Por Víctor Fausto Silva D.
Ya lo dijimos una vez, pero ante la recurrencia de los hechos cabe repetirlo: ¡qué rápido y qué seguido se tropiezan nuestros políticos con su propia lengua!
El recordatorio viene al caso por tres temas, estimado lector:
1.- El “Culiacanazo” de éste jueves, en el que -ahora sí- le echaron el guante a Ovidio Guzmán, hijo del tristemente célebre “Chapo”, caso que dejaremos para el remate de esta columna.
2.- La insistencia, un día sí y otro también, de que estamos a un pelo de rana de lograr un sistema de salud “como el de Dinamarca”. Mjú.
3.- La terquedad de las autoridades tratando de convencer a los sonorenses de que la inseguridad no es tan grave, y que retacando el estado con militares ya podremos dormir tranquilos.
Contra toda regla numérica, empecemos por el 2:
Cuando el Presidente anunció la incorporación de Sonora al nuevo, prometedor y futurista IMSS-Bienestar, al gobernador Alfonso Durazo sólo le faltó tronar cuetes para festejar. Habría atención médica gratuita para todos, ooobviamente, acompañada con la necesaria dotación de medicamentos .
Adiós estrecheces. Una chulada de primer mundo pues.
Pero si los políticos son aferrados al rollo, la realidad es más terca a la hora de desmentirlos y darles contra el suelo.
Le cuento, amable lector, que éste 2 de enero yen Hermosillo, una señora de 87 años -de mi conocimiento y afecto- fue sometida en el Hospital “Ignacio Chávez” del Isssteson a una cirugía para extirparle un tumor canceroso.
La operación fue un éxito y ella manifiesta su reconocimiento al excelente desempeño del doctor ginecólogo-oncólogo Heliodoro González Zepeda, al equipo médico que lo acompañó y a enfermeras y enfermeros.
Hasta ahí todo bien. “Ya vamos llegando a Dinamarca ‘, pensé al enterarme de tan satisfactorio desenlace ….sólo que a la familia le faltaba llegar a la farmacia a recoger los medicamentos postoperatorios.
Entre ellos le recetaron un antibiótico de nombre Levofloxacino, que ¡anda vete!, no hay en existencia. Se pidió el respectivo vale para acudir a otra farmacia del Isssteson y la respuesta fue desoladora: “no tiene caso dárselo, porque no lo va a encontrar en ninguna: no lo tenemos”.
Adiós proyecto Dinamarca. La familia terminó comprándolo por fuera, en casi 700 pesos, un insulto para quienes cotizan en el Instituto, en éste caso un hijo de la señora. Y eso que no es un medicamento controlado, porque entonces ¡imagínese usted el costo!
En una lapidaria frase, el despachador de la farmacia se encargó de desmentir desde el Presidente y el gobernador, hasta abajo: “nomás tenemos Ibuprofeno y Paracetamol”. Los derechohabientes del Isssteson seguramente recuerdan a diario a aquél personaje de Héctor Suárez y su dicho: “no hay, no hay”.
Vistas así las cosas, ¿alguien tendría la cortesía de explicarle con manzanitas al flamante director del Isssteson, Froylán Gámez Gamboa, en qué consiste el mega proyecto “Dinamarca”? ¿No ha escuchado al gobernador Durazo cuando exultante de entusiasmo quema cuetes y nos asegura que “ya la hicimos”?
Parece que no. Por lo menos debería salir de su oficina y pasar a la farmacia del “Chávez” (y seguramente de las unidades foráneas del Isssteson), para que sus subordinados le repitan la tonada preferida: “no hay, no hay”.
De plano, Dinamarca tendrá que esperar para ver cuándo los igualamos. Qué pena, ¡Y qué forma de seguir tropezándose con la lengua!
3.- En cuanto se sentó en la silla como titular de Seguridad Pública, doña María Dolores del Río se aventó un mega rollo de que este gobierno venía a comerse la lumbre a puños a la hora de aplacar a los malandrines, y que bla, bla, bla.
Hasta fijó un plazo: un año y 3 meses para dar muestras fehacientes de que eran unos leones rasurados.
Estamos a unos días de que su plazo acabe, y tan sólo en Guaymas, la fiscal Claudia Indira Contreras acaba de reconocer que el homicidio doloso s disparó en un 52 por ciento.
Los números son terribles: en el 2021 se registraron en Guaymas 177 asesinatos, y el 2022 se elevaron hasta 269. De ellos, nada más en diciembre, hubo 63. Terrible y desalentador, son duda.
Para remachar el clavo, el propio gobernador Durazo admitió la gravedad de la situación, y tras asegurar veladamente que casi no duermen buscando soluciones (que ooobviamente no han llegado militarizando a Sonora, cerró con aquél broche distintivo de los tecnócratas, hoy tan apestados:
“(Hay que seguir trabajando) porque en cualquier momento la estadística se te puede descomponer”
¡Cristo bendito! ¡Les preocupan más las estadísticas que la vida y la seguridad de las personas!
Cuesta trabajo verlo frente a los deudos de alguna víctima -sobre todo de las que mueren sin deberla ni temerla -, diciéndoles:
“Pues ni modo: ¡se nos descompuso la estadística!”
Pero así están las cosas: si a nivel federal siempre tienen “otros datos”, aquí se vale tener otras estadísticas “.
Punto uno.- La recaptura de Ovidio Guzmán seguramente tendrá muchas hipótesis, pero me quedo con una la mar de creíble: ahora sí lo pepenaron ( y mandaron al diablo la anterior justificación de que lo soltaron para evitar una matazón) porque este lunes llega a México el presidente gringo Joe Biden.
Había que hacerle un regalo digno de sus exigencias y las de legisladores gabachos que amenazan con declarar terroristas a los narcos, lo que de acuerdo a una ley hecha a su modo, les daría derecho de venir a ejecutar levantones para llevárselos por racimos para juzgarlos allá, porque aquí no se ve para cuándo.
Me quedo con una percepción propia: el miedo no anda en burro, y una aportada por un asiduo lector: “Ojalá el presidente gringo viniera todos los días, para librarnos de tantas lacras, a las que aquí apapachan con abrazos, no balazos”.
Y como para todo surge el humor negro en éste país, otro lector nos dice que deberían tomarse las cosas por el lado amable: lo llevarán a conocer Disneylandia… ¡Y totalmente gratis!
