Por Arturo Soto Munguía
La gira de Xóchitl Gálvez por Hermosillo reafirmó la idea de que su candidatura fue lo mejor que le pudo pasar al Frente Amplio por México… para que los partidos que lo integran no perdieran el registro.
La senadora hidalguense que el próximo 19 de diciembre solicitará licencia para comenzar formalmente su precampaña por la presidencia de la República al día siguiente trae un discurso bien articulado, frontal hacia el presidente AMLO, hacia Claudia Sheinbaum y la coalición que impulsa la candidatura de la exjefa de gobierno en Ciudad de México.
Pero a la vez un discurso conciliador hacia abajo: a los más pobres a quienes asegura que así como votó a favor de los programas sociales del gobierno federal, así los sostendría y mejoraría si llegara a ser presidenta porque ya no se pueden revertir al haber sido elevados a rango constitucional; hacia las clases medias que resienten el impacto de la inflación, los impuestos, el desempleo, la inseguridad y el precario sistema de salud; hacia los sectores productivos, en este caso mineros y empresarios diversos con quienes se reunió en Hermosillo.
Trae además la condición de la persecución y el acoso gubernamental que le permiten asumirse como víctima del hostigamiento dictado desde Palacio Nacional y replicado de una y mil formas en los medios oficiales para descarrilar su candidatura a partir de acusaciones que hasta hoy, ciertamente no han podido acreditar.
Trae pues, además de su carácter desparpajado y dicharachero, la experiencia como servidora pública federal, como legisladora y como gobernante y trae una condición de disidente que no tenían los otros aspirantes que para bien del FAM se quedaron en el camino.
Por recordar a algunos: Alito Moreno, Santiago Creel, Lilly Téllez, Beatriz Paredes, Enrique de la Madrid, Francisco Cabeza de Vaca, Miguel Mancera o Silvano Aureoles. Personajes a quienes independientemente de los positivos que pudieran tener, la marca partidista les pesa como losa sobre sus espaldas, cuando no su historia personal no exenta de pasajes oscuros, o el vedetismo histriónico y políticamente veleidoso en el caso de Lilly Téllez.
Por eso Xóchitl Gálvez fue lo mejor que le pudo pasar al FAM. De eso a que en los próximos siete meses se coloque realmente en los umbrales de competencia que pongan en aprietos a la candidata del partido oficial, hay un trecho largo.
A Xóchitl se le facilita conectar por ejemplo con las madres buscadoras que hoy por hoy son emblema del desastre en la política de seguridad pública que acumula casi 170 mil asesinatos en lo que va del actual gobierno federal y que ciertamente son la manzana envenenada de otros sexenios fallidos en esa materia, pero que le permiten mostrar en el país y en el mundo el aquí y el ahora, que no son nada amables.
O con productores agrícolas, mineros, pequeños empresarios golpeados por las políticas del gobierno federal, y desde luego, con ese sector de la sociedad que es el sedimento de la aversión hacia el gobierno de la 4T; los privilegiados del ayer que son el objeto del escarnio de los favorecidos del hoy, las antípodas de la multicitada polarización política en México.
A Xóchitl no se le puede regatear razón cuando sostiene que enfrenta una campaña inequitativa y desigual. Cuando dice que ella no puede tronar los dedos a funcionarios federales o gobernadores para que le financien eventos masivos todos los días; pagar espectaculares, espacios en medios, propaganda a pasto…
Y mientras decía esto, flanqueada por los dirigentes estatales del PRI, del PAN, del PRD, es inevitable que aparezca el ‘Déjà vu’, ese pasaje del pasado en el que la izquierda daba la batalla desde la marginalidad y la precariedad mientras el gobierno y su partido, el PRI señaladamente los barrían en cada proceso electoral, con la mano en la cintura utilizando todo el recurso público para tal fin.
Hoy las cosas se han invertido. Ver a priistas y panistas quejarse de inequidad y abusos del poder; de la utilización del aparato de Estado para aniquilar una candidatura opositora es por lo menos, churriguresco, pero está pasando y aquellos que ayer se cansaron de poner la otra mejilla hoy sacaron la proverbial vara con la que los midieron y hoy están midiendo.
