especular que caería parada como Secretaria de Seguridad Pública para suplir a María Dolores del Río, una nulidad que llegó al cargo sin más merecimientos que el pago de cuotas y/o compromisos de campaña.
En fin, por lo menos Durazo adelanta la posibilidad de seguir aprovechando a un perfil de ese nivel, y a quien difícilmente vemos en alguna área diferente, porque si algo ha tenido Claudia Indira es que desde sus años mozos se ha fajado en ese difícil y pantanoso terreno de la procuración de justicia.
“Temo” Galindo: La cabra tira al monte
En el caso del Instituto de Infraestructura Educativa, el mal afamado “Temo” Galindo se había tardado en enseñar las uñas (o se habían tardado en pepenarlo) y como la cabra siempre tira al monte, ya se supo que salió por la puerta de atrás junto con su equipo más cercano, porque les cayó “manotas”.
Si bien Durazo Montaño no abundó mucho sobre el motivo de su salida, sí dejó entrever que tampoco se va con las manitas limpias, porque veladamente admitió que se le dará seguimiento a las causas de su salida.
Eso, y el hecho de que previamente estallara en redes la presencia de sabuesos de la Fiscalía Anticorrupción y la Contraloría Estatal en las oficinas del “Temo”, sólo parecen indicar que el exalcalde nogalense volvió a las andadas y lo están esculcando, hasta donde se sabe por la turbia asignación directa de obras hacia empresas muy cercanas a sus intereses.
Vaya usted a saber dónde topará el asunto, pero de entrada debe reconocerse al Gobernador que es el segundo manotazo que pega por claros indicios de corrupción en su equipo, como pasó ya en el Cecytes con el llamado “Librogate”, que le costó la cabeza a la titular Gracia Anduro por la danza de algunos milloncitos de pesos.
Por lo pronto y según los avances, al “Temo” Galindo lo traicionó su naturaleza de meter la mano en lo ajeno, de lo cual ya había dejado constancia en su paso por la alcaldía de Nogales, desde donde atiborraron la Fiscalía Anticorrupción con denuncias sobre malos manejos, sin que pasara absolutamente nada.
Rogelio López: A ver cuándo despierta
Por casos como éste y la pachorrez de dicha dependencia, hemos sostenido que el fiscal Rogelio López García es de los que más a gusto duerme y ronca en el gabinete.
El caso del Cecytes sigue en el aire (seguramente alegarán la clásica “secrecía” del proceso para no dar información), pero otros más viejos están arropados de polvo y telarañas, como el de la multi denunciada ex alcaldesa Chayito Quintero, que a estas alturas ni la culpan ni la exoneran.
Ahora, del “Temo” Galindo, lo menos que puede decirse es que resultó un malagradecido, porque con todo y sus negros antecedentes, Alfonso Durazo le tendió la mano (cosas de cuchupos políticos, pues), sólo para que se la mordiera y salpicara a su gobierno con la mancha de la corrupción, ésa que supuestamente sepultó para siempre la famosa Cuarta Transformación.
Durazo: uno menos, del cascajo
Seguramente al de Bavispe le hace ruido su propio dicho de campaña de que no iría por la vida “recogiendo cascajo”, en alusión a los padrecistas que buscaban treparse al carro triunfador.
Por lo menos ya se sacudió a uno, aunque ahí quedará la sospecha de cuánto daño causó Galindo no sólo a la imagen de su gobierno, sino a las arcas públicas. A menos que don Rogelio López García despierte de su letargo y nos dé la sorpresa de que ahora sí se pondrá a trabajar.
En cuanto al “Temo”, cabría aplicarle el sabio dicho de los viejos de pueblo: “¿cuándo han visto que un cochi suelte una mazorca?”.
Por lo que se ve, Galindo no resistió la tentación de ver al ISIE como un granero lleno de mazorcas.
A ver cuántas consiguen quitarle…
