EL ZANCUDO | ¡FELIZ ASUETO!

Por Arturo Soto Munguía

Entiendo que la playera lectora, el campista lector ya tienen un pie en el estribo para abandonar el mundanal trajín de la cotidiana brega reforzadora de su vocación aspiracionista y en estos momentos están más ocupados en hacer maletas para emprender el vuelo rumbo a cualquier exótico paraje: ya entre el rumor de las olas, ya entre el trino de los pájaros, ya en algún crucero por el Caribe o el Mediterráneo, ya en los siempre dispuestos Malls del Estados Unidos o Europa donde eventualmente suelen ir a sacarle filo a las tarjetas bancarias y hasta a las de la pensión del Bienestar.

Cualquiera que sea el caso, desde esta columna les deseamos que en los días de asueto que ya corren, vayan con bien, recarguen pilas y regresen con el ánimo productivo imbatible, sin miedo al éxito y con la tranquilidad de que el changarro estará bien cuidado durante sus ausencias.

Claro, no está de más tomar algunas precauciones como las de cerrar bien puertas y ventanas, dejarle comida a las mascotas si es que no las llevan consigo, encargarle al vecino piojo que le eche un ojo a las plantitas y checar la nota roja a ver si el malandro de la cuadra anda por la libre o nuevamente le tocó ‘yegua’ cuaresmeña en las confortables ergástulas de las que es cliente VIP y donde suele pasar algunos días para tranquilidad del barrio.

(El vecino piojo es ese que siempre se queja de las aglomeraciones en la playa y las molestias de la arena en las verijas, de la inseguridad en la sierra, del mal estado de las carreteras y de los engorrosos trámites en los aeropuertos, para ponderar las ventajas de quedarse en casa disfrutando el apacible disfrute de la soledad alejado del espíritu gregario, aunque en realidad se lo ande llevando la chingada por irse de vacaciones).

Por lo demás no se preocupe. Los tres niveles de gobierno ya echaron a andar sus operativos coordinados para garantizar la seguridad en carreteras y caminos, en playas, pueblos mágicos, balnearios y descampados, de manera que no se vale entrar en estado de sicosis y en lugar de los bikinis echar chalecos antibala.

Se sabe que si bien hay balaceras y una que otra carnicería, se trata de casos aislados, ataques directos entre bandas de sicarios que se andan matando entre ellos, aunque a veces se equivoquen y vacíen, inopinadamente las cargas completas de sus ‘cuernos de chivo’ contra algún agente del orden o cualquier ciudadano que pasaba por allí sin tener vela en el entierro.

Por si las moscas, no se le olvide bajar de la App Store una aplicación completamente gratuita llamada “Agáchate, pero no mucho”, que muestra en tiempo real los lugares a los que no deben acercarse porque hay fuego cruzado, pero si ya están allí, la App les muestra un tutorial muy efectivo para esquivar las balas mediante una serie de contorsiones de fácil ejecución que evitan la vieja práctica de agacharse dejando al descubierto las santas partes con el riesgo de que si un sicario no acierta en sus disparos, puede llegar un maniaco y ya agachaditos que estén, aproveche para saciar sus lúbricos instintos. Y es que entre los homicidios dolosos y la violencia sexual se andan disputando los primeros lugares en las estadísticas de incidencia criminal.

Pero bueno, tampoco se trata de generar psicosis, sino de pensar positivo, así que suelte el cuerpo y relájese porque estamos en el camino correcto y en las manos adecuadas: el INE ya se ciudadanizó, le pegamos una chinga a los españoles de Iberdrola que pensaban que México seguía siendo tierra de conquista pero se toparon con pared porque ya les dimos 6 mil millones de dólares (¡seis mil millones de dólares!) por una industria que de ahora en adelante va a administrar Manuel Bartlett y eso ya es garantía de patriotismo energético; le plantamos cara a los chinos para que nos digan quién, cómo, cuándo y dónde podemos agarrar a los traficantes de fentanilo (en realidad, precursores de fentanilo) y además traemos a toallazos a los republicanos gringos que nos quieren invadir.

El dólar anda en 18 pesos y esa es una excelente señal, aunque ya nos subieron la leche, las frutas y las verduras, la carne y hasta los huevos (casi casi nos los ponen de anginas) y lo más importante de todo, ya se acabó la corrupción.

Hay problemillas, sí, ¿pero qué país no los tiene?

Suelten pues, el cuerpo y disfruten de estos santos días. Olvídense por un momento de las cotidianidades entre sobresaltos y mortificaciones y si acaso tienen un repentino ataque de ansiedad porque algo no está saliendo del todo bien, repitan como mantra, siempre: “el PRIAN robó más”.

Dicho lo anterior, procedan a calzarse las chanclas y a ponerse el ‘chor’ nuevo confeccionado de un pantalón viejo cortado a tijeretazo limpio y hasta con ‘barbitas’ en las mangas y vámonos a disfrutar de estos días santos, nomás por el gusto de saber que Jesús no murió en vano y todos tendremos salvación, siempre y cuando nos arrepintamos a tiempo.

Para quienes se queden en casa, ahí les encargo que no hagan mucho tiradero en el barrio, yo me despido por unos días porque también uno tiene derecho a vacacionar. Ya les traeré algún souvenir desde la vieja Europa donde visitaré algunas islas griegas no sin antes pasear un poco por las ciudades más emblemáticas de Francia, Italia, Alemania, Inglaterra y lo que se atraviese en el camino.

Si a usted no le alcanza ni para ir a Kino, los Médanos o La Pintada, recuerde que en descargo, ya se ganó el cielo, porque aquí en la tierra los aspiracionistas no tienen cabida y sí la tienen en el infierno, donde arderán en fuego eterno mientras usted riega las plantitas del vecino y le cuida los perros, los gatos y los pajaritos.

¡Vámonos!