Arturo Soto Munguia
Desde antes del primer informe del gobernador Alfonso Durazo comenzó subir la presión sobre los cambios en su gabinete al grado de que el 19 de octubre, en su conferencia mañanera el propio titular del Ejecutivo tuvo que salir a calmar las embravecidas aguas de las especulaciones, los rumores y las versiones extraoficiales con un lapidario: “no coman ansias”.
En los pasillos de Palacio de Gobierno comenzó a cobrar fuerza la versión de que, una vez saldados los compromisos de campaña y evaluados que fueron algunos de sus funcionarios, el jefe de todos tomaría las medidas correspondientes.
Pero cuatro días después del ‘no coman ansias’, quien fuera jefe de su oficina, Rodolfo Castro Valdez fue vinculado a proceso en un espinoso asunto de peculado donde se le involucra junto a otros cinco exfuncionarios del gobierno estatal de Baja California en la gestión de Jaime Bonilla, donde firmaba como secretario de Hacienda.
Eso no solo precipitó los cambios, sino que modificó la ruta que había sido trazada y según la cual habría un enroque en el que Olga Armida Grijalva dejaría la secretaría del Trabajo y sería sustituida por el director del Isssteson, Jesús Manuel Acuña; también se preveía la asunción de María Dolores del Río a la secretaría de Gobierno mientras el titular de esa dependencia, Álvaro Bracamonte Sierra pasaría a la secretaría de Educación y Cultura. Esa versión no estaba completa pues omitía el destino de Aarón Grageda, titular de la SEC.
Aunque ya se sabía desde meses atrás que Castro Valdez estaba siendo investigado, su salida del gabinete no dejó de sorprender y obligó a modificar la hoja de ruta.
Así, ayer rindió protesta como titular de la Secretaría del Trabajo Francisco Vázquez Valencia, un hombre de todas las confianzas del gobernador desde que se desempeñó como su secretario Particular en la Secretaría de Seguridad Pública federal. Panchito Vázquez es un hombre con credenciales académicas -es licenciado en Derecho por la Unison y tiene una maestría en prestigiada universidad española-, sino sobre todo luce credenciales políticas.
Es un tipo discreto, preparado y con buena mano izquierda. Forjado en el panismo supo corregir el rumbo a tiempo, renunció al PAN junto con decenas de liderazgos de ese partido y fue de los primeros que se sumaron, primero a Morena y luego a la campaña del entonces dirigente estatal morenista Alfonso Durazo al Senado en 2018.
Cuando Durazo es llamado por el presidente para ocupar la secretaría de Seguridad se lo lleva con él, y de igual manera se lo trae cuando regresa a Sonora como candidato a la gubernatura. Al materializar el triunfo en 2021, Durazo lo nombra secretario particular.
Si el huatabampense ya traía experiencia política, cinco años de estar casi todos los días muy, muy cerca del secretario-candidato-gobernador equivalen por lo menos a un doctorado en ciencias políticas, pero de los buenos, no como los que presumen otros. Y eso sin contar las materias extracurriculares que se cursan llevando la agenda del gobernador: relaciones públicas y colmillo político.
Vázquez sustituye en el cargo a Olga Armida Grijalva de quien en este espacio hemos documentado su accidentado paso por el cargo, donde nunca pudo imponerse a los enquistados grupos de poder en una secretaría tan importante donde además se tiene que lidiar con venados ya muy lampareados en los escabrosos senderos de las relaciones obrero-patronales.
A Vázquez le tocará hacer funcional el nuevo sistema de justicia laboral, y en esa tarea está llamado a convertirse en uno de los principales operadores políticos del gobernador. Al tiempo.
Otro de los cambios anunciados ayer fue el del director del Isssteson, Jesús Manuel Acuña Méndez, que se va con más pena que gloria. Su ciclo en el duracismo parece haber concluido pese a provenir de una familia con vínculos fraternos muy fuertes a la del gobernador, que pesaron a la hora de operar para llevar a su padre, Rafael Acuña Griego a la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, y para nombrar a su hermano Francisco en la presidencia del Consejo para el Desarrollo Sostenible del Estado de Sonora.
