General
DURAZO: El PRIMER AÑO: REALIDADES y EXPECTATIVAS
Por Bulmaro Pacheco.
¿Ha cambiado Sonora después del primer año de gobierno de Alfonso Durazo?
De forma sí. De Fondo No. Ha cambiado el discurso político oficial; se ha reducido la actividad de los partidos políticos; se han intensificado las visitas del presidente de la República a la entidad; y se han generado expectativas importantes en ciertas regiones sobre obras anunciadas.
Un año es poco tiempo para registrar objetivamente un verdadero cambio en la política y la sociedad sonorense, sobre todo cuando se generaron expectativas en torno a la transición política y cuando -históricamente se ha demostrado- los cambios locales no necesariamente se generan en función del gobierno estatal.
¿Hay diferencias en el estilo de gobierno?
Los gobiernos anteriores trataron de imponer un estilo, sobre todo en las formas de comunicarse con la gente y en los mecanismos para reclutar e integrar colaboradores.Desde las jornadas madrugadoras de Samuel Ocaña, que atendía gente en el palacio desde las 6 de la mañana, hasta quienes dejaron de vivir en la Casa de Gobierno o quienes le dieron prioridad a las encuestas y la comunicación social.
Durazo gobierna con un estilo tradicional y no se ha dado un rediseño de la política estatal, porque el supuesto “vino nuevo” se sigue vaciando en “odres viejos” de varias -y tradicionales-, corrientes políticas.
¿Qué tan de izquierda es el gobierno estatal?
Casi nada. Del gabinete de Durazo, como izquierdistas reales solo figuran Olga Armida Grijalva de la izquierda académica teórica y Lorenia Valles de la corriente Bejarano-Padierna sin una mayor influencia ideológica.
¿Y en el enfoque de los problemas?
Tampoco. La mayoría de los gobernadores antes de Durazo tenían como prioridades la educación, la economía y los rezagos sociales. Ahora son los temas de la seguridad, la economía y la infraestructura los que han dominado la agenda del gobierno en el primer año, retomando los programas federales sobre todo lo referente a los rezagos indígenas.
¿Y la seguridad?
El mayor problema de Sonora empezó a ser abordado por Alfonso Durazo desde que el presidente López Obrador lo designó secretario de Seguridad Pública en diciembre del 2018.
Con la complacencia de la gobernadora Pavlovich, Durazo empezó a nombrar comisarios de Seguridad Pública en los principales municipios de la entidad para ver si con eso paliaban la crisis, pero muy poco se logró. A partir del 2021 y con un gabinete de seguridad propio, las cosas no han cambiado mucho, y el problema de la inseguridad sigue siendo la principal preocupación de los sonorenses por la violencia y el control cada vez mayor del crimen organizado de regiones y municipios enteros y de la injerencia del mismo ya en actividades económicas y políticas.
¿Y la relación con el centro?
Desde don Rodolfo Félix Valdés y Miguel de la Madrid, no se había dado el caso de un gobernador de Sonora con tan buena relación con el presidente de la República.Durazo, además tiene mayoría calificada en el Congreso del Estado, los senadores, los siete diputados federales y los principales ayuntamientos controlados por su partido.
¿Y cuál es la diferencia?
Que antes sí había dinero para inversión y no había tanto control político y que ahora hay control político y buena relación con el centro, pero no hay dinero para inversión pública.
¿Y por qué no hay dinero?
Porque la mayoría del presupuesto asignado para obras se las han llevado las emblemáticas del presidente López Obrador: El Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el Aeropuerto Felipe Ángeles y el subsidio a las gasolinas y a los programas sociales.
¿Y eso qué significa?
Que los grandes proyectos de infraestructura anunciados por Durazo desde la campaña política todavía no aterrizan, cuando menos en su primer año. Ahí está el caso del Hospital General de Hermosillo (que según versiones oficiales ya estaba al 90%) cuya inauguración se había anunciado con bombo y platillos, pero se ha tenido que posponer múltiples veces por varias razones; las más importantes: la carencia de dinero para equipamiento y la cuestión del personal (que luce en chino).
