EL ZANCUDO Por: Arturo Soto Munguía
No fueron uno ni dos ni tres sino ¡trece!, los aspirantes que inicialmente levantaron la mano para relevar a Ernesto de Lucas en la dirigencia estatal del PRI, cuyo proceso interno entró ya en la recta final. Por varias razones esa larga lista se ha ido depurando hasta quedar dos o tres con posibilidades.
Entre ellos se encuentra Pascual Axel Soto Espinoza que tiene su principal apuesta en el reencuentro sin simulaciones con la militancia, partiendo de un ejercicio crítico de todo lo que sucedió para que el partido fuera erosionando su credibilidad, abandonando las demandas populares e incurriendo en actos que finalmente fueron castigados en las urnas.
En 2018, pero sobre todo en 2021 tuvimos pésimos resultados electorales en Sonora, sin embargo se debe hacer una lectura correcta de lo que sucedió, y eso incluye aceptar que este año apenas salió a votar un 43 por ciento de los electores, y en algunos municipios apenas se rebasó el 30 por ciento, explica.
Aunque la ventaja de Alfonso Durazo sobre Ernesto Gándara fue grande, en realidad él llegó a la gubernatura con menos del 25 por ciento de los votos; la gran mayoría de la gente se quedó en sus casas y ese es el universo que debemos buscar, convencer, sacarlos a votar. Si en la próxima elección logramos que vote más del 50 por ciento de la lista nominal, estaremos recuperando mucho de lo perdido, afirma.
Pero el ejercicio de la autocrítica estará incompleto si no se acompaña, asegura, de dos tareas fundamentales: por un lado asumir que el partido ya no puede estar postulando a los mismos candidatos y candidatas que siempre aparecen en las boletas; por el otro, entender que la sociedad se ha diversificado y cualquier partido político le queda chico a la hora de responder a sus demandas específicas: derechos humanos, animalismo, género, ambientalismo, nuevas tecnologías, entre otras reivindicaciones que sobre todo los jóvenes mantienen como banderas y a las que se deben dar respuestas.
Y es que el PRI no va a avanzar si no refresca sus caras y sus banderas. Imaginen que en el siguiente proceso electoral postulen a un Próspero Ibarra en Huatabampo; a un Rogelio Díaz Brown en Cajeme o a Guadalupe Gracia Benítez en Nogales, por citar a algunos nombres que no por conocidos son garantía de triunfos.
Tampoco puede seguir atado a esquemas de sectores y organizaciones que eventualmente han sido inoperantes frente a una sociedad cada vez más diversa y demandante.
Necesariamente, dice, tenemos que voltear la mirada a cuadros valiosos que sí los hay en el partido y que suelen quedar marginados de los cargos de dirección y las candidaturas, caras nuevas con propuestas y voluntad de trabajar, algo que por cierto es muy difícil; si cuando estábamos en el gobierno se batallaba, ahora que estamos fuera es más complicado, pero hay que hacerlo, dice.
Algo muy importante es que en estas nuevas tareas se integre a personas que no tengan un pasado dudoso, que no hayan estado involucradas en actos de corrupción. En lo personal, a mí me pueden investigar y no van a encontrar nada en ese sentido, sostiene.
Pascual Soto tiene claro que un cambio en la forma de pensar y en las prácticas del priismo es una tarea compleja y que requerirá mucho tiempo, pero se debe comenzar desde ahora, capitalizando los errores de un gobierno que ha prometido mucho y no ha cumplido las expectativas, pero sobre todo presentando propuestas con la voz completa.
No hay de otra, tenemos que regresar al trabajo de tierra, al reencuentro con la militancia y con la sociedad; hacer de la denuncia a los malos gobiernos una tarea permanente, con fundamentos y con propuestas.
Es casi inexplicable que en municipios con gobiernos tan malos como Cajeme, Guaymas, Empalme, Navojoa, Nogales, la gente haya refrendado su voto por Morena, así haya sido con porcentajes muy bajos de votación. Estoy seguro que si logramos hacer que la gente salga a votar, volveremos a tener triunfos electorales, reitera.
