por Arturo Soto Munguia
Como todos los años, la sesión del Congreso Infantil se convierte en un evento que va más allá de los simbolismos.
Encierra no solo la mística del trabajo legislativo, usualmente vilipendiado e incomprendido, sino que coloca en la agenda pública temas que vienen desde la frescura de las voces infantiles que desde la tribuna recrean con claridad y precisión las cotidianidades que enfrentan y que a veces son despiadadas.
Esta vez no podía ser la excepción, más tratándose de un tema fundamental como es el de las estrategias gubernamentales para resolver los riesgos relacionados con la violencia, pero que adquieren otra dimensión cuando son las niñas y niños quienes los citan a partir de sus propias experiencias, directas e indirectas.
Este ejercicio nació a iniciativa del diputado perredista Juan Manuel Ávila Félix allá por 1997 si mal no recuerdo. Desde entonces, no deja de sorprender el talento y la naturalidad de las niñas y niños que por cierto, llegan a su curul después de un exhaustivo proceso de selección en cada una de las escuelas del estado, organizado por el Instituto Estatal Electoral. Es decir, se ganan a pulso la oportunidad de participar de este ejercicio cívico donde también vale la pena poner en relieve los corazones henchidos de orgullo de padres, madres y familiares de los y las pequeñas diputadas.
En esta ocasión, los y las legisladoras infantiles hicieron un llamado a las autoridades para promover entornos seguros y respetuosos; propusieron acciones concretas como la prevención de la violencia, el fortalecimiento del desarrollo socioemocional, la capacitación de familias y docentes así como el fomento de valores.
Debe ser una experiencia maravillosa conocer desde esa edad la sede de uno de los Poderes del Estado y las dinámicas que allí se presentan; conocer además no solo a diputadas y diputados, sino a autoridades electorales, servidores públicos de primer nivel y magistrados del Supremo Tribunal de Justicia.
Eso, además de otras experiencias que incluyen los estímulos para participar de este certamen, como las visitas guiadas a edificios históricos, la capacitación y ensayos para su desempeño en la sesión y algunas amenidades propias de sus edades
Se trata de un evento que vale la pena mantener y enriquecer, pues las experiencias para los pequeños habrán de marcarlos de por vida, y tal vez de allí se esté gestando la verdadera nueva clase política.