Xóchitl Gálvez sí es lo mejor que le pudo haber pasado al FAM para presentar una opción competitiva en la candidatura por la presidencia, pero eso no significa que ponga en riesgo la supremacía del partido en el poder en la sucesión 2024.
Puede, sí, sumar más votos de los que hubiera conseguido Alito Moreno, Santiago Creel, Beatriz Paredes, Lilly Téllez o algún otro de los que se quedaron en el camino y eso le permitirá al FAM apostarle a que el resultado no sea por goleada y hasta para impedir la mayoría calificada para Morena y sus aliados en el Congreso de la Unión.
Ya para el 2030 y si todavía andamos circulando por estas calles veremos si la historia que hoy se está escribiendo toma un giro distinto.
Lo cierto es que aquí y ahora, Xóchitl es la tablita de salvación para esa parte de la clase política que fue desplazada en 2018 y prefirió mantenerse en sus trincheras antes que tomar el camino de la expiación más expedita que es pasarse a las filas de Morena donde todos los pecados se lavan con agua del río Macuspana.
Se agotó el espacio, mañana abordaremos sobre el deslinde que hizo la virtual candidata del FAM sobre la designación de candidaturas, del que dijo no meterá las manos, pero sí hizo un llamado a los partidos que la apoyan, para que consideren liderazgos apartidistas, de esa abstracción-quimera llamada sociedad civil.
II
Me informan que el Consejo Consultivo de la Zona Histórica de Hermosillo, instancia que había aprobado la colocación de una cachora gigante en el Cerro de la Campana, le dio para atrás a esa idea y por lo tanto se cancela la tan esperada lucha entre Godzilla y Jesús García, cuya escultura pretende ser enviada a aquellas alturas después de haber sido removida del Parque Madero.
Como consignamos en este espacio ayer, la obra escultórica de Julián Martínez Soto que representa al Héroe de Nacozari fue arrancada del sitio donde permanecía desde 1977 en medio de una polémica por presuntas violaciones a diversas normativas relacionadas con la conservación y preservación del patrimonio cultural de la ciudad, así como de su entorno urbano.
Paralelamente se había aprobado una propuesta para instalar en el Cerro de la Campana una obra gigantesca del empresario y artista Óscar Delgado Murillo, representando a una cachora, supongo que por considerarla una especie endémica de estos lares. Ayer me informaron que el proyecto se cancela.
Algo debe estar pasando por rumbos del Ayuntamiento de Hermosillo, concretamente en las áreas de cultura donde presume mucha influencia el cronista de la ciudad, Ignacio Lagarda Lagarda. Primero fue el retiro de la pieza escultórica en honor de Jesús García y la pretensión de restaurarla por gente no calificada para luego encaramarla al Cerro de la Campana; luego el tema de la cachora gigante y ayer el alcalde Antonio Astiazarán se aventó un acto en el que por lo menos mostró falta de oficio político, algo que sí es de extrañar pues el munícipe ha dado sobradas muestras de que lo tiene.
Ayer develó la placa alusiva a la declaratoria oficial de Barrio Mágico para Villa de Seris, lo cual está muy bien salvo por el pequeño detalle de que a los organizadores del evento se les olvidó invitar a las autoridades estatales que gestionaron ese reconocimiento ante el gobierno federal. Por cierto, Villa de Seris es el primer Barrio Mágico del país.
Por un acto de mínima cortesía política se debieron correr las invitaciones respectivas al gobernador del estado, que fue quien encabezó la gestión ante el secretario de Turismo en el nivel federal, Miguel Torruco o ya de perdida al secretario estatal de Turismo, Roberto Gradillas. Esas mismas gestiones permitieron la ratificación de Álamos y Magdalena como Pueblos Mágicos, y la declaratoria respectiva para San Carlos y Ures, lo cual les permitirá tener acceso a fondos extraordinarios para promover su potencial turístico.
Esperemos que solo se haya tratado de una omisión involuntaria porque hasta hoy, la relación entre alcalde y gobernador ha sido muy buena aunque la historia está plagada de rupturas entre ambos palacios, sobre todo cuando se acercan los tiempos electorales.