Por Rodrigo Sotelo / Twitter: @masmedio
Ahora que el propio presidente López Obrador puso de moda el repudio gubernamental a los desabastos de medicinas, conviene tomar el ejemplo y voltear a ver con más rigor lo que ocurre en el Isssteson y en el sistema estatal de salud.
“Yo no quiero escuchar de que faltan medicamentos y no quiero excusas de ningún tipo, no podemos dormir tranquilos, si no hay medicamentos para atender enfermos”, dijo AMLO en Colima.
Mimetizado con el Presidente, el gobernador Alfonso Durazo hace un par de días comprometió a derechohabientes del Instituto que no padecerán el retraso en el pago de sus pensiones y que contarán siempre con los medicamentos que necesitan.
Pues bien, y ahora que AMLO nos visita, bien harían estos dos mandatarios en revisar con más detenimiento la actitud e insensibilidad de un necio que intensifica, precisamente, la angustia que dicen compartir.
Es el perfecto caso del director general del Isssteson, Jesús Manuel Columbia Acuña Méndez.
¿Qué le diría el presidente López Obrador a funcionarios locales recién llegados que, ante los reclamos, en lugar de cumplir su trabajo y surtir medicinas, se indignan y responden que lo sienten, pero que les dejaron un desmadre?
¿Cuánta paciencia le tendría el López Obrador que no admite excusas a directores que, lejos de mostrar empatía con enfermos y sus familiares, se divierte provocando opinadores que dejó sin chayote?
No conforme con estas excreciones, Jesús Acuña escaló y no necesitó más de 1 minuto (60 segundos, que es lo mismo) para embarrar a su compañero el secretario de Salud, Jesús Alomía Zegarra.
Con su insufrible extravagancia –algo que también detesta el señor Presidente-, fuera y dentro del gobierno estatal, Acuña empezó a repartir lo que le sobra.
Presume que es el único que se ha atrevido a denunciar la corrupción que tiene al estado en quiebra.
Jesús Acuña pregunta, a través de un tercero dispuesto a hacerla de su vocero, que quizá se prefiera la actitud sumisa del secretario Alomía “que está nadando en un mar de estiércol en los hospitales y no da explicación alguna a los usuarios”.
Al director del Isssteson le molesta mucho que su colega de gabinete no lo secunde en su denuncia mediática contra la empresa de Cajeme dueña de los estudios radiológicos con precios estratosféricos.
Reclama que los medios nos asustamos con su protagonismo, pero callamos frente al silencio casi cómplice de Alomía…
¿Estará enterado el gobernador Durazo en lo que invierten su tiempo los encargados de gestionar y surtir medicinas?
Y su más reciente joyita de Twitter:
“En abril escribí un artículo sobre los chayoteros. Eran campañas (imagínense) y nunca imaginé el grado tan vulgar de mentirle a la gente. Lo que hace el $$$ caray.
Hoy, al que difamaron gobierna y le imploran la hortaliza.
Como dice el Pelón: Saludosss”.
Vamos a esperar no más de seis años, para ver a estos extasiados funcionarios de medio pelo implorando, pero clemencia.
No entienden que ellos se irán, cargando lo que les quede de vergüenza, y nosotros aquí seguiremos recordando sus miserias.
Lo nuestro, aunque se les atore en su dilatado resentimiento, se llama periodismo que profundiza, resiste y no se amedrenta.
Lo de ellos, es solo la fugacidad del humo que alborota la idiotez.
Gracias y hasta la próxima con el favor de Dios.