Galardonado músico alamense junto a Alfonso Ortiz Tirado los más grandes músicos de nuestra gente
Por: Berenice Granillo.
Nació en Álamos, Sonora, un 20 de diciembre. Es el mayor de los nueve hijos de los señores Arturo Márquez y Aurora Navarro y el único en la familia dedicado a la música.
Sus primeras experiencias musicales fueron escuchando vals, polkas y chotises.
En 1962 se trasladó con su familia a Los Ángeles, California, y al cumplir 16 años de edad comenzó a estudiar violín, tuba, trombón y piano, instrumento; este último, con el que empezó a realizar sus primeras composiciones con un acompañamiento de armonía intuitivo.
A los 17 años regresó a México y se instaló en la ciudad de Navojoa, Sonora, en donde dirigió a la Banda Municipal durante un año. De 1970 a 1975 estudió piano con los maestros Carlos Barajas y José Luis Arcaraz en el Conservatorio Nacional de Música de la Ciudad de México.
En 1976 ingresó al Taller de Composición del Instituto Nacional de Bellas Artes, que tenía su sede en las instalaciones de la Sociedad de Autores y Compositores, en donde estudió con los maestros Joaquín Gutiérrez Heras, Héctor Quintanar, Federico Ibarra y Raúl Pavón; en 1980, al concluir dicho taller, el gobierno de Francia le otorgó una beca de perfeccionamiento en París, con Jacques Castérede, por dos años, donde realizó las composiciones Moyolhuica y Enigma, en la Cité des Arts.

En 1982 ingresó al Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim), y en 1983 estrenó Mutismo para dos pianos. Conocíó entonces a Ángel Cosmos, quien lo invitó a formar el Grupo Música de Cámara, junto con el fotógrafo Juan José Díaz Infante, en 1985 presentaron el Concierto interdisciplinario con músicos y fotógrafos.
En 1987 obtuvo el segundo lugar en el Concurso Nacional de Composición Felipe Villanueva, y trabajó como investigador y coordinador de difusión en el Cenidim.
Entre 1988 y 1990 asistió al Instituto de Artes de California, becado por la Fundación Fulbright, donde estudió con Morton Subotnick, Mel Powell, Lucky Mosko y James Newton, e incursionó en la computación aplicada a la música, donde sus obras se fusionan con la música latina, el jazz y la música contemporánea, y realiza la composición de En Clave para piano.
En 1990, de vuelta en México, formó parte del grupo Mandinga, con Irene Martínez y Andrés Fonseca, y realizó la composición Tierra, La Nao y Cristal del Tiempo, con medios electrónicos. Ellos dos introducen al compositor en el mundo del baile de salón, especialmente del danzón. Así, se inspira en este último y compone el Danzón No. 1, con computadora y sintetizadores.
En 1992 fue invitado por Ángel Cosmos y el pintor Ismael Guardado, para realizar el proyecto Ollesta. Compuso Son a Tamayo para arpa y percusiones, cinta y video, realizado por Eduardo Vélez; ese mismo año fue Director Musical de Vox Urbis, de Margie Bermejo.
En 1993 realizó la composición Paisajes Bajo el Signo de Cosmos; y se interesa por Egberto Gismonti, se encuentra con la música huasteca y realiza la composición de Homenaje a Gismonti para el Cuarteto Latinoamericano.
Durante enero y febrero de 1994 la Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM) le encargó una obra; así escribió Danzón 2 para orquesta, que se estrenó en marzo, con Francisco Savín como director. Este danzón lo escribió durante los meses del levantamiento Zapatista, que habría de inquietar el ánimo del compositor hacia una nueva justicia para los pueblos indígenas. Ese mismo año ingresó al Sistema Nacional de Creadores.
Subsecuentemente compuso otras obras como tributo al maravilloso mundo de la música de salón: Danzón 3, en 1994; Zarabandeo, en 1995; Danzón 4, en 1996; Octeto Balandro, en 1996; Danza de Mediodía, en 1996; Danzón 5-Portales de Madrugada, en 1997; Danzón 6-Puerto Calvario, en 2001; Danzón 7, en 2001, y Danzón 8, en 2004.
En 1998 Arturo Márquez compuso Máscaras para arpa y orquesta (dedicado a Lidia Tamayo), formado por cuatro danzas: Máscara Flor (dedicado a los niños masacrados en Acteal), Máscara Son, La Pasión según San Juan de Letrán (danzón sesquiáltero) y La Pasión según Marcos.
En 1999 fue Director Musical en el espectáculo de Tajín 2000, año en que compone Espejos en la Arena para cello y orquesta, por encargo del violonchelista mexicano Carlos Prieto.
En 2005 compuso y estrenó su composición Sueños, en Querétaro y en el Festival Cervantino. En 2006 estrenó De Juárez a Maximiliano, obra dedicada al Benemérito de las Américas.
En 2008 la OFUNAM estrenó Marchas de duelo y de ira, obra compuesta por Márquez con motivo de la conmemoración de la matanza de Tlatelolco en 1968.
También realizó la reconstrucción del segundo acto de la ópera Atzimba de Ricardo Castro.
El maestro Arturo Márquez ha sido merecedor de diversos premios y reconocimientos tanto a nivel nacional como internacional, entre ellos: la Medalla Mozart; la Medalla Dr. Alfonso Ortiz Tirado; la Medalla de Oro de Bellas Artes de México; el California Institute of the Arts Distinguished Alumnus Award, la Medalla Orgullo Sonorense 2009 y el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009.
Asimismo ha recibido numerosos homenajes en festivales de música por toda Latinoamérica, en donde sus obras han sido interpretadas y han conseguido popularidad. Sus danzones se utilizan cada vez más para producciones balletistas alrededor del mundo. Es debido a dicha popularidad que en el 2004, el Festival Internacional de Música, en Caracas, Venezuela, fue denominado Arturo Márquez. En octubre de 2010 recibe el reconocimiento Trayectoria 25 y Más otorgado por la Sociedad de Autores y Compositores de México, en la que actualmente se desempeña como Vicepresidente del Comité de Vigilancia.
Arturo Márquez ha colaborado en múltiples eventos y con diferentes instituciones, como los festivales Cervantino, del Caribe, de la Ciudad de México, de Música de Cámara de San Miguel Allende, la Universidad Autónoma Metropolitana, El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la Universidad Nacional Autónoma de México, y la Organización de Estados Americanos, entre otros.
Son muchas las aportaciones en el campo de la composición que Márquez ha hecho a la cultura musical del mundo, es por ello que la Secretaría de Cultura decide ofrecerle el merecido homenaje con la participación de la Filarmónica del Desierto que dirige Natanael Espinoza.