Posiblemente sea llamado a un nuevo encargo próximamente (en tono de chascarrillo dicen que iría a Telemax o Radio Sonora, ya que le encantan los micrófonos y los reflectores) pero hay señales en sentido contrario. Una de ellas es el mensaje que tuiteó el gobernador ayer en el que les da la bienvenida a los nuevos funcionarios, los conmina a desempeñarse con honestidad, profesionalismo y eficiencia y que cierra así: “agradezco a los funcionarios salientes por su desempeño y trabajo comprometido en el servicio público”.
O sea, ‘tenkius bye’. Ni una sola palabra que sugiriera, podrían ser llamados a ocupar otro puesto.
Lo releva en el cargo Froylán Gámez, quien se venía desempeñando como director del Instituto de Becas y Crédito Educativo, donde sacó la chamba más que decorosamente.
Y no es cualquier chamba eso de administrar la dependencia que maneja uno de los programas más nobles y en el que Alfonso Durazo ha mostrado especialísimo interés.
Baste recordar que este año por primera vez en la historia se le recortaron 400 millones de pesos al Congreso del Estado para aplicarlos en becas para estudiantes de todos los niveles, desde preescolar hasta educación superior y que el año próximo aumentará a 750 mdp.
Ahora Froylán Gámez tiene frente a sí una tarea mucho más seria, como es la de lidiar con ese monstruo que es el Isssteson, pero el joven ha dado muestras de que trae con qué hacerse cargo. Si estuvo en la comitiva que fue por Evo Morales para sacarlo de Bolivia y traerlo a México en un avión que fue atacado en el aire, igual puede lidiar con los sustos que suelen agazaparse en la dependencia a su nuevo cargo.
El perfil de Froylán Gámez Gamboa es la antípoda del de su antecesor en el Isssteson, un muchacho que jamás pudo desprenderse de esa rijosidad tan necesaria en campaña, pero tan estorbosa en el gobierno.
A Jesús Manuel Acuña no le alcanzó el doctorado en Harvard para entender que la campaña electoral terminó el día 06 de junio de 2021. Todo lo demás fueron consecuencias.
Queda claro: lo que natura no da, Harvard no presta. El joven Acuña Méndez apareció por ahí echando sus cosas a la cajuela de un carro, casi como saliendo por la puerta de atrás del Isssteson. Evidentemente hizo uno de sus acostumbrados berrinches porque ni siquiera apareció en las fotos oficiales de la toma de protesta de su relevo, como si lo hizo Olga Armida. Bien compungida, pero apechugó el momento.
Por lo demás, es claro que habrá nuevos movimientos en el gabinete, toda vez que se deben nombrar los relevos de Pancho Vázquez, Froylán y Rodolfo Castro. No se descartan otros cambios.
II
La memoriosa lectora, el olvidadizo lector incluso, recordarán el sonado litigio para cancelar el permiso de concesión del alumbrado público en Hermosillo, que el Maloro Acosta dejó como deuda a la administración de Célida López.
Pues un caso similar está corriendo en Cajeme, donde el anterior alcalde Sergio Pablo Mariscal contrató a la empresa Solaqua para hacerse cargo de la planta tratadora de aguas residuales por cinco años, pagando mil millones de pesos cuando la inversión inicial de la empresa no llegó a 200 millones.
Por si fuera poco, Solaqua reclama además el pago de una supuesta deuda que tiene con ella el ayuntamiento, por 300 mdp.
Pues ayer el alcalde Javier Lamarque Cano hizo un recorrido por la planta tratadora, acompañado de funcionarios municipales y estatales, así como de la siempre abnegada y casi no mitotera banda reporteril, solo para constatar el mal estado de las instalaciones y su deterioro por falta de uso y mantenimiento. Todos pudieron observar que las aguas no tratadas se regresan a los drenes agrícolas contaminando suelos, agua y aire.
Por tal motivo, el alcalde cajemense procederá judicialmente para anular la extensión del contrato por cinco años firmado por la anterior administración días antes de que concluyera su periodo, y también para dejar sin efecto la supuesta deuda de 300 mdp que reclama Solaqua.
Esto apenas empieza.