¿Y entonces?
Hay que ver cómo viene el proyecto de presupuesto de egresos federal para el 2023 y qué obras vienen programadas para Sonora.
De ahí va a depender que algunas de las obras anunciadas —si apareciesen en el presupuesto— pudieran concretarse y trabajar en un cabildeo intenso con la federación para que se aceleren. Si no es así, se ve difícil que en el segundo año se concreten.
¿Por qué se ve difícil?
Porque el 2023 será un año de mucha política y poca administración. Será el año de las decisiones políticas y de las candidaturas presidenciales en los partidos políticos, y la administración federal se va a mover —y distraer— mucho. Además, no sabemos todavía en qué medida las obras emblemáticas del presidente requerirán de ampliación de recursos y jalen los de los estados, al igual que los programas sociales, en un año típicamente pre-electoral donde deberán cuidarse y atenderse a las clientelas políticas y la base electoral del partido en el poder.
¿Y afectará al Estado también el panorama económico nacional?
Claro. Las perspectivas de crecimiento para 2022 son del 2.2% y para el 2023 del 1.6%. La inflación anual será la más alta de los últimos años (8.7%) y eso necesariamente repercutirá en los presupuestos públicos porque habrá menos recursos para invertir, menos creación de empleos y las obras anunciadas aumentarán considerablemente sus costos originales al subir de precio los principales materiales requeridos para hacerlas. Tan sencillo como eso.
¿Un primer año de transición en Sonora?
Sí. De muchos proyectos y anuncios de ajustes de cuentas con el pasado inmediato, que al poco tiempo se enfriaron, con el nombramiento de la ex gobernadora como Cónsul en Barcelona.
¿Y el Congreso local?
Muy decepcionante, porque no ha estado a la altura del debate útil para México y Sonora. Se han perdido en puras menudencias y han dejado fuera los temas verdaderamente importantes para Sonora como los de la representación, la rendición de cuentas, la reforma municipal y los temas alternativos de seguridad. Para mal regresamos a las etapas de sumisión del Legislativo al Ejecutivo y a la ausencia real de crítica desde el Congreso.Lamentable.
¿Y los Ayuntamientos?
Lucen muy poco, porque los que ofrecieron un cambio están peor que antes en materia de hacienda municipal, y ahí es donde más se han notado regresiones administrativas y políticas, como el nepotismo o el sistema de botín familiar en la integración de las administraciones.
¿Y el equipo de trabajo del Ejecutivo?
Hasta ahora se ha notado poco. La integración plural del equipo de gobierno con gente de la academia y de otros partidos no contaba previamente con la experiencia de gobierno, y el propio Ejecutivo ha tenido que asumir funciones extras, sobre todo las de aquellos que hasta ahora no han reaccionado con eficacia a los problemas del estado, ni han sabido ser interlocutores con las representaciones del Estado.
También en la administración estatal se regresó a la integración administrativa por la vía del parentesco y la relación familiar. Según ellos “porque no contaban con suficiente gente para gobernar y/o porque ya les tocaba una oportunidad a las familias y parientes”, “después de tantos años de lucha y esfuerzos” (sic).
¿Habrá un balance del primer año de gobierno?
Ojalá que se haga desde una perspectiva crítica. Destacaríamos que en Sonora hay libertades, avances en los programas sociales y la atención a los indígenas, confianza en la relación del gobernador con el presidente, pocos empleos y poca inversión privada y pública y hay muchas dudas y preocupaciones en materia de seguridad por la violencia diaria, por la falta de un consistente proyecto educativo para darle continuidad a los niveles medio superior y superior, y por el fallido programa de salud del INSABI tras la cancelación del Seguro Popular, que dejó muchos vacíos en la entidad al igual que en la federación sobre todo en la calidad del servicio, los tiempos de espera en las consultas y el abasto de materiales y medicamentos y todavía no se sabe nada de los grandes hospitales.
¿Y las oposiciones?
Oposiciones reales serían el PRI, PAN, MC y PRD, que están en proceso de organización y apenas saliendo de sus crisis.
El resto de los partidos (cinco) que operan en la entidad —aliados del gobierno— están dedicados a buscar empleos en el Estado para sus militantes y se mantienen jalando personas de otras fuerzas políticas para engordar sus estructuras con miras a negociar con Morena el 2024 sobre todo, para tratar de conservar el registro.
¿Entonces?
Hay que esperar un mejor segundo año de gobierno y que las obras anunciadas inicien (cuando menos las más importantes) en los primeros meses del 2023. Más allá de las versiones optimistas, a Sonora le urgen nuevos empleos, más inversión pública y privada y nuevos rumbos en salud, seguridad, educación, cultura y replantear las relación política con los gobiernos municipales de todos los colores.
General
EL ZANCUDO | LA RUTA CRÍTICA DEL PRI
Por Arturo Soto Munguía
70 años tuvieron que pasar para que el PRI perdiera por primera vez la presidencia de la República. En ese lapso, no han sido pocos los certificados de defunción que se le han extendido al tricolor y en todos los casos ha podido salir airoso, aunque cada vez más golpeado.
Este 2024, el Revolucionario Institucional quedó reducido a su mínima expresión. Bajo la dirigencia de Alejandro Moreno perdió lo mucho y lo poco. Como partido nacional no pudo ganar uno solo de los 300 distritos electorales federales, algo que ayuda a dimensionar los saldos de la batalla y el estrépito de la derrota.
La victoria, se sabe, tiene muchos padres y madres, pero la derrota es huérfana. Muy al estilo del dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, Alito Moreno buscó en los priistas que cuestionan su liderazgo y se opusieron a la reforma estatutaria aprobada en una apresurada asamblea nacional para extender su presidencia ocho años más, a los culpables de la debacle.
Con dedo flamígero señaló a los priistas que aparecen involucrados en el asesinato de Luis Donaldo Colosio hace 30 años, y en casos de corrupción como el llamado ‘Pemex Gate’. Al único que mencionó por su nombre en el caso Colosio fue a Manlio Fabio Beltrones, que ni siquiera asistió a la asamblea para no validar, dijo, las decisiones que allí se tomarían y que no tienen nada que ver con el relanzamiento del partido y sí con el reagrupamiento y consolidación del grupo de Alito.
Moreno Cárdenas repitió la fórmula que ensayó recientemente Marko Cortés, quien culpó a Vicente Fox, pero especialmente a Felipe Calderón de haber provocado el derrumbe en las votaciones por el PAN y haber sumido a ese partido en el descrédito.
¿Coincidencia? No lo creo. Ni a Marko ni a Alito les fue mal en esta elección. Ellos aseguraron seis años en el Senado y la atomización del poder en los partidos a su cargo, aunque el destino de los mismos sea incierto.
Además de la reforma estatutaria, el PRI aprobó un cambio en otros documentos básicos para tomar distancia del neoliberalismo y correrse ideológicamente a la izquierda, una idea bastante difusa que busca competir en un espacio que ya está ocupado por Morena; ya ni siquiera por el PRD, que pasó a mejor vida.
En el PAN por su parte, hay corrientes que están empujando fuerte para volver a sus orígenes, renunciar a la alianza con el PRI y buscar el voto de un electorado que se identifica con las posiciones más conservadoras. Definirse por la derecha, pues.
Pero a no dudarlo, el principal damnificado de esta contienda fue el PRI. Ni siquiera en 1987 cuando abandonaron sus filas importantes cuadros que un año después, con Cuauhtémoc Cárdenas a la cabeza estuvieron a nada de ganar la presidencia de la República en una elección que estará marcada para siempre por la sospecha del fraude electoral.
La asamblea nacional del domingo pasado solo unificó al compacto grupo de Alito Moreno y Rubén Moreira, pero provocó el distanciamiento de otras corrientes y personajes importantes de la nomenklatura priista. Las renuncias al tricolor ya comenzaron y es muy posible que en lo sucesivo comencemos a ver el éxodo hacia otros partidos, señaladamente a Morena, que hasta hace muy poco no se reservaba el derecho de admisión y tenía prácticamente entrada libre para cuadros del PRI o de cualquier otro partido.
Para muchos tricolores, el PRI no tiene ya nada qué ofrecer y les resultaría más redituable políticamente emprender la graciosa huida.
El destino del PRI quizá dependa mucho de las realidades locales. Hay entidades donde aún conserva cierta fuerza y cuenta con una base electoral numerosa. Insuficiente considerando los niveles de votación que tuvo Morena, pero tampoco despreciable. Sonora, por ejemplo, donde alcanzaron a rasguñar el escaño de primera minoría en el Senado, aunque no les alcanzó para ganar un solo distrito local ni federal, pero conquistaron la capital del estado en alianza con el PAN.
Ya hubo un intento, durante el gobierno de Eduardo Bours, para posicionar al PRI como una marca estatal, “PRI-Sonora”, le llamaban, para diferenciarlo del PRI nacional, con cuya dirigencia el gobernador tenía serias diferencias.
Hoy, la delegación Sonora votó en contra de la reforma estatutaria y, bajo el liderazgo de facto de Manlio Fabio Beltrones ya entró en una ruta de choque con Alito Moreno y su grupo. Quizás estemos frente a una reedición de aquel “PRI-Sonora” del boursismo, al que por cierto no le fue nada bien. De hecho, su candidato a sucederlo, Alfonso Elías Serrano perdió inobjetablemente la elección frente al candidato del PAN, Guillermo Padrés Elías.
Vamos a ver cómo evolucionan las cosas.
Ecos de la doble gira presidencial
No sé si usted, rebocera lectora, mitoterísimo lector son de los que pagarían por haber viajado al menos una hora -de las más de 20 que se aventaron por tierra- junto a los presidentes de México y el gobernador del estado durante la gira de tres días que se realizó el pasado fin de semana y que cubrió buena parte del extenso territorio sonorense.
No debe ser cualquier cosa lo que a bordo de la Suburban se platicó entre estos tres personajes de primera línea en la política nacional: uno, el presidente en funciones que prepara su retiro; la otra, virtual presidenta electa que debe estar planchando la sucesión, y el tercero, no solo el gobernador de Sonora, sino también el presidente del Consejo Político Nacional del partido que arrasó por tercera vez consecutiva en los últimos seis años.
¿Se imaginan la agenda?
Sin duda buena parte de los temas estuvieron relacionados con los proyectos que con el apoyo del gobierno federal se desarrollan en Sonora, señaladamente los que integran el Plan Sonora de Energía Sostenible y a los que pública y reiteradamente la presidenta electa se comprometió a seguir apoyando, lo cual es una buena noticia porque garantiza la continuidad de los mismos, ahuyentando la posibilidad casi siempre presente, de que la nueva administración federal reoriente los recursos a otras obras y programas.
Pero, animales políticos que son los tres, sería ingenuo pensar que el tema político-electoral no estuvo presente en todas esas horas que viajaron juntos, pero esas pláticas casi nunca trascienden, hasta que se traducen en acciones concretas.
Y es que en la transición hay temas urgentes como la reforma judicial y la electoral; la integración del gabinete y la sucesión en la dirigencia nacional de Morena, donde ya levantaron la mano dos mujeres: Citlallli Hernández, actual secretaria general, y Luisa María Alcalde, actual secretaria del Trabajo.
En fin, los comunes mortales nos quedaremos con la duda. Lo que sí sabemos es que esta no fue la última gira doble presidencial, pues en septiembre regresarán ambos a Sonora a supervisar otros proyectos. Recordemos que el gobernador adelantó que no terminará el sexenio de López Obrador sin que arribe el primer buque de gran calado cargado con contenedores al puerto de Guaymas. Ya veremos.
General
EL ZANCUDO | Y SONÓ, ENTRE TU Y YO EL SILBATO DEL TREN…
por Arturo Soto Munguía
Entramos, definitivamente en ese tramo de las campañas electorales en el que todas las narrativas adquieren un sesgo plebiscitario, especialmente si se trata de acciones, programas y proyectos de gobierno.
Todos, o al menos los más importantes serán incorporados a las arengas de los candidatos y candidatas, ya para ensalzarlos, ya para descalificarlos, dependiendo de la afinidad o la discrepancia con el gobierno que los lleve a cabo hoy o los llevó a cabo ayer.
Es el caso de la reubicación de las vías del ferrocarril en Nogales (en realidad se extiende a lo largo de varios kilómetros en aquella región) que hoy se encuentra en el centro de la discusión política (que como se sabe, en esta época está indisolublemente mezclada con el tema electoral), no tanto por su viabilidad o su utilidad pública y privada, sino por cuestiones relacionadas con la tramitología, la transparencia y/o el impacto medioambiental.
Conviene, sin embargo ir con cautela.
Con representar una cuantiosa inversión de más de siete mil millones de pesos, este proyecto es apenas uno más entre las obras que se están construyendo para consolidar el Plan Sonora de Energía Sostenible, que está llamado a resignificar la vocación económica del estado, insertándolo en el mercado global de las energías limpias, el nearshoring, las comunicaciones y el transporte de mercancías y pasajeros aprovechando la geolocalización estratégica de Sonora, con casi 600 kilómetros de frontera con Estados Unidos y más de 800 kilómetros de litoral que representa una salida a los puertos de San Diego y Los Ángeles, así como a los países de la Cuenca del Pacífico.
No es casual que en estos momentos se esté construyendo un gasoducto desde la zona de Pierman, en Texas, hasta Puerto Libertad en Sonora, donde ya se levanta una planta de licuefacción que procesará 2 mil 800 millones de pies cúbicos de gas natural para exportar a países de Asia, donde por cierto no se produce gas natural.
En este proyecto se están invirtiendo 13 mil millones de dólares, más de 220 mil millones de pesos, cifra que hace palidecer el costo del proyecto de reubicación de las vías y que triplica la inversión de Tesla en Nuevo León, que por cierto puede posponerse.
Ese gasoducto pasa por seis municipios en Chihuahua y diez en Sonora, con los que ya se concertó para acordar la remediación de eventuales impactos al medio ambiente, que seguramente los tendrá.
Esta inversión ciertamente es privada, aunque el Estado mexicano participa a través de la CFE, que proyecta tener una participación del 15% en un plazo de 15 años.
Pero el ejemplo sirve para dimensionar la integralidad del Plan Sonora de Energía Sostenible, que incluye otras obras en proceso, como la modernización del puerto de Guaymas, donde se invierten más de 3 mil millones de pesos, y la carretera Guaymas-Chihuahua, donde la inversión se acerca a los 10 mil millones de pesos.
Nadie medianamente enterado podría pensar que cualquiera de estas obras de gran calado podrían llevarse a cabo sin impactar el medio ambiente y eso justifica las protestas que se han dado, aunque extrañamente solo se registran en el caso de la reubicación de las vías del tren en Nogales, cuando por ejemplo en la carretera Guaymas-Chihuahua se están usando cientos de toneladas de dinamita para ‘volar’ cerros y montes que permitan ampliar la rúa y suavizar las pronunciadas curvas, pero o la oposición no se ha dado cuenta o la flora y la fauna de la región no es políticamente redituable.
