RINCÓN BEISBOLERO | “CACHIRULES”, EL SILENCIO DE LOS INOCENTES

Por: José Carlos Campos

MUTIS- Apegados tal vez a la máxima que dice que “calladito me veo más bonito” es hora, y contando, que de parte de la Liga Mexicana de Béisbol prevalece un silencio casi absoluto luego de que se revelara el escándalo, porque eso es, acerca de los jugadores que de manera poco ortodoxa se han hecho mexicanos y de la participación directa que han tenido la mayoría de los clubes.

Esto es, estamos atestiguando una nueva versión del “silencio de los inocentes”, película que al parecer la LMB se sabe de memoria el script.

Nadie dice nada, ni un murmullo, nadie que mencionara nada… mutis total y es que, ¿cómo?, si estamos en plenos playoffs y no les quitaremos protagonismo. Además, no vaya a ser que se caiga la venta de boletos.

Resulta extraña esta postura asumida por los directivos de la liga, vamos, siquiera algún intento por atajar lo publicado por la revista “Proceso” o emitir un mísero boletín en el que se apeguen al clásico “vamos a investigar”. En lugar de eso, el silencio, como si no hubiera pasado nada. Y conste que uno puede asumir que es cierto eso de “el que calla, otorga”.

Mientras, las autoridades de Sinaloa declaran que despidieron al encargado del Registro Civil de Concordia por prestarse a ese tipo de chicanadas y el mismo presidente de la República según esto dijo que instruiría a la CONADE (valiente cosa) para que checara el tema.

No den ideas de que se concluya que esto es como eso de que “¿Quién mató a Fuenteovejuna? ¡Todos a una!”.

SITUACIÓN- Evidentemente, se trata de un tema en que se incurre en la ilegalidad, en el no acatamiento de los estatutos de una asociación civil y en los reglamentos de una organización del deporte profesional que, así como lo vemos, está incurriendo en un fraude hacia su masa de aficionados. Desconocemos como pueden los abogados tipificar este tipo de hechos.

Hay varias conclusiones acerca de todo esto y nos atrevemos a establecer que:
1 Quienes abogaron en su momento por inundar de peloteros México-americanos a la LMB lo hicieron, digamos, con buenas intenciones, tratando de darle una vuelta a la tortilla de cómo estaba la situación en la liga hace unos años;

2 El proceso se dio en forma tan acelerada, sin reglas claras y esto propició que se les saliera de las manos;

3 Hubo quien le encontró gusto al proceso, vio la posibilidad de enchuecar los protocolos de actuación (muy frágiles, por cierto) y se aprovechó para incrementar de gran manera el número de jugadores hechos mexicanos. La urgencia de ganar (queremos pensar) los llevó a desvirtuar la idea original y ya no hubo tiempo para darse cuenta del desmadre que armaron;

4 Para alterar aún más la escena, los clubes sacaron provecho de autoridades, de las circunstancias tan extrañas que éstas actúan y crearon así una red de corrupción que urge revisar.

La receta perfecta para el caos.

DUDA- Atenidos a la reconocida sentencia que en LMB los dueños de clubes no saben ser socios pareciera que no hubo alguien que con anticipación alertara sobre lo que podría pasar. Dejaron correr el río.

Preguntamos, ¿en 2017, cuando dieron luz verde a este por esquema “nacionalizador” no mejor liberaron todas las reglas? ¿Debieron, como liga independiente que es la LMB, haberse declarado liga abierta para todas las nacionalidades, quitar límites de importados por equipo y normar que habrá límites para beisbolistas mexicanos nativos?

Esto, creemos, hubiera resultado mejor que crear en forma tan desparpajada y desprolija un esquema que hoy raya en la ilegalidad, que pega de lleno en la línea de flotación de la liga.

Pero tal parece que entre gitanos no se leen las manos. ¿Qué tanto puede ser la falta de credibilidad, la poca seriedad y ética e incluso la ilegalidad que no pueda ser cubierta por una manta de impunidad?

Que siga el silencio entonces. La basura se pone debajo de la alfombra.