EL ZANCUDO | EL PODER SE GANA CON VOTOS, NO A TUITAZOS

Por: Arturo Soto Munguia

Indudablemente el tema de la ‘Casa gris’ descolocó seriamente al presidente de la República; su equipo de manejo de crisis fue por decir lo menos, errático y perdieron la conversación pública al menos en las dos últimas semanas, como también fue evidente en las redes sociales.

El daño fue grande pero que se sepa, hasta ahora las elecciones se ganan con votos y no con tuitazos.

Salvo algunas encuestas siempre discutibles y la estridencia de las voces amplificadas en redes, no hay indicadores más confiables para concluir, como algunos se han adelantado a hacerlo, “que el sexenio ya se acabó”, “que el presidente está derrotado” y que “este año será la tumba de la Cuarta Transformación”.

Adelantar esas vísperas sería al menos ingenuo, básicamente porque el presidente sigue teniendo el control del aparato de Estado y no se diga del partido; su capacidad en términos de recursos económicos, materiales y humanos es notoriamente superior al de una oposición partidista que, mostrándose muy rijosa no atina sino a marchar a la cola del debate público potenciado por otros personajes.

Las figuras más sobresalientes del PRI y el PAN prácticamente han cedido la vanguardia de la oposición (voluntaria o involuntariamente) a otras voces, señaladamente las de los autores del reportaje que evidenció el modo de vida del hijo mayor de López Obrador, de manera que si en estos momentos hubiera elecciones presidenciales es muy probable que Carlos Loret o Brozo consiguieran si se postularan, más votos que Ricardo Anaya o Alito Moreno, por mencionar a algunos.

El autodestape de Lilly Téllez no solo fue un despropósito, sino la confirmación de los peligros que encarna la banalización de la política. En las revueltas aguas de los últimos días, la senadora agitó la bandera del encarcelamiento de López Obrador si es que ella llegase a la presidencia, como le gustaría, según dijo.

Y posiblemente en la crisis de liderazgos opositores al obradorismo, habrá quién le compre tal consigna, pero de lo que no cabe ninguna duda, es que ya se la compraron en Palacio Nacional, de la misma manera como Enrique Peña Nieto se la compró a Ricardo Anaya cuando éste anticipó lo mismo para el entonces presidente. Anaya no solo no ganó la elección; hoy anda a salto de mata y su anticipadisima candidatura está lejos de representar un peligro para la hegemonía de Morena.

Hay al menos dos aduanas antes de la sucesión presidencial que sí pueden tomarse como indicadores de lo que puede suceder en 2024: la consulta para la revocación de mandato, que en ningún escenario alcanzaría los 36 millones de votos emitidos (independientemente si es a favor o en contra) para hacerla vinculante, pero será un poderoso ejercicio para aceitar la maquinaria Estatal y de partido rumbo a la aduana que sigue.

Y esta la constituyen las elecciones en seis estados de la República: Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, el próximo 5 de junio.

Morena no gobierna en ninguno de esos estados pero las previsiones eran, al menos hasta antes del escándalo de la ‘Casa gris’ (y de los conflictos internos en Morena) que ganara al menos cinco de las seis.

Por ello no es gratuito que desde ahora la oposición (y aquí incluimos a Latinus y a Mexicanos Contra la Corrupción, entre otras organizaciones) estén disparando toda su artillería contra el presidente y contra su paritdo que, también hay que apuntarlo, han abierto flancos importantes, por omisión y por comisión y justamente en ellos están recibiendo la metralla.

Hoy, Morena gobierna 16 estados y la mitad de la Ciudad de México donde en conjunto hay 58 millones de habitantes. Si el vaticinio se cumple, en 2022 estaría gobernando 21 de las 31 entidades (y la mitad de la Ciudad de México si la oposición conserva las posiciones ganadas el año pasado). Eso convertiría al partido del presidente en un enemigo formidable, aún más poderoso de lo que se mostró en 2021, y prácticamente estaría diciéndole adiós al sueño opositor de recuperar la presidencia.

Eso lo sabe la oposición y por eso ha escalado su ofensiva y lo seguirá haciendo en adelante. Pero también lo saben en Palacio Nacional y están trabajando en ese sentido.

Así, lo que hemos visto hasta ahora en materia de denuncias, ataques y contraataques; guerra sucia, campañas negras, fake news, piquetes de ojos y puñaladas traperas no es nada comparado con lo que viene.

¿Y la gobernanza? Bien, gracias. Lamentablemente en un clima erizado de confrontación política, los asuntos urgentes de la nación: crecimiento y desarrollo, combate a la corrupción, la pobreza y la inseguridad seguirán estando en segundo plano.

La guerra de unos por conservar el poder y de otros por recuperarlo, no se va a detener en esas minucias.

II

Parece temprano para evaluar el desempeño que según la percepción de sus gobernados tienen los alcaldes del país, ya que aún no completan seis meses al frente de sus municipios, sin embargo la empresa Mitofsky realizó un estudio en ese sentido y en el lugar número 12 (al medir a quienes gobiernan capitales estatales) aparece el de Hermosillo, Antonio Astiazarán Gutiérrez.

Cuando se miden todos los alcaldes del país, ‘El Toño’ ocupa el lugar 28, lo que muestra un avance de 11 casillas respecto a la medición de diciembre pasado, en la que ocupaba el lugar 39.

Son buenos números para el guaymense avecindado en Hermosillo que, con su larga trayectoria en el servicio público seguramente no se llenará del caldo flaco que suelen servir las casas encuestadoras.

Astiazarán trae programas interesantes, sobre todo los relacionados con un ambicioso proyecto relacionado con la masificación del uso doméstico de energía solar que sería un ejemplo nacional no solo por los beneficios económicos traducidos en una reducción del costo de la energía eléctrica, sino porque se inscribe en esa visión vanguardista que apunta a las ciudades sustentables de las que si bien aún nos encontramos lejísimos, hay buenas señales en ese sentido.

Prueba de ello es la licitación para adquirir 220 patrullas eléctricas (actualmente Hermosillo cuenta con 70 en operación) mediante un esquema de arrendamiento financiero en el que se pagarán con recursos del propio municipio.

Esta es una buena noticia no solo porque se multiplicará por cinco la flota vehicular de la policía municipal y se reducirán sustancialmente los tiempos de respuesta, sino porque se está haciendo en esa perspectiva del desarrollo sustentable, lo que a la larga se traduce no solo en beneficios económicos, sino en un gobierno amigable con el medio ambiente.

En algo deben haber influido estos programas para traducirse en puntos de aprobación para el alcalde, aunque aún sea muy temprano para echar campanas al vuelo.