Por Arturo Soto Munguía
El hecho de que el Comité General de Huelga no haya convocado a asamblea general del STAUS y ni siquiera haya definido una fecha para ello significa, en voz de su dirigente Juan Díaz Hilton, que la base sindical consultada en las ‘guardias’ y asambleas delegacionales consideró insuficientes los ofrecimientos hechos por Rectoría.
Como advertíamos la semana pasada y vistas lo que parecen posiciones irreductibles entre las partes, la paralización de labores en la Máxima Casa de Estudios puede ir para largo.
Ayer el gobernador Alfonso Durazo difundió un video con un mensaje en el que llamaba a las partes a encontrar los acuerdos necesarios para no afectar el derecho a la educación de los y las estudiantes universitarias. Un derecho que definió como “innegociable”.
Expuso que en esa ruta el gobierno a su cargo ha destinado el presupuesto más grande en la historia para encontrar una solución pronta y concluir la huelga y se han hecho las gestiones pertinentes para coadyuvar a que termine el conflicto “respetando la autonomía del proceso en todo momento”.
“A pesar de las carencias presupuestales y las dificultades financieras de todos conocidas que tiene el gobierno del estado, hemos apoyado a la Unison con recursos por más de 100 millones de pesos de nuestro presupuesto para solventar este litigio. Este apoyo ha sido el más grande en la historia del estado que haya recibido la Universidad de Sonora”, dijo en su mensaje.
Insistió en que la prioridad debe ser evitar afectar los derechos de los estudiantes universitarios, “quienes son el futuro de Sonora, ya que la educación debe ser un derecho innegociable”.
Eso fue lo que dijo el gobernador y el mensaje parece enviar señales en el mismo sentido que las enviadas por la rectoría cuando sostuvo que se ha llegado al límite de sus capacidades presupuestales y de los apoyos obtenidos desde el gobierno del estado.
Una prolongación del conflicto complejizaría las cosas en grado sumo y para todas las partes involucradas.
La comunidad estudiantil, casi en su totalidad desconoce lo que es una huelga universitaria (la anterior fue en 2019, hace cuatro años), pero además muchos de ellos desconocen incluso las dinámicas estudiantiles en estos casos. Recordemos que casi la mitad de los estudiantes pasaron por dos años de pandemia, tomando clases virtuales con todo lo que ello implica.
Para la base trabajadora el asunto también es serio, pues se fueron a la huelga acaso confiando en una dirigencia sindical con suficiente capacidad de negociación para conseguir sus demandas, habida cuenta la afinidad con las actuales autoridades estatales: un gobernador al que apoyaron -algunos incondicionalmente y con toda su buena fe-, un secretario de Educación que viene del activismo estudiantil y magisterial; un secretario de Gobierno que al momento de estallar la huelga era Álvaro Bracamonte Sierra, aguilucho de cepa y un súperdelegado federal que hasta hace muy poco cerraba filas con el sindicalismo universitario.
Pero resulta que la autoridad, tanto la universitaria como la de gobierno, ‘ya estiró la liga’ hasta donde pudo y los maestros consideran que no es suficiente.
Ya el tema del incremento salarial y en prestaciones parece superado. Aunque el Comité de Huelga insiste en su exigencia del 8% directo, parece haber conciencia de que no conseguirán más de lo ofrecido. Pero otros temas como el del ISR que los y las académicas no parecen dispuestos a pagar en los mismos términos que lo hace el resto de los contribuyentes, o el de vivienda que definitivamente no tendrá una solución en el corto plazo, o el de 250 plazas de tiempo completo que no han sido ocupadas requieren, más que recursos económicos inmediatos, una muy buena negociación entre Rectoría y el sindicato, cuya relación no pasa por el mejor momento.
Si el conflicto se prolonga, la presión social también comenzará a crecer y podrían reeditarse viejos tiempos en donde los más raspados siempre eran los profesores; éstos a su vez echarían la caballería encima a la rectoría.
Pero también al gobierno estatal y al federal, lo cual perfilaría una situación muy interesante, porque se supone que una buena parte de la comunidad universitaria sirvió como aliada del nuevo gobierno en esos dos niveles y pensaban que el trato que les prodigara sería distinto al de sus antecesores ‘prianistas’.
La idea de que no es así comienza a permear en la comunidad universitaria y conforme se prolongue la huelga, esa idea podría crecer.
Qué nervios.
II
Me parece que el alcalde Antonio Astiazarán parte de una premisa correcta al explicar cómo y por qué se integró una cartelera como la que anunció ayer por la tarde, para las Fiestas del Pitic 2023.
Hermosillo, dijo, no es una ciudad homogénea, sino diversa y compuesta por personas de distintas edades, fusión de diferentes culturas y tradiciones en constante movimiento.
Y tiene razón. Hoy como nunca la capital sonorense alberga una diversidad impresionante de tribus urbanas y rurales que han hecho del sincretismo cultural la frontera que eventualmente los une antes que separarlos: punketas irredentos que bailan cumbia en el Club Obregón; metaleros con chamarras de cuero y estoperoles bailando baladas de Los Yonics en la plaza de La Candelaria; románticos empedernidos que suelen romancear con Álvaro Carrillo o Agustín Lara, pero que son incapaces de negarse a ir a un concierto de Julión Álvarez; rancheros de botas picudas, sombrero vaquero y cinto hebilla de comal que de pronto aparecen en un concierto de bel canto y así…
Los ejemplos son inagotables y confirman que, al reunir un elenco de más de mil 200 artistas (¡mil 200!) en 15 foros para mostrar una oferta cultural que durante cuatro días tendrá para todos y todas, y en cual se presentarán para cerrar cada una de sus noches: el mencionado Julión Álvarez (25 de mayo), Diego Torres (26), Antares Danza con un homenaje a Diana Bracho, y Natalia Jiménez (27) y para el cerrojazo final el domingo 28, nada menos que Sebastián Yarta.
Pero esto es apenas una mínima parte de lo que serán estas Fiestas del Pitic. La plaza Hidalgo, la Bicentenario y el Callejón Velasco serán las principales sedes en las que durante esos días los hermosillenses y quienes visitan la capital podrán encontrar grupos y solistas de todos los géneros musicales; teatro, danza, poesía, lecturas, exposiciones y conversatorios; títeres, talleres infantiles, entre otras muchas opciones para el esparcimiento y la cultura integran un variadísimo menú de alternativas para disfrutar al máximo de estas fiestas, con todas sus rutas culturales y los foros alternos en plazas, museos, bares y cantinas.
Además del talento local, los artistas emergentes y los ya consolidados en el plano nacional, vendrán otros desde Argentina, Colombia, Cuba, España y EEUU.
No hay razón para dejar de asistir a la celebración de los 323 años de la fundación de Hermosillo, pasear por su historia, gozarse en las opciones culturales que mejor les acomode o conocer aquellas que quizás no conozca tanto, pero que significan una oportunidad para sacudirse el prejuicio, despabilarse la intolerancia y abrirse al goce lúdico de la fiesta.
La cartelera completa la puede usted consultar en www.fiestasdelpitic.hermosillo.gob.mx
¡Allá nos vemos!