Hasta ahora, los personeros de grupos de poder económico que solían incidir en los procesos internos no se han metido en este; yo he trabajado más con la militancia en los municipios y creo que si le preguntas por ejemplo a los exgobernadores, que sin duda son liderazgos reales en el partido y con los que ya he platicado (excepto con Samuel Ocaña), tendrán una buena opinión de mi candidatura, concluye.
Cebolla finamente picada
La alcaldesa Karla Córdova se está ‘asaravalleseando’. No es la primera vez que la munícipe guaymense parece poseída por el espíritu de su antecesora: ya se agarra a los gritos con los regidores de oposición, reeditando el circo de tres pistas que fue el cabildo en la pasada administración; ya se rodea de amigos y parientes no siempre las mejores cartas en el servicio público; ya ensaya truculencias políticas para sacar adelante votaciones convenientes para su causa y ya hizo aparecer la sombra de la sospecha sobre una licitación para el arrendamiento de camiones recolectores de basura.
Entre otras cosas.
Lo más reciente es asumirse víctima de un complot, recurso que a Sara Valle se le dio muy bien en el pasado, lo cual no necesariamente significa que se haya traducido en puntos para su imagen ni mucho menos mejoras para el puerto.
A propósito de un reportaje sobre el serio problema de la contaminación por aguas negras en Guaymas -que repercute sin duda en afectaciones al turismo, fundamental para la economía local- y que obligó al gobierno del estado a declarar una emergencia sanitaria destinando 10 (diez) millones de pesos para comenzar a resolverlo, la alcaldesa sostuvo que detrás de ese trabajo periodístico hay intereses empresariales que se han afectado por la negativa gubernamental de favorecer negocios con cargo al erario.
El pequeño problemilla es que el reportaje es resultado de un proyecto apoyado por el Centro Pulitzer y se produjo en asociación con varios medios norteamericanos en los que colaboran las periodistas Emily Berguer y Kendal Blust, y corona una investigación de cuatro meses que documenta profusamente un problema que tiene décadas en el puerto.
La investigación comenzó pues, antes de que Karla Córdova tomara posesión como alcaldesa que, en ‘modo Sara’ ya sugirió que esos medios tienen intenciones de desestabilización política al sentir tocados sus intereses económicos.
Menudo lío.
II
El que regresó como el hijo pródigo a su Veracruz donde ya le andan matando el becerro gordo y haciéndole fiesta porque estaba muerto y ha revivido, es el exfiscal de delitos electorales en Sonora, Pedro Pablo Chirinos, que acaba de anotarse un sonado éxito al anular la elección en el bello puerto, lo cual vendría a beneficiar al candidato de Morena, Ricardo Exsome, para quien trabaja.
Chirinos fue otro de los importados por Guillermo Padrés como asesor electoral, pero terminó recibiendo puros malos tratos. Tras la derrota de 2015 Chirinos fue abandonado por las huestes padrecistas después de haber sudado la camiseta como pocos, arriesgando hasta el físico aquella ocasión en que fue ‘pescueceado’ violentamente en plena sesión del IEE donde fungía como representante del PAN, por un furibundo Alejandro Moreno, su homólogo del PT, hijo por cierto del todavía influyente Jaime Moreno Berry.
El caso es que Chirinos se refugió en el grupo de Alejandro López Caballero (del mimo PAN); asumió la defensa electoral del triunfo de Carolina Lara en una diputación local por Hermosillo y ésta lo convirtió en su asesor jurídico. Posteriormente fue nombrado fiscal electoral en el gobierno de Claudia Pavlovich, que también terminó volviéndole la espalda, así que no tuvo más que regresar a su tierra.
Nos llega el reporte que allá está trabajando en lo que es su especialidad, el derecho electoral. Veracruz había sido ganado por la alianza PRI-PAN-PRD, pero un tribunal local anuló la elección, que se irá a la sala regional y seguramente llegará hasta la máxima instancia. El litigio es encabezado por el aguerrido abogado de no tan fugaz como polémico paso por Sonora.