EL ZANCUDO | DE PRECAMPAÑAS ILEGALES Y RECUERDOS VARIOS

Arturo @Chaposoto Munguía

Hay en algunas bardas de los barrios de las ciudades y pueblos, vestigios de lo que alguna vez quisieron ser campañas electorales.

Generalmente se trata de campañas frustradas, interrumpidas o perdedoras. De candidatos y candidatas que quisieron ser y no fueron, porque por lo regular, quienes ganan las campañas llegan a ocupar cargos que les dejan un margen de solvencia económica suficiente para mandar borrar sus nombres, sus proclamas, sus promesas, no vaya a ser que las incumplan.

Los que pierden, casi siempre también se pierden y de sus existencias uno vuelve a saber precisamente porque perdieron y el dinerito que le metieron a sus campañas ya no lo recuperaron y no les alcanzó para mandar borrar sus nombres, sus proclamas, sus promesas.

En Hermosillo muchos recuerdan una pinta con letras negras que se extendía en una barda de 80 o 100 metros ubicada al fondo de un gran llano que existía en el céntrico cruce de los bulevares Solidaridad y Yucatán.

Como allí no había nada más que un gigantesco baldío, casi desde cualquier ángulo se podía leer una palabra, un apellido en letras muy grandes: COLOSIO, que es el nombre que lleva ahora uno de los bulevares de referencia.

Eran los años 90 y quizás por eso los millennials no se acuerdan. A Colosio lo mataron en Tijuana y de su candidatura presidencial queda lo mismo que de aquella pinta: nada. El baldío se llenó de construcciones: supermercados, franquicias, centros de negocios, restaurantes, comercios…

Casos parecidos pero diferentes son los de aquellos candidatos y candidatas que se publicitaron en algún tiempo de maneras ingeniosas aunque generalmente poco efectivas en términos de redituabilidad política, pero buenas para burlar la ley electoral y promocionarse fuera de los tiempos que dicha ley establece para campañas y precampañas.

Una de las grandes aportaciones de los mercadólogos electorales de aquellos años fue la renta de espacios publicitarios (anuncios espectaculares sobre todo) para promocionar periódicos y revistas, algunas que no existían, otras que solo alcanzaron a publicar su número cero y murieron en la campaña y otras que aún subsisten de manera a veces inexplicable.

El truco era hacer una entrevista a tal o cual pre-pre-candidat@, publicar su nombre y rostro en la portada de una publicación que nadie leía, y desplegarlos en esos espectaculares donde se anunciaba lo conveniente que resultaría suscribirse a la revista de marras. Ninguna vendió una suscripción por esos anuncios pero no importaba, porque el billete venia de otro lado.

Otra genialidad era la de crear fundaciones que de pronto aparecían en periódicos, revistas, spots de radio y televisión y en bardas que, como los espectaculares, eran escogidas con la precisión de quien sabe exactamente cuál es la demarcación electoral donde debería aparecer la publicidad de la fundación, que invariablemente llevaba el nombre del candidato o candidata.

Unos genios.

Casi siempre, la gente sabía pura chingada qué hacían tales fundaciones y tampoco le interesaba, pero eso era lo de menos porque lo importante era promover el nombre y (si se podía) el rostro del benefactor social y casi héroe no tan anónimo.

En realidad de lo que se trataba era de violar lo que en materia de campañas y precampañas establece la ley electoral, pues como el mapache lector sabe y la robaurnas lectora confirma, por cada candado que le pongan a la ley, siempre habrá un baquetón que encuentre la ganzúa para abrirlo.

II

Ahí sobre el bulevar Encinas entre Monteverde y Reforma, cerca de las antiguas instalaciones de Canal 12 Televisa Hermosillo, usted puede observar desde hace años una pinta de la Fundación Luis Fernando Rodríguez. Y está bien, porque supongo que la tal fundación alguna cosa buena hace. El hecho es que cualquiera que mínimamente escudriñe la política local sabe que el señor Rodríguez comenzó su carrera política como secretario particular de la secretaria particular del gobernador Armando López Nogales, Cecilia Sanchez Luque.

Luego se decepcionó del PRI y se pasó al PAN, partido por el cual fue diputado federal, pero se peleó con los padrecistas porque eran bien pinches corruptos y se acercó a Morena, donde trabajó con denuedo y actualmente ocupa un cargo en el gobierno federal. Desconozco si Luis Fernando tenga alguna aspiración política electoral en su futuro, pero su nombre ahí está en esa pinta, por lo que se ofrezca.

III

Allá por el profundo norte hermosillense, en una barda paralela al canal del bulevar Progreso, pervive una pinta que ha logrado escapar de los apremios publicitarios, propagandísticos o reivindicatorios de los últimos 20 o 30 años.