Son, sin duda, los costos del progreso, y definitivamente el gobierno tiene que garantizar la remediación de esos impactos, algo a lo que por cierto se comprometió enfáticamente el gobernador Alfonso Durazo ayer cuando, a riesgo de que le saliera bocio, como ilustró coloquialmente la necesidad de no quedarse callado para explicar la relación costo-beneficio de todas estas obras, corrió el riesgo de bordar sobre el azaroso camino de la veda electoral.
Incluso citó, de manera aparentemente inopinada, lo que sucedió cuando se construyó el Vado del Río Sonora en Hermosillo, que permitió a la ciudad ganar cientos, si no es que miles de hectáreas para el desarrollo urbano a lo largo de varios kilómetros que van desde el vertedor de la presa Abelardo L. Rodríguez hasta la salida a la costa de Hermosillo, justo donde se edificaron los edificios de gobierno y hoy está convertida en una zona de alta plusvalía donde abundan los establecimientos comerciales, oficinas y una gran cantidad de zonas habitacionales, algunas de alta gama.
Digo que lo citó de manera aparentemente inopinada, porque ese proyecto lo llevó a cabo el entonces gobernador Manlio Fabio Beltrones, uno de los iniciales críticos acerbos de la relocalización de las vías del tren en Nogales, aunque hay que hacer notar que ya matizó su posición inicial, pues antier en su cuenta de Twitter sostuvo no estar en contra de ese proyecto pero sí a favor de que se transparente el uso de los recursos públicos, se presenten los documentos donde diga que no se afectará la zona arqueológica de Cocóspera y entre otras cosas, que no habrá contaminación auditiva.
Por su parte, el gobernador Durazo argumentó que habría sido un error no aprovechar los siete mil millones de pesos que el presidente López Obrador destinó para la relocalización de las vías en Nogales, sobre todo porque este proyecto permitirá dar salida a los miles de contenedores que llegarán a Guaymas una vez que el puerto se encuentre en condiciones de recibir esos volúmenes de carga con destino a Estados Unidos.
Como se sabe, actualmente las vías del tren ‘parten’ la ciudad de Nogales interrumpiendo el tránsito de un lado a otro de la ciudad durante varias horas al día, y eso que son solo 13 cruces de trenes diarios. Con los volúmenes de carga que llegarán a Guaymas y que tienen como destino al vecino país del norte, se necesitarían “30 horas al día” para cruzar los trenes, lo cual parece un despropósito aritmético, pero sirve para ilustrar el caos que se generaría en Nogales dentro de poco tiempo.
El gobernador explicó las ventajas que no solo en el nivel macro tendrá este proyecto en términos de desarrollo económico; también informó que ya se ha acordado con vecinos de las colonias afectadas en Nogales la compra de sus propiedades y su reubicación en mejores zonas urbanas, así como la transformación de la única parte ‘plana’ que tiene la ciudad, para construir ahí la infraestructura urbana que le cambiará el rostro a todo ese sector en alrededor de 18 hectáreas en el corazón de Nogales.
Vaya, el proyecto contempla la construcción de terminales ferroviarias en Nogales y en Ímuris, y la construcción de ciclovías y andadores para los devotos de San Francisco que cada 4 de octubre caminan hasta Magdalena por la orilla de la carretera, donde no han sido pocos los accidentes fatales.
Y pues allí están, los pros y los contras de este proyecto que, como dijimos inicialmente, ya entró en el toma y daca de las campañas electorales, donde casi siempre se contamina la conversación pública.
Lo cierto es que, si la memoria no me falla, buena parte de la narrativa de la oposición al gobierno de la 4Tdurnate los primero años del obradorismo gobernante era la ausencia de obras en el estado y la falta de presupuesto para construir infraestructura urbana y de desarrollo económico.
Hoy que se están invirtiendo cantidades nunca vistas en esos rubros y con proyección a corto, mediano y largo plazo, también se cuestionan.
Pero bueno, estamos en tiempos de campañas electorales y es normal que aparezcan estas discusiones.
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