A lo largo de unos 300 metros de barda, uno puede encontrar desde las famosas meadas de perro con que los cholos marcan su territorio, hasta anuncios de talleres de carrocería, sex shops, casas de empeño o el inmarcesible reclamo de justicia por las niñas y niños muertos en el incendio de la guardería ABC.

Pues ahí sigue un anuncio de la Fundación Govalma, que como todo mundo sabe (risas grabadas) toma el nombre de las iniciales que dan identidad al señor González Valenzuela Mario.

Para ser francos, jamás supe a qué chingados se dedica esa fundación, pero conocí al Mario desde que hacía talacha en el PAN, partido por el cual llegó a ser diputado local y lo único que recuerdo de su paso por la legislatura, y esto porque me lo dijo un amigo que trabajaba en Comunicación Social del Congreso, es que solía viaticar despiadadamente en viajes fuera de Hermosillo, a donde se llevaba reportero, fotógrafo y camarógrafo, y un gran bulto de burritos de frijoles envueltos en una servilleta para alimentarlos durante la gira, con el obvio objetivo de chingarse los viáticos.

Viene al caso toda esta digresión por el pequeño escándalo que ha suscitado la súbita aparición de anuncios espectaculares donde aparece el nombre y el atractivo rostro (ruido de aplausos) del señor Adán Augusto López, que cobra como secretario de Gobernación del gabinete de Andrés Manuel López Obrador.

A no dudarlo, tales anuncios tienen como fin publicitar la pre-pre-precandidatura del tabasqueño a la presidencia de la República, por Morena. El pretexto fue una conferencia magistral sobre la política interior en tiempos de la cuarta transformación.

El serio lector, la analítica lectora de esta columna saben lo que significa una conferencia magistral, y como muchos de ustedes estuvieron en la misma, pero se distrajeron poquito tomándose selfies, les recomiendo consultar el siguiente link: https://www.gob.mx/segob/prensa/palabras-secretario-de-gobernacion-al-impartir-conferencia-la-politica-interior-de-la-4t-durante-su-visita-de-trabajo-al-estado-de-sonora

Que no le dé hueva, lector, lectora. Si usted quiere conocer una pieza discursiva digna de una tribuna menos modesta que el Expofórum de Hermosillo, digamos como mínimo la ONU, debe consultar esta pieza oratoria.

Les dejo aquí solo uno de sus párrafos, para que se den cuenta que estamos en buenas manos, en las mejores manos del encargado de la política interior de México, de la gobernabilidad de la nación.

Es a propósito del cambio climático y sus manifestaciones en la sequía que agobia al país, especialmente a Sonora, para lo cual el señor Adán Augusto López tiene la solución:

“Tenemos que ingeniárnosla para sacar el agua hasta debajo de las piedras, pero que no le falte agua a los sonorenses y si no podemos de esa manera, pues vamos trayendo un ducto desde Tabasco y les mandamos el agua, que por allá abunda”.

Así dijo.

IV

Una vez extraído lo sustancial de la conferencia magistral en la parte relativa a Sonora, permítaseme decirles a quienes sostienen que Alfonso Durazo tuvo que ver con los polémicos espectaculares, que el gobernador no va a empeñar lo que está construyendo en la promoción de un perfil como el de don Adán Augusto, aunque le despliegue toda la cortesía y el protocolo.

Si alguien entiende de la liturgia de las sucesiones presidenciales es Durazo. Ha estado presente en varias y en algunas, desde posiciones privilegiadas para conocer a los protagonistas. No va a quemar pólvora en infiernitos.

Pensar que Durazo mandó instalar esos anuncios para apoyar la candidatura de Adán Augusto es tan ingenuo como para sostener que la oposición (léase PRI y/o PAN) los pagó para sabotear esa candidatura. En serio, hay quien piensa que eso pasó, y hasta lo escriben.

En realidad, la promoción de las tres corcholatas de AMLO está siendo promocionada desde la dirigencia nacional de Morena (lana tienen) esperando que el presidencial dedo señale a uno de ellos. Y en el partido sobran oficiosos para quedar bien con los tres.

Los momios favorecen a Claudia Sheinbaum y Adán Augusto aparece en tercer lugar. Pero Durazo es tan institucional, que si en el remoto e improbable caso de que el dedo apunte a Marcelo Ebrard, entonces sí se vaya a la cargada, a pesar de todas las leyendas que existen en torno a su relación con el actual canciller que, dicen, no es la mejor.

Pero bueno, mejor esperamos a que vengan a Sonora doña Claudia y don Marcelo para ver qué es lo